El dilema de M¨¦xico tras la reforma fiscal en EE UU: bajar impuestos o esperar
Empresas, bancos y acad¨¦micos discrepan sobre el impacto en la competitividad y en la inversi¨®n
La reforma fiscal de Trump se ha convertido en un regalo de Navidad adelantado para las grandes corporaciones radicadas en Estados Unidos, que ver¨¢n reducido el tipo fiscal nominal al que tributan sus ganancias del 35% al 21%. Tambi¨¦n en un quebradero de cabeza para quienes velan por la estabilidad del erario estadounidense, que ver¨¢ mermados sus ingresos y para quienes ven los tributos una herramienta ¨²til para reducir la desigualdad: los cambios incrementar¨¢n la regresividad del sistema fiscal en su conjunto. Pero sus efectos van m¨¢s all¨¢ de las fronteras de la primera potencia mundial. Las grandes potencias europeas se han puesto en pie de guerra por los efectos que, temen, pueda causar sobre el comercio y la inversi¨®n bilateral. Y M¨¦xico, quiz¨¢ el pa¨ªs que m¨¢s directamente depende econ¨®micamente de EE UU, teme un aut¨¦ntico tsunami en forma de huida ¡ªo, mejor dicho, repatriaci¨®n¡ª de capitales hacia su vecino del norte.
?Es para tanto? En torno a esta pregunta han girado en las ¨²ltimas semanas foros especializados, estudios de casas de an¨¢lisis y art¨ªculos de opini¨®n en prensa especializada. Y horas y r¨ªos de tinta despu¨¦s, la respuesta no es rotunda. Ni siquiera en el propio sector privado hay consenso: mientras las grandes organizaciones empresariales tratan de llevar el agua a su molino y aprovechar la coyuntura para aligerar su facturar fiscal, el Gobierno, la banca y los acad¨¦micos especializados piden cautela a la espera de que afloren los efectos de la reforma o, directamente, niegan rotundamente la necesidad de bajar impuestos en M¨¦xico como respuesta. Aunque la deuda p¨²blica est¨¢ bajo control ¨Capenas supera el 50% y bajando¨C y el pa¨ªs norteamericano cosechar¨¢ este a?o su primer d¨¦ficit primario (m¨¦trica que no tiene en cuenta el coste de repagar los pasivos) desde 2010, la presi¨®n fiscal en el pa¨ªs norteamericano es una de las m¨¢s bajas de los pa¨ªses avanzados y una vuelta de tuerca adicional reducir¨ªa a¨²n m¨¢s las ya de por s¨ª reducidas posibilidades de recaudaci¨®n.
La semana pasada, la principal patronal mexicana, Coparmex ¨Ccuyos afiliados suman la tercera parte del PIB¨C, urgi¨® al Ejecutivo de Enrique Pe?a Nieto (PRI) a acometer una remodelaci¨®n en el esquema tributario mexicano que le haga "recuperar la competitividad internacional". La petici¨®n de los empresarios pasa por una reducci¨®n del impuesto sobre la renta a cargo de las empresas a raz¨®n de un punto porcentual por a?o hasta alcanzar el promedio de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE): algo menos del 25%, frente al 30% del pa¨ªs latinoamericano ¡ªaunque la tasa efectiva ronda, en realidad, el 12%¡ª. A cambio, apuntan desde Coparmex, el IVA podr¨ªa ampliarse "con estrategias compensatorias para los hogares de menores ingresos".
En la misma l¨ªnea, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (el paraguas bajo el cual se re¨²nen todas las grandes organizaciones patronales mexicanas), Juan Pablo Casta?¨®n, aboga, en conversaci¨®n con EL PA?S, por la "desregulaci¨®n" como eje rector de las pol¨ªticas p¨²blicas. En otras palabras: impuestos los m¨¢s bajos posibles, sobre todo para las compa?¨ªas de menor tama?o, "siempre y cuando no se atente contra la deuda y la balanza fiscal". El jefe de los empresarios ya ha pedido a la Secretar¨ªa (Ministerio) de Hacienda la creaci¨®n de una mesa de trabajo para "responder a la reforma fiscal" de Trump.
