Farmac¨¦uticas en pie de guerra para liderar la vacuna de la covid-19
La industria del medicamento est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n. Las compa?¨ªas aceleran para encontrar un ant¨ªdoto contra el coronavirus entre fusiones y fuertes presiones geopol¨ªticas
¡°D¨¦jame mirarte a los ojos. Quiero saber c¨®mo est¨¢s¡±. Si la cita del cineasta Rai?ner Fassbinder la traslad¨¢ramos a los m¨¢s de 7,9 millones de contagiados en el mundo de la covid-19 y a los familiares de los 435.000 muertos, la respuesta es tan dura como f¨¢cil de adivinar. Muchos reclamar¨¢n a sus Gobiernos la mayor o menor pericia en la gesti¨®n de la crisis. Pero otros se fijar¨¢n en las farmac¨¦uticas, uno de los sectores que ha tenido durante d¨¦cadas peor imagen social, y valorar¨¢n su compromiso. La industria vive (as¨ª lo reconocen algunos ejecutivos espa?oles, sin querer ser citados) el momento m¨¢s trascendente de su historia. La sociedad recordar¨¢ durante a?os su comportamiento frente a una de las pandemias m¨¢s graves de la humanidad. Pues han jugado con dos barajas. Recibiendo dinero privado y tambi¨¦n p¨²blico. Las cifras son ingentes. El mercado donde trabajan est¨¢ valorado ¡ªseg¨²n Statista¡ª en 1,25 billones de d¨®lares (1,11 billones de euros). Otras voces rebajan algo las cifras. Las arrinconadas vacunas valen 60.000 millones de d¨®lares, el mercado del plasma (una de las grandes promesas para tratar a los pacientes m¨¢s graves de la infecci¨®n) ingresa 20.000 millones de d¨®lares al a?o e incluso la incierta hidroxicloroquina puede alcanzar unas ventas ¡ªacorde con Fortune Business Insights¡ª de 2.339 millones en 2027.
Pese a tantos mensajes sobre su importancia, la verdadera prescripci¨®n parece ser el dinero. El sector se cuece a fuego lento en fusiones. Solo las tres ¨²ltimas grandes operaciones corporativas (Bristol-Myers ?Squibb-Celgene, AbbVie-Allergan y Takeda-Shire) han supuesto un desembolso de 189.500 millones de d¨®lares. Y la geopol¨ªticamente dif¨ªcil (Donald Trump no dejar¨¢ que una farmac¨¦utica estrat¨¦gica salga del pa¨ªs) fusi¨®n entre la brit¨¢nica AstraZeneca y la biotecnol¨®gica estadounidense Gilead (que est¨¢ cerca de que la Uni¨®n Europea apruebe su antiviral remdesivir) propon¨ªa el primer gigante de la era ¡°neo-Brexit¡± valorado en su momento en 232.000 millones de d¨®lares.
En d¨ªas donde resulta imposible extraer versos de las noticias, se escuchan palabras en el sector farmac¨¦utico que traen compromiso. ¡°Solidaridad¡±. ¡°Cooperaci¨®n¡±. Pero no parece que vivamos el mejor de los tiempos. ¡°Nunca se hab¨ªa compartido tanta informaci¨®n en tan poco tiempo para sacar adelante terapias, vacunas o potenciales tratamientos. Esperamos que este esp¨ªritu de colaboraci¨®n haya llegado para quedarse¡±, defiende Teresa Rion¨¦, vicepresidenta de comunicaci¨®n corporativa de Grifols, el laboratorio espa?ol de hemoderivados que acaba de comenzar la producci¨®n de un concentrado de anticuerpos de pacientes recuperados que ensayar¨¢ este verano en Estados Unidos.
Sin embargo, Miriam Al¨ªa, responsable de vacunas de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF), que trabaj¨® en el brote de ¨¦bola en el Congo durante 2012, construye un relato menos optimista. ¡°Vi funcionar el sistema y es un rodillo del ser humano¡±. La vacuna fue desarrollada por el Instituto de Salud P¨²blica de Canad¨¢ gracias, fundamentalmente, al dinero estatal. Cuando estaba en fase 3 (75% de posibilidad de ¨¦xito) la compr¨® Merck, que termin¨® la investigaci¨®n. Pronto vio la opci¨®n de comercializarla en la crisis del ¨¦bola que vivi¨® ?frica del Oeste entre 2014 y 2016. ¡°Para evitar situaciones como esta, la presi¨®n social resulta fundamental, no bajar la intensidad sobre las farmac¨¦uticas¡±, aconseja Al¨ªa. ¡°Las vacunas deben tener precios asequibles y estar disponibles para toda la humanidad, sobre todo la m¨¢s fr¨¢gil¡±.
