La hidra de las siete cabezas
Cuidado, toda gran crisis recidiva, muta de cepa, hay que sajarla de cuajo
Para que la angustia no ofusque la raz¨®n, fijemos par¨¢metros objetivos desde los que enjuiciar la calidad de la respuesta europea a la corona-crisis econ¨®mica. Y comparemos los resultados con los de la Gran Recesi¨®n iniciada en 2008.
Propongo tres baremos: rapidez, contundencia y equidad. Rapidez, pues las salidas lentas agravan el problema. Lo peor de aquella turbulencia europea empez¨® un a?o despu¨¦s de la quiebra de Lehman: en octubre de 2009, al revelar Yorgos Papandreu el gigantesco d¨¦ficit oculto de Grecia.
La primera respuesta, tard¨ªa y cruel por las condiciones del pr¨¦stamo, lleg¨® siete meses despu¨¦s, en mayo de 2010, con la H¨¦lade ya maltrecha. Ahora, el acuerdo de urgencia del Eurogrupo (medio bill¨®n de euros en pr¨¦stamos) se ha acordado el 9 de abril, un mes despu¨¦s del decreto (8 de marzo) de aislamiento de Lombard¨ªa.
Entonces, la soluci¨®n estructural a la crisis financiera y de la deuda soberana sure?a se dio con el vuelco activista del BCE a cargo de Mario Draghi (¡°har¨¦ todo lo necesario para salvar al euro¡±) y la creaci¨®n del fondo de rescate permanente (Mede), en el segundo semestre de 2012, tras tres a?os de iniciarse la crisis griega.
Ahora, seg¨²n la luz verde de la cumbre del jueves, el plan de reconstrucci¨®n se pactar¨¢ el 1 de junio: tres meses (no tres a?os) despu¨¦s del hecho desencadenante. Regir¨¢ a fin de a?o. Vigilaremos si se cumple.
El segundo criterio es la contundencia. O sea, el tama?o. Si se verifican los augurios de la Comisi¨®n ¡ªque sigue en parte la orientaci¨®n de la estupenda propuesta espa?ola¡ª el plan desplegar¨¢ en torno a un bill¨®n y medio de euros. Al inicio de la crisis griega solo se dispensaron recursos en cuant¨ªa bastante para salvar a la banca (francesa y alemana), y siempre se fue al paso, mientras la realidad galopaba.
Ahora, la cuant¨ªa del plan ¡ªcon respaldo del presupuesto comunitario, no solo de los Gobiernos¡ª se promete de un bill¨®n y medio de euros: superior al PIB de Espa?a. Sumado a la artiller¨ªa casi infinita del BCE bastar¨ªa contra una primera hecatombe.
Vigilaremos tambi¨¦n si el tama?o final del plan responde a la expectativa abierta.
El tercer criterio es la equidad: no maltratar al vulnerable. Los tipos de inter¨¦s de algunos rescates de la Gran Recesi¨®n fueron abusivos, ego¨ªstas y punitivos. El paquete de urgencia de hoy puede otorgar ayudas al tipo medio del Mede, el 0,7%, o menos. Y el inminente plan de reconstrucci¨®n deber¨ªa desplegarse sobre todo en subsidios y no en pr¨¦stamos: estos ya casi empiezan a sobrar. Tambi¨¦n lo vigilaremos.
La reacci¨®n a la Gran Recesi¨®n fue tosca, tard¨ªa y r¨¢cana. No impidi¨® su mutaci¨®n, por fases, en hidra de siete cabezas: inmobiliaria; bancaria; presupuestaria; de deuda soberana; de la eurozona; social, por los recortes y el paro; y pol¨ªtica, por la fragmentaci¨®n y la desafecci¨®n populista. Pero aun as¨ª sorte¨® a los f¨²nebres Casandra: Europa no implosion¨®, el euro sobrevivi¨®, no hubo quitas generales, y hasta la castigada Grecia sali¨® menos mal que Argentina.
Cuidado. Toda gran crisis recidiva. Muta de cepa. Hay que sajarla de cuajo.
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