Por una nueva pol¨ªtica migratoria en Europa
El sistema europeo de asilo no ha cumplido las expectativas para las que fue creado. Es urgente reformarlo
La llegada masiva de inmigrantes al puerto canario de Arguinegu¨ªn en los ¨²ltimos meses, el hacinamiento al que se vieron sometidos durante los primeros d¨ªas y la falta de decisi¨®n sobre su posible traslado a la pen¨ªnsula es una manifestaci¨®n m¨¢s de la inexistencia de una hoja de ruta espa?ola y europea para abordar el fen¨®meno migratorio. La mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa asiste at¨®nita y avergonzada ante el lamentable espect¨¢culo, no alcanzando a comprender la incapacidad de gestionar estos flujos de un modo m¨¢s humano. En los ¨²ltimos a?os, Europa ha redoblado sus esfuerzos en la contenci¨®n de estos flujos mediante el control migratorio desde pa¨ªses vecinos, como Turqu¨ªa o Marruecos, y en las repatriaciones expr¨¦s, a pesar de que en muchas de esas actuaciones el respeto a los derechos humanos b¨¢sicos est¨¢ en entredicho.
Y es que por desgracia, todos los pa¨ªses europeos se enfrentan en mayor o menor medida a una gran presi¨®n antinmigracionista por parte de su ciudadan¨ªa para abordar el fen¨®meno migratorio de manera m¨¢s inclusiva e integradora. Dos son los aspectos que est¨¢n detr¨¢s de esta presi¨®n ciudadana: En primer lugar, la percepci¨®n de que los inmigrantes expulsan a las personas aut¨®ctonas del mercado laboral, al aceptar condiciones laborales m¨¢s precarias. Y, en segundo lugar, la percepci¨®n de que la conflictividad social aumenta con la diversidad cultural. Estas percepciones se ejercen de modo muy vehemente por grupos antinmigracionistas, e imponen enorme presi¨®n a la acci¨®n pol¨ªtica. Ante estos comportamientos, Europa ha optado casi exclusivamente por el control migratorio y por las repatriaciones expr¨¦s, con poco ¨¦xito en la contenci¨®n de estos flujos, como el caso del muelle de Arguinegu¨ªn nos recuerda, y sin visos de abordar este fen¨®meno como se debiera desde una Europa supuestamente social, inclusiva y defensora de los derechos humanos.
M¨¢s all¨¢ de esta percepci¨®n negativa de parte de la ciudadan¨ªa europea hacia la inmigraci¨®n, es necesario conocer qu¨¦ dice la ciencia econ¨®mica al respecto. Hay mucha y buena investigaci¨®n econ¨®mica que eval¨²a el impacto de la inmigraci¨®n en pa¨ªses receptores como Estados Unidos, Alemania e incluso Espa?a. Todos pr¨¢cticamente coinciden en una conclusi¨®n: ni en ¨¦pocas expansivas ni recesivas, los salarios y el nivel de empleo de las y los trabajadores de los pa¨ªses receptores de inmigrantes se han visto afectados por la entrada de inmigrantes. Y la raz¨®n es sencilla: la poblaci¨®n inmigrante trabaja mayormente en empleos en los que la poblaci¨®n aut¨®ctona no desea trabajar. Mientras la poblaci¨®n inmigrante se concentra en esos empleos, la poblaci¨®n aut¨®ctona consigue mejores empleos, que se van generando a medida que la econom¨ªa crece, pues la llegada de inmigrantes provoca un aumento sustancial en la demanda de bienes y servicios que estimula la econom¨ªa y, por tanto, enriquece al pa¨ªs en su conjunto. Este es un resultado muy contundente que desarticula esa percepci¨®n negativa hacia la inmigraci¨®n por la competencia por los empleos.