La preocupaci¨®n es, hasta cierto punto, comprensible. EE UU es, por mucho, el primer pa¨ªs de origen de la inversi¨®n extranjera en M¨¦xico y suma tanto como las cinco naciones que le siguen en la tabla: Espa?a, Alemania, Israel, Canad¨¢ y Jap¨®n. Pero la decisi¨®n dr¨¢stica de rebajar los impuestos empresariales quiz¨¢ no sea la m¨¢s acertada. "No creemos que M¨¦xico tenga que rebajar su presi¨®n fiscal sobre las grandes empresas; no lo necesita para competir", apunta Carlos Serrano, el economista jefe del mayor banco de M¨¦xico, BBVA Bancomer. "El coste laboral por hora en manufactura es seis veces menor aqu¨ª que en EE UU y solo ese factor mantendr¨ªa la competitividad mexicana incluso reforma tributaria mediante. Pero hay m¨¢s: la depreciaci¨®n del peso, en un esquema de tipo de cambio flexible como el actual, tambi¨¦n ayuda y mucho". Desde que Trump se empez¨® a convertir en una alternativa real para alcanzar la Casa Blanca, la moneda mexicana se ha depreciado m¨¢s de un 10% frente al d¨®lar lo que, en la pr¨¢ctica, ha hecho a los productos mexicanos un 10% m¨¢s baratos a ojos estadounidenses sin haber cambiado nada en su cadena de producci¨®n.
La fiscalidad "no es el ¨²nico motivo, ni siquiera el principal" cuando una empresa sopesa si invertir o no en un pa¨ªs: "otros factores pesan mucho m¨¢s", apostilla Serrano. Y, teniendo en cuenta todos esos motivos, "M¨¦xico seguir¨ªa siendo, en el peor de los casos, un 20% m¨¢s competitivo que EE UU", a?ade el jefe de an¨¢lisis de Bancomer. "Bajar los impuestos a las empresas solo porque Trump lo hace ser¨ªa fiscalmente irresponsable".
Desde Citibanamex, otro de los grandes bancos mexicanos, el diagn¨®stico es similar: "El efecto neto de la reforma fiscal estadounidense sobre M¨¦xico quiz¨¢ no sea tan negativo como se supone; el punto de vista que actualmente predomina puede estar sesgado prematuramente en una direcci¨®n negativa", apunta su equipo de an¨¢lisis en una reciente nota para clientes. "No vemos necesidad de precipitar una respuesta pol¨ªtica". En otras palabras: nada de una rebaja fiscal en el corto plazo; en largo, ya veremos. "M¨¦xico tendr¨¢ tiempo suficiente para realizar potenciales ajustes durante el proceso normal de negociaci¨®n del paquete econ¨®mico federal [los presupuestos]. En vez de una respuesta quid pro quo, vemos una buena oportunidad para un debate s¨®lido y objetivo sobre lo que podemos hacer para mejorar el sistema fiscal mexicano".
En la misma l¨ªnea, Rodolfo de la Torre, investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, pide antes que nada un "diagn¨®stico, a trav¨¦s de modelos, del efecto macroecon¨®mico sobre M¨¦xico". Para ello, subraya, ser¨ªa muy importante "contar con un consejo fiscal independiente" que brinde a Hacienda la informaci¨®n necesaria para tomar decisiones. La puesta en marcha de este ente ha sido una de las grandes recomendaciones ¡ªdesatendida por el Gobierno de Pe?a Nieto¡ª del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los ¨²ltimos a?os. En segundo lugar, De la Torre ve necesaria una "recomposici¨®n" del gasto p¨²blico, recortando la parte corriente y aumentando la inversi¨®n en infraestructuras para "ganar competitividad y neutralizar la menor competitividad fiscal de M¨¦xico".
"Solo si no es suficiente, podr¨ªa ser necesario reducir la tasa corporativa", agrega el economista. Sin embargo, esa reducci¨®n de la carga tributaria sobre las empresas ¡ªpor definici¨®n, regresiva¡ª, deber¨ªa ir acompa?ada por un aumento de dos impuestos de titularidad estatal o local: el predial (que recae sobre bienes ra¨ªces) y el de tenencia vehicular. Ambos recaen sobre las rentas m¨¢s altas, por lo que su incremento ayudar¨ªa a paliar el aumento de la desigualdad fiscal que generar¨ªa la rebaja fiscal a las empresas. "Todos los an¨¢lisis que he visto hasta ahora me parecen superficiales", completa Manuel Molano, director general del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). "Lo m¨¢s importante es la tasa efectiva para las empresas que quede tras la reforma, y tengo muchas dudas de que sea m¨¢s baja a la que tienen hoy", cierra. "En todo cado, de hacer algo, habr¨ªa que reducir el impuesto al trabajo, en especial a los empleados que menos ganan: no se nos puede olvidar que la ventaja competitiva de EE UU est¨¢ en el capital y la nuestra, en la mano de obra".
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