Los pa¨ªses m¨¢s ricos de la UE recelan del plan de Bruselas para reformar el euro
La Comisi¨®n propone transformar el mecanismo de rescate en un Fondo Monetario y crear un presupuesto para la zona euro, pero sin dotaci¨®n ante las resistencias en el Norte
El euro era y es una moneda sin patria, incompleta, vulnerable a la pr¨®xima crisis. Bruselas present¨® este mi¨¦rcoles,?tal y como avanz¨® EL PA?S la semana pasada, un plan para apuntalar la eurozona que incluye la conversi¨®n del mecanismo de rescate (Mede) en el Fondo Monetario Europeo (FME) con capacidad para rescatar pa¨ªses y bancos con problemas, y la puesta en marcha de un pseudopresupuesto anticrisis. El nein resuena ya en Alemania y en las canciller¨ªas de los pa¨ªses acreedores. El presidente del Consejo, Donald Tusk, admite en un documento que los Estados miembros ¡°difieren sobre lo que hay que hacer¡±, incluso ¡°sobre la urgencia¡± de la imprescindible reforma del euro.
El rey est¨¢ desnudo: Bruselas quiere vestir el euro para que la pr¨®xima crisis no se lo lleve por delante, pero los socios del Norte ¡ªAlemania y Holanda, junto con Austria y Finlandia¡ª prefieren mantener el status quo.¡°En ausencia de la presi¨®n de los mercados, la voluntad pol¨ªtica para hacer progresos se ha debilitado¡±, admite con descarnada sinceridad Donald Tusk en el borrador de su invitaci¨®n para la cumbre del euro, el pr¨®ximo 15 de diciembre. En esa reuni¨®n, los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona, capitaneados por la canciller Angela Merkel y el franc¨¦s Emmanuel Macron, debatir¨¢n el paquete de propuestas que Bruselas ha puesto sobre la mesa. Las perspectivas no son halag¨¹e?as: Berl¨ªn manda mucho en Europa, y no parece estar por la labor.
Bruselas ha tratado de combinar el impulso europeo de Macron con el realismo de Alemania, que recela de cualquier medida que les obligue a rascarse el bolsillo. La recuperaci¨®n est¨¢ ah¨ª: el PIB crece un 2%, la mayor tasa en 10 a?os, y el paro ha ca¨ªdo al 8%. Los riesgos internos se han mitigado, y los desaf¨ªos son m¨¢s bien exteriores: las tensiones geopol¨ªticas, el proteccionismo, una potencial desaceleraci¨®n en China o los jaleos en los mercados debido a las subidas de tipos de inter¨¦s. Europa ¡°debe tener instrumentos para manejar potenciales shocks¡±, coinciden la Comisi¨®n y el Consejo. El problema es c¨®mo ponerle el cascabel al gato.
Las dos ideas fuerza de Bruselas ya est¨¢n sobre la mesa. El ejecutivo de la UE propone transformar el Mede en un Fondo Monetario, y crear un presupuesto anticrisis. El nuevo FME se construir¨ªa sobre las estructuras del Mede, pero a?adir¨ªa a los programas de rescate a socios en dificultades (a cambio de duras condiciones) la posibilidad de actuar como cortafuegos para el fondo de resoluci¨®n de bancos: permitir¨ªa bancarrotas sin poner en peligro la estabilidad financiera. Se trata de meter el Mede, que ha tenido un papel crucial en la crisis, dentro del m¨¦todo comunitario, y de someterlo al control de la Euroc¨¢mara para darle una p¨¢tina democr¨¢tica. Ese plan deber¨ªa adoptarse a mediados de 2019. Pero Alemania y Holanda se oponen con firmeza a que el Mede deje de ser un organismo intergubernamental (controlado por los pa¨ªses del euro), y solo acceder¨ªan a darle m¨¢s poder si se le da asimismo una funci¨®n de vigilancia sobre las econom¨ªas europeas que ahora mismo est¨¢ en manos de la Comisi¨®n.
Si el FME es controvertido, el nuevo presupuesto anticrisis genera a¨²n menos consenso. Bruselas pretende crear un instrumento para luchar contra crisis asim¨¦tricas, en un solo pa¨ªs. Pero no concreta su cuant¨ªa ante las reticencias de los acreedores a elevar su contribuci¨®n a las arcas comunitarias (un 1% del PIB de la UE). Se trata de un batiburrillo que une instrumentos ya creados con nuevas capacidades sin apenas dinero fresco. Las ideas m¨¢s ambiciosas, de entrada, se descartan: la posibilidad de un seguro de desempleo com¨²n y de un rainy day fund (un fondo de reserva para cuando aparezca una crisis) quedan para m¨¢s adelante.
Bruselas se decanta por un mecanismo de protecci¨®n de inversiones para evitar que los pa¨ªses reduzcan ese cap¨ªtulo cuando entre en recesi¨®n. Y sin que eso suponga ¡°transferencias permanentes¡±, como se encarg¨® de reiterar el eurocomisario Pierre Moscovici ante los recelos de Berl¨ªn. Eso se unir¨ªa a un fondo de apoyo a las reformas (ya creado), y un segundo fondo para facilitar la entrada en el euro de los pa¨ªses de la UE que a¨²n no forman parte de ¨¦l (tambi¨¦n existente, pero que pasa de unos 180 millones a 300 millones). Esos 120 millones son el ¨²nico dinero nuevo que aparece, de momento, en todo el paquete: el resto se basa en tirar del Mede. Como dicen los centroeuropeos,¡°las l¨¢mparas grandes dan poca luz¡±.
