El Gobierno argentino lucha para evitar una fuerte devaluaci¨®n del peso
El acuerdo con los acreedores no revierte la crisis de confianza hacia la moneda nacional
El Gobierno argentino y el Banco Central adoptaron el jueves medidas de emergencia. El objetivo era frenar la ca¨ªda de las reservas en d¨®lares y evitar una nueva devaluaci¨®n del peso. Pero los inversores, los empresarios y los ciudadanos de a pie no parecen convencidos de que las medidas resulten suficientes y se mantiene la avidez de cambiar pesos por d¨®lares: el peso se devalu¨® el viernes un 0,9%. Pese al acuerdo para la reestructuraci¨®n de la deuda externa, Argentina sufre la en¨¦sima crisis de confianza.
¡°Necesitamos acumular reservas¡±, dijo el ministro de Econom¨ªa, Mart¨ªn Guzm¨¢n. El ministro anunci¨® una baja temporal del 33% al 30% en las retenciones sobre la exportaci¨®n de soja, con el fin de que las empresas aprovecharan la ocasi¨®n para vaciar sus silos (se estima que hay al menos 17 millones de toneladas de grano acumuladas) y aportaran d¨®lares al pa¨ªs. El Banco Central, por su parte, hizo saber que los intereses b¨¢sicos subir¨ªan del 19% al 24% en operaciones a 24 horas, para estimular el ahorro en pesos, y que dar¨ªa mayor margen de fluctuaci¨®n a la cotizaci¨®n de la divisa argentina. El resultado inmediato fue malo: al d¨ªa siguiente, viernes, el peso se devalu¨® el 0,9%.
La brecha entre el precio del d¨®lar oficial y el d¨®lar en el mercado libre (o ilegal) ronda ya el 90%. Eso resulta cada vez m¨¢s disuasorio para los productores de soja, los grandes suministradores de d¨®lares en un pa¨ªs que exporta poco m¨¢s que materias primas. ¡°El productor de grano recibe tras las retenciones 46 pesos por d¨®lar, pero si lo vendiese al valor libre recibir¨ªa 145 pesos. Como ya han visto esta pel¨ªcula, los productores saben que terminar¨¢ en devaluaci¨®n; por eso prefieren sentarse sobre el grano y esperar¡±, explica Walter Stoeppelwerth, jefe de inversiones de Portfolio Personal.
En cuanto al fomento del ahorro en pesos, se enfrenta a la ancestral desconfianza de los argentinos respecto a su propia moneda y, adem¨¢s, a la contundencia de los hechos: percibir un inter¨¦s anual del 24% al 34% no resulta muy atractivo cuando se estima que la inflaci¨®n superar¨¢ el 40% a fin de a?o.
La ca¨ªda de las reservas del Banco Central se ha acelerado con los meses, pese al ¡°cepo¡± cambiario establecido por el anterior presidente, Mauricio Macri, y al ¡°supercepo¡± impuesto por Alberto Fern¨¢ndez. Cada argentino tiene derecho a comprar 200 d¨®lares mensuales, ni uno m¨¢s, al cambio oficial. Ahora, ni los pol¨ªticos, ni los altos funcionarios ni quienes cobran subsidios tienen derecho a ese cupo. Pero el ansia por el d¨®lar no cede. Para ahorrar o para ganar un poco de dinero con lo que se llama ¡°hacer pur¨¦¡±: comprar d¨®lares al precio oficial y venderlos al precio real.
En marzo, 445.000 argentinos adquirieron sus 200 d¨®lares, lo que redujo las reservas del Banco Central en algo m¨¢s de 800 millones de d¨®lares. En septiembre ya fueron 4,4 millones los argentinos que fueron a por sus 200 d¨®lares. En los primeros nueve meses del a?o, las reservas p¨²blicas se redujeron unos 8.000 millones de d¨®lares. Y eso a pesar de que Argentina tendr¨¢ en 2020, por la ca¨ªda de las importaciones, un super¨¢vit comercial cercano a los 10.000 millones.
Las reservas brutas de d¨®lares se estiman en unos 40.000 millones, pero si se descuentan el oro, el swap en yuanes chinos y otros apartados, las reservas netas se acercan peligrosamente al cero. Al mismo tiempo, Argentina rebosa de pesos. El d¨¦ficit presupuestario se financia con la impresi¨®n de moneda (en 2020 se han fabricado unos tres billones de pesos y ha sido necesario subcontratar una imprenta en Brasil para mantener el ritmo) y los ahorradores quieren quitarse de encima una divisa que pierde valor cada d¨ªa. Eso conduce a la b¨²squeda de d¨®lares, en la que siempre sufre el Banco Central (los tenedores privados los retienen), y a un leve aumento del consumo: la gente prefiere comprar antes de que su moneda tenga a¨²n menos poder adquisitivo.
¡°Todo parece conducir a una devaluaci¨®n¡±, indic¨® un directivo de una sociedad financiera que prefiri¨® permanecer en el anonimato. Las medidas reci¨¦n adoptadas son, seg¨²n ese directivo, ¡°tard¨ªas e insuficientes¡±. Podr¨ªa ocurrir un milagro y caer d¨®lares del cielo, pero tampoco eso funcion¨® en su momento: cuando Macri asumi¨® la presidencia, a finales de 2015, llovieron las inversiones extranjeras; en los dos ¨²ltimos a?os de su mandato se fugaron del pa¨ªs 37.000 millones de d¨®lares. Otra opci¨®n consistir¨ªa en aplicar un plan de ajuste muy severo, lo cual resulta improbable en un pa¨ªs que tiene al 40% de su poblaci¨®n en situaci¨®n de pobreza y necesitada de subsidios y con elecciones parlamentarias en 2021.
La tercera opci¨®n que tiene ante s¨ª el Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez se resume en ceder y aceptar una fuerte devaluaci¨®n de una moneda que, exceptuando los a?os de paridad con el d¨®lar bajo la presidencia de Carlos Menem (con un desenlace catastr¨®fico), no ha dejado de devaluarse durante d¨¦cadas. Desde 1983, el peso ha perdido 10 ceros. Es decir, un hipot¨¦tico billete de mil millones de entonces, ahora vale uno. El Gobierno est¨¢ decidido a hacer lo posible para evitar una devaluaci¨®n brusca, porque teme que le llevar¨ªa a una derrota electoral en 2012 y, quiz¨¢, a una crisis social insostenible.
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