Banca y tipos m¨ªnimos
La exigencia de capital a las entidades bancarias se ha multiplicado desde la crisis bancaria
Hemos escuchado a Mario Draghi, Pablo Hern¨¢ndez de Cos o Luis de Guindos decir que los tipos de inter¨¦s reducidos favorecen a los bancos. Ser¨¢ que los mercados de renta variable no se han debido enterar de esa supuesta verdad porque las cotizaciones bancarias en toda Europa est¨¢n por los suelos. Mientras las correspondientes, por ejemplo, a los bancos norteamericanos, con un nivel de tipos m¨¢s alto y menor sobrecapitalizaci¨®n, se mueven con soltura. O quiz¨¢s sea que los dirigentes citados no tengan los an¨¢lisis m¨¢s certeros sobre los problemas de cuenta de resultados a los que est¨¢n abocando a la banca por estas medidas.
Argumenta el BCE que los tipos reducidos mejoran la capacidad de pago de los deudores bancarios y disminuyen la tasa de morosidad lo que, desde luego, resulta innegable. Como tambi¨¦n lo es que su impacto no es ya tan significativo una vez que los agentes econ¨®micos se han acostumbrado al nuevo nivel de tipos, que ya llevan a?os por los suelos.
Tambi¨¦n dice el BCE que hay activos bancarios que, con los menores tipos de inter¨¦s, aumentan de precio, como la deuda p¨²blica, la segunda partida m¨¢s importante del balance bancario. Cierto, eso ocurri¨® mientras los tipos bajaban, pero no cuando permanecen en el fondo. Y, mientras tanto, el da?o que la curva plana e ¨ªnfima de tipos inflige al margen de intereses es continuado, recurrente e incluso creciente. Para colmo, cuando suban los tipos, si es que ocurre alguna vez, muchos t¨ªtulos generar¨¢n minusval¨ªas.
En cuanto a los activos bancarios da?ados, te¨®ricamente los tipos bajos y el mejor entorno econ¨®mico podr¨ªan aumentar su valor, aparte de que el coste de financiaci¨®n se hace m¨¢s reducido. Pero no cabe olvidar que el supervisor ha obligado, pr¨¢cticamente, a las entidades a vender las carteras de adjudicados y dudosos a cualquier precio. Por lo que aquel efecto resulta incierto o limitado.
En fin, tambi¨¦n se?alan los gobernadores que los tipos bajos animan el cr¨¦dito, mejorando los ingresos de las entidades bancarias. Otra vez les doy en parte la raz¨®n. Pero, si con ese efecto, el stock de cr¨¦dito bancario a empresas y familias lleva en Espa?a 10 a?os ininterrumpidos retrocediendo, cabe imaginar d¨®nde estar¨ªamos si lo que dicen los bancos centrales no fuera verdad¡. En realidad, el impacto es muy limitado y en Espa?a solo ha influido positivamente en el crecimiento del cr¨¦dito consumo (el que m¨¢s morosidad acumula cuando cambia el ciclo). Por lo que se trata de un argumento meramente te¨®rico, pero sin relevancia pr¨¢ctica.
El da?o a los bancos ¡ªsiendo importante por los tipos ¨ªnfimos¡ª lo es a¨²n m¨¢s por los negativos, que no se pueden transferir a muchos clientes, as¨ª como por la falta de pendiente de la curva de tipos, que destroza el margen inherente a la transformaci¨®n de plazos caracter¨ªstica del negocio bancario. Y, desde luego, ese lucro cesante es bastante m¨¢s duradero que la suma de los impactos positivos que buscan con lupa los bancos centrales.
Pero es que, adem¨¢s, hay otro importante efecto. La exigencia de capital a las entidades bancarias se ha multiplicado desde la crisis bancaria. Tanto del capital estricto como de otros instrumentos financieros h¨ªbridos computables. Todos tienen un coste muy elevado, expl¨ªcito en algunos casos o bien en forma de exigencia de rentabilidad en otros. Pues bien, la brecha entre ese coste de capital y lo poco que puede obtenerse de su inversi¨®n se ha agrandado enormemente, por efecto volumen y por efecto precio. Este ¨²ltimo porque el coste de capital es menos sensible al nivel de tipos que el rendimiento del activo. Todo rema en contra.
La incapacidad de cubrir el coste de capital es la manifestaci¨®n m¨¢s evidente del efecto negativo de los tipos bajos y lleva a unos precios bancarios en Bolsa muy por debajo del valor en libros. Esta es la industria bancaria real, golpeada en su negocio y en su valoraci¨®n de mercado, primero con la crisis y luego por los tipos. Mientras, los bancos centrales se pretenden mantener ajenos e instan a las entidades a mejorar su rentabilidad con t¨®picos como la mejora de los modelos de negocio o la concentraci¨®n. Que, en el caso de la paneuropea, es algo completamente alejado de la realidad (por ahora).
No obstante, las entidades financieras debieran quejarse menos y gestionar mejor en lo que depende de s¨ª mismas, sin escudarse en la pol¨ªtica monetaria para no hacer los deberes. M¨¢s vale que no esperen a que se eleven los tipos, porque es previsible que solo lo hagan tarde, poco y mal. Que tomen nota, por ejemplo, las entidades que tienen que vender acciones en el mercado.
Lo peor es que cuando el BCE publica un informe diciendo que los tipos bajos son buenos¡ debe ser porque est¨¢ considerando bajarlos m¨¢s a¨²n.
Carmelo Tajadura es economista
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.