¡°Hay margen para que la onza de oro llegue a los 1.400 d¨®lares¡±
El economista jefe de Degussa, uno de los mayores vendedores del metal precioso, es partidario de las criptomonedas
El oro, famoso por ser la inversi¨®n m¨¢s conservadora de todas, no parece tener mucho en com¨²n con la exuberancia del mercado de criptodivisas. Pero para Thorsten Polleit (M¨¹nster, 1970), economista jefe de la firma alemana Degussa, uno de los mayores operadores de metales preciosos para inversi¨®n del mundo, ambos mundos son perfectamente compatibles. Partidario de la escuela econ¨®mica austriaca y muy activo en sus c¨ªrcu?los, Polleit cree que las criptomonedas siguen siendo mejores que el gran villano para esta teor¨ªa econ¨®mica, las monedas fiduciarias.
Pregunta. ?Qu¨¦ opini¨®n le merecen las ¨²ltimas fluctuaciones del mercado de criptodivisas?
Respuesta. A m¨ª las criptodivisas me fascinan. Porque, desde mi punto de vista, implica competencia entre monedas. El d¨®lar, el euro, el yen y el renminbi chino, todas estas divisas sufren de un n¨²mero de deficiencias ¨¦ticas y econ¨®micas. As¨ª que, en mi opini¨®n, el de las criptomonedas es un desarrollo muy pr¨¢ctico evolucionando ante nuestros ojos. Probablemente la parte m¨¢s interesante sea la tecnolog¨ªa blockchain, que, para m¨ª, tiene el potencial de permitir la digitalizaci¨®n del oro y disponibilizarlo para las transacciones entre particulares. Ser¨ªa como un almac¨¦n de oro con una app. Este oro digital, podr¨ªamos decir, va a ser la forma predominante de solucionar los problemas que tiene el dinero fiduciario.
P. Pero las criptodivisas son dinero fiduciario por partida doble: no solo no tienen el respaldo de algo material como el oro, ni siquiera tienen el respaldo simb¨®lico de un Estado.
R. Para que algo pueda convertirse en dinero debe ser algo escaso, homog¨¦neo, duradero, guardable, acu?able y representar un valor elevado por cada unidad. En la historia monetaria, varios productos han competido por ser dinero, y el oro es el que completa todas estas propiedades y por eso es tan dominante; es el dinero perfecto. Las criptomonedas no est¨¢n disponibles f¨ªsicamente, pero por lo dem¨¢s son muy similares al oro, sobre todo en la limitaci¨®n de su suministro, que es lo que valoran los que las compran. Para m¨ª son una alternativa. Dicho esto, hay gente que preferir¨¢ tener una referencia m¨¢s s¨®lida, de ah¨ª el inter¨¦s en el oro. Pero las generaciones m¨¢s j¨®venes est¨¢n m¨¢s digitalizadas y no le dan importancia a lo f¨ªsico.
P. Usted afirma que la laxitud de los bancos centrales ha creado un exceso de confianza en los mercados. ?Es posible que ese exceso haya impulsado mercados sin demostrar como el de las criptodivisas?
R. Los tipos de inter¨¦s anormalmente bajos y el exceso de masa monetaria en el mercado derivado de la intervenci¨®n de los bancos centrales, desde mi punto de vista distorsiones del valor de los activos por la intervenci¨®n de los bancos centrales, han hecho que los inversores sean ignorantes del riesgo. Estas pol¨ªticas dan propulsi¨®n a las econom¨ªas, pero solo por un periodo de tiempo: tarde o temprano el boom explota. Es muy obvio que la emergencia de las criptodivisas est¨¢ ligada al periodo de tiempo en el que la confianza de los mercados en los bancos centrales estaba en horas bajas. Podr¨ªa decirse tambi¨¦n que ha contribuido incluso al crecimiento de las tecnolog¨ªas financieras.
P. ?Tambi¨¦n ha contribuido este exceso de confianza a que, seg¨²n usted, el oro est¨¦ barato?
R. Es muy complicado valorar una materia prima por si sola. He desarrollado una cuidadosa aproximaci¨®n que pone el precio del oro en relaci¨®n con otras variables macroecon¨®micas y creo que, cuidadosamente, con este ejercicio, el oro est¨¢ ligeramente barato: ahora mismo cotiza a 1.330 d¨®lares la onza, y yo estimo que a¨²n hay espacio para llegar a algo m¨¢s de 1.400 d¨®lares. Insisto: este c¨¢lculo est¨¢ cargado de problemas, pero por el momento creo que los inversores est¨¢n subestimando los riesgos sistem¨¢ticos y no solo en los mercados de cr¨¦dito.
P. Se ha hablado de la "democratizaci¨®n" del mercado del oro con formatos como lingotes de un gramo (cuyo precio puede rondar los 50 euros) o fondos cotizados. ?Est¨¢ funcionando?
R. Sigue habiendo distintas actitudes hacia el oro dependiendo de d¨®nde se viva. China e India, por ejemplo, siguen siendo mercados muy fuertes porque culturalmente tienen tradici¨®n de convertir sus ahorros en oro. A principios de siglo, como dice usted, aparecieron los primeros mercados cotizados en oro. Eso hizo m¨¢s f¨¢cil entrar en el mercado, y eso es positivo y a la vez negativo. Por un lado, lo ha hecho m¨¢s accesible a la gente. Muchos bancos ya no ofrecen oro directamente a sus clientes porque no les renta. Pero al mismo tiempo han abierto un pasillo para que el dinero especulativo pueda entrar y salir, y eso aumenta la volatilidad.
P. En Am¨¦rica Latina tambi¨¦n se pas¨® este proceso de desconfianza en las monedas, pero all¨ª la herramienta refugio por excelencia es el d¨®lar estadounidense. ?El oro est¨¢ abri¨¦ndose camino en esos mercados?
R. Me encantar¨ªa ser parte de la popularizaci¨®n del oro en Am¨¦rica Latina, pero requiere much¨ªsimo esfuerzo. Hace falta un proceso muy grande de educaci¨®n. Pero creo que Latinoam¨¦rica seguir¨¢ el ritmo de los mercados desarrollados.
P. Rusia est¨¢ comprando casi toda su producci¨®n de oro para forrar las reservas de su banco central. ?Tiene ya m¨²sculo suficiente para intervenir en el mercado mundial?
R. La econom¨ªa rusa no es una de las mayores del mundo, as¨ª que no creo que la demanda interna vaya a ser muy potente. Lo que el Gobierno ruso busca con todo este proceso de compra de oro es diversificar su cartera y reducir su dependencia de la deuda y divisas europeas y estadounidenses.
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