El lavado de dinero negro pasa factura a ING
La entidad despide al financiero jefe y paga 775 millones de multa pero el Parlamento y los ciudadanos no se contentan
¡°Honesto, cuidadoso y responsable¡±. Estas son las cualidades defendidas por el grupo holand¨¦s ING, que acaba de ser multado por la justicia de su pa¨ªs con 775 millones por no supervisar el blanqueo de dinero efectuado entre 2010 y 2016 en el banco. La direcci¨®n del banco reconoci¨® los hechos despu¨¦s de que la fiscal¨ªa investig¨® ¡°miles de correos electr¨®nicos y documentos, y se?al¨® como implicados al departamento de ¡®negocios, auditor¨ªa interna y cumplimiento¡±. Sin embargo, no cit¨® como culpable a ning¨²n directivo, fruto del pacto entre ambas partes. Hubo multa, pero no culpables, era ¡°lo m¨¢s efectivo¡±, seg¨²n dijo la fiscal¨ªa.
¡°Nos hacemos responsables de que se apliquen las medidas necesarias para reparar lo ocurrido¡±, dijo el Ralph Hamers, el primer ejecutivo del banco, en el comunicado oficial donde ING admit¨ªa haber llegado a un acuerdo con los fiscales sin que se inicie un juicio penal.
La Fundaci¨®n para la Disciplinaria de la Banca, vigilante del propio sector, investiga el caso; es el primer paso para poder abrir un expediente contra los responsables directos. El Banco de Holanda calla. Y el Banco Central Europeo recuerda que la supervisi¨®n del blanqueo no est¨¢ bajo su control.
Seg¨²n el informe de los fiscales, el Banco de Holanda investig¨® la pol¨ªtica interna de ING contra el lavado de dinero entre 2005 y 2016. En 2015 sancion¨® al departamento de clientes ricos por no comprobar la procedencia del efectivo. Tambi¨¦n advirti¨® despu¨¦s a ING de los peligros de estas carencias. Ahora, el banco central calla. Pese a los dos avisos, ING no actu¨®. Al contrario, recort¨® el personal que vigilaba movimientos sospechosos de los clientes, un departamento muy rentable cuando se saltan las reglas.
Estas irregularidades en el banco que el Estado utiliza para sus pagos han encendido a la oposici¨®n, que pide cambios al Ejecutivo de centro derecha. En particular, socialdem¨®cratas y ecologistas. ¡°Llevan las cuentas p¨²blicas porque subrayaron su responsabilidad social. Es hora de elegir a otros¡±, dice Henk Nijboer, diputado socialdem¨®crata. En la calle, la sorpresa es evidente dado que ING es una de las marcas se?eras del pa¨ªs.
En la repulsa ciudadana y en la cr¨ªtica pol¨ªtica puede buscarse la clave de lo ocurrido. Hasta ahora ha ca¨ªdo Koos Timmermans, veterano director financiero con 22 a?os en la entidad, que algunas fuentes financieras creen que no particip¨® en el blanqueo. ¡°ING parece preocuparse m¨¢s de sus beneficios que de supervisar la lucha contra el lavado de dinero¡±, dice Kees Cools, catedr¨¢tico de Finanzas y Gobernanza en la Universidad de Tilburg, en conversaci¨®n telef¨®nica. De todos modos, la salida de Timmermans no le parece buena idea: ¡°Es un hombre ¨ªntegro. Parece m¨¢s una forma de salvar a Hamers¡±, a?ade.
En su opini¨®n, ¡°no habr¨¢ juicios penales porque nadie en ING se ha lucrado a t¨ªtulo personal. S¨ª lo ha hecho el banco, claro, que se ha beneficiado de las comisiones pagadas por los clientes, con la rentabilidad que eso supone. Sab¨ªan lo que estaba pasando, y por eso les han multado, aunque la direcci¨®n no esperaba que fuera tan elevada. Cuando vieron el gran malestar social y que el Parlamento se remov¨ªa despidieron a un jefe para aplacar al menos al Gobierno¡±, dice.
Particulares y empresas realizaron transacciones fraudulentas, seg¨²n la investigaci¨®n. La m¨¢s llamativa es la de Vimpelcom, firma rusa de telecomunicaciones, socio de la espa?ola Zed. Entre 2007 y 2011 pag¨® 55 millones de d¨®lares (47 millones de euros) a trav¨¦s de una cuenta del banco holand¨¦s a Takilant, una compa?¨ªa con apartado de correos en Gibraltar. El dinero fue al bolsillo de Gulnara Karimova, hija del entonces presidente de Uzbekist¨¢n. Era un soborno de Vimpelcom para acceder al mercado uzbeko, como denunci¨® Zed. Aunque ING supo en 2012 del cohecho, no actu¨® hasta que la prensa se interes¨® por el asunto.
Los beneficiarios en otros casos no son tan vistosos, pero las sumas manejadas s¨ª. Una tienda de lencer¨ªa emplazada en ?msterdam, ni siquiera exist¨ªa como tal en Holanda: estaba en Cura?ao, en el Caribe. Entre 2010 y 2014, vendi¨® supuestamente ropa interior por unos 150 millones de euros. Los clientes eran venezolanos que evitaban as¨ª las restricciones del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro para cambiar bol¨ªvares. Para ING se trataba de una empresa mediana, ¡°y aunque recibi¨® 49 se?ales de posible lavado de dinero, no investig¨®¡±, dice el fiscal. Solo lo hizo en 2013, cuando otro banco le pregunt¨® por la cuenta.
Otro cliente vend¨ªa materiales de construcci¨®n. Pagaba por ellos con una tarjeta de cr¨¦dito y recib¨ªa dinero en efectivo a cambio. Entre 2013 y 2015, movi¨® unos nueve millones. ING no investig¨® la cuenta aunque el sujeto operaba desde Surinam, la antigua colonia en Latinoam¨¦rica. ¡°Espero que esto sirva para que otros bancos no lo hagan y que ING cambie su comportamiento¡±, concluye Cools. No todos en el mercado son tan optimistas.
¡°La clave es que ning¨²n directivo vaya a prisi¨®n¡±
Holanda es un pa¨ªs con grandes ventajas fiscales, lo que ha atra¨ªdo a docenas de grandes firmas, que tienen all¨ª su sede. Sin embargo, esta situaci¨®n no supone, seg¨²n los expertos consultados, que se considere un lugar con poca vigilancia para el blanqueo de capitales. Otra cuesti¨®n distinta es que las autoridades que supervisan estas actividades tengan cierta permisividad cuando se trata de un banco que es m¨¢s grande que la econom¨ªa de Holanda, como sucede con ING, recuerda Jos¨¦ Mar¨ªa Pel¨¢ez, inspector de Hacienda.
En su opini¨®n, en el caso de ING hay otra clave: que la fiscal¨ªa no acuse a ning¨²n directivo. ¡°Cuando las autoridades descubren a un banco con estas actividades, los banqueros buscan pagar una multa, que puede ser inferior al beneficio obtenido, pero que nadie vaya a la c¨¢rcel. A lo m¨¢s, alguno pierde su cargo¡±. ?Es un coste reputacional para el banco? ¡°Para algunos clientes s¨ª es una mancha, para otros, los que blanquean, quiz¨¢ hasta sea un reclamo¡±, dice Pel¨¢ez.
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