Los negocios hist¨®ricos se tambalean por la pandemia
El coronavirus amenaza la viabilidad de las empresas, incluso de los comercios m¨¢s emblem¨¢ticos de las ciudades
El centro de las ciudades muestra un aspecto poco halag¨¹e?o para sus negocios. El coronavirus ha asestado un golpe que ha dejado a muchos comercios casi sin clientes y en la cuerda floja. Tampoco se libran de la quema buena parte de los establecimientos hist¨®ricos que ocupan desde hace d¨¦cadas un lugar privilegiado. La pandemia los dej¨® a cero durante meses, el verano no ha dado tregua y el oto?o amenaza con llevarse por delante algunos de estos negocios que resisten el paso de los a?os.
Se acumulan los cierres y persianas bajadas de forma definitiva. Y vienen m¨¢s turbulencias. Un 62% de las empresas creen que la facturaci¨®n no se recuperar¨¢, al menos, hasta 2022, seg¨²n un estudio de KPMG y la CEOE. En el caso del comercio, la previsi¨®n es que cierren tres de cada diez establecimientos en 2020, seg¨²n la Confederaci¨®n Espa?ola de Comercio. En la hosteler¨ªa tambi¨¦n pintan bastos. Hosteler¨ªa de Espa?a, Fiab y Aecoc cifran en 65.000 negocios los que cerrar¨¢n este a?o, aunque la cifra puede ascender a 85.000 si empeora la situaci¨®n sanitaria. Y la facturaci¨®n del sector caer¨¢ este a?o a la mitad. EL PA?S ha visitado algunos de los negocios emblem¨¢ticos de las principales ciudades de Espa?a que se tambalean por la pandemia.
MADRID
Volver a reinventarse
Entre los negocios centenarios de Madrid est¨¢ la charcuter¨ªa Casa Bartolom¨¦, junto a la plaza Mayor en la calle de la Sal, sirviendo carnes desde (al menos) 1837. ¡°Las primeras licencias se dieron en 1898. Y en la nuestra dec¨ªa que llevaba all¨ª m¨¢s de 60 a?os¡±, cuenta Kiko Bartolom¨¦ con el mismo orgullo que dice que es la m¨¢s antigua de la ciudad. El negocio familiar, fundado por su abuelo Aniceto Bartolom¨¦, ha pasado crisis econ¨®micas y guerras, pero dicen que no existe parang¨®n con la pandemia. ¡°Lo de ahora es incomparable¡±, cuenta su hermana Pilar Bartolom¨¦. A lo que Kiko a?ade: ¡°La situaci¨®n es insostenible. Hay d¨ªas que no se llega ni a 20 euros de caja. El centro est¨¢ muerto y si tienes que pagar un alquiler es imposible¡±.
Esa fue la otra gran batalla que dej¨® tocado al negocio familiar: la lucha por mantener la renta antigua que perdieron en el Tribunal Supremo. ¡°Pasamos a pagar 10 veces m¨¢s. Nos reunimos y decidimos intentarlo. Ve¨ªamos que era posible mantener el local, pero esto ha sido la puntilla¡±, reconoce. Tienen todo en contra por la falta de turistas, el cliente principal de la zona desde hace d¨¦cadas. El golpe ha sido muy fuerte y las perspectivas son negras. Y eso les lleva a sacar la bandera blanca, pese a ser unos emprendedores natos. De hecho, de tener solo la tienda de carnes, que evolucion¨® seg¨²n cambiaba la demanda, se lanzaron al mundo de los souvenirs. Probaron con un local hace 23 a?os y contaban con 38 tiendas antes de la covid, en la capital y otras ciudades de Espa?a. Sin embargo, la pandemia ha provocado ya el cierre de 14 de ellas. ¡°Y los que vendr¨¢n¡±, dicen.
La situaci¨®n es muy delicada, con unos costes enormes en alquiler y sin ingresos (solo tienen un local en propiedad, junto a la charcuter¨ªa, donde cuentan con Alpargatus). En estos meses se han tenido que endeudar e incluso vender alguna propiedad para ganar liquidez. ¡°Nos han bajado los alquileres, pero seguimos perdiendo dinero. Tendremos que volver a renegociar para tratar de aguantar o entregar m¨¢s locales, incluida la charcuter¨ªa¡±, reconoce Bartolom¨¦ con l¨¢grimas en los ojos. Su hermana sale en su ayuda, con la voz entrecortada. ¡°Emocionalmente es muy duro. Por la carnicer¨ªa, que yo todav¨ªa la llamo as¨ª, hemos pasado toda la familia¡±. Kiko vuelve, tras coger un poco de aire: ¡°Estoy destrozado porque la charcuter¨ªa ha sido mi vida¡±.
El v¨ªnculo con el negocio es tan grande que no existen palabras que lo pueda explicar. Pero la situaci¨®n es dram¨¢tica y le quedan pocas opciones de poder mantenerlo. Pese a todo, los hermanos insisten: ¡°Nos volveremos a levantar. No sabemos c¨®mo ni en qu¨¦ sector, pero lo haremos. En su d¨ªa pasamos de los toros de verdad a los de pl¨¢stico y tendremos que seguir evolucionando¡±, zanja Kiko.