Esta es una conclusi¨®n ¡°econ¨®mica¡± que, desde una perspectiva ego¨ªsta, apunta efectos beneficiosos de la inmigraci¨®n para Europa en general y Espa?a en particular. Un segundo motivo que ensalza los beneficios de la inmigraci¨®n, tambi¨¦n ego¨ªsta, tiene que ver con nuestra tendencia demogr¨¢fica. Somos muy viejos y los pa¨ªses en desarrollo son muy j¨®venes. El Observatorio Social de la Caixa, en un reciente informe sobre la inmigraci¨®n, concluye que la poblaci¨®n extranjera es esencial para el rejuvenecimiento y la preservaci¨®n de la actividad en la Espa?a vaciada, pues las personas nacidas en el extranjero suponen ya el 16% de la poblaci¨®n entre 20 y 40 a?os en la Espa?a rural. Adem¨¢s, una encuesta del propio Observatorio sobre la integraci¨®n de la poblaci¨®n inmigrante en nuestro pa¨ªs confirma que el 70% de la poblaci¨®n aut¨®ctona responde que la integraci¨®n de la poblaci¨®n inmigrante en su entorno es satisfactoria ¡ªporcentaje, por cierto, notablemente superior a la media de la UE-28, donde esta respuesta positiva s¨®lo alcanza el 54%¡ª.
En suma, desde una perspectiva puramente ego¨ªsta, tanto desde el ¨¢mbito econ¨®mico como demogr¨¢fico, la poblaci¨®n inmigrante es necesaria en nuestro pa¨ªs por las razones mencionadas. Adem¨¢s, la poblaci¨®n espa?ola considera que la integraci¨®n social de las personas inmigrantes en sus entornos es adecuada. Y ahora a?adamos por un momento otra raz¨®n de justicia social, que muchos ciudadanos comparten, que se deriva del convencimiento de que nuestras sociedades deben ser m¨¢s sensibles a la desigualdad de oportunidades a las que muchas personas se ven abocadas s¨®lo por el hecho de nacer en sociedades en conflicto, sin libertad y/o sin posibilidades de progresar econ¨®mica y socialmente. Desde ese punto de vista, estamos obligados en la medida de lo posible a mitigar esa desigualdad de oportunidades que es a todas luces injusta desde el punto de vista social.
A la vista de estos hechos, la pregunta que nos hacemos es por qu¨¦ no se aborda la pol¨ªtica migratoria desde un enfoque radicalmente diferente al actual. Y la respuesta es que la soluci¨®n no es f¨¢cil ni puede ser articulada de modo individualizado, sino coordinado desde Europa. El Sistema Com¨²n Europeo de Asilo (SECA) no ha cumplido las expectativas para las que fue creado. La crisis de refugiados a partir del 2015 puso en entredicho el cumplimiento de los compromisos asumidos por los diferentes Estados, con la excepci¨®n de Alemania. Es imprescindible acometer una reforma del SECA, implementando una pol¨ªtica com¨²n sobre asilo y migraciones inspirada en el respeto a los derechos humanos y orientada hacia una acogida de refugiados integradora. Los discursos antinmigracionistas de partidos de extrema derecha inflaman el debate pol¨ªtico, es cierto, con el objetivo ¨²ltimo de dinamitar el proyecto europeo. Pero ni Europa ni Espa?a pueden mirar para otro lado e ignorar que, m¨¢s all¨¢ del control migratorio, es necesario desarrollar pol¨ªticas de asilo e inmigraci¨®n realistas. El ¡°asilo a la carta¡±, que se acord¨® en el Sistema de Dubl¨ªn, condena al ostracismo a miles de solicitantes de asilo, que vagan de pa¨ªs en pa¨ªs esperando alcanzar una resoluci¨®n definitiva que nunca llega. No ha causado m¨¢s que dolor, desesperanza y condiciones de existencia infrahumanas.
Es urgente reorientar estas medidas y dirigir los esfuerzos a la verdadera integraci¨®n de estos colectivos, ayud¨¢ndolos a adaptarse al nuevo entorno y prepar¨¢ndolos para su integraci¨®n social y laboral. Europa debe ser valiente y dar pasos hacia la integraci¨®n de este capital humano que tiene mucho que aportar en los pr¨®ximos a?os. Si no reacciona, estar¨¢ desperdiciando un talento clave para afrontar con ¨¦xito los retos inmediatos que se avecinan.
Sara de la Rica es directora de la Fundaci¨®n ISEAK.
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