China y la covid empujan a la crisis al rey espa?ol de las banderas
Bansodi fabrica textiles para ense?as y publicidad y acaba de lanzar una l¨ªnea de mascarillas
Aqu¨ª reposan todas en paz, sin hacerse da?o¡±, indica con sorna Jos¨¦ Luis Sosa-Dias. Este uruguayo de 62 a?os es el fundador de la empresa que luce las iniciales de sus apellidos. Una compa?¨ªa textil dedicada a la publicidad y las banderas. Esas que luego interact¨²an pac¨ªficamente en las estanter¨ªas. Al contrario de lo que vemos en la calle, donde se usan como capa protectora o como arma arrojadiza. Gracias a estos productos ha forjado un peque?o imperio en este espec¨ªfico gremio: es el primero por ventas de Espa?a y el tercero de Europa, seg¨²n apunta quien hasta 2017 era su propietario y desde entonces es director gerente, ya que tuvo que ceder el control.
Lo ha levantado en un pol¨ªgono de Colmenar Viejo, una localidad de casi 50.000 habitantes situada al norte de Madrid. En la fachada, sin necesidad de imitar a un edificio administrativo, ondean tres de estas ense?as que ellos mismos fabrican: la de Europa, Espa?a y la Comunidad de Madrid. Telas al viento que sirven de referencia ante el sepia predominante del resto de naves. Y que introducen a los 7.400 metros cuadrados de superficie ocupada por m¨¢quinas para imprimir el dise?o, planchas para estamparlo, cortadoras industriales, mesas de costura y, sobre todo, muchos rollos de diferentes tejidos.
¡°Para m¨ª, lo que hago no son mensajes, son telas estampadas¡±, defiende el responsable entre retales de diferentes colores. Aparte de las ense?as, salen anuncios, paneles publicitarios y decoraciones palaciegas con el textil como materia prima. Son ¡°sus trapos¡±, tal y como le gusta definirlos a Sosa-Dias. Surgen de las bovinas, a falta de unos arreglos y dispuestos a obtener un uso que va desde lo decorativo hasta lo l¨²dico. En algunos actos oficiales o torneos deportivos ha dispensado hasta 22.000 unidades de la rojigualda nacional. ¡°Hace a?os, sal¨ªan unas 300 al mes. Pero desde el Mundial de 2010 se dispar¨®. La gente perdi¨® la verg¨¹enza de mostrar los colores de Espa?a: como en Estados Unidos, que la ponen en la entrada¡±, analiza.
Sosa Dias, sin embargo, aporta con ilusi¨®n estos datos a pesar de atravesar un momento ¡°muy duro¡±. De los 52 trabajadores que sumaba la plantilla a principios de a?o ha tenido que llevar a cabo un expediente de regulaci¨®n temporal de empleo (ERTE) a 17, de los que acaba de recuperar a tres. ¡°Ha sido muy fuerte. Generalmente, ten¨ªamos unos 24 o 26 pedidos diarios. Al volver del estado de alarma pasamos a cuatro o cinco¡±, explica, ¡°adem¨¢s, el final de la primavera y el verano son unas ¨¦pocas fuertes. Todo se cay¨®. A cero. Y se form¨® una cadena dif¨ªcil, porque incluso los encargos no se pod¨ªan cobrar: la gente no estaba funcionando. Es un momento que da mucho miedo¡±.
Creada en 1982, la empresa lleg¨® a facturar unos 4 millones de euros en 2019, aunque los beneficios netos atravesaron un bache por la importaci¨®n. A ¡°el rey de las banderas¡± le ha destronado la industria oriental. La mayor parte de las ense?as que se alzan con fervor en manifestaciones son de este origen. ¡°Muchas proceden de China. No valen tanto y son de peor calidad¡±, arguye, ¡°en las nuestras se nota: pesan m¨¢s, no se desti?en y tiene los elementos correctos¡±. Este a?o calcula que las ganancias no llegar¨¢n ni a la mitad. ¡°Lo perdido no volver¨¢, eso est¨¢ claro¡±, esgrime, sopesando estos meses de par¨®n por la crisis sanitaria.
