L¨ªneas interpretativas del empleo
Los cambios son necesarios, pero solo en las partes que no funcionan
En las artes y muchas disciplinas cient¨ªficas se prodigan las l¨ªneas interpretativas. Contribuyen a la discusi¨®n y, en algunos casos, a crear escuela. Tambi¨¦n generan vicios que solo nuevas l¨ªneas interpretativas pueden superar. Con el empleo ocurre que la interpretaci¨®n de los datos es en ocasiones vol¨¢til y poco sustentada. Hace unos d¨ªas se dijo que la EPA del primer trimestre hab¨ªa sido mala. Sin embargo, si se analizaban los datos desestacionalizados (corregidos de factores que no tienen que ver con la tendencia), el paro no solo no sub¨ªa, sino que descend¨ªa. Ser¨ªa conveniente que para este tipo de informaci¨®n los institutos de estad¨ªstica ofrecieran los titulares con cifras desestacionalizadas. Siempre habr¨¢ tiempo para que las mentes interesadas traten de sacar convenientes an¨¢lisis de datos menos filtrados.
Con los datos de paro registrado del lunes conviene hacer el mismo ejercicio. Se hablaba de cifras hist¨®ricas para un mes de abril en el que los afiliados a la Seguridad Social alcanzaron los 19,23 millones. El aumento de cotizantes en abril fue de 186.785. Corregido de efectos estacionales, el incremento tambi¨¦n fue considerable (52.192 nuevos afiliados). El paro disminuy¨® (con efecto Semana Santa incluido) en 91.518 personas y, de nuevo, con la correcci¨®n estacional, tambi¨¦n cay¨®, en 19.136. As¨ª, la tendencia parece positiva. Espa?a poco a poco recupera los niveles de desempleo precrisis. Queda faena, no obstante.
La reducci¨®n del desempleo no obvia preocupaciones sobre las instituciones laborales. Unas compartidas internacionalmente y otras m¨¢s espec¨ªficas de Espa?a. Entre las primeras son muchas las jurisdicciones donde el paro no es que baje, sino que se encuentra en m¨ªnimos, pero en las que los datos ofrecen, recurrentemente, una inquietante dualidad: cae el desempleo y los salarios permanecen estables. Esto permite a estas econom¨ªas, entre otras cosas, crecer sin crear excesiva inflaci¨®n (frecuentemente, al menos, por debajo de la esperada), pero con proliferaci¨®n de salarios modestos o precarios. Tiene que ver con cambios de paradigma productivo (digitalizaci¨®n), pero tambi¨¦n con modelos de gesti¨®n del mercado de trabajo que tendr¨ªan que revisarse. Todo esto genera inquietud entre los bancos centrales, atrapados en su experimento monetario. Es parte inequ¨ªvoca del descontento social que no parece compatible con un paro tan bajo.
Entre los debates propios, el de las remuneraciones en Espa?a. Aun siendo fundamental apostar por la productividad como referencia salarial b¨¢sica, los niveles del salario m¨ªnimo deben responder tambi¨¦n a una base digna de sustento social. No he terminado de entender las cr¨ªticas a la subida del SMI. Resulta poco cre¨ªble, adem¨¢s, que en otros pa¨ªses con un SMI mayor los salarios se expliquen solo por productividad. Tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs vuelven peticiones que no parecen tener mucho sentido, como derogar la reforma laboral. Los cambios son necesarios, pero solo en las partes que no funcionan. Queda por ver c¨®mo resiste este nuevo edificio de empleo cuando las cosas se vuelvan a poner mal.
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