Lo que los dem¨®cratas deben hacer
Es hora de que el pleno empleo sea nuestra m¨¢xima prioridad. Cuando se consiga, todo lo dem¨¢s se arreglar¨¢
Como casi todos los dem¨¢s pa¨ªses, Estados Unidos se ha vuelto m¨¢s pobre desde que comenz¨® la pandemia de la covid-19, porque los estadounidenses ya no pueden participar en actividades provechosas que requieren un contacto humano estrecho. Ahora, millones de trabajadores necesitan encontrar otras tareas productivas que hacer, y muchos de estos nuevos quehaceres no ser¨¢n tan provechosos como aquellos a los que sustituyen. Pero no hay un motivo econ¨®mico por el que la depresi¨®n que ha desatado la crisis de la covid-19 tenga que ser especialmente profunda o duradera. Estados Unidos es l¨ªder mundial en competencia tecnol¨®gica y organizativa, y cuenta con una mano de obra altamente cualificada. El problema es que la recuperaci¨®n no ocurrir¨¢ por s¨ª misma.
El hecho de que Estados Unidos tardara una d¨¦cada en recuperarse por completo de la crisis financiera de 2008 deber¨ªa orientar el pensamiento actual. En aquel entonces, el sector de la construcci¨®n de viviendas se hab¨ªa reducido a su volumen normal antes de que se desencadenara la crisis de las hipotecas basura, lo que implic¨® que no se necesitara un ajuste estructural del sector. El reto consist¨ªa m¨¢s bien en identificar y reasignar recursos a productos que anteriormente no se hab¨ªan fabricado y que se volver¨ªan m¨¢s valiosos en el futuro.
Es m¨¢s, la crisis financiera de 2008 y la subsiguiente recesi¨®n no hicieron que los trabajadores estado?unidenses fueran menos competentes ni que se redujera la eficacia de las tecnolog¨ªas existentes. A corto plazo, destruy¨® muchas redes profesionales y redujo la confianza social que constituye la base para la divisi¨®n del trabajo en la econom¨ªa. El ¨²nico efecto a largo plazo fue una p¨¦rdida de la confianza por parte de los inversores en la capacidad de las instituciones financieras del sector privado para crear unos activos financieros seguros y debidamente calificados.
Pero esa es la raz¨®n por la que el empleo en Estados Unidos tard¨® una d¨¦cada en recuperarse de la crisis de las hipotecas basura. En el mundo escaseaban los activos seguros y los Gobiernos no lograron abordar el problema como correspond¨ªa. Por su parte, Estados Unidos deber¨ªa haber hecho m¨¢s por movilizar una mayor capacidad de asumir riesgos del sector privado, crear activos p¨²blicos seguros y apoyar a los trabajadores mediante, entre otras medidas, la emisi¨®n de moneda y la compra de cosas para estimular una demanda efectiva y el crecimiento del empleo.
Si bien no existe ninguna raz¨®n para que el empleo tarde una d¨¦cada en volver a su nivel anterior a la pandemia, esto es lo que seguramente ocurrir¨¢. Las mismas fuerzas que condujeron a los responsables pol¨ªticos a declarar la victoria sobre la crisis y el cambio hacia la ¡°austeridad¡± en 2010 ya vuelven a estar en marcha hoy en d¨ªa. Est¨¢ claro que el Gobierno federal no presentar¨¢ a lo largo del pr¨®ximo mes nuevas iniciativas pol¨ªticas para mitigar la depresi¨®n o para corregir la fallida respuesta de la sanidad p¨²blica estadounidense.
Tambi¨¦n est¨¢ claro que el Partido Republicano no posee ideas v¨¢lidas respecto a c¨®mo lograr una recuperaci¨®n en forma de V. Las nuevas rebajas fiscales para los ricos har¨ªan tanto para estimular la demanda como lo hicieron cuando el Partido Republicano forz¨® la aprobaci¨®n de la Ley de Empleos y Reducci¨®n de Impuestos a finales de 2017: absolutamente nada. De igual modo, recortar los programas sociales podr¨ªa hacer que los trabajadores se desesperaran m¨¢s por buscar trabajo, pero la desesperaci¨®n no se traducir¨¢ en nuevas oportunidades de empleo si no hay un gasto en ello. Ninguno de quienes tienen alguna autoridad en la Casa Blanca de Donald Trump sabe qu¨¦ hacer, y ninguno ser¨ªa lo bastante competente como para aplicar la pol¨ªtica apropiada si por casualidad se diera de bruces con ella.
