¡°No conf¨ªo en Trump porque no conf¨ªo en los racistas¡±
La activista reivindica el papel fundamental de las mujeres en la ¡®primavera yemen¨ª¡¯ y alerta de la involuci¨®n que est¨¢ sufriendo su pa¨ªs
Activista, pol¨ªtica, periodista. Tawakul Kerman (Taiz, Yemen, 1979) habla r¨¢pido. Casi sin pararse a tomar aliento. Y as¨ª, tajante, alerta sobre la situaci¨®n de su pa¨ªs, sumido en un conflicto desde 2015, cuando descarril¨® la revoluci¨®n por la que Kerman hab¨ªa luchado. ¡°La gente est¨¢ pasando hambre, no tiene acceso a la educaci¨®n, a la sanidad. Est¨¢ viviendo un aut¨¦ntico estado de sitio¡±, insiste. La activista recibi¨® en 2011 el Premio Nobel de la Paz ¡ªjunto a las liberianas Ellen Johnson Sirleaf y Leymah Gbowee¡ª por su papel en esa primavera yemen¨ª; fue la primera mujer ¨¢rabe en ser galardonada y, en aquel momento, la m¨¢s joven. Ahora, perseguida por el r¨¦gimen de Al¨ª Abdal¨¢ Saleh, vive en el exilio y sigue trabajando por una revoluci¨®n que, dice, no est¨¢ muerta. ¡°Ya no solo estamos luchando por la justicia y los derechos humanos m¨¢s b¨¢sicos, ahora estamos luchando por sobrevivir¡±, afirma en La Casa Encendida de Madrid, tras participar en el ciclo de conferencias Mujeres contra la impunidad, organizada por la Asociaci¨®n de Mujeres de Guatemala.
Pregunta.??La situaci¨®n es ahora peor que antes de la revoluci¨®n?
Respuesta.?No hay nada peor que vivir en una dictadura. Hicimos esta revoluci¨®n contra la dictadura de Saleh y su r¨¦gimen corrupto. No hay ning¨²n sacrificio m¨¢s honorable que el de luchar por la paz y la libertad de tu pueblo. Ahora estamos pagando el m¨¢s alto precio por tratar de alcanzar la libertad. As¨ª que podemos decir que es un camino sangriento, pero lleva hacia la libertad. Nosotros sab¨ªamos que la lucha iba a ser ardua, pero decidimos que val¨ªa la pena pasar de la oscuridad a la luz. La gente no ha parado de luchar. Muchos yemen¨ªes est¨¢n haciendo un sacrificio enorme para que se vuelva al camino de la paz, de la justicia, de la libertad. Sabemos que no hay libertad que no cueste un alto precio. Tambi¨¦n lo sab¨¦is muy bien en Europa, donde la generaci¨®n de vuestros abuelos y abuelas se sacrificaron por la democracia. Nosotros ahora estamos haciendo lo mismo por nosotros, nuestros hijos y por las futuras generaciones. Y terminaremos por conseguirlo.
P.??La primavera ¨¢rabe ha tra¨ªdo alg¨²n cambio para la mujer en los pa¨ªses ¨¢rabes?
R.?La mujer, que antes de la revoluci¨®n ten¨ªa un papel muy tradicional y si desempe?aba alg¨²n rol pol¨ªtico era m¨¢s bien simb¨®lico o decorativo, ha sido fundamental en la revoluci¨®n. Ha estado en la calle encabezando la movilizaci¨®n social y despu¨¦s ha tenido un papel de liderazgo. Ha sido icono y s¨ªmbolo de la revoluci¨®n. Sin ellas, las cosas ser¨ªan de otra forma. Ahora la situaci¨®n difiere en cada pa¨ªs. En Yemen ha participado activamente en la construcci¨®n del di¨¢logo y en la pol¨ªtica durante el periodo de la transici¨®n, pero con la contrarrevoluci¨®n su situaci¨®n se ha deteriorado enormemente y se ha convertido en una de las principales v¨ªctimas de la guerra. Mueren por los ataques de las armas, pero tambi¨¦n por la represi¨®n. Y eso no solo pasa en mi pa¨ªs, hay un alto n¨²mero de mujeres encarceladas por el r¨¦gimen de Al Sisi en Egipto. Y lo mismo en Siria.
P.?Es usted cr¨ªtica con el papel en Yemen de la comunidad internacional. ?Qu¨¦ soluciones puede aportar?
