Cinco fallas de la econom¨ªa espa?ola
Estas son las reformas pendientes para que la pr¨®xima crisis nos pille en condiciones adecuadas
El superdomingo electoral de hace siete d¨ªas ha culminado un intenso ciclo de votaciones abierto hace 18 meses con las elecciones auton¨®micas catalanas. El nuevo panorama pol¨ªtico requiere un an¨¢lisis de d¨®nde se encuentra la econom¨ªa espa?ola y los retos a los que se enfrenta la misma despu¨¦s de casi seis a?os de expansi¨®n.
Nadie sabe ni cu¨¢ndo ni c¨®mo vendr¨¢ la pr¨®xima crisis econ¨®mica. La econom¨ªa es un sistema complejo en el que la predicci¨®n en el medio plazo es casi imposible. Sin embargo, s¨ª que podemos identificar las fallas de nuestra econom¨ªa y augurar que la pr¨®xima crisis, que tarde o temprano llegar¨¢, incidir¨¢ con alta probabilidad sobre tales debilidades.
Las cinco fallas principales de la econom¨ªa espa?ola actual son las cuentas p¨²blicas, la productividad, la estructura de nuestras exportaciones, el sistema financiero y la fragmentaci¨®n pol¨ªtica en el Congreso.
Primero, Espa?a mantiene un serio problema de cuentas p¨²blicas en el corto y en el largo plazo. En el corto plazo, el d¨¦ficit estructural de las administraciones p¨²blicas, es decir, el d¨¦ficit descontado el efecto del ciclo econ¨®mico, ronda el 2,5% del PIB y las medidas de pol¨ªtica fiscal desde 2015, en especial en los ¨²ltimos seis meses, han deteriorado esta cifra. Mientras que un 2,5% de d¨¦ficit estructural pudiere parecer asumible, nos deja expuestos a una situaci¨®n en la que un cambio de ciclo y una subida de los costes de financiaci¨®n de la deuda p¨²blica nos devolver¨ªa, en apenas unos meses, a un d¨¦ficit de al menos un 7%. Financiar tal d¨¦ficit, dada una deuda p¨²blica de un 97% del PIB, ser¨¢ un reto de primera magnitud. En el largo plazo, el Estado del bienestar se enfrenta a una demograf¨ªa muy desfavorable y su reforma es inevitable. La aparente imposibilidad de nuestro sistema pol¨ªtico de interiorizar las restricciones presupuestarias intertemporales, demostrada por la suspensi¨®n por dos a?os de la aplicaci¨®n del factor de sostenibilidad de las pensiones, es el aspecto m¨¢s preocupante de nuestra situaci¨®n econ¨®mica actual.
Segundo, Espa?a sigue fracasando en incrementar su productividad. Los cuatro ¨²ltimos a?os de nulo crecimiento de la productividad se acumulan sobre ya muchas d¨¦cadas de desenga?os en esta dimensi¨®n. En el largo plazo, solo el crecimiento de la productividad puede permitir una mejora sostenida de la renta per c¨¢pita. De hecho, la falta de crecimiento de productividad es la causa principal de que Espa?a no haya convergido desde mediados de los a?os 70 del siglo pasado al nivel de renta de los pa¨ªses del norte de Europa.
Tercero, Espa?a est¨¢ expuesta a una estructura de exportaciones fr¨¢gil. La capacidad de exportar de muchas de nuestras empresas ha sido un motor fundamental de superaci¨®n de la crisis: hoy exportamos m¨¢s, como porcentaje del PIB, que Francia o Italia. A la vez, nuestras exportaciones se concentran en sectores, como el autom¨®vil o el petroqu¨ªmico, muy expuestos al cambio tecnol¨®gico. Por ejemplo, est¨¢ por ver c¨®mo la industria nacional del autom¨®vil, una de nuestras ¡°estrellas¡± exportadoras, se adaptar¨¢ a la electrificaci¨®n. De igual manera, nuestras exportaciones se concentran en exceso en Europa Occidental, con poca penetraci¨®n y escaso crecimientos (incluso ca¨ªdas) en mercados fundamentales para el futuro como India. Finalmente, el ¨ªndice de complejidad tecnol¨®gico de nuestras exportaciones est¨¢ por debajo del de muchos de nuestros socios europeos, lo que nos deja m¨¢s sujetos a variaciones del tipo de cambio del euro y a la entrada de nuevos competidores que las sofisticadas exportaciones de Alemania o Francia.
