La insoportable levedad de la inflaci¨®n
La anemia cr¨®nica de los precios plantea un dilema para la pol¨ªtica econ¨®mica europea
La inflaci¨®n desciende hasta su cuasi desaparici¨®n, lo cual es una buena noticia para el consumidor, que se beneficia de un importante incremento de poder adquisitivo. Descontando el leve aumento de los precios, la renta disponible de los hogares est¨¢ avanzando a tasas anuales superiores al 2%, notoriamente superiores a la media registrada desde el inicio de la recuperaci¨®n. Este resultado refleja el incremento del empleo, junto con el aumento de las retribuciones salariales impulsadas por el alza del salario m¨ªnimo interprofesional. Tambi¨¦n contribuye la contracci¨®n de las cargas financieras que pesan sobre las familias, desde 22.700 millones en el 2012, a?o negro de la crisis, hasta menos de 5.000 que se esperan para el presente ejercicio.
Adem¨¢s, la ca¨ªda de la inflaci¨®n ha sido inesperada ¡ªhasta hace poco se anticipaba un incremento del IPC del 1,7% para finales de este a?o, cerca de medio punto m¨¢s de la tendencia en curso¡ª. De modo que las familias disponen de un plus de renta de cerca de 3.800 millones. Habida cuenta de la elevada propensi¨®n a consumir, une buena parte de ese plus revierte en la demanda. As¨ª pues, el dinamismo del consumo explica que la econom¨ªa espa?ola est¨¦ capeando el debilitamiento de los mercados globales, algo que ha llevado la Comisi¨®n Europea a elevar la previsi¨®n de crecimiento para este a?o en dos d¨¦cimas, hasta el 2,3%.
Sin embargo, la reca¨ªda de la inflaci¨®n tiene una cara menos amable, porque tambi¨¦n significa que el Banco Central Europeo (BCE) est¨¢ siendo incapaz de cumplir con el objetivo de llevarla hasta el 2%. Lo que quiere decir que la pol¨ªtica monetaria no logra reactivar una econom¨ªa europea, que apenas crecer¨¢ por encima del 1% este a?o. Esto es preocupante porque, hoy por hoy, y a falta de un presupuesto europeo de estabilizaci¨®n, no existe una pol¨ªtica econ¨®mica alternativa a la que despliega el BCE.
Para que el potente arsenal monetario del banco central incida sobre la econom¨ªa, hace falta que la reducci¨®n de tipos de inter¨¦s provoque una mayor demanda de cr¨¦dito ¡ªdel que se espera m¨¢s inversi¨®n y actividad¡ª. O que el euro pierda valor con respecto a las principales monedas, sobre todo el d¨®lar, para as¨ª mejorar la posici¨®n competitiva de nuestras empresas (el canal externo). Pero estos canales de transmisi¨®n de los impulsos monetarios no funcionan, en primer lugar porque las empresas, que est¨¢n saliendo de una de las peores crisis de nuestra historia, no quieren endeudarse, ni siquiera con tipos de inter¨¦s que alcanzan niveles irrisorios gracias a la acci¨®n del BCE. Prefieren acumular excedentes y aligerar pasivos heredados de la crisis. Las familias, por su parte, s¨ª que empiezan a recurrir al cr¨¦dito, sobre todo para financiar la compra de bienes de consumo duradero. Pero a partir de niveles reducidos y sin compensar la reticente actitud de las empresas.
En cuanto al canal externo, a la inversa de lo que se anticipaba, se est¨¢ produciendo una apreciaci¨®n del euro frente al d¨®lar. Y es que tanto la Reserva Federal como el presidente Donald Trump est¨¢n dando se?ales a los mercados orientadas a la depreciaci¨®n de la divisa norteamericana. Por tanto, las presiones deflacionistas externas se a?aden a las internas, que proceden de la aton¨ªa del cr¨¦dito.
El BCE, todav¨ªa con Mario Draghi a su cabeza, se ha mostrado dispuesto a actuar a?adiendo una dosis de relajaci¨®n monetaria, que podr¨ªa incluir una nueva ronda de compra de bonos p¨²blicos. Sin embargo, este no parece ser el remedio que vaya a la ra¨ªz del mal, que procede de un exceso cr¨®nico de ahorro del sector privado. Adem¨¢s, el BCE ya no puede incrementar significativamente su compra de bonos p¨²blicos, por el volumen ya alcanzado, que roza los l¨ªmites fijados por la normativa.
En suma, el impacto favorable del descenso de la inflaci¨®n sobre el poder adquisitivo y el consumo es transitorio. Si bien conviene luchar contra las presiones deflacionistas, la pol¨ªtica monetaria no parece la m¨¢s eficaz, adem¨¢s de plantear riesgos financieros. Un dilema complejo, en plena renovaci¨®n de la c¨²pula de las principales instituciones europeas.
Raymond Torres es director de Coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres
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