Independizarse no significa ser independiente

Alberto Garc¨ªa y su hermano mellizo, Manuel, se fueron de casa de sus padres en Trujillo (C¨¢ceres) con 18 a?os para estudiar una carrera. Ocho a?os despu¨¦s, con 26, uno estudia en Madrid y otro trabaja en Barcelona, pero los dos tienen algo en com¨²n: necesitan la ayuda econ¨®mica de sus progenitores para mantenerse. Y no son los ¨²nicos. En Espa?a, el 24% de los j¨®venes emancipados asegura que sus ingresos mayoritarios vienen de los padres o alg¨²n otro familiar, una cifra que en 2008 se situaba en el 14%, seg¨²n el Estudio de la Juventud de 2016 del Ministerio de Sanidad que entiende como j¨®venes aquellos de edades entre 15 y 29 a?os.

"Irse de casa de los padres no implica necesariamente una independencia econ¨®mica total. Hay un aumento de los j¨®venes que se independizan que siguen dependiendo de los ingresos de la familia", asegura el doctor en Sociolog¨ªa y profesor de la Universidad de Sevilla, Antonio Echaves. Para ¨¦l, emanciparse es "una estrategia familiar". "La familia ayuda porque entendemos que hay que prepararse, estudiar y tener los m¨¢ximos t¨ªtulos posibles para en un futuro poder enfrentarse al mercado laboral desde una posici¨®n mejor", comenta. Es el caso de Alberto Garc¨ªa, que cursa un grado en Fisioterapia, su segunda carrera universitaria, y no cuenta con ingresos. A ¨¦l sus padres le pagan el piso y le dan dinero para gastos, al mes un total de "unos 600 o 700 euros".

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"Nunca he sido totalmente independiente de mis padres porque no he podido trabajar las horas suficientes como para serlo. Mi carrera, entre pr¨¢cticas y teor¨ªa, no me lo permite", comenta. Alberto Garc¨ªa aprovecha los veranos como socorrista para costearse sus "caprichos": "Consigo unos 2.000 euros entre julio y agosto, pero ?qu¨¦ haces todo un a?o en Madrid con esa cantidad?". Seg¨²n Idealista, en Espa?a el precio del alquiler medio aument¨® un 24% en el ¨²ltimo a?o. Este es uno de los motivos por los que en Espa?a los j¨®venes se van m¨¢s tarde de casa, con 29 a?os, tres por encima de la media europea. "El coste del acceso a una vivienda supone un porcentaje alt¨ªsimo del salario de las personas j¨®venes, por lo que buscan otras estrategias de emancipaci¨®n como pisos compartidos o la ayuda de los progenitores", explica Jorge Est¨¦vez, doctorando en la Universidad Aut¨®noma de Madrid en cuestiones laborales, de ciudadan¨ªa y juventud.

Alberto Garc¨ªa es econ¨®micamente dependiente porque contin¨²a estudiando, pero su hermano Manuel tiene un trabajo en una tienda de ropa en Barcelona. Sin embargo, el sueldo, unos 560 euros m¨¢s comisiones al mes, no le da para vivir. "El piso me lo pago yo e intento costearlo todo, pero mis padres me pueden llegar a dar entre 100 y 300 euros cuando voy muy apurado". El contrato de Manuel Garc¨ªa es de media jornada y se renueva cada tres meses, pero ha conseguido un trabajo en otra tienda en el que va a ganar unos 1.000 euros. "Espero no tener que seguir necesitando la ayuda de mis padres, pero es un puesto que depende mucho de la temporada, y las comisiones son una parte importante del sueldo", explica.

Precisamente, uno de los factores que dificultan la independencia de los j¨®venes son los sueldos: su salario medio bruto al mes de los j¨®venes en 2016 era de 1.029,3 euros, 848 por debajo de la media. En 2008, esta diferencia era de 600 euros, y el salario bruto medio de estos grupos de edad se situaba en 1.173,6, seg¨²n el INE. Adem¨¢s, seg¨²n Eurostat, en el 2016 el 72,9% de los j¨®venes con trabajo ten¨ªa un contrato temporal en Espa?a, mientras que la media de la Uni¨®n Europea era de 43,8%. "Trabajar y tener que pedirle dinero a tus padres es frustrante porque ves que te est¨¢s matando, con horarios sacrificados y es poco agradecido. Es terrible", sentencia Manuel Garc¨ªa. El Estudio de la Juventud 2016 afirma que el 79,1% de los j¨®venes?(sin hacer distinci¨®n entre emancipados o no) recibe alg¨²n tipo de ayuda econ¨®mica de los progenitores, aunque no sean sus ingresos mayoritarios, frente al 52,1% de 2008.

El profesor Echaves asegura que esto es algo que "ha pasado siempre", a su entender, debido al papel importante que hay de la familia en la sociedad espa?ola y la falta de pol¨ªticas sociales p¨²blicas de vivienda, laborales y de emancipaci¨®n. "En los ¨²ltimos a?os y con la crisis, se ha acentuado, pero se mantiene una tendencia que va a continuar funcionando en el futuro. Los padres siempre han acompa?ado a sus hijos econ¨®micamente, solo que antes era m¨¢s para comprar el piso, el aval, dinero para amueblar la casa¡­ ", explica. Por su parte, Est¨¦vez recalca que estas ayudas "no son solo directamente econ¨®micas". "Mucha gente se lleva comida de casa de sus padres o les cuidan a los hijos y se ahorran la guarder¨ªa", explica.

A Isabel Herrera, una chica de Tenerife de 24 a?os que estudia un m¨¢ster de direcci¨®n internacional del Turismo en Madrid, sus padres le aseguran que depender de ellos econ¨®micamente "es ley de vida" y lo aceptan como tal. Ella ha pasado de vivir con ellos y tener su propio dinero, a vivir sola con ayuda de sus padres ¡ªunos 650 euros mensuales¡ª despu¨¦s de que se le terminaran sus ahorros. ¡°Si les digo que me siento mal, me dicen que ya se lo devolver¨¦ y que si es algo en lo que ellos me pueden ayudar, pues que qu¨¦ van a hacer, son mis padres¡± explica agradecida. Herrera se consuela con que ahora ellos ya solo la mantienen a ella, y no a su hermana. "Antes con las dos les supon¨ªa m¨¢s esfuerzo, ahora est¨¢n mejor y pueden cenar fuera alguna vez", comenta sobre sus progenitores, uno taxista y la otra farmac¨¦utica.

Para Echaves esta situaci¨®n tiene consecuencias psicol¨®gicas, sociol¨®gicas y de autoestima para los j¨®venes. "No entienden que han alcanzado la vida adulta porque les falta algo fundamental, independencia econ¨®mica", a?ade. Alberto Garc¨ªa coincide con su teor¨ªa y asegura no sentirse ¡°completamente adulto¡±. "Es triste que con 26 a?os tenga que seguir dependiendo de mis padres, me siento fatal". Es por ello por lo que cuando termine la carrera en unos meses, piensa trabajar "de lo que sea", aunque no pueda ser de lo que ha estudiado, todo sea por poder quitarles la carga a sus progenitores. Y por ser, al fin, "completamente adulto".