La crisis del coronavirus cerca a los trabajadores m¨¢s precarios
Repartidores, camareras de hotel y empleadas del hogar temen por sus ingresos y lamentan no encajar en las medidas del Gobierno
La crisis del coronavirus amenaza con estrangular los ingresos de los trabajadores m¨¢s precarios, entre ellos los riders (repartidores), las camareras de hotel (las autodenominadas kellys) o las empleadas del hogar. Estos colectivos lamentan que sus actividades no est¨¦n suficientemente reguladas y que en muchos casos no puedan acogerse a las medidas econ¨®micas previstas en el decreto del Gobierno, con lo que ante una situaci¨®n de emergencia pasan a ser mucho m¨¢s vulnerables. ¡°Seguimos siendo las invisibles hasta en ¨¦poca de pandemia¡±, lamenta una empleada del hogar.
¡°Ante esta emergencia, la parte m¨¢s precaria de la sociedad es la que tiene menos garant¨ªas¡±, resume Nacho Parra, abogado del Colectivo Ronda. Los repartidores suman unos 14.000 trabajadores en Espa?a, seg¨²n c¨¢lculos de las plataformas digitales. El modelo laboral est¨¢ en entredicho en los juzgados y pese a que el a?o pasado la Inspecci¨®n de Trabajo consider¨® que 9.000 repartidores eran falsos aut¨®nomos la realidad es que los nuevos riders siguen costeando su propia Seguridad Social. ¡°Si fuesen trabajadores por cuenta ajena la empresa tendr¨ªa la responsabilidad de asumir la prevenci¨®n, pero no es as¨ª¡±, explica Parra.
La ca¨ªda de pedidos e ingresos, la falta de protecci¨®n y las dificultades para acceder a las ayudas del decreto preocupan a estos repartidores, indica Rub¨¦n Ranz, coordinador de turespuestasindical.es, de UGT. Al no ser reconocidos como empleados, no pueden acceder a un expediente de regulaci¨®n temporal de empleo (ERTE). Pero como aut¨®nomos tambi¨¦n tienen dif¨ªcil acogerse a las ayudas del Gobierno: no pueden alegar un cese de actividad, porque contin¨²an repartiendo, y demostrar que ha ca¨ªdo su facturaci¨®n un 75% (otro de los supuestos para pedir una ayuda) es dif¨ªcil, ya que la mayor¨ªa lleva poco tiempo y sus remuneraciones var¨ªan mucho.
Trabajar ¡°con miedo¡±
¡°Nuestros ingresos se han visto mermados y no tenemos ninguna soluci¨®n¡±, se lamenta David, un repartidor de 33 a?os que trabaja desde hace tres con Deliveroo y lleva dos d¨ªas casi en blanco, sin apenas pedidos. Pero desconectarse supondr¨ªa perder posiciones en el reparto de horarios. Su nombre real no es David, como tampoco quiere revelar su identidad otro repartidor, en este caso de Glovo, por miedo a perder el empleo. Este rider se?ala que la actividad no ha ca¨ªdo tanto gracias a un servicio de supermercado a domicilio. La plataforma envi¨® una lista de normas frente a la epidemia: todo se debe servir en bolsas cerradas y los repartidores deben mantener siempre una distancia de seguridad. Pero la situaci¨®n que describe este venezolano de 31 a?os es muy diferente: ¡°Cada quien hace lo que le da la gana. Hay gente sin tapabocas, sin guantes...¡±, narra, y a?ade que trabaja ¡°con miedo¡±. La patronal del sector, Adigital, recuerda que las empresas han dado recomendaciones de seguridad a los repartidores, aunque no est¨¢n obligadas a aportar los equipos de protecci¨®n.
El colectivo de las camareras de piso puede presumir de, al menos, entrar en los ERTE que plantean los hoteles que est¨¢n cerrando, aunque cobrando el 70% de su sueldo, que ya de por s¨ª es el m¨¢s bajo del sector. ¡°Pero no todas entrar¨¢n en los ERTE, ni mucho menos. Hasta un 80% de nosotras trabajamos en empresas externalizadas, que empezaron a despedir o a rescindir contratos temporales o de obra y servicio hace d¨ªas. ?Qu¨¦ pasa con ellas?¡±, pregunta Vania Arana, portavoz del colectivo Las Kellys. Arana a?ade que el sector ya arrastra mucha precariedad, tanto en hoteles como en hospitales. ¡°Me parecen muy bien los aplausos cada noche, pero nosotros necesitamos una ley¡±, concluye.
Despedidas a trav¨¦s de WhatsApp
En el caso de las empleadas del hogar, CC OO calcula que en Espa?a 700.000 personas se dedican a este oficio, aunque solo 400.000 est¨¢n dadas de alta en la Seguridad Social. Incluso si tienen contrato, al estar inscritas en el r¨¦gimen especial, no tienen derecho al paro y tampoco se les podr¨ªa aplicar un ERTE. ¡°La inmensa mayor¨ªa son mujeres y m¨¢s de la mitad son extranjeras que vienen de pa¨ªses en una situaci¨®n complicada. No tienen papeles y llegan pensando que no tienen derechos. Hay mucha indefensi¨®n¡±, destaca Carles Bertran, de CC OO Catalu?a. ¡°Las condiciones las pone el empleador: si este tiene el virus, est¨¢n en riesgo; pero ir o no a su trabajo depende de lo que les digan¡±, denuncia Vanessa Barco, secretaria para la Igualdad de la Federaci¨®n de Servicios de UGT.
Con la crisis del coronavirus, ¡°algunas han recibido un whatsapp de la familia con el despido, otras van a limpiar casas y a cuidar abuelos sin mascarilla ni protecci¨®n¡±, explica Norma Falconi, de la asociaci¨®n Sindihogar. Carmen Ju¨¢rez, de Mujeres Migrantes Diversas, denuncia que ocho compa?eras han dado positivo en las pruebas de la Covid-19: ¡°Ir¨¢n cayendo, porque trabajan con poca protecci¨®n. Tambi¨¦n sienten angustia al ir a trabajar sin papeles por si les para la polic¨ªa y les acusan de saltarse el confinamiento¡±.
Una de las empleadas, que no quiere revelar su identidad, narra que compr¨® mascarilla y guantes y, al pasar la factura a su empleadora, esta le hizo devolver el dinero. Otra, que iba diez horas a la semana a una casa, se queja de que ha tenido que acompa?ar a la familia a su segunda residencia ¡°para cuidar al abuelo y limpiar una finca de cuatro plantas, por el mismo sueldo¡±. Falconi denuncia que negarse a estas condiciones implica quedarse sin trabajo, sin tener opci¨®n a alguna de las ayudas: ¡°La palabra desamparo se queda corta, lo que hay es discriminaci¨®n¡±.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
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