BARCELONA
Adi¨®s a tres generaciones de libreros
Hace algo m¨¢s de un a?o ya estuvo a punto de cerrar, pero consigui¨® un alquiler en el local contiguo al negocio y decidi¨® aguantar un poco m¨¢s. Pero la crisis del coronavirus ha sido la puntilla. ?ngel Batlle cerr¨® el 20 de mayo la librer¨ªa de segunda mano y libros antiguos que fund¨® su abuelo en 1932 en la calle de la Palla, muy cerca de la catedral de Barcelona. Durante 87 a?os estuvo en el n¨²mero 23, con sus escaparates de cristal y madera pintada de rojo, el mismo color del letrero. Y el ¨²ltimo a?o, en el n¨²mero 25.
¡°Tal y como est¨¢ la cosa, mejor dejarlo y comenzar una nueva vida¡±, dice ?ngel Batlle nieto por tel¨¦fono. ¡°Eran muchos gastos, se me com¨ªan vivo por mucho que vendiera por Internet. Ya llevaba tiempo pensando en cerrar. Pensaba llegar hasta Sant Jordi, la fiesta del libro¡, y luego que si mamparas, guantes y mascarillas¡±, lamenta. Y la ciudad, encerrada desde marzo, se qued¨® adem¨¢s sin Sant Jordi.
Batlle era uno de los comercios de la ciudad incluidos en la Ruta de los Establecimientos Emblem¨¢ticos. Est¨¢ en la zona cero de la gentrificaci¨®n, el barrio que m¨¢s vecinos ha perdido, el G¨°tic. El cierre del comercio de proximidad ha sido dram¨¢tico para los vecinos que quedan, que estos d¨ªas han recuperado los paseos tranquilos por su barrio, pero sufren por los estragos del par¨®n tur¨ªstico.
¡°No tengo ni idea de cu¨¢ntos libros ten¨ªamos, s¨¦ que en Internet ofrec¨ªamos 5.000. Mir¨¦ los trasteros que anuncian, que dicen que cuestan poco, pero son car¨ªsimos. Y en casa no tengo espacio. Al final, vino un anticuario y se lo llev¨® todo¡±, dice el due?o, que era ¨²nico empleado del negocio. Asegura que est¨¢ tranquilo, pero dispara: ¡°Ya no hay barberos, ni ebanistas, ni tiendas de bombillas o de juguetes. Y luego la gente dice que le da pena, pero tampoco te compraban¡±. Pese a todo, se queda con los buenos tiempos. Aquellos cuando la clientela pasaba de padres a hijos: ¡°Ven¨ªan los padres con sus chavales, se aficionaban y se convert¨ªan en clientes¡±.
SEVILLA
¡°No puedo tirar la toalla¡±
Los tres meses de confinamiento en plena primavera ¡ªla ¨¦poca de mayor trasiego y bullicio en Sevilla¡ª unidos a una desescalada que ha coincidido con los meses de verano ¡ªla temporada baja por excelencia en la capital andaluza¡ª han vaciado de turistas el centro de la ciudad provocando una sangr¨ªa en sus comercios y locales de hosteler¨ªa imposible de contener por los residentes. El resultado: una sucesi¨®n de persianas bajadas, escaparates vac¨ªos y de establecimientos con el cartel de se vende, se alquila o se traspasa en sus puertas que evidencia las dificultades de los negocios sevillanos para sobrevivir a la covid.
Una de esas persianas bajadas es la de la confiter¨ªa Ochoa, un emblema de la calle Sierpes ¡ªuna de las arterias comerciales del centro de Sevilla¡ª que ha hecho de sus tartas de mantequilla o sus bollos de leche una tradici¨®n desde 1910. Con el cerrojo echado desde el 13 de marzo, gener¨® preocupaci¨®n entre sus clientes cuando vieron que a comienzos de septiembre sus puertas segu¨ªan cerradas. Alejandra Ochoa, la cuarta generaci¨®n familiar al frente del negocio, lo adecenta estos d¨ªas para reabrir a mediados de este mes.
En este tiempo no se han planteado retomar la actividad porque no les compensaba econ¨®micamente. Pero ya es el momento, aunque la reapertura ser¨¢ paulatina. ¡°La gente va a venir a por la tarta y no a merendar, iremos viendo poco a poco¡±, explica Ochoa. Estos meses de par¨®n han sido duros. Macarena Gim¨¦nez, su madre, no quiere ni calcular las p¨¦rdidas. Durante el confinamiento han solicitado cr¨¦ditos ICO y gracias a los expedientes de regulaci¨®n temporal de empleo, ERTE, ¡ªten¨ªan 18 trabajadores fijos¡ª han podido capear la tormenta. ¡°No espero obtener ning¨²n beneficio hasta pasado un a?o¡±, aventura Gim¨¦nez.