Puesto que el Partido Republicano controla tres de los cuatro ¨®rganos con capacidad de veto (la presidencia, el Senado y el Tribunal Supremo), Estados Unidos seguir¨¢ sin dar una respuesta coherente a sus m¨²ltiples crisis hasta enero de 2021 como m¨ªnimo. Los republicanos ya est¨¢n poniendo todo su empe?o en reducir la participaci¨®n electoral antes de las elecciones generales de noviembre. Pero suponiendo que esos esfuerzos se malogren y que los dem¨®cratas recuperen la Casa Blanca y virtualmente hasta el Senado, ?qu¨¦ deber¨ªan hacer para salvar a Estados Unidos de otra d¨¦cada perdida?
Antes que nada, el Partido Dem¨®crata debe comprometerse sin condiciones a observar el principio de que todo ciudadano estadounidense que quiera un trabajo ha de ser capaz de encontrarlo. Y, aunque ese trabajo no tiene por qu¨¦ ser muy lucrativo, deber¨¢ aportar el dinero suficiente para mantener a la familia del trabajador por encima del umbral de la pobreza. Todas las pol¨ªticas que se analicen deber¨ªan evaluarse teniendo en cuenta si est¨¢n o no en consonancia con este principio.
El compromiso federal para lograr el pleno empleo no es una idea nueva. La Ley de Empleo estadounidense de 1946 recog¨ªa dicho principio, pero ha quedado socavado desde entonces por culpa de las quejas de que el respaldo del Gobierno al pleno empleo es inasequible. La mejor respuesta a semejantes objeciones siempre ha sido la ocurrencia de John Maynard Keynes durante su discurso en la radio de la BBC en 1942, cuando dijo: ¡°Cualquier cosa que podamos hacer, podemos permit¨ªrnosla¡±. Lo que quer¨ªa decir es que, lejos de actuar como una limitaci¨®n sobre las actividades econ¨®micas, el sistema financiero existe precisamente para apoyar esas actividades.
Sin duda, encontrar trabajos ¨²tiles para los solicitantes de empleo es algo que somos capaces de hacer. Pero ajustar los sueldos vigentes y la estructura financiera para sostener el pleno empleo tendr¨ªa, desde luego, consecuencias. Por ejemplo, podr¨ªamos descubrir que, en condiciones de pleno empleo, los ricos tendr¨ªan que soportar un riesgo considerable para lograr un crecimiento sostenido de su riqueza. Como afirmaba Keynes, el pleno empleo ¡°conducir¨ªa a un tipo de inter¨¦s mucho m¨¢s bajo¡± y, por lo tanto, actuar¨ªa como una ¡°eutanasia del rentista¡±. Que as¨ª sea. Para mantener su deslumbrante tren de vida, los ricos tendr¨ªan que, bien reducir su capital, bien jug¨¢rselo en empresas arriesgadas.
Fomentar el pleno empleo tambi¨¦n podr¨ªa acabar exigiendo unos impuestos m¨¢s altos y m¨¢s progresivos, y posiblemente llevar a unos niveles de deuda que se antojar¨ªan inimaginables a quienes vivieron la d¨¦cada de 1970. Que as¨ª sea. Si se requiere una deuda astron¨®mica para alcanzar el pleno empleo a medio plazo, est¨¢ justificado. El ¨²nico modo en que esto podr¨ªa volverse peligroso ser¨ªa si la econom¨ªa saliera de su actual estancamiento secular, punto en el que ya no se necesitar¨ªa una deuda desorbitada.
Por ¨²ltimo, restaurar y mantener el pleno empleo puede exigir que desviemos la demanda desde el consumo de las ¨¦lites hacia sectores con un uso intensivo de mano de obra como la sanidad p¨²blica. Tambi¨¦n podr¨ªa requerir un programa de obras p¨²blicas a gran escala que precise mucha mano de obra. Que as¨ª sea. Es hora de que el pleno empleo sea nuestra m¨¢xima prioridad. Una vez que lo consigamos, todo lo dem¨¢s se arreglar¨¢.
J. Bradford DeLong, ex subsecretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos, es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad de California en Berkeley e investigador asociado en la Oficina Nacional de Investigaci¨®n Econ¨®mica. ? Project Syndicate 1995-2020. Traducci¨®n de News Clips.
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