"Despu¨¦s de a?os de crisis, es el momento de poner el futuro de Europa en nuestras manos: no hay mejor momento para arreglar el techo de una casa que cuando luce el sol", ha dicho el jefe de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker. El eurocomisario Pierre Moscovici ha defendido que es la Comisi¨®n, el brazo ejecutivo de la UE, quien debe hacer "propuestas concretas para apuntalar el euro", en referencia a las cr¨ªticas en Alemania y otros pa¨ªses, que acusan a Bruselas de poner sobre la mesa medidas demasiado ambiciosas. No lo parece: el paquete dise?ado por la Comisi¨®n es m¨¢s un punto medio entre lo m¨ªnimo que puede aceptar Par¨ªs y lo m¨¢ximo que puede ceder Berl¨ªn. Estas son las principales propuestas.
1. Nuevo FME. Bruselas quiere transformar el Mede en un Fondo Monetario Europeo que pueda rescatar pa¨ªses con problemas (a cambio de duras condiciones) y que sirva como cortafuegos del fondo de resoluci¨®n, creado para salvar bancos. Se trata de meter el Mede, que ha tenido un papel principal en la salida de la Gran Crisis, dentro del m¨¦todo comunitario, respetando su estructura actual. Bruselas apunta que la toma de decisiones podr¨ªa ser incluso m¨¢s r¨¢pida, y que aumentar¨ªa el control democr¨¢tico del Parlamento Europeo. La propuesta deber¨ªa adoptarse en el Consejo y la Euroc¨¢mara a mediados de 2019. Pero Berl¨ªn se opone con firmeza a que el Mede deje de ser un organismo intergubernamental (esto es, controlado por los pa¨ªses del euro), y solo acceder¨ªa a darle m¨¢s poder si se le da asimismo una funci¨®n de vigilancia sobre las econom¨ªas europeas que ahora mismo est¨¢ en manos de la Comisi¨®n, seg¨²n las fuentes consultadas.
2. Pseudopresupuesto anticrisis. Bruselas pone en marcha nuevos instrumentos presupuestarios para luchar contra crisis asim¨¦tricas, en un solo pa¨ªs, tal como adelant¨® este diario. Pero no concreta la cuant¨ªa de ese nuevo instrumento, ante las reticencias de los acreedores para rascarse m¨¢s el bolsillo. Se trata de un batiburrillo que une instrumentos ya creados con nuevas capacidades, pero sin dinero contante y sonante a la espera de la negociaci¨®n pol¨ªtica. Lo m¨¢s importante es que de momento se deja para m¨¢s adelante la posibilidad de un seguro de desempleo com¨²n y de un rainy day fund (un fondo de reserva para cuando aparezca una crisis), y Bruselas opta por un mecanismo de protecci¨®n de las inversiones: cuando un pa¨ªs entre en recesi¨®n, lo primero que hace su Gobierno es recortar la inversi¨®n p¨²blica; la idea es que Bruselas tenga una facilidad presupuestaria para permitirle mantener estable ese cap¨ªtulo. Eso se une a un fondo de apoyo a las reformas (ya creado), y un segundo fondo para facilitar la entrada en el euro de los pa¨ªses de la UE que a¨²n no forman parte de la moneda (ya existente, pero que pasa de unos 180 millones a 300 millones de euros). Adem¨¢s, Bruselas permitir¨¢ rebajar la cofinanciaci¨®n de proyectos con fondos europeos a los pa¨ªses con problemas, tal y como ha hecho con Grecia en los ¨²ltimos tiempos. El equipo de Juncker cree que estas propuestas podr¨ªan adoptarse entre 2018 y 2020, y dejar el mecanismo de protecci¨®n de inversiones para los pr¨®ximos presupuestos, 2021-2027.
3. Superministro. La Comisi¨®n Europea pretende crear un ministro europeo de Econom¨ªa y Finanzas, una suerte de superministro del euro que ser¨ªa a su vez vicepresidente del brazo ejecutivo de la UE y presidente del Eurogrupo. Acudir¨ªa a las reuniones internacionales del G-20 y el FMI, y tendr¨ªa como principal funci¨®n coordinar las pol¨ªticas econ¨®micas y fiscales de la zona euro, uno de los grandes problemas actuales. Ser¨ªa para mediados de 2019.
4. Simplificaci¨®n de las reglas fiscales. El brazo ejecutivo de la UE pretende integrar en los tratados la mir¨ªada de normativas creadas para gestionar la crisis, b¨¢sicamente el Fiscal Compact, aprobado en su d¨ªa por el m¨¦todo intergubernamental (y no firmado por dos pa¨ªses: Reino Unido y Rep¨²blica Checa). Esa propuesta deber¨ªa ser aprobada a mediados de 2019. Pero se ha topado con formidables resistencias en Alemania, que acusa a Bruselas ¡ªsin ninguna base¡ª de querer suavizar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
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