Buena parte de las p¨¦rdidas que se resiste a medir provienen de la falta de ingresos por la suspensi¨®n de la Semana Santa. Un agujero del que tambi¨¦n se resiente la cadena Juan Foronda, otro negocio tradicional en la misma calle Sierpes especializado en mantones y mantillas y que fund¨® en 1923 el abuelo de Jos¨¦ Luis Foronda, su actual gestor. ¡°El estado de alarma nos cogi¨® en la peor ¨¦poca porque vivimos de la Semana Santa y de la Feria¡±, explica. Eso y la falta de turistas han mermado sus ventas en estos meses entre un 65% y 70%. Una ca¨ªda que se ha compensado, aunque d¨¦bilmente, por la venta online que supone un 20% de sus ingresos. En su web hay tutoriales para colocarse el mant¨®n, muy apreciados por los clientes japoneses y americanos. La crisis le ha obligado a cerrar cinco de los siete establecimientos que tiene en Sevilla y a mantener en el ERTE a 16 empleados de una plantilla de 24. Solo le queda confiar en recuperarse la pr¨®xima primavera.
Tanto Ochoa como Foronda prefieren mantener la cabeza fr¨ªa ante el futuro, pero el peso de liderar unos negocios centenarios les obliga a redoblar su lucha. Y pese al goteo de cierres en el centro, no se les ha pasado por la cabeza que puedan seguir el mismo destino. ¡°Hay empleados m¨¢s mayores que yo. Si ellos no se han rendido, yo no puedo tirar la toalla¡±, asegura Ochoa.
VALENCIA
Trajes colgados esperando las Fallas
¡°Es horrible, estamos desesperadas. No tenemos nada, ni un traje para confeccionar, cuando nosotras hemos cosido hasta 500. Solo pagar, pagar y pagar¡±, reconoce con toda crudeza Eva G¨®mez Asins, propietaria junto a su hermana Marietta de Les Barraques, un conocido comercio en pleno centro hist¨®rico de Valencia dedicado a la indumentaria para las Fallas. Tejidos de seda, bordados, encajes, lentejuelas, aguja e hilo han sido durante m¨¢s de 30 a?os las armas de un negocio que fund¨® en la d¨¦cada de los setenta la madre de ambas, Carmen Asins, dos veces premiada por su labor de artesan¨ªa y ya jubilada. En sus expositores hay g¨¦nero para todos los bolsillos: desde los 200 euros que cuestan los 12 metros de tela para confeccionar un traje de fallera hasta los 30.000. Este a?o, la pandemia ha fulminado todas sus previsiones.
La declaraci¨®n del estado de alarma a mediados de marzo, con la fiesta grande a las puertas, dej¨® colgados en un almac¨¦n alquilado [anexo a su tienda, por la que pagan una hipoteca], decenas de trajes acabados o a falta de los ¨²ltimos ajustes. Medio a?o despu¨¦s siguen all¨ª. ¡°Nos quedan m¨¢s de 20 vestidos sin recoger y eso es mucho dinero¡±, reconocen las Asins, como se las conoce en el gremio. Han cortado por lo sano con todo tipo de gastos, personales y empresariales, para aguantar con el local abierto pero la incertidumbre sigue ah¨ª. ¡°Todav¨ªa no sabemos si habr¨¢ Fallas o no. Nadie sabe lo que va a ocurrir, no tenemos una bola de cristal. No hay ning¨²n tipo de evento, ni fiesta ni pr¨¢cticamente bodas. Nosotras cortar y coser sabemos, pero la situaci¨®n es l¨ªmite¡±, a?aden. Llevan desde marzo con apenas ingresos, y sus cuatro empleadas est¨¢n en ERTE. A mediod¨ªa del viernes, 13 de marzo, les dijeron que se marchasen a casa y cerraron el local. ¡°Nadie quer¨ªa venir a probarse ni a recoger los vestidos¡±, recuerda Eva.
Esta tienda, como otras de la asociaci¨®n de peque?os comercios Confecomer?, es el primer eslab¨®n de un negocio mucho m¨¢s amplio, que abarca a las f¨¢bricas de tejidos y a las de complementos. ¡°Somos muchos comercios y oficios los que estamos sufriendo¡±, a?ade Eva. Marietta est¨¢ m¨¢s centrada en el taller de confecci¨®n y se ha devanado los sesos para vender g¨¦nero, por ejemplo a una dise?adora italiana de joyas. ¡°Estaba convencida de que 2020 iba a ser nuestro a?o y mira c¨®mo estamos¡±, se lamenta Marietta. ¡°Si hay vacuna y puede haber actos falleros en 2021, aunque sean muy controlados, podremos vivir de los arreglos y alguna otra cosa y seguir arrastr¨¢ndonos¡±. Se han planteado la posibilidad de cerrar, de quitarse el pago de hipoteca, aut¨®nomos, alquileres o la luz, pero se resisten por el momento. ¡°Este negocio es nuestra vida¡±.
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