Investigaci¨®n
Si Wall Street, los mercados y la ¡°obligaci¨®n¡± de recompensar a sus accionistas priman sobre la sanidad p¨²blica, los Estados deber¨ªan defender la salud de sus ciudadanos sin preguntar. Las 20 farmac¨¦uticas m¨¢s grandes del planeta empezaron ¡ªseg¨²n Bloomberg¡ª el a?o pasado unos 400 nuevos proyectos de investigaci¨®n. La mitad se destin¨® al c¨¢ncer y ¨²nicamente 65 fueron a enfermedades infecciosas. El dinero est¨¢ en la met¨¢stasis. ?Una exageraci¨®n? La farmac¨¦utica AstraZeneca ingres¨® el ejercicio pasado 3.200 millones de libras (3.500 millones de euros) solo por su anticancer¨ªgeno Tagrisso. ¡°En el campo de las vacunas, las prioridades de salud p¨²blica comenzaron a divergir de las de la industria hace 30 a 40 a?os¡±, apunta Stuart Blume, profesor em¨¦rito de Antropolog¨ªa de la Universidad de ?msterdam. ¡°A medida que el sector se centr¨® en la maximizaci¨®n de los beneficios, las vacunas se convirtieron en recursos de escaso valor, commodities, y poco a poco casi todos los institutos estatales de vacunaci¨®n fueron forzados a dejar de existir¡±.
Arrinconada por la urgencia social, la industria se ha visto obligada a ceder algunas patentes de sus vacunas, que ahora s¨ª son esenciales. Alemania, Canad¨¢, Costa Rica, Israel o Ecuador reclamaron su derecho ante la emergencia p¨²blica a anular ese blindaje para fabricar tratamientos asequibles. Incluso la suiza Roche se vio forzada (inicialmente se neg¨®) en marzo a compartir sus especificaciones t¨¦cnicas con el Gobierno holand¨¦s para producir test de la covid-19. Al fondo, el espectro del dinero. ?Mucho? Depende de a qui¨¦n le preguntes. ¡°Entre los especialistas no existen expectativas de que haya elevados beneficios por esta crisis. De hecho, las ganancias por la vacuna pueden ser no muy grandes o durar uno o dos a?os¡±, calcula Lydia Haueter, cogestora de Pictet-Biotech. O todo lo contrario. Podr¨ªa ser dinero sobre dinero. ¡°Saber elegir [las empresas] sabiamente puede generar enormes retornos. Sobre todo ahora, cuando los mercados est¨¢n pidiendo a gritos una soluci¨®n para este virus¡±, comenta Adam Vettese, analista del br¨®ker eToro.
Porque la carrera hace tiempo que comenz¨®. AstraZeneca podr¨ªa, seg¨²n el propio laboratorio, producir 100 millones de dosis de vacunas para final de a?o destinadas a Europa. El coste ser¨ªa de unos dos euros y, dada la urgencia, la produce a la vez que la desarrolla. La farmac¨¦utica, que trabaja con el prestigioso Jenner Institute, de la Universidad de Oxford, ha cerrado un acuerdo con la denominada Alianza Internacional para la Vacuna (IVA, en sus siglas en ingl¨¦s) que forman Francia, Italia, Alemania y Holanda, los cuatro pa¨ªses que tienen mayor capacidad para fabricar medicamentos.
De ah¨ª que Espa?a se haya quedado fuera. ¡°No tenemos la fortaleza de producir vacunas de modo industrial. Ni utilizando los laboratorios veterinarios¡±, admite Claudia Jim¨¦nez, directora general de la biotecnol¨®gica Algenex. Y avanza: ¡°Necesitamos crear nuestra propia estructura para no tener que ir al frenes¨ª de los mercados extranjeros¡±. ?Recuerdan la pelea ah¨ª fuera por los ventiladores o las mascarillas? Para evitar este problema, Bruselas financiar¨¢ la investigaci¨®n de varias farmac¨¦uticas en su fase inicial y con esa inversi¨®n se asegurar¨¢ la compra de un cierto n¨²mero de dosis (si son ¨²tiles) por adelantado para los ciudadanos. Porque la vacuna de AstraZeneca (la mayor cotizada brit¨¢nica, con un valor de 125.380 millones de euros) puede funcionar o resultar inservible.
