?Hay futuro para la clase media?

Se incrementa la preocupaci¨®n, en los pa¨ªses industrializados, sobre el futuro de sus clases medias. Y no faltan motivos: la clase media, que construy¨® la columna vertebral del desarrollo econ¨®mico y pol¨ªtico de la posguerra en los pa¨ªses desarrollados, se encuentra bajo presi¨®n. De acuerdo con un reciente informe de la OCDE, este colectivo se est¨¢ estrechando: un miembro de la generaci¨®n del baby boom ten¨ªa un 70% de probabilidades de pertenecer a la clase media al llegar a los veinte a?os, pero un miembro de la generaci¨®n de los millennial ha visto esta probabilidad reducida hasta el 60%. El economista Branko Milanovic nos ha mostrado que las clases medias de los pa¨ªses desarrollados han sido quienes menos han visto crecer sus ingresos desde los a?os ochenta, disminuyendo de esta manera su peso en la econom¨ªa global. Espa?a tambi¨¦n ha seguido esta tendencia: seg¨²n un estudio de Luis Ayala y Olga Cant¨® publicado en 2018, la clase media de Espa?a ha pasado de representar el 65% de la poblaci¨®n a comienzos del siglo XXI a un 55% en 2014, con un peso menguante en la distribuci¨®n de la renta.

El futuro de la clase media se ve, adem¨¢s, muy comprometido por el propio desarrollo del mercado de trabajo: toda la evidencia existente apunta a la reducci¨®n de los empleos situados en el segmento de ingresos medianos. De acuerdo con la OCDE, tener una cualificaci¨®n media no garantiza ya un acceso a un salario medio, y la tendencia a la desaparici¨®n de puestos de trabajo en los tramos intermedios de la escala salarial se acent¨²a por el cambio tecnol¨®gico y la incorporaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas digitales. La polarizaci¨®n del mercado de trabajo supone un reto no s¨®lo para una econom¨ªa basada en el consumo de masas, sino tambi¨¦n para el mantenimiento de los pilares fundamentales de los Estados sociales, como lo es el sistema de pensiones: el salario de entrada en el mercado de trabajo es hoy, de promedio, menor que el coste de las nuevas pensiones.

El adelgazamiento de la clase media no deja de tener efectos sociales y pol¨ªticos de primera magnitud. Christophe Guilluy ha hecho fortuna anunciando el ¡ªun tanto exagerado¡ª final de la clase media en su ensayo No Society, en el que se?ala el impacto de este proceso en la descomposici¨®n de la sociedad democr¨¢tica, y David Lizoain apunt¨® en El fin del primer mundo que la erosi¨®n de la seguridad econ¨®mica que consolidaba la clase media es uno de los factores para entender la llegada del miedo como factor de acci¨®n pol¨ªtica, tan bien explotado por populismos en los pa¨ªses desarrollados. Se extiende as¨ª la idea de que las generaciones venideras vivir¨¢n peor que sus padres: de acuerdo con los estudios del centro de investigaciones PEW, el 72% de los espa?oles opina que el futuro financiero de sus hijos ser¨¢ peor que el suyo propio.

Pero nada est¨¢ escrito: el devenir de las clases medias depender¨¢ fundamentalmente de su propia acci¨®n pol¨ªtica. La evidencia, de nuevo, nos ense?a que m¨¢s que la tecnolog¨ªa, lo relevante son las instituciones. Un marco institucional adecuado y un redise?o de las pol¨ªticas de cohesi¨®n social ser¨¢n las llaves para preservar el futuro del sector poblacional en el que se basa nuestro modelo econ¨®mico y social.