?Y esto qui¨¦n lo paga?
El gasto p¨²blico ha sido clave para amortiguar la crisis, pero condicionar¨¢ a las generaciones futuras
En la pitillera del escritor y poeta estadounidense Raymond Carver (1933-1988) hab¨ªa escrita una palabra: ¡°Now¡±. ¡°Ahora¡±. Al autor de esa maravilla de 26 p¨¢ginas que es Caballos en la niebla le hab¨ªan diagnosticado un c¨¢ncer incurable. Y cada minuto era una propina, y el tiempo solo se viv¨ªa en presente. En algunas ocasiones, la literatura y la econom¨ªa pasan id¨¦nticas p¨¢ginas. Los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, donde estos d¨ªas solo cuenta el hoy, llevar¨¢n su d¨¦ficit fiscal a cerca del bill¨®n de euros y la deuda p¨²blica se disparar¨¢ a niveles que no se conoc¨ªan en algunos pa¨ªses ni siquiera en los a?os posteriores a las grandes guerras.
La relaci¨®n entre los pasivos p¨²blicos y la riqueza de las naciones mostrar¨¢ este a?o ¡ªacorde con CaixaBank Research¡ª parajes ins¨®litos, sobre todo en las aguas mediterr¨¢neas. Grecia (166% del PIB), Italia (160%), Francia (119%) y Espa?a (121%). El m¨¢ximo hist¨®rico espa?ol, seg¨²n la informaci¨®n disponible, anda en el 162% alcanzado durante 1880. Nada extra?a que esta tierra sea una de las naciones europeas, junto a Francia, que m¨¢s veces ha suspendido pagos. Ese a?o, Claude Monet pintaba (hoy en la colecci¨®n Thyssen de Madrid) su obra El deshielo en V¨¦theuil. El invierno hab¨ªa sido una sucesi¨®n de tremendas heladas y el pintor quer¨ªa captar el instante en el que hielo del Sena se fracturaba y las corrientes lo arrastraban r¨ªo abajo.
Ahora la fractura es distinta. Entre quienes piensan que el peso de la deuda tendr¨¢ la levedad de la madera de balsa o la densidad del plomo. ¡°Estamos librando una guerra. Y cuando peleas en una guerra lo primero que tienes que hacer es ganar y despu¨¦s preocuparte de c¨®mo vas a devolver las deudas¡±, reflexionaba en el semanario alem¨¢n Der Spiegel la economista jefa del Banco Mundial, Carmen Reinhart. Pero al igual que el t¨ªtulo de la canci¨®n de Leonard Cohen: Uno de nosotros no puede estar equivocado. ?Qu¨¦ hacer? ?Cargar la mochila de deuda? ?O aligerarla para no hipotecar con su devoluci¨®n a las generaciones futuras? Sobre todo cuando Europa ha suspendido temporalmente las reglas fiscales por la pandemia. ¡°Ser¨ªa la cosa m¨¢s est¨²pida del mundo empezar a preocuparse ahora por los niveles de deuda¡±, lanza Markus Gangl, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Goethe de Fr¨¢ncfort (Alemania). ¡°Hacerlo es la ¨²nica manera de provocar una guerra entre generaciones. Si no nos endeud¨¢semos en estos momentos, seguramente destruir¨ªamos muchos sectores de la econom¨ªa, de la cultura, de los servicios, que son los que necesitan los j¨®venes en el futuro para construir su propia vida¡±. ?Es el final de la ortodoxia en la deuda? ?Al menos durante los a?os que llevar¨¢ la normalizaci¨®n econ¨®mica? ¡°Te quedas all¨ª tan confortable en tu ventisca de hielo. / D¨¦jame entrar en la tormenta¡±. Este es el verso final de Cohen en Uno de nosotros.