En el mundo hay 123 candidatos de vacunas contra la covid-19 en desarrollo y 10 ya se est¨¢n probando en humanos. En principio, quien tiene la delantera en la investigaci¨®n es China y resulta muy probable que pronto ¡ªcuatro farmac¨¦uticas del pa¨ªs empezaron en mayo sus pruebas en humanos, m¨¢s que Estados Unidos y el Reino Unido juntos¡ª aparezca ¡°su vacuna¡±. El presidente chino Xi Jinping se comprometi¨® el 18 de mayo ante la Asamblea Mundial de la Salud a que la ¡°vacuna creada en China, cuando est¨¦ disponible, ser¨¢ fabricada como un bien p¨²blico mundial y distribuida a un precio asequible en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo¡±. Algo tan preciso como vago. Pero el problema llega con la caligraf¨ªa peque?a. ¡°Los chinos no conf¨ªan en las vacunas producidas en China¡±, advierte en The New York Times Ray Yip, antiguo director de la Fundaci¨®n Gates en el pa¨ªs. ¡°Esto va a ser un enorme dolor de cabeza¡±. Entonces, ?quedar¨¢ una supuesta vacuna china relegada a los pa¨ªses pobres? ¡°Hablamos de poder blando y liderazgo, y habr¨¢ una presi¨®n enorme de las farmac¨¦uticas occidentales por decir que la vacuna china no es fiable¡±, prev¨¦ Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano.
Plazos ambiciosos
La desconfianza acude de muchos lugares. Uno es la calidad. Otro es el tiempo. Vas Narasimhan, consejero delegado del gigante suizo Novartis, cree que la vacuna tardar¨¢ entre 18 meses y 2 a?os. Pero tener, como algunas farmac¨¦uticas vaticinan, una opci¨®n a final de 2020 es un r¨¦cord mundial. Por comparar. Los estudios para lograr la vacuna del papiloma humano del c¨¢ncer de cuello uterino tardaron siete a?os. Hay miedo. Sobre todo en Estados Unidos, que celebra elecciones en noviembre. Trump sabe que 120.000 muertos de coronavirus no reeligen presidente.
¡°Millones de vacunas podr¨ªan ser distribuidas sin pruebas de que prevengan la enfermedad¡±, avisa Ezekiel J. Emanuel, presidente del departamento de ?tica M¨¦dica y Pol¨ªtica Sanitaria de la Universidad de Pensilvania. ¡°En Estados Unidos desde los a?os cincuenta [los terribles tiempos de la polio] no se ha aprobado ninguna vacuna sin completar largos y complejos estudios sobre su efectividad¡±. La polio exigi¨® 400.000 chicos y 200.000 placebos. Hoy la covid-19 es el gato de Schr?dinger. Sabemos que est¨¢ lleno de radiactividad, pero no si el gato est¨¢ vivo o muerto hasta abrir la caja. Y el mandatario estadounidense planea abrirla en menos de cinco meses. ¡°?Resulta posible tener una vacuna en ese tiempo?¡±, se cuestiona Ezekiel J. Emanuel. Trump puede buscar una ¡°sorpresa de octubre¡± para salir reelegido, pero la ciencia le refuta el almanaque.
Sin embargo, la presi¨®n es inmensa, de la sociedad, de los intereses geoestrat¨¦gicos (¡°China quiere aparecer como soluci¨®n, quiere llegar antes y ha hecho de la vacuna una prioridad¡±, subraya Miguel Otero) y del mapa de fierro que dibuja un sector controlado por las llamadas ¡°grandes farmac¨¦uticas¡±, repartidas entre Europa y Estados Unidos. Esas cinco grandes son Pfizer (Estados Unidos), Merck (Estados Unidos), Roche y Novartis (ambas suizas) y GlaxoSmithKline (Reino Unido). Compa?¨ªas que ganan cantidades enormes con medicamentos como Humira, Eliquis o Revlimid. Muchos prescritos para enfermedades cr¨®nicas o c¨¢nceres.
