Un gobierno de viejos pervertidos
La primera pol¨ªtica comercial significativa adoptada por Donald Trump es incre¨ªblemente rid¨ªcula
Cuando era candidato, Donald Trump no paraba de hablar del comercio internacional y de que iba a hacer grande otra vez a Estados Unidos renegociando los acuerdos comerciales y obligando a los extranjeros a dejar de llevarse nuestros puestos de trabajo. Pero en su primer a?o en el cargo, pr¨¢cticamente no ha hecho nada en ese frente, posiblemente porque el Estados Unidos empresarial ha conseguido que se entere de que ha invertido much¨ªsimo dinero bas¨¢ndose en la premisa de que seguir¨ªamos respetando el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (NAFTA, por sus siglas en ingl¨¦s) y los dem¨¢s acuerdos comerciales, y de que perder¨ªa a lo grande si ¨¦l los rompiese.
Sin embargo, esta semana, Trump ha impuesto finalmente aranceles a las lavadoras y a los paneles solares. En mi opini¨®n, el primero era m¨¢s para d¨¢rselas de duro que con un objetivo estrat¨¦gico en mente. Pero el segundo encaja en una parte importante de la visi¨®n general de este Gobierno. Porque este es en buena medida un Gobierno de viejos pervertidos.
Respecto a las lavadoras: la base jur¨ªdica del nuevo arancel es la conclusi¨®n por parte de la Comisi¨®n Estadounidense sobre Comercio Internacional de que el sector se ve perjudicado por el aumento de las importaciones. La definici¨®n de "perjuicio" es un tanto peculiar: la comisi¨®n reconoc¨ªa que el sector nacional "no ha sufrido una ociosidad productiva significativa", y que "no ha registrado un desempleo o subempleo significativos". No obstante, la comisi¨®n sosten¨ªa que la producci¨®n y el empleo deber¨ªan haber prosperado m¨¢s, teniendo en cuenta el crecimiento econ¨®mico experimentado entre 2012 y 2016 (ya saben, la expansi¨®n durante el Gobierno de Obama, esa que Trump insist¨ªa en calificar de falsa). Si parece una justificaci¨®n endeble para una medida que aumentar¨¢ significativamente los precios al consumo, es porque lo es. Pero Trump decidi¨® hacerlo de todas maneras.
El arancel a los paneles solares es m¨¢s interesante, y m¨¢s inquietante, porque sin duda destruir¨¢ muchos m¨¢s puestos de trabajo de los que crear¨¢. El hecho es que Estados Unidos est¨¢ b¨¢sicamente fuera del negocio de la producci¨®n de paneles solares, y sean cuales sean las razones para dicha ausencia, esta pol¨ªtica no va a cambiarla. Al igual que el arancel a las lavadoras, el arancel a los paneles solares se impuso recurriendo a lo que en los c¨ªrculos de la pol¨ªtica comercial se conoce como "cl¨¢usula de salida", normas que permiten dar protecci¨®n temporal a sectores que sufren un perjuicio repentino. La palabra clave aqu¨ª es "temporal"; dado que no hablamos de protecci¨®n sostenida, este arancel no promover¨¢ inversiones a largo plazo, y por lo tanto no ayudar¨¢ a que el sector de los paneles solares en Estados Unidos se recupere.
Lo que s¨ª har¨¢, sin embargo, es poner trabas a uno de los grandes ¨¦xitos de la econom¨ªa estadounidense, el r¨¢pido crecimiento de la energ¨ªa renovable. Y la cosa es que: todo lo que sabemos del Gobierno de Trump da a entender que perjudicar a las renovables le parece de hecho bueno. Ya he dicho que este es un Gobierno de viejos pervertidos.
Aproximadamente desde hace una d¨¦cada se ha ido produciendo una extraordinaria revoluci¨®n tecnol¨®gica en la producci¨®n energ¨¦tica. Parte de esa revoluci¨®n ha supuesto el aumento de la fracturaci¨®n hidr¨¢ulica (fracking), que ha permitido la producci¨®n barata y abundante de gas natural. Pero tambi¨¦n se han producido asombrosas reducciones en el precio de la energ¨ªa solar y e¨®lica.
Hay quienes siguen viendo estas fuentes de energ¨ªa alternativas como una cosa de jipis que no lograr¨¢ sobrevivir sin grandes subvenciones p¨²blicas, pero lo cierto es que se han convertido en una alternativa rentable a la energ¨ªa convencional, y que su precio sigue bajando con rapidez. Tambi¨¦n dan empleo a muchas personas: en conjunto, el n¨²mero de personas que trabajan, de una manera o de otra, para el sector de la energ¨ªa solar quintuplica al de mineros del carb¨®n.
Pero la energ¨ªa solar no goza del cari?o de los funcionarios de Trump, que quieren desesperadamente que el pa¨ªs contin¨²e con sus viejas fuentes de energ¨ªa sucias, en especial el carb¨®n. (Un momento, cuando los llam¨¦ viejos sucios, ?pensaban que me refer¨ªa a los sobornos a estrellas porno? Deber¨ªa darles verg¨¹enza). Incluso han reescrito informes del Departamento de Energ¨ªa para intentar que parezca que la energ¨ªa renovable es mala.
Y tambi¨¦n han tratado de convertir su preferencia por la energ¨ªa sucia en una pol¨ªtica concreta. El pasado oto?o, Rick Perry, secretario de Energ¨ªa, intent¨® imponer una norma que habr¨ªa obligado de hecho a las redes el¨¦ctricas a subvencionar centrales nucleares y t¨¦rmicas. La norma fue rechazada, pero dej¨® claro lo que quieren estos tipos. Desde su punto de vista, el destruir puestos de trabajo en el sector de la energ¨ªa solar probablemente sea bueno.
?Por qu¨¦ les encanta la energ¨ªa sucia a Trump y compa?¨ªa? En parte es por el dinero: lo que es bueno para los hermanos Koch quiz¨¢ no lo sea para Estados Unidos (ni para el mundo), pero s¨ª lo es para la financiaci¨®n electoral del Partido Republicano. Y en parte, por los votantes del sector industrial, que siguen imaginando que Trump puede hacer que el empleo en la miner¨ªa del carb¨®n se recupere. (En 2017, la industria del carb¨®n cre¨® 500, s¨ª 500, puestos de trabajo. El 0,0003% del empleo estadounidense).
Y tambi¨¦n tiene que ver en parte con la nostalgia cultural: Trump y otros recuerdan el apogeo de los combustibles f¨®siles como una edad de oro, olvidando lo horrible que sol¨ªa ser la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica e h¨ªdrica. Pero sospecho que es tambi¨¦n una especie de machismo, la sensaci¨®n de que los verdaderos hombres no se empapan de energ¨ªa solar; prefieren quemar cosas.
Con independencia de las motivaciones espec¨ªficas, la primera medida significativa de pol¨ªtica comercial adoptada por el Gobierno es incre¨ªblemente rid¨ªcula. Y encima, mala para el medioambiente. ?Menuda ganancia!
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2018.
Traducci¨®n de News Clips.
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