Una avalancha
Esa tormenta es la que avanza Carlos Mart¨ªn desde su cargo de jefe del Gabinete Econ¨®mico de CC OO. Adem¨¢s, intuye una avalancha. Incluso gastando de manera eficaz el fondo bautizado como Next Generation EU (con unos 750.000 millones de euros, de los que a Espa?a le corresponden 140.000), la siguiente generaci¨®n quedar¨¢ muy endeudada. A lo que hay que sumar el SURE (que cubre los ERTE), con hasta 100.000 millones de euros. Y la deuda, seg¨²n la Comisi¨®n Europea, seguir¨¢ creciendo en 2021 (122% del PIB) y durante 2022 (124%). ¡°Si en el futuro se abriera una coyuntura inflacionista, en la que se elevara la prima de riesgo de la deuda p¨²blica, al igual que ocurri¨® en la segunda mitad de la crisis de 2008, su servicio se disparar¨ªa por encima de los 40.000 millones de euros anuales, que en parte se transferir¨ªan a no residentes [los extranjeros cada vez tienen m¨¢s deuda p¨²blica espa?ola]¡±, subraya el economista. ?Qu¨¦ hacer? ?Aceptar el riesgo? Hace cuatro a?os, el FMI estimaba en un 225% la deuda no financiera del mundo sobre el PIB. Y el c¨¢lculo m¨¢s reciente es que aumente el 17% de media el a?o que viene en los pa¨ªses desarrollados, un 12% en los emergentes y el 8% en los pobres. ?Entonces? ¡°Solo cuenta una cosa. Ser capaz de arriesgarse¡±, ha dicho Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI. Quiz¨¢ piense en Jap¨®n, que lleva a?os asumiendo el ¡°peligro¡±, con una deuda del 250%, y sigue econ¨®micamente ¡°vivo¡±. Este ¨²ltimo trimestre creci¨® un 21,4%.
Los economistas m¨¢s cl¨¢sicos trazan un camino ¡°simple¡±. Mientras los tipos sigan casi en negativo, crezca la econom¨ªa, exista inflaci¨®n controlada y el BCE respalde con la compra de bonos a los pa¨ªses europeos ¡ª¡±lo que ayuda a evitar que los inversores se lleven por delante a varias naciones mediterr¨¢neas¡±, matiza Guillermo de la Dehesa, profesor honorario del Centre for Economic Policy Research, CEPR, de Londres¡ª, la deuda no deber¨ªa, en principio, preocupar. ¡°Con los tipos en torno a cero, endeudarse es casi una obligaci¨®n moral con los contribuyentes y los herederos, pues la condici¨®n de que el rendimiento del dinero supere las tasas de inter¨¦s resulta muy f¨¢cil de cumplir¡±, observa Julio Caraba?a, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid.
Pero la pandemia ha sido la ventisca retratada en el ¨®leo de Monet. Ha cambiado, radicalmente, la imagen de endeudarse en el planeta. Escuchar a las autoridades financieras alemanas decir que de ¡°esta crisis no se sale ahorrando¡± resulta tan inesperado como ser¨ªa ver a Donald Trump encabezando el movimiento Black Lives Matter. Antes de la covid-19, muchos expertos ya criticaron la obsesi¨®n de algunos por doblegar la curva de la deuda cuando ni siquiera se elev¨® a estos niveles para derrotar a los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Pero hay algo en los recuerdos que hieren al igual que amenazas. El continuo bombeo de dinero del BCE trae en algunos pa¨ªses centroeuropeos el recuerdo de la ruina. Hay que acordarse de que la hiperinflaci¨®n en Alemania tras la Gran Guerra era un problema tan profundo que cada media hora los camareros ten¨ªan que subir el precio del men¨². La poeta y premio Nobel Louise Gl¨¹ck escribi¨®: ¡°Miramos al mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria¡±. Y ah¨ª, en el recuerdo, se clava una palabra que ha causado un inmenso destrozo: ¡°Austeridad¡±. ¡°Ha sido la aut¨¦ntica causa de las dificultades y los da?os al tejido social. Pagar un pr¨¦stamo durante un periodo de tiempo m¨¢s largo [la deuda del Reino Unido ha superado el 100% del PIB, algo in¨¦dito desde 1963] no tiene esos efectos nocivos¡±, reflexiona Nicholas Barr, profesor de Econom¨ªa P¨²blica de la London School of Economics (LSE).
