Y por los j¨®venes, ?qui¨¦n se moviliza?
Mientras mujeres y jubilados protestan, los menores de 30 a?os, los m¨¢s castigados por la crisis, est¨¢n en un segundo plano. Esta aparente par¨¢lisis se explica por la decepci¨®n ante promesas de cambio incumplidas y por su involucraci¨®n en causas transversales
Luis Toledo no recuerda c¨®mo era vivir en un mundo sin crisis. Las tormentas financieras que acabaron con Lehman Brothers coincidieron con su entrada en la adolescencia. ¡°Hemos crecido sin aspiraciones de futuro. Y sigo as¨ª: pese a haber logrado una beca predoctoral considerada de ¨¦lite, cuando la termine tendr¨¦ que irme al extranjero o dejar la Universidad¡±, asegura este licenciado en Historia de 24 a?os que ultima su tesis sobre la juventud en la Transici¨®n.
¡°En Espa?a, se ha roto el pacto entre generaciones¡±, dice el economista Marcel Jansen
Mientras Toledo batalla para mejorar las condiciones laborales de los doctorandos, su compa?era Elia Hurtado participa en organizaciones feministas y de defensa de los inquilinos. Ambos forman parte de esa juventud comprometida que trata de arrancar mejoras al sistema. Sin embargo, sus compa?eros de generaci¨®n no han sido los protagonistas de las movilizaciones sociales de las ¨²ltimas semanas. Mujeres de todas las edades y jubilados han llenado las calles de Espa?a para gritar a los cuatro vientos su descontento. Los menores de 30 a?os, probablemente el grupo m¨¢s perjudicado por la larga d¨¦cada de crisis, son los grandes olvidados. Los j¨®venes esperan su momento.
El impacto de los a?os de recesi¨®n en los veintea?eros puede analizarse desde una infinidad de prismas. Desde los recortes en educaci¨®n ¡ªcuyo gasto pas¨® del 9,4% del PIB en 2005 al 8,2% en 2014¡ª a la evoluci¨®n de los salarios ¡ªentre 2008 y 2014, la renta media de los menores de 35 a?os cay¨® un 25%, y los sueldos de entrada en el mercado laboral se han desplomado¡ª pasando por la precariedad ¡ªcon una tasa del 57% para los de 15 a 29 a?os, los j¨®venes forman el ¨²nico colectivo con mayor temporalidad que antes de la crisis¡ª. La tasa de paro entre 15 y 24 a?os, pese a haber ca¨ªdo del 57% de 2013, sigue en un alt¨ªsimo 37,5%.
Pero quiz¨¢s el aspecto m¨¢s inquietante sea la profunda huella que todo esto va a dejar en el futuro de las nuevas generaciones. Como alertaba El muro invisible, el libro sobre las dificultades de ser joven editado por el colectivo Politikon, tras un choque como el de la econom¨ªa espa?ola en la ¨²ltima d¨¦cada, ¡°el empleo juvenil tarda m¨¢s en recuperarse, y en cierto sentido nunca vuelve a ser normal¡±. Los efectos ¡°se dejar¨¢n ver en sus trayectorias laborales muchos a?os despu¨¦s¡±, a?ad¨ªa el texto.
Es lo que el economista Marcel Jansen denomina ¡°efecto cicatriz¡±, es decir, que los que entran en el mercado laboral en periodos de recesi¨®n no van a disfrutar de una recuperaci¨®n tan r¨¢pida como otros sectores; y es muy probable que arrastren bajos salarios y precariedad durante largos periodos, con el consiguiente efecto en sus pensiones y, por lo tanto, en su nivel de vida futuro.
¡°Pese a ser las principales v¨ªctimas de la crisis, quiz¨¢s con los parados de larga duraci¨®n de m¨¢s edad, apenas se han tomado medidas para mejorar su futuro. En Espa?a, el pacto intergeneracional est¨¢ roto¡±, concluye Jansen, profesor en la Aut¨®noma de Madrid e investigador de Fedea.
Pero, si esto es as¨ª, ?por qu¨¦ no abundan las pancartas reclamando m¨¢s gasto en educaci¨®n y mejores salarios de entrada en el mercado laboral? Los soci¨®logos consultados apuntan, por un lado, a la frustraci¨®n que sigui¨® a la falta de un cambio pol¨ªtico palpable tras lo ocurrido en la Puerta del Sol de Madrid el 15-M de 2011. Pero tambi¨¦n destacan que las movilizaciones juveniles se encuentran muy vivas en otras m¨¢s amplias, como la de mujeres del pasado 8 de marzo, donde el papel de las veintea?eras e incluso adolescentes fue trascendental. Incluso en las marchas de jubilados hab¨ªa manifestantes que pod¨ªan ser los nietos de los protagonistas.
Las cicatrices de la crisis se dejar¨¢n ver en las vidas de los j¨®venes durante muchos a?os
¡°Tanto en j¨®venes precarios como en aquellos con una situaci¨®n m¨¢s desahogada, vemos una incertidumbre ante el futuro, la idea de que no hay nada seguro y que todo se puede venir abajo. Esta percepci¨®n se ha acentuado considerablemente respecto a generaciones anteriores¡±, explica Jorge Benedicto, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa en la UNED y director del Informe Juventud en Espa?a.
A esta instalaci¨®n en la incertidumbre se une un sentimiento de frustraci¨®n ante la falta de mejoras en sus condiciones de vida. Carles Feixa, catedr¨¢tico de Antropolog¨ªa Social de la Pompeu Fabra, traza un paralelismo entre la resaca del 15-M y la que sigui¨® al Mayo del 68 franc¨¦s. ¡°A las protestas de la juventud entonces sigui¨® un periodo de neoconservadurismo en el que sus reclamaciones quedaron congeladas, aunque muchas de ellas se hicieran realidad a medio o largo plazo. Creo que ahora est¨¢ pasando algo parecido¡±, a?ade Feixa, que habla de ¡°juvenicidio moral¡± para describir el proceso de creciente precarizaci¨®n laboral y desigualdad generacional.