Dependencia
Aunque su enorme fortaleza esconde una profunda debilidad. La mayor¨ªa de los principios farmac¨¦uticos activos se producen y refinan en China y la India. Hasta extremos incre¨ªbles. Estados Unidos cerr¨® en 2002 su ¨²ltima planta de fabricaci¨®n de aspirina y Europa hizo lo mismo con el paracetamol en 2008. Los dos continentes han abdicado de producir ni un solo gramo de dos medicamentos esenciales para mitigar la pandemia. ¡°Literalmente, millones de ciudadanos est¨¢n expuestos a graves consecuencias, incluyendo la muerte en gran escala, si la cadena de suministros se viera interrumpida por un periodo sostenido. Por ejemplo, debido a la covid-19. O si un pa¨ªs proveedor decidiera suspender los suministros [69 naciones lo hicieron durante la pandemia, acorde con la universidad suiza de St. Gallen] por una situaci¨®n de conflicto. Es imposible exagerar el da?o que algo as¨ª causar¨ªa¡±, narra Fernando J. Muzzio, profesor de Ingenier¨ªa Bioqu¨ªmica de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey).
La respuesta a esta fragilidad ha sido distinta. La India, que es el mayor productor por volumen (entre el 60% y el 70%) de vacunas, anunci¨® a mediados de marzo una inversi¨®n de 140 millones de d¨®lares para apoyar su fabricaci¨®n. Y Estados Unidos ha firmado un acuerdo con la semidesconocida biotech Phlow Corp por 354 millones con el fin de producir esos componentes en casa. ¡°Habr¨¢ que ver c¨®mo evolucionan estas iniciativas. Porque no ser¨¢ f¨¢cil cambiar r¨¢pidamente la dependencia china en la oferta de estos compuestos¡±, advierte Rory Horner, profesor de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de M¨¢nchester.
Cada naci¨®n va a defender su propia botica, sus intereses, su negocio. La covid-19 no va a cambiar, por ejemplo, el America First de Donald Trump. Al contrario. Washington quiere forzar a Europa ¡ªanaliza Oxford Analytica¡ª a comprar medicamentos estadounidenses. De esta forma, sus empresas tendr¨ªan un mayor mercado y podr¨ªan bajar los precios de sus f¨¢rmacos en casa y reducir el coste sanitario. ¡°El Viejo Continente, hasta ahora, ha sido capaz, usando el poder de compra que tienen sus servicios nacionales de salud, de controlar los precios. Ha tenido mucho m¨¢s ¨¦xito que Estados Unidos, donde los lobbies tienen un poder enorme. Pero Europa deber¨ªa preocuparse por la determinaci¨®n de Washington de forzar a los mercados europeos a abrirse a las farmac¨¦uticas estadounidenses¡±, observa el experto de la consultora Giles Alston.
Porque Europa depende de la sanidad estadounidense. Cerca del 35% del plasma que necesitan unos 300.000 europeos con enfermedades cr¨®nicas procede de Estados Unidos. ¡°Esta situaci¨®n pone en riesgo a los pacientes europeos si hay una falta de oferta¡±, explica un portavoz de la Direcci¨®n Europea de Calidad del Medicamento y la Asistencia Sanitaria (EDQM, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s). En Europa, salvo en Alemania y otros contados pa¨ªses, no se paga por las donaciones de sangre. Permitirlo supondr¨ªa en la pr¨¢ctica vender una parte del cuerpo. Pero confiar en el comportamiento de un pa¨ªs imprevisible tambi¨¦n pone en riesgo la vida de miles de europeos. El coronavirus est¨¢ arrinconando a Europa en territorios morales impensables hace un par de meses, oblig¨¢ndola a tomar decisiones ¨¦ticas dentro de una industria de 20.000 millones de d¨®lares. Opciones de vida o muerte.