Fumata blanca
Hay fumata blanca y los caballos salen de la niebla. Gastar es sin¨®nimo de ¡°ahora¡±. El FMI calcu?la que los Gobiernos del mundo han aumentado su gasto este a?o al menos en 11,7 billones de d¨®lares (9,9 billones de euros). El 12% de la riqueza del planeta. ¡°Las Administraciones no tienen otra opci¨®n que seguir gastando todo lo que puedan si quieren sostener sus econom¨ªas¡±, indica Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI). ¡°La pregunta es: ?vamos a tener al BCE de guardia? ?S¨ª? Entonces me quedo m¨¢s tranquilo. De lo contrario, tenemos un problema¡±. Porque fuera del euro, admite el economista Jos¨¦ Carlos D¨ªez, ya habr¨ªamos impagado y reestructurado la deuda. ¡°Adem¨¢s, el propio Gobierno estima que el crecimiento potencial de la econom¨ªa espa?ola a largo plazo est¨¢ pr¨®ximo al 1%, uno de los m¨¢s bajos de la historia del pa¨ªs¡±, remata.
El FMI tambi¨¦n ha pasado a Espa?a por el fotomat¨®n y la imagen cae como fotograf¨ªas de carn¨¦. La riqueza (datos de noviembre) se desplomar¨¢ un 12,8% y la recuperaci¨®n el a?o que viene sumar¨¢ el 7,2%. Otras fuentes, como UBS, la rebajan al 5%. Pero nadie espera que el pa¨ªs se parezca al que fue antes de final de 2022. ¡°Pese a todo, prevemos un retorno muy fuerte en exportaciones y turismo¡±, aventura Roberto Scholtes, director de Estrategia de la entidad. Optimismo en tiempos de silencio. ¡°Europa nos da la posibilidad de emprender las reformas estructurales necesarias para evitar posibles costes generacionales¡±, concede Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research. Ah¨ª discurre el porvenir de las pensiones. Un tren sin pasajeros para las generaciones j¨®venes.
Sin embargo, todo empresario, aut¨®nomo o pyme que haya pedido una l¨ªnea ICO o similar sabe que llega un tiempo en el que hay que devolver el dinero. Ahora estamos en una especie de estado de hibernaci¨®n crediticia para las empresas, los hogares, algunos comercios. Pero esto terminar¨¢. ¡°Hist¨®ricamente, en los ¨²ltimos 160 a?os, el tiempo medio que se ha tardado en volver a los niveles de renta per c¨¢pita anterior a la crisis es de ocho a?os¡±, apunta Carmen Reinhart en Der Spiegel.
Incertidumbre laboral
El futuro va a alcanzar a Espa?a. ?Qui¨¦n pagar¨¢ el esfuerzo? ?Los chicos, una vez m¨¢s, que parecen estar vac¨ªos de todo menos de recuerdos de una vida en crisis? ¡°La incertidumbre laboral de los j¨®venes, sobre todo las generaciones que han enlazado la Gran Recesi¨®n con la pandemia, a?adida a la expansi¨®n de la deuda p¨²blica, preocupan considerablemente y hacen necesario y urgente un cambio del modelo productivo¡±, alerta Nuria Rodr¨ªguez-Planas, catedr¨¢tica de Econom¨ªa en la City University New York, Queens College. Los fondos que llegan de Europa ¡ªen 2021 se sumar¨¢n 27.000 millones de euros a los Presupuestos Generales¡ª deber¨ªan acelerar esa transici¨®n hacia el mundo digital y verde. Porque los ocho a?os de los que habla Reinhart suponen 70.080 horas, y el reloj espa?ol no tiene tantas.
¡°La situaci¨®n ser¨¢ especialmente adversa para las generaciones nacidas entre los a?os ochenta y noventa, las cuales se han encontrado ya con dos crisis econ¨®micas de gran envergadura al comienzo de sus carreras profesionales, padeciendo en ellas p¨¦rdidas de ingresos y mermas de ahorro que arrastrar¨¢n el resto de sus vidas¡±, avisa Clara Mart¨ªnez-Toledano, investigadora de posgrado en la Escuela de Negocios de Columbia. ¡°A lo que se suma la ruptura del ascensor social¡±, a?ade.
Aunque el mundo le ha perdido el miedo a producir deuda. Exist¨ªa un lema en los mercados financieros a finales de los a?os ochenta. ¡°La liquidez es suave; la deuda, dura. La liquidez es perdonable; la deuda, insistente. La liquidez es una almohada; la deuda, una espada¡±. Bueno, quiz¨¢, s¨ª lo recuerden las agencias de calificaci¨®n, pues vigilan de cerca el presupuesto espa?ol. Aun as¨ª, Standard & Poor¡¯s da al pa¨ªs una calificaci¨®n de A con perspectiva negativa mientras Moody¡¯s la sit¨²a en Baa1 y Fitch en A-. Ambos, Fitch y Moody¡¯s, con una visi¨®n ¡°estable¡±. Y la rentabilidad del bono espa?ol a 10 a?os es cero (0,075%). Algo incre¨ªble.