Cuarto, el sistema financiero espa?ol sigue siendo fr¨¢gil. Primero, nuestros bancos tienen el menor ratio de capital ordinario de nivel 1 (el de mayor calidad) de la eurozona, con la que su situaci¨®n de solvencia es claramente mejorable. Segundo, dada la compresi¨®n de los m¨¢rgenes de intereses, sus beneficios dependen m¨¢s que nunca de los servicios bancarios y sus comisiones, quiz¨¢s la actividad bancaria m¨¢s expuesta a los cambios tecnol¨®gicos. Tercero, la crisis financiera ha provocado una fuerte concentraci¨®n en el sector, lo que restringe y encarece el cr¨¦dito, algo muy perjudicial para la actividad econ¨®mica. Cuarto, el modelo de banca universal en nuestro pa¨ªs, caracterizado por una estrecha relaci¨®n con el cliente, impide el desarrollo de otros segmentos de los mercados financieros, como los fondos de inversi¨®n y de pensiones. La distribuci¨®n y gesti¨®n de estos fondos sigue controlada por los bancos con los consiguientes problemas de calidad en dicha gesti¨®n y de azar moral documentados por muchos estudios acad¨¦micos. Las alternativas para el ahorro de los espa?oles siguen siendo limitadas y de ah¨ª la importancia de la inversi¨®n inmobiliaria en nuestra econom¨ªa. Se ha resuelto la crisis bancaria, que no es poco, pero queda mucho por hacer.
Quinto, Espa?a tiene un Congreso de los Diputados fragmentado, donde ser¨¢ dif¨ªcil introducir medidas costosas pol¨ªticamente en el corto plazo. La ausencia de impulso reformista desde 2013 puede prolongarse durante la nueva legislatura. Esta falta de impulso reformista es una pena pues nuestra econom¨ªa ha demostrado, desde el Plan de Estabilizaci¨®n de 1959, y del que pronto se cumplir¨¢n 60 a?os, que es muy agradecida. Una y otra vez, Espa?a ha generado mucho bienestar para todos cada vez que hemos apostado por las reformas y la apertura.
Las reformas que ahora necesitamos y que nos preparar¨ªan para esa crisis por venir pasan por cerrar las cinco fallas descritas. Primero, necesitamos consolidar nuestras cuentas p¨²blicas de una manera decida. Ello requiere de un esfuerzo tanto por parte de los ingresos, en particular eliminado los tipos reducidos y superreducidos del IVA y eliminando distorsiones en el impuesto sobre la renta, como por parte de los gastos. Esto solo ser¨¢ posible en un marco presupuestario m¨¢s s¨®lido en el largo plazo que reduzca la discrecionalidad en la redefinici¨®n de ingresos y gastos y que incentive un debate informado sobre las opciones fiscales existentes. Y, adem¨¢s, precisamos de un debate nacional sobre c¨®mo asegurar la sostenibilidad del Estado de bienestar.
Segundo, es crucial un plan para que la productividad empiece a crecer, reformando nuestro sistema educativo, de I+D, el mercado de trabajo, el marco regulatorio y de negocios, mejorando la calidad legislativa y judicial y asegurando la unidad del mercado nacional. As¨ª mismo hay que fomentar el desarrollo del mercado financiero m¨¢s all¨¢ de la banca. Igualmente, una resoluci¨®n del actual marasmo de inseguridad jur¨ªdica en el sector es imperante.
Tercero, nuestras empresas tienen que explorar, con mucha m¨¢s fuerza, los mercados asi¨¢ticos y caminar hacia productos de mayor complejidad tecnol¨®gica y menos expuestos al riesgo de cambio. La mejora de productividad de la econom¨ªa en su conjunto (incluido una mejor educaci¨®n en lenguas, cultura e historia de Asia en nuestra universidad) ser¨¢ un elemento decisivo en este proceso.
Finalmente, nuestros pol¨ªticos tienen que encontrar ¨¢reas de acuerdo donde, m¨¢s lejos de intereses propios, se pueda avanzar en reformas de sustancia. Espa?a ha sufrido, por d¨¦cadas, un ciclo en el que las fallas de nuestra econom¨ªa crec¨ªan a lo largo de la expansi¨®n hasta que, temblando de manera brusca, nos obligaban a un ajuste inesperado y doloroso. Ahora es el momento de romper ese ciclo y, por primera vez en 60 a?os, prepararnos para la siguiente crisis antes de que llegue.
Jes¨²s Fernandez-Villaverde es profesor en University of Pennsylvania y Tano Santos, en Columbia Business School
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