El tono Bola?os
Es imposible desligar al periodista del maravilloso tipo capaz de tener la paciencia ¡ªla fortaleza¡ª de la piedra que desv¨ªa el curso del r¨ªo
Cuando decimos que no podemos dejar de leer una novela es porque queremos seguir escuchando la voz que narra. M¨¢s all¨¢ de las peripecias del argumento, lo esencial es ese tono que decide la forma en que fluye la historia. Contra el viento de cara del olvido, quienes hemos conocido y querido a ?lex Bola?os ¡ªy somos tantos, tantos¡ª nunca quisimos dejar de leer esa novela, de escuchar esa voz; no queremos borrar de la memoria, de ninguna de las maneras, ese tono Bola?os. La proverbial capacidad de an¨¢lisis de ?lex, sus lecturas, el talento para explicar y traducir, la serenidad, la infinita curiosidad y ese car¨¢cter mitad bendito mitad ind¨®mito ¡ªy el car¨¢cter es el destino¡ª le convirtieron en un pedazo de periodista econ¨®mico. Pero es imposible desligar al periodista del maravilloso tipo capaz de tener la paciencia ¡ªla fortaleza¡ª de la piedra que desv¨ªa el curso del r¨ªo. Miro los cielos velazque?os de Madrid, suena My favourite things, de Coltrane, y luego Silencio, de John Cage, y trato de acordarme de la pen¨²ltima vez que nos vimos, en un barecillo de Manuel Becerra, para dar con aquel tono. Y pr¨¢cticamente lo ¨²nico que recuerdo es que para contar la enfermedad dec¨ªa que alguna vez hab¨ªa sido un peso semipesado (m¨¢s de 81 kilos), pero que la quimio le hab¨ªa convertido en un welter (69 kilos) e iba camino de peso ligero, pluma, gallo. Y aun as¨ª nos dijimos que a¨²n nos quedaba una pizca de juventud. Una vez asentado en Madrid, hace m¨¢s de 10 a?os, se re¨ªa de que estuvo pr¨¢cticamente seis meses sin apenas escribir; despu¨¦s las risas eran porque no era capaz de dejar de hacerlo. ?lex admiraba aquel estribillo de Les Gottesman ("que los hechos hablen por s¨ª mismos") y hablaba de los peri¨®dicos como una especie de revoltijo del mundo, con esa exigencia por sumergirse en el meollo de las cosas y sin embargo permanecer al margen como un observador m¨¢s o menos neutral, pero siempre con un punto de vista certero. Y, por cierto, abominaba de los primeros p¨¢rrafos excesivamente largos: desgraciadamente, esta vez no va a poder coger la tijera para editar este. Hablar con ¨¦l de peri¨®dicos, en fin, se parec¨ªa a hablar sobre la vida; era como recibir un pu?etazo y un beso a la vez.
Dicen que ?lex se fue escuchando a Ux¨ªa. De la mano de Tereixa. Sereno. Me acuerdo de Marguerite Duras: "No s¨¦ si me da miedo la muerte, no s¨¦ casi nada desde que llegu¨¦ al mar".
Claudi P¨¦rez es periodista de EL PA?S.
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