Peter Lindert: ¡°El Estado del bienestar no es un sistema est¨²pido¡±
El economista, experto en desigualdad, defiende el gasto p¨²blico en educaci¨®n y sanidad como motor de sociedades m¨¢s ricas y productivas
Corren tiempos dif¨ªciles para el Estado del bienestar. El envejecimiento de la poblaci¨®n supone un desaf¨ªo para la sostenibilidad de las pensiones y otros servicios p¨²blicos. Frente a los economistas que promulgan la necesidad de revisar este sistema y reducir su tama?o, Peter H. Lindert (EE UU, 1940), catedr¨¢tico de la Universidad de California en Davis y expresidente de la Asociaci¨®n Americana de Historia Econ¨®mica, es un entusiasta defensor del gasto social como motor de crecimiento y eficiencia de los pa¨ªses. El profesor ha escrito varios libros sobre desigualdad y el papel del sector p¨²blico, como, por ejemplo, Growing Public.
Su postura desaf¨ªa la visi¨®n predominante: esa que mantiene que aunque los pa¨ªses con un elevado gasto social redistribuyen mejor la riqueza, lo hacen a costa de un menor crecimiento. Tras pronunciar una conferencia en la Fundaci¨®n Rafael del Pino de Madrid, Lindert concede esta entrevista y explica c¨®mo el Estado del bienestar puede favorecer la productividad de una econom¨ªa.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el coste de un sistema p¨²blico de gran tama?o?
Respuesta. Un economista liberal cl¨¢sico dir¨¢ que todos los impuestos son negativos para el crecimiento, que desmotivan a los ciudadanos, que trabajan menos y corren menos riesgos porque creen que parte de su esfuerzo acabar¨¢ siendo malgastado en un sistema p¨²blico ineficiente. Es falso. El Estado del bienestar funciona. Los Estados modelo, como los escandinavos, que han aplicado bien ese sistema desde los a?os cincuenta y sesenta, han centrado sus esfuerzos en educaci¨®n y sanidad, y estas son las cosas que hacen que los ciudadanos sean m¨¢s productivos. Lo que no se puede hacer es centrar el Estado del bienestar en dar ayudas econ¨®micas directas a la gente. Un dato: entre los Estados menos corruptos, seg¨²n Transparencia Internacional, est¨¢n los que tienen grandes presupuestos sociales, como Dinamarca, Finlandia y Suecia. Adem¨¢s, no hay ninguna evidencia de que esos pa¨ªses tengan una evoluci¨®n peor en t¨¦rminos del PIB. El gasto social puede apoyar el crecimiento econ¨®mico. El Estado del bienestar no es un sistema est¨²pido.
P. Pero la poblaci¨®n envejece y cada vez m¨¢s voces afirman que hay que revisar el sistema de pensiones.
¡°Las mejores estrategias son las que desarrollan la productividad de los ciudadanos, invirtiendo en educaci¨®n y salud¡±
R. Es cierto que esto es una amenaza creciente, un problema que debemos afrontar. Pero creo que se puede resolver con un retoque del sistema. Debemos ir hacia un modelo m¨¢s progresivo, en el que la pensi¨®n que cobras cuando te jubilas no solo venga determinada por el tiempo y nivel salarial que has tenido, sino por cu¨¢l es tu renta cuando te retiras. La pensi¨®n se va modulando en funci¨®n de tu patrimonio. En el caso extremo, si eres rico, no recibes nada. Pero me preocupan m¨¢s otras cosas. La mayor¨ªa de los pa¨ªses van a tratar de solucionar este problema, porque los jubilados son un buen granero de votos. En cambio, se est¨¢n descuidando las necesidades de los m¨¢s j¨®venes y de quienes van a acceder al mercado laboral en unos a?os.
P. ?Son ellos los que explican en parte que la desigualdad vaya en aumento desde hace 40 a?os?
R. La desigualdad ha crecido por una combinaci¨®n de razones. El cambio tecnol¨®gico provoca que cada vez sean menos necesarios los trabajadores poco cualificados. Esto hace que pierdan sus empleos o que sus salarios lleven a?os estancados. Si a?adimos la globalizaci¨®n, esa situaci¨®n se agrava porque el incremento de la eficiencia electr¨®nica permite gestionar y supervisar a otros trabajadores a distancia, incluso en otros pa¨ªses, mucho mejor que antes. Los empleados que viven en Asia son dirigidos por directivos de Silicon Valley o Nueva York. As¨ª que muchos de los menos cualificados en el mercado laboral de Estados Unidos o Europa son prescindibles, y ellos lo sienten as¨ª. El mundo ya no les tiene en cuenta.