Pero, hist¨®ricamente, el camino de la reestructuraci¨®n de la deuda ha sido largo y doloroso. ?De nuevo pagar¨¢n los chicos, que parecen tener la fragilidad de un hueso de jilguero? ¡°Las generaciones m¨¢s j¨®venes tienen unas perspectivas muy complicadas, sobre todo por la necesidad de financiar las pensiones y la sanidad de una poblaci¨®n que envejece a pasos agigantados en un futuro ya no tan lejano. A su lado, la deuda parece un problema menor¡±, analiza Juan Carlos Conesa, profesor de Econom¨ªa en Stony Brook University de Nueva York. Aunque no le resulta tan nimia a la Uni¨®n Europea, que ya ha advertido a Espa?a que est¨¦ atenta. ¡°El error es pensar que la deuda no tiene l¨ªmites: hay que hacerla sostenible¡±, admite Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Econ¨®micos.
Y la clave, avanza Raymond Torres, responsable de coyuntura econ¨®mica de Funcas, es conseguir crecer. ¡°De lo contrario, la deuda ser¨ªa un problema¡±. Ni siquiera las vacunas cambiar¨¢n la oscilaci¨®n del p¨¦ndulo financiero. Solo inmunizan (no sabe por cu¨¢nto tiempo) del tictac de las horas. ¡°La pol¨ªtica de deuda alta ser¨¢ necesaria hasta que la econom¨ªa se recupere por completo¡±, defiende Monika Schnitzer, profesor de econom¨ªa en la Universidad Ludwig-Maximilian de M¨²nich. ¡°El tiempo que tardar¨¢ va a depender de la rapidez con la que sea posible alcanzar un nivel de inmunidad suficientemente alto. Sin embargo, es importante reducir la deuda para fortalecer la capacidad de recuperaci¨®n en crisis futuras¡±.
Bruselas est¨¢ preocupada. Vivimos un ¡°momento hamiltoniano¡±. Trae a la memoria al primer secretario del Tesoro de EE UU, quien ayud¨® a crear la uni¨®n fiscal del pa¨ªs asumiendo la deuda de los Estados en 1790. La Comisi¨®n Europea espera que los nuevos fondos tiren de la econom¨ªa un 2%. Pero si en vez de en coches el¨¦ctricos o paneles solares se gastan en pensiones o en subir los salarios a los funcionarios, la confianza temblar¨¢ entre los socios europeos. Tampoco ayuda el encaje pol¨ªtico del pa¨ªs. ¡°Necesitas Gobiernos fuertes para implantar estos fondos, y no los hay en Espa?a o Italia¡±, advierte en The Economist el director gerente de la consultora Eurasia Group, Mujtaba Rahman.
Los chicos espa?oles est¨¢n nerviosos. Porque saben que lo que queda es por d¨®nde empiezan. ¡°Desde 2008 la tasa de pobreza de los mayores ha ca¨ªdo y se ha duplicado la de los j¨®venes. Nos vamos a encontrar con un problema intergeneracional. La deuda que estamos acumulando la pagar¨¢n ellos durante los pr¨®ximos 10 o 15 a?os¡±, estima Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Aunque no todos calculan esa econometr¨ªa con id¨¦ntica desesperanza. ¡°Los j¨®venes heredar¨¢n m¨¢s deuda, pero tambi¨¦n activos y un pa¨ªs m¨¢s pr¨®spero que nunca¡±, matiza Izquierdo. Pero los veintea?eros o treinta?eros viven en el ¡°ahora¡± carveriano. El paro juvenil es del 43,9% (frente al 17,6% de la media europea), los salarios paup¨¦rrimos y la temporalidad inmensa.