R.?Una intervenci¨®n militar es la ¨²ltima, pero hay muchas. Por ejemplo, tratar de que los dictadores respondan por sus cr¨ªmenes contra la humanidad ante los tribunales internacionales. Eso es muy importante, pero no est¨¢ ocurriendo. Bachar el Asad no ha sido procesado por lo que ha ocurrido en Siria; y como ¨¦l hay muchos otros. Se puede recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU, tambi¨¦n presionar econ¨®micamente a estos reg¨ªmenes congelando sus cuentas o con otras f¨®rmulas.
P.??Cree que la llegada de Trump a la Casa Blanca supone un cambio?
R.?Desafortunadamente no conf¨ªo en Trump porque en general no conf¨ªo en las personas racistas. No creo que vaya a convertirse en un actor para solucionar el conflicto, es una persona que se mueve por amenazas, pero podr¨ªa paralizar el comercio de armas, por ejemplo, o emprender una verdadera movilizaci¨®n diplom¨¢tica.
P.?De momento su acci¨®n hacia Yemen es vetar la entrada de sus ciudadanos en EE UU.
R.?Ese veto es un ataque directo contra los musulmanes. Es un tipo de discriminaci¨®n que vulnera no solo las leyes estadounidenses, sino tambi¨¦n todos los acuerdos de derechos humanos y las leyes internacionales. Es una verdadera verg¨¹enza que esto est¨¦ pasando en pleno siglo XXI, que el presidente de un pa¨ªs como EE UU defina a los musulmanes como terroristas, cuando somos la principal v¨ªctima y enemigo de los extremistas, cuando luchamos contra ellos por nuestra libertad. Cada dictador es un terrorista y cada terrorista es un dictador. Pero Trump, en vez de dar su apoyo a esa gente, lo que est¨¢ haciendo es bloquearla, atacarla.
P.??Es ahora mayor la discriminaci¨®n contra los musulmanes?
R.?S¨ª. Este odio es producto de la imagen y de las acciones del ISIS y tambi¨¦n de los atentados terroristas que ha vivido Occidente. Ahora estos racistas respiran de nuevo porque tienen una excusa a la que recurrir. Pero la democracia, la libertad en Europa se est¨¢ deteriorando. El discurso del odio es un verdadero ataque contra los derechos humanos. Estos racistas y populistas no tienen raz¨®n de ser en esta era de la ciudadan¨ªa internacional en pleno siglo XXI. Y esa situaci¨®n de deterioro es tambi¨¦n el resultado de las dictaduras en la pen¨ªnsula ar¨¢biga. Incluso el avance de la ultraderecha en Alemania es resultado de ello. Tenemos que apoyar a los ciudadanos que sufren a manos de las dictaduras en Siria, Libia, Egipto, Yemen. No es un asunto interno. Las consecuencias de dejar a la gente morir bajo estos reg¨ªmenes dictatoriales son muy peligrosas. No son solo muertes, por as¨ª decirlo, suponen tambi¨¦n el colapso de la paz en el mundo.
P.??Le preocupa que en pa¨ªses con un pasado sensible como Alemania avance la ultraderecha?
R.?Ver que los racistas est¨¢n ganando fuerza es muy triste. Y es enormemente preocupante que este fen¨®meno que parec¨ªa dormido haya empezado a despuntar en EE UU y se haya extendido. Sin embargo, cada vez hay m¨¢s personas que alzan la voz contra esa discriminaci¨®n, contra las pol¨ªticas racistas de Donald Trump, por ejemplo, como el veto hacia los ciudadanos de los pa¨ªses musulmanes. Nos estamos enfrentando a la injusticia, pero tambi¨¦n estamos viendo la solidaridad. Y esto ¨²ltimo es una verdadera victoria. La victoria de los movimientos xen¨®fobos es falsa; va a ser fugaz. Al final van a permanecer los valores de los derechos humanos y la justicia. La gente en Am¨¦rica, en Europa, en los pa¨ªses de la primavera ¨¢rabe sabe d¨®nde est¨¢ el camino de la paz y vamos a seguir luchando por ello. En Yemen, el r¨¦gimen de la contrarrevoluci¨®n ha ganado la batalla, pero al final la victoria real ser¨¢ de la gente. Llevar¨¢ tiempo pero lo conseguiremos.
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