Una ca¨ªda hist¨®rica que suena a vieja conocida. Jos¨¦ Luis Sosa-Dias lleg¨® a Barcelona desde su Montevideo natal hace 41 a?os. Su ansia era prosperar. Con 21 a?os compagin¨® varios empleos temporales. Entre ellos, vender libros puerta por puerta. Un d¨ªa, con su exmujer, decidi¨® fabricar banderas peque?as, de las que adornaban mesas en su pa¨ªs. ¡°Me dieron una en Uruguay y dije ¡®alg¨²n d¨ªa las har¨¦ yo¡¯ y eso que sab¨ªa lo mismo de banderas que de pelo postizo¡±, rememora. Un encargo potente de El Corte Ingl¨¦s les dio un impulso. Y ampliaron de tama?o todo: las telas, las oficinas, la cuenta corriente.
En 1992 participaron en los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona y en la Expo de Sevilla. As¨ª mantuvieron una curva de ganancias ascendiente hasta 2009. ¡°Justo antes de la crisis manej¨¢bamos un mill¨®n de metros de tejido y ten¨ªamos a 92 empleados. Alcanzamos 7 millones de facturaci¨®n y pasamos, de repente, a 2,9 millones¡±, relata. Se lleg¨® a proceder a un concurso de acreedores. Redujeron plantilla, capearon ¡°gracias a la fidelidad de algunos clientes¡± y paralizaron una f¨¢brica de m¨¢stiles de fibra de vidrio que iniciaron en Marruecos y les prove¨ªa de hasta 4.500 unidades al a?o. ¡°El hundimiento econ¨®mico y China nos hicieron mucho da?o¡±, incide, matizando que las banderas solo suponen un 15% del total de ventas. El resto, promociones de autom¨®viles o incluso carteles de ¡°todos¡± los partidos pol¨ªticos.
Con el ¡®Nunca Mais¡¯ (la iniciativa surgida en Galicia en 2002, tras la cat¨¢strofe del Prestige) o con el ¡®proc¨¦s¡¯ catal¨¢n, recuerda, se anim¨® la producci¨®n. Tambi¨¦n con actos como la boda del rey Felipe VI, los desfiles militares del D¨ªa de la Hispanidad o la famosa adjudicaci¨®n para coronar la plaza de Col¨®n de Madrid, que mide 21 metros por 14 y cost¨® 378.000 euros, seg¨²n publicaron varios medios.
Hay flujos de venta repetitivos, expresa Sosa-Dias, pero no se debe a una ciencia matem¨¢tica. De repente se convocan unas elecciones, un campeonato de cualquier disciplina o el lanzamiento de una nueva marca y el taller entra en ebullici¨®n. ¡°Un equipo de f¨²tbol de Dub¨¢i me pidi¨® 15.000 banderas para subir de un d¨ªa para otro al avi¨®n del jeque. Y un cliente de Guinea Ecuatorial nos hac¨ªa tener en 48 horas miles de ejemplares cada vez que hab¨ªa una convenci¨®n¡±, enumera quien solo guarda un modelo de los miles que ha fabricado: la de una discoteca con Snoopy en diferentes posturas del kamasutra. El empresario inici¨® hace un mes una l¨ªnea de producci¨®n para elaborar mascarillas. ¡°Compr¨¦ cuatro m¨¢quinas. Tres las tuve que traer en avi¨®n para cumplir con el abastecimiento¡±, anota. Produce 1,8 millones al mes de tipo quir¨²rgica e higi¨¦nica. Ellas tambi¨¦n se mezclan pac¨ªficamente con el resto de telas. ¡°Son solo eso. Y me parece muy bien que la gente las saque al balc¨®n¡±, concluye.
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