Incluso el pr¨®spero Reino Unido siente que la deuda anega sus costas. ¡°Los impuestos inevitablemente tendr¨¢n que subir. Los boomers [nacidos entre 1957 y 1977] se jubilar¨¢n y no van a pagar. Ser¨¢n las generaciones del milenio y Z quienes soporten los tributos m¨¢s altos durante sus mejores a?os de trabajo, a la vez que afrontan un futuro laboral incierto¡±, prev¨¦ Andy Green, profesor de Ciencias Sociales del UCL Instituto de Educaci¨®n londinense. Monet habr¨ªa retratado con crudeza esta tormenta social. ¡°Existe un problema de redistribuci¨®n entre las personas retiradas y los j¨®venes. Pero si la econom¨ªa es capaz de ser m¨¢s productiva y se genera un tejido tecnol¨®gico, podr¨ªa mejorar la remuneraci¨®n de las nuevas generaciones¡±, describe Koldo Echebarria, director general de Esade.
Esa Arcadia se puede alcanzar o se puede perder. Aparecen reglas b¨¢sicas. ¡°Lo importante es reformar el sistema tributario para acabar con los m¨²ltiples agujeros en forma de beneficios fiscales por los que se cuela mucha recaudaci¨®n y mejorar algunos grav¨¢menes ¡ªcomo las rentas de capital¡ª con el fin de hacerlos m¨¢s eficientes y progresivos¡±, desgrana L¨ªdia Brun, investigadora en la Universidad Libre de Bruselas (ULB). Cierto. Pero esas palabras son plegarias no atendidas desde hace a?os. Tambi¨¦n es necesaria una inflaci¨®n del 3% para licuar la deuda. Y no aparece. Queda la persistente inequidad. ¡°El mercado laboral resulta bastante nocivo para los j¨®venes y esto tiene que ver con la educaci¨®n¡±, indica Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano.
Un reloj parado
Quiz¨¢ el error est¨¦ en fiarnos del c¨¢lculo diferencial, las ecuaciones, el ¨¢lgebra; o las vacunas. Necesitamos tambi¨¦n a humanistas, y, tal vez, no tanto las estimaciones de Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, asegurando que las restricciones fiscales no se volver¨¢n a imponer como pronto hasta 2022. ¡°Creo que muchos economistas no acaban de comprender que la deuda es lo que mantiene a la econom¨ªa. Desde hace a?os estoy sugiriendo que se piense sobre el concepto de ¡®deuda eterna¡¯, que ser¨ªa una soluci¨®n en ¨¦pocas de intereses tan bajos¡±, dice el fil¨®sofo Jos¨¦ Antonio Marina. Aunque no es la deuda lo que afecta a la educaci¨®n, sino las malas condiciones econ¨®micas. ¡°Cuando medimos el ¨¦xito o el fracaso escolar, el factor escuela, el atribuible al sistema educativo, no llega al 40%. Los otros dos son, sobre todo, la procedencia socio?econ¨®mica del alumno y su comportamiento¡±, aclara.
El endeudamiento no es buena noticia ni dentro de las aulas ni fuera. Ni tampoco los a?os y los sacrificios que llevar¨¢ enderezar las cuentas p¨²blicas. Ni un pa¨ªs con unas estimaciones tan bajas de crecimiento. Ni el desacuerdo pol¨ªtico. Ni los j¨®venes pagando con su futuro errores predecibles e impensables de otros. ¡°Resulta b¨¢sico crear un nuevo contrato social que tenga en cuenta los intereses de todas las generaciones y una visi¨®n de conjunto¡±, concluye Javier Garc¨ªa Arenas, economista de CaixaBank Research.
El endeudamiento de los pa¨ªses m¨¢s pobres genera un peliagudo debate acad¨¦mico y pol¨ªtico
La historia es un hijo pr¨®digo: siempre regresa al origen. El FMI y el Banco Mundial fueron creados a finales de la guerra de 1945 para ayudar a los pa¨ªses con problemas. Pero su respuesta, en el alivio de la deuda de las naciones m¨¢s pobres, est¨¢ siendo an¨¦mica. El pr¨®ximo a?o, 150 millones de personas, acorde con el propio banco, podr¨ªan acabar en la pobreza extrema por la pandemia. Es el primer incremento en dos d¨¦cadas. Los pa¨ªses ricos han liberado cr¨¦ditos a trav¨¦s de los Gobiernos y los bancos centrales que superan los ocho billones de d¨®lares. Pero el FMI ¡ªseg¨²n una informaci¨®n del 1 de noviembre de The New York Times¡ª ha prestado solo 280.000 millones de d¨®lares. Esto incluye 31.000 millones en cr¨¦ditos de emergencia a 76 Estados miembros, con cerca de 11.000 millones destinados a pa¨ªses de bajos ingresos. Sin ese alivio, muchas naciones no dispondr¨¢n de los recursos para afrontar la pandemia, atender la educaci¨®n, alimentar a la gente; y el ser humano sufrir¨¢. ¡°Una d¨¦cada perdida de crecimiento en gran parte del mundo contin¨²a siendo una perspectiva posible, si no hay una respuesta pol¨ªtica urgente, concertada y sostenible¡±, advierte un trabajo reciente del Grupo de los 30, una reuni¨®n de expertos que incluye, por ejemplo, a Lawrence Summers, antiguo asesor del presidente Barack Obama y secretario del Tesoro de la Administraci¨®n de Clinton.