P. ?C¨®mo sufren las clases medias ese incremento de la desigualdad?
R. Ven que lo pasan peor que las clases acomodadas y que la brecha ha crecido. Pero en realidad no est¨¢n padeciendo una gran ca¨ªda de sus ingresos y de las prestaciones sociales, sino un estancamiento. Es normal que se enfaden. Sin embargo, tampoco creo que se deba echar la culpa de todo a los ricos. Defiendo la idea de una distribuci¨®n m¨¢s igualitaria de la renta, pero no veo que la mayor¨ªa de los millonarios de hoy hayan sido favorecidos de forma injusta, como suced¨ªa anta?o con los duques de Bedford o Marlborough, por ejemplo.
P. La globalizaci¨®n y la tecnolog¨ªa tienen un impacto universal. Sin embargo, hay pa¨ªses a los que les va mejor que a otros. ?Por qu¨¦?
¡°Es normal que las clases medias est¨¦n enfadadas. Sin embargo, tampoco creo que se deba echar la culpa de todo a los ricos¡±
R. Hay que buscar estrategias que ayuden a mantener unas rentas equitativas y que, a la vez, impulsen el crecimiento. Las mejores son las que desarrollan la productividad de los ciudadanos, invirtiendo dinero en su educaci¨®n y su salud, no las redistribuciones que, simplemente, se basan en dar ayudas a la gente. La educaci¨®n primaria y secundaria es crucial. Es una de las bases para garantizar la igualdad de oportunidades. Los pa¨ªses del este de Asia, como Jap¨®n, Corea y Taiw¨¢n, han tenido mucho ¨¦xito en este sentido. Ofrecen una educaci¨®n de calidad para que la gente pueda acceder al mercado laboral de una forma m¨¢s equitativa. No pagan tanto a los consejeros delegados de las empresas, como en EE UU, y cobran m¨¢s impuestos a los ricos para invertir en educaci¨®n e impulsar la igualdad. Es un modelo razonablemente bueno. ?Por qu¨¦ no lo tenemos todos? Es algo complejo¡, hay razones culturales.
P. ?Cu¨¢l es la mejor opci¨®n? ?Pagar muchos o pocos impuestos?
R. ?Cu¨¢l es el tama?o id¨®neo de un Estado? Hay dos opciones. En el caso de Jap¨®n o Corea, cobran muchos impuestos a los m¨¢s ricos. Por ejemplo, el heredero de Samsung tiene que pagar un 50% de lo que recibe. En mi opini¨®n, un buen modelo fiscal es el que permite tener una buena seguridad social e invertir en la gente, pero no est¨¢ sostenido por los m¨¢s ricos. Es mejor financiarlo con el IVA y los impuestos que gravan el consumo de gasolina, alcohol, tabaco y az¨²car. Ese es un modelo fiscal mejor.
P. Los impuestos indirectos los pagamos todos por igual, con independencia de los ingresos. Eso no parece muy progresivo.
R. Es cierto que pagas la misma proporci¨®n de tu renta que una persona rica, algo que no es de gran ayuda para los m¨¢s humildes. En ese sentido, no es progresivo. Pero se compensa por el lado del gasto p¨²blico, porque los ciudadanos con mayores rentas son menos, y participan en una menor proporci¨®n en las prestaciones sanitarias y p¨²blicas. Este supone un tipo de progresividad impositiva m¨¢s sostenible.
P. La desigualdad se hereda con facilidad. ?Esto se puede regular a trav¨¦s de los impuestos?
¡°En Noruega se ha investigado el efecto de heredar una gran fortuna y se ha concluido que hace a esos ciudadanos menos productivos¡±
R. En Noruega se ha investigado el efecto que tiene heredar una gran fortuna y se ha concluido que hace a esos ciudadanos menos productivos. Trabajan menos, porque claro... ?se van a la playa! El fil¨¢ntropo estadounidense Andrew Carnegie dec¨ªa que era contrario a legar una gran fortuna familiar. Por eso puede ser positivo gravar de forma considerable esas transmisiones de riqueza familiar. Se trata de algo simb¨®lico, porque en realidad lo que se recauda a trav¨¦s de estos impuestos supone una proporci¨®n muy peque?a de las partidas sociales, pero se lanza el mensaje de que quieres un pa¨ªs en el que la gente se haga a s¨ª misma. Sin embargo, en el caso de las peque?as herencias no creo que sea tan importante, soy partidario de impuestos bajos.
P. Hemos visto casos de empresas tecnol¨®gicas que se las apa?an para no pagar casi impuestos.
R. No vamos a exagerar. No es que dejen de pagar impuestos. Solo una parte. Pero es cierto que hay casos realmente escandalosos. En general, es dif¨ªcil controlar los movimientos de algunas compa?¨ªas, sobre todo si act¨²an en para¨ªsos fiscales. Los responsables del fisco y las empresas van desarrollando nuevas t¨¦cnicas en respuesta a la desarrollada por el otro. Es como una carrera entre la polic¨ªa y los ladrones. Yo espero que los responsables fiscales no se queden completamente atr¨¢s y que sean capaces de limitar este tipo de obscenidades.
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