Ese es un problema, hay otros que nos arrastran al v¨®rtice m¨¢s oscuro de la industria. All¨ª donde gira con enorme inercia la desigualdad. Entre quienes pueden acceder a ciertos tratamientos y quienes no. ¡°La medicina personalizada, por ejemplo para la cura de ciertos c¨¢nceres, es muy cara y ah¨ª no llegan los cuidados p¨²blicos¡±, advierte Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS. En Holanda, el Gobierno ha parado temporalmente la compra del f¨¢rmaco inmunooncol¨®gico Keytruda porque es demasiado caro. Y en Estados Unidos, diab¨¦ticos est¨¢n muriendo por el alto precio de la insulina. Mientras, el sofosbuvir (que se usa para tratar la hepatitis C) cuesta cinco d¨®lares producirlo, pero se vende por 18.610 d¨®lares. Unos 16.500 euros.
Estos son los planos de un sector que justifica esos precios porque asegura lanzar los dados, una y otra vez, sobre el tapete de la aleatoria I+D. En 2018, la industria destin¨® ¡ªseg¨²n Statista¡ª 179.000 millones de d¨®lares a investigaci¨®n. Durante 2022 se invertir¨¢n 202.000 millones. Investigan, claro, donde deslumbra el negocio. C¨¢nceres, enfermedades autoinmunes, males cr¨®nicos, diabetes. La inglesa AstraZeneca es un ejemplo de fallo tras fallo hasta encontrar acierto tras acierto en sus ¨²ltimas formulaciones. Porque lleva ¡ªdice Financial Times¡ª varios a?os enlazando millonarios block?busters contra el c¨¢ncer. Si con Tagrisso gan¨® 3.200 millones de libras, Imfinzi (c¨¢ncer de pulm¨®n) le report¨® 1.500 millones y Lyn?parza (c¨¢ncer de pr¨®stata) gener¨® 1.200. Solo con tres medicamentos suma 5.900 millones de libras (6.500 millones de euros). Y eso que hasta 2022 no volver¨¢ ¡ªotra vez¡ª a estar entre las 10 principales compa?¨ªas del mundo.
Escribamos Roche (56.728 millones de euros), Pfizer (45.844), MSD (41.242), Novartis (41.190) o GSK (37.843). Juntas atesoran 222.847 millones. Sin embargo, AstraZeneca trabaja muy cerca de la gran ¡°pandemia¡± de nuestro tiempo. El a?o pasado, 19 millones de personas contrajeron c¨¢ncer. Murieron unos 10 millones. ¡°Son n¨²meros superiores a los que refleja el coronavirus¡±, precisa Damien Ng, analista del banco Julius Baer. ?D¨®nde quiere llegar el experto con su particular mapa? ¡°El an¨¢lisis de la covid-19 podr¨ªa allanar el estudio sobre las terapias gen¨¦ticas para combatir las amenazas actuales y futuras a la salud¡±, sostiene.
Muerte y desesperaci¨®n
Pero el presente es un tictac que mata. El premio nobel Angus Deaton las llama ¡°muertes por desesperaci¨®n¡±. En marzo, en pleno confinamiento, present¨® su libro, coescrito con Anne Case, Deaths of Despair and the Future of Capitalism (Muertes por desesperaci¨®n y el futuro del capitalismo). El nombre es tan inc¨®modo como un vial mal puesto en una vena. En 2018 unos 158.000 estadounidenses blancos no hispanos (entre 40 y 45 a?os, e incluso m¨¢s j¨®venes) fallecieron. Cerca de 100.000 m¨¢s de los que cabr¨ªa esperar. ?El motivo? Suicidio, opi¨¢ceos y enfermedades asociadas al alcoholismo. De aqu¨ª procede el adjetivo desesperaci¨®n.
El coronavirus y la desigualdad m¨¦dica en Estados Unidos presagian n¨²meros futuros a¨²n m¨¢s terribles. ¡°La historia es sencilla, algunas grandes farmac¨¦uticas infames empezaron a producir opi¨¢ceos para todos nosotros¡±, narra Angus Deaton. ¡°Pero en realidad Purdue [fabricante de opi¨¢ceos declarado en bancarrota] y otras compa?¨ªas fueron a lugares donde ya exist¨ªa mucha desesperaci¨®n. Estaban buscando desesperaci¨®n. Poblaciones en las que pudieran acosar a los m¨¦dicos para que prescribieran estas drogas¡±, critica en Boston Review. Quiz¨¢ la ¨²nica forma de entender una industria que ha dado tanto y ha quitado tanto al hombre es recurrir al poema Mayo de Kirmen Uribe. ¡°Ven y hablaremos de las cosas de siempre, / Del valor que tiene ser amable, / De la necesidad de arregl¨¢rselas con las dudas, / De c¨®mo llenar los huecos que llevamos dentro¡±. Eso es lo que la sociedad espera del sector farmac¨¦utico ahora mismo.