Tras el 15-M
Las movilizaciones juveniles han desaparecido del primer plano, pero contin¨²an en las trincheras. En iniciativas peque?as, como la Asamblea Dignidad Predoctoral a la que pertenece el historiador Luis Toledo. ¡°Los movimientos sociales quedaron descabezados tras el 15-M. En la Universidad veo conciencia cr¨ªtica, pero no tiene por qu¨¦ traducirse en militancia tradicional. El activismo se deja ver en el d¨ªa a d¨ªa. Por ejemplo, cada vez m¨¢s estudiantes organizan seminarios de historia cr¨ªtica¡±, explica. Tambi¨¦n surgen iniciativas de universitarios deseosos de acumular experiencias ante un mercado laboral cada vez m¨¢s competitivo. As¨ª fue como V¨ªctor Prieto, de 22 a?os, fund¨® Comun¨ªcate, el club de debate y oratoria de la Facultad de Econ¨®micas de la Complutense, que organiza combates dial¨¦cticos sobre asuntos como los tratados comerciales, la superpoblaci¨®n o las criptomonedas. Prieto y su compa?era del club Isabella Gonz¨¢lez planean trasladarse a Australia y desarrollar all¨ª su carrera profesional. ¡°Es triste, pero creo que fuera de Espa?a tendremos m¨¢s oportunidades y seremos mejor valorados¡±, asegura ella, estudiante de Derecho y Administraci¨®n de Empresas.
El doctorando Luis Toledo ve su futuro o ¡°en el extranjero o fuera de la Universidad¡±
Rita Maestre es uno de esos casos de activistas del 15-M que dieron el salto a las instituciones. De protagonizar manifestaciones estudiantiles, esta licenciada en Pol¨ªticas a punto de entrar en la treintena pas¨® en 2015 a la portavoc¨ªa del Ayuntamiento de Madrid. Maestre niega que haya una reacci¨®n conservadora y s¨ª ve una movilizaci¨®n potente de los j¨®venes ¡ªy muy especialmente de las mujeres j¨®venes¡ª; y est¨¢ convencida de que el 15-M trajo aire fresco para renovar un sistema de partidos ¡°anquilosado¡±, con la irrupci¨®n de Podemos y Ciudadanos. ¡°El ciclo de cambio pol¨ªtico no termin¨® en 2011. Se nota en que por primera vez hay una brecha electoral entre los j¨®venes y sus mayores, que votan sustancialmente distinto¡±, asegura la concejal.
Pese al surgimiento de nuevas fuerzas pol¨ªticas, el desapego ante partidos y sindicatos es patente. ¡°A partir de las elecciones de diciembre de 2015 se produjo un efecto desmovilizador de j¨®venes decepcionados ante la actitud de los pol¨ªticos, tanto de derechas como de izquierdas¡±, explica el soci¨®logo Benedicto, que insiste en que esta desmovilizaci¨®n no equivale a apat¨ªa ya que, seg¨²n sus estudios, esta es una generaci¨®n m¨¢s politizada que las anteriores.
Prueba de este creciente alejamiento es el intento de UGT de volver a captar la simpat¨ªa de las nuevas generaciones a trav¨¦s de una nueva organizaci¨®n que pretende dotar a los j¨®venes del sindicato de una autonom¨ªa que nunca han disfrutado. Eduardo Magaldi, que a sus 28 a?os es el responsable de Juventud de UGT, admite que algo muy profundo ha de cambiar tambi¨¦n en las centrales sindicales. ¡°M¨¢s que desmovilizados, dir¨ªa que estamos descontentos ante una sociedad que no cuenta con nosotros; ante un sistema que hac¨ªa promesas que no ha cumplido¡±, concluye.
Lucha generacional entre estudiantes y pensionistas
Incluso el FMI, poco sospechoso de veleidades contestatarias, confirma el diagn¨®stico: los j¨®venes forman parte del grupo de edad que m¨¢s renta ha perdido durante la crisis; y Espa?a es el segundo pa¨ªs de la UE donde la brecha entre la riqueza de los que tienen entre 18 y 24 a?os y los mayores de 65 se ha ensanchado m¨¢s. Los datos son alarmantes: en 2016, casi el 30% de los espa?oles de 16 a 29 a?os estaban en riesgo de pobreza, mientras que en 2008 ese porcentaje no llegaba al 20%. Entre 2008 y 2014 se desplom¨® tanto la renta como la riqueza media de los hogares con cabeza de familia menor de 35 a?os. Mientras, ambos indicadores aumentaban ligeramente para la franja de 65 a 74 a?os. El conflicto generacional est¨¢ servido.
El economista Marcel Jansen se lamenta de que en nueve a?os de crisis, Espa?a apenas haya tomado medidas para mejorar su futuro. ¡°Sin embargo, toda la atenci¨®n se focaliza en los jubilados, el colectivo que probablemente mejor ha sido tratado¡±, contin¨²a, provocador. Jansen alerta de que una vuelta a la indexaci¨®n de pensiones a la inflaci¨®n supondr¨ªa ¡°una carga injusta sobre las espaldas de los j¨®venes¡±. El soci¨®logo Carles Feixa recuerda que los pol¨ªticos han cuidado m¨¢s a los pensionistas por motivos electorales: son muy numerosos y votan mayoritariamente a los partidos tradicionales. Ambos reclaman un pacto intergeneracional que garantice el sistema de pensiones, pero tambi¨¦n el compromiso con la educaci¨®n y el empleo juvenil.
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