Lagarde apuesta por que el BCE mantenga la pol¨ªtica de est¨ªmulos
La presidenta electa llama a los pa¨ªses con margen a aumentar la inversi¨®n para luchar contra la recesi¨®n
Christine Lagarde afila las armas del Banco Central Europeo para luchar contra un horizonte de recesi¨®n y curvas. En pleno deterioro de la econom¨ªa global, la presidenta electa de la entidad ha mostrado este mi¨¦rcoles su disposici¨®n a prolongar en el tiempo la pol¨ªtica de est¨ªmulos de su predecesor, Mario Draghi. La pol¨ªtica francesa se ha sometido esta ma?ana durante dos horas y media al interrogatorio de los eurodiputados de la comisi¨®n de Econom¨ªa de la Euroc¨¢mara, que esta tarde le han otorgado un amplio respaldo de 37 votos a favor, 11 en contra y cuatro abstenciones.
Pese a su dilatada experiencia pol¨ªtica, Lagarde comenz¨® la audiencia como un alumno reci¨¦n llegado tras el pupitre. Inici¨® su intervenci¨®n admitiendo que se sent¨ªa intimidada. Y sus gestos previos, tensos y acelerados, transmit¨ªan parte de esa turbaci¨®n ante el examen. Su primera batalla la gan¨® en cuanto tom¨® la palabra, los nervios se disiparon e impuso sus ritmos. Le dieron 10 minutos de l¨ªmite, dijo haber negociado 15 minutos, y acab¨® hablando casi 20. "Los desaf¨ªos que justifican la pol¨ªtica actual del BCE no han desaparecido", se?al¨® mientras sobrevuelan la escena la guerra comercial, la ralentizaci¨®n alemana y la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. "Por lo tanto, estoy de acuerdo con la opini¨®n del consejo de gobierno de que una pol¨ªtica altamente acomodaticia est¨¢ justificada por un prolongado periodo de tiempo con el fin de llevar la inflaci¨®n [a una cota] por debajo pero pr¨®xima al 2%", a?adi¨® refiri¨¦ndose al sacrosanto objetivo del BCE.
La inquilina m¨¢s pol¨ªtica de la direcci¨®n del banco quiere dise?ar un BCE ¨¢gil, capaz de adaptarse con m¨¢s velocidad al vol¨¢til entorno macroecon¨®mico. Pero ha advertido de que estar¨¢ vigilante de los posibles efectos secundarios del fest¨ªn de liquidez, sin visos de remitir a corto plazo ante una eurozona con un crecimiento menguante y una inflaci¨®n situada en el 1%, m¨ªnimos de hace casi tres a?os. Lagarde record¨® sin embargo que el BCE no es omnipotente, con lo que el esfuerzo de la instituci¨®n debe ir acompa?ado de artiller¨ªa desde las capitales. Sin citar a Alemania, envi¨® un recado a Berl¨ªn para que saque la chequera y aumente el gasto p¨²blico, un mensaje que ya lanz¨® sin ¨¦xito en repetidas ocasiones desde su puesto en la c¨²pula del FMI. "Algunos pa¨ªses en la zona euro pueden utilizar su espacio presupuestario para mejorar la banda ancha y las infraestructuras y luchar contra la recesi¨®n".
Lagarde, que aterrizar¨¢ en Fr¨¢ncfort el pr¨®ximo 1 de noviembre si como todo hace indicar supera los ex¨¢menes de Euroc¨¢mara, BCE y Estados miembros, envolvi¨® su discurso de un tono pol¨ªtico que no obvia los algoritmos que mueven las finanzas globales pero tampoco al ciudadano de a pie. "El BCE tiene que escuchar a los mercados, no tiene que ser guiado por los mercados. Pero tambi¨¦n tiene que entender a la gente. Una moneda es un bien p¨²blico que pertenece a los ciudadanos".
La exministra francesa, la primera mujer en ocupar el sill¨®n, coincide con Draghi en lo fundamental: esto es, utilizar en lo posible la potencia de fuego del BCE para combatir las crisis. No est¨¢ claro, sin embargo, el alcance de ese bazuca anticrisis. "Pr¨¢cticamente se han agotado las medidas convencionales para estimular la econom¨ªa. No hay mucho margen para unos tipos mucho m¨¢s bajos", ha alertado el jefe de Ciudadanos en la Euroc¨¢mara, Luis Garicano, presente en la sala, para quien la puesta en escena de Lagarde fue "excelente". Menos entusiasta se mostr¨® el eurodiputado popular Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo. "La he visto excesivamente prudente. Su an¨¢lisis parte de que la zona euro sufre una cierta desaceleraci¨®n cuando estamos en v¨ªsperas de una recesi¨®n y la crisis ya no es de demanda sino de oferta. Seguir con la medicina que aplic¨® Draghi de tipos bajos y compra de bonos no va a ser suficiente", augur¨®.
La nueva guardiana del euro parece dispuesta a dejar su impronta personal en asuntos m¨¢s sociales durante los ocho a?os que tiene por delante. Y conf¨ªa en no tener que imitar a Draghi en aquella c¨¦lebre frase ¡ª¡°har¨¦ todo lo necesario para salvar el euro y, cr¨¦anme, ser¨¢ suficiente¡±¡ª con la que fren¨® el acoso de los mercados. "Espero no tener que decir nunca algo as¨ª porque eso significar¨ªa que otros no han hecho su trabajo". Lagarde cree que el banco puede contribuir a combatir la desigualdad y el cambio clim¨¢tico, y planea aumentar la cartera de bonos verdes de la entidad, aunque se quej¨® de que el tama?o de la oferta de este tipo de activos es todav¨ªa muy limitado.
La cuarta titular del puesto de honor del BCE tras el holand¨¦s Wim Duisenberg, el franc¨¦s Jean-Claude Trichet y el italiano Mario Draghi, despleg¨® sus habilidades comunicativas. Y pudo esquivar las zonas m¨¢s oscuras de su pasado. Si sobre Draghi pesaba su trabajo anterior en Goldman Sachs, el banco de inversi¨®n que ayud¨® a camuflar el desajuste de la deuda griega, sobre Lagarde, la losa viene de su etapa como ministra de Finanzas francesa. En 2016 fue declarada culpable de negligencia en un caso de desv¨ªo de dinero p¨²blico del que se benefici¨® el empresario Bernard Tapie, amigo del entonces presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy.
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