Los n¨²meros aventuran que las tierras yermas pueden ser a¨²n m¨¢s bald¨ªas. La deuda p¨²blica en los pa¨ªses pobres, adelanta el FMI, subir¨¢ del 29% del PIB en 2012 al 43% durante 2019, y este a?o saltar¨¢ al 49%. El riesgo de impago es evidente. Poco ayuda, adem¨¢s, el ideario de David Malpass, director del Banco Mundial, que en 2017 sosten¨ªa que los pa¨ªses en desarrollo ¡°gastan un mont¨®n de dinero. Y a menudo son corruptos en sus pr¨¦stamos¡±. Pese a esa ceguera intelectual, el 14 de octubre, el G20 extendi¨® una moratoria (refrendada la semana pasada) hasta junio del pago de los intereses de la deuda bilateral a 73 de las naciones m¨¢s necesitadas. Acorde con la instituci¨®n, hasta el 13 de noviembre, 46 pa¨ªses hab¨ªan solicitado acogerse a esta opci¨®n, lo que representa retrasar el pago de 5.700 millones de d¨®lares (unos 4.800 millones de euros). Una cifra insuficiente. ¡°El alivio de la deuda ha tardado en materializarse porque sus perspectivas contin¨²an siendo muy inciertas para la mayor¨ªa de los pa¨ªses¡±, analiza Scott Morris, investigador de la consultora con sede en Washington Center for Global Development. ¡°La prioridad en esta crisis del FMI y del Banco Mundial ha sido proporcionar nueva financiaci¨®n en lugar de perdonar viejas deudas¡±. El experto defiende su enroque. Si los pa¨ªses estabilizan sus econom¨ªas y a?aden un est¨ªmu?lo fiscal para paliar los efectos econ¨®micos de la pandemia, estar¨¢n mejor situados para evitar problemas de deuda a largo plazo. El ¡°inconveniente¡± es que, si fracasan, no destruyen n¨²meros en un Excel sino vidas. ?No habr¨ªa que borrar esas cuentas rojas? ¡°La respuesta es que la deuda en moneda extranjera de los pa¨ªses pobres podr¨ªa, en parte, cancelarse¡±, dice el analista econ¨®mico Martin Wolf. ¡°Pero hay deudas, por ejemplo, las Individual Development Account (IDA) [se utilizan para pagar la educaci¨®n o montar un negocio], que definitivamente no cancelar¨ªa. Es complicado¡±.
Sobrevivir es complicado. Resistir es complicado. Dormir con la escasez es complicado. Ver desaparecer el cr¨¦dito privado es¡ ?culpa de China? Las grandes firmas, apunta el peri¨®dico estado?unidense, han sido reacias a suspender el pago de la deuda en parte por la incertidumbre de qui¨¦n se beneficiar¨¢. Muchos pa¨ªses en desarrollo se han endeudado tremendamente con instituciones financieras chinas en un proceso opaco (se desconoce el volumen) y descoordinado. Si los bancos o fondos de alto riesgo europeos o americanos condonan las deudas, el dinero simplemente pasar¨¢ a un acreedor chino en vez de destinarse a mejorar sus sistemas sanitarios. Da igual. Antes de llegar al impago (default), como bordea Zambia, hay que buscar las tablas. El genio del ajedrez Bobby Fischer firm¨® 11 frente a Boris Spassky para derrotarle en la ¡°partida del siglo¡±. De lo contrario, las posibilidades de afrontar retos como la emergencia clim¨¢tica ser¨ªan limitadas y las consecuencias devastadoras para la econom¨ªa global y la prosperidad del hombre.
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