Los d¨¦ficits de la industria espa?ola
En los tres primeros meses del a?o, las principales farmac¨¦uticas espa?olas aumentaron un 4,2% sus inversiones. Almirall, Grifols, Rovi, PharmaMar y Reig Jofre sumaron unos 150 millones de euros. Grifols, con 83,3 millones y una capitalizaci¨®n de 16.389 millones, fue quien puso los mayores n¨²meros sobre la mesa. ¡°Hemos tenido excelentes profesionales, pero nos han faltado medios, sobre todo infraestructura en momentos cr¨ªticos¡±, reconoce Teresa Rion¨¦, portavoz de Grifols. La compa?¨ªa, un referente mundial en hemoderivados, no ha propuesto ning¨²n ERTE y ha calculado un impacto neto en sus cuentas de 100 millones de euros por la pandemia. ¡°Existe un error profundo en la industria farmac¨¦utica espa?ola. El objetivo no es tener un campe¨®n nacional sino crear un ecosistema¡±, comenta Diego Vizca¨ªno, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Porque Espa?a puede ser buena en investigaci¨®n aplicada pero le falta producci¨®n. Solo tiene 82 plantas. Esa debilidad le ha dejado fuera de la Alianza Internacional para la Vacuna que lideran Francia, Alemania, Holanda e Italia. ?Con qu¨¦ consecuencias? Seg¨²n Farmaindustria, la patronal del sector, ¡°todav¨ªa no hemos valorado el asunto¡±. En el lado de quien s¨ª tiene respuestas, los trabajos de Rovi con la heparina ¡ªun anticoagulante que podr¨ªa ayudar a prevenir la enfermedad¡ª ¡°parecen prometedores¡±, avanza Ana G¨®mez, de Renta 4. ¡°El sector va a pasar de ser visto como culpable a buscador de respuestas¡±, defiende la experta. Porque la industria ha sorteado con razonable ¨¦xito a?os dif¨ªciles. ¡°Y lo ha hecho haciendo frente a un escenario marcado por la expiraci¨®n de patentes, una mayor presi¨®n en los precios y entornos muy regulados¡±, desgrana Luis Zaragoza, director de Corporate Finance de KPMG.
Kenneth Rogoff: ¡°Habr¨¢ un gran retorno, no para la primera vacuna; sino para la m¨¢s eficaz¡±
Como un barco que deja los recuerdos dibujados en su estela, hay en marcha una ola de cambio en la industria farmac¨¦utica estadounidense. O sea, mundial. Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y uno de los economistas m¨¢s respetados del planeta, propone una recompensa y un cambio. ¡°Habr¨¢ un gran retorno econ¨®mico y pol¨ªtico para la farmac¨¦utica que encuentre la mejor vacuna para la Covid-19. No necesariamente la primera. Sino la que proporcione la mayor eficacia e inmunidad¡±, reflexiona. ¡°La empresa que lo consiga ganar¨¢ un primer puesto en el sector durante las d¨¦cadas venideras¡±. Este es el tesoro y el presente. El futuro trae una transformaci¨®n ¡°enorme en la regulaci¨®n de los precios farmac¨¦uticos¡±, advierte. Las grandes farmac¨¦uticas, sostiene Kenneth Rogoff, obtienen un elevado porcentaje ¡ªquiz¨¢ el 40%¡ª de sus ganancias totales en Estados Unidos. En noviembre hay elecciones a la Casa Blanca. Si Joe Biden vence y los dem¨®cratas dominan las dos c¨¢maras, seguramente veremos ¡°una convulsi¨®n en la forma en la que se establecen los precios farmac¨¦uticos. Quiz¨¢ usando el mismo modelo de subasta gubernamental que en el resto del mundo. Si esto afecta a la ralentizaci¨®n de la investigaci¨®n m¨¦dica depender¨¢ sobre todo de si el Gobierno devuelve esas enormes ganancias en forma de I+D¡±.
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