La fiscalidad de Biden agita la UE
La propuesta de fijar un tipo m¨ªnimo global del 15% para el impuesto de sociedades supone un cambio radical
Las medidas adoptadas por los gobiernos, en situaciones l¨ªmite, para remediar grandes crisis econ¨®micas y sociales han sido la palanca para construir los sistemas de protecci¨®n social. As¨ª ocurri¨® en el Reino Unido en 1909 con Lloyd George; en EE UU, en 1932 con Roosevelt y en varios pa¨ªses europeos despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. El instrumento ha sido establecer o subir impuestos para financiar los sistemas de salud, las pensiones y la protecci¨®n al desempleo.
Pasado el susto de los peores momentos, el capitalismo ha logrado deshacer las regulaciones, que precisamente le hab¨ªan salvado, para imponer pol¨ªticas claramente insostenibles por los destrozos medioambientales y su extrema desigualdad.
La respuesta fiscal a la pandemia del presidente de EE UU, Joe Biden, es otro momento hist¨®rico que puede significar una importante correcci¨®n de los excesos del capitalismo. La petici¨®n de su secretaria del Tesoro, Janet Yellen, de elevar el tipo del impuesto de sociedades del 21% al 28%, con un m¨ªnimo del 21% para los beneficios obtenidos en el extranjero y, sobre todo, la propuesta de fijar un tipo m¨ªnimo global del 15% supone un cambio radical a la carrera hacia abajo del impuesto de sociedades, que ha pasado del 40% en 1990 al 25% en 2017. Una pr¨¢ctica que ha privado de importantes ingresos para el mantenimiento de servicios sociales esenciales.
En contra de lo que cabr¨ªa esperar, la reducci¨®n del tipo de sociedades ha sido m¨¢s dr¨¢stica en Europa que en los pa¨ªses de la OCDE. As¨ª, mientras en el 2000 el tipo promedio de este impuesto en la OCDE y el de la UE-22 (los pa¨ªses europeos que son miembros del club de pa¨ªses ricos) coincid¨ªa en el 32,2%, en 2020 el tipo fiscal promedio hab¨ªa descendido hasta el 23,3% en los pa¨ªses de la OCDE y al 22,2% en la UE-22.
Las medidas estadounidenses van directamente dirigidas contra los para¨ªsos fiscales. Consideran inaceptable el montaje establecido entre Irlanda, Holanda y Luxemburgo (en combinaci¨®n con Islas Caim¨¢n y otros territorios), que concentran la mayor parte de los beneficios de las multinacionales estadounidenses en Europa, con un tipo fiscal que oscila entre el 1% y el 3%.
La UE ha sido incapaz de impedir este mecanismo fraudulento de evasi¨®n fiscal a trav¨¦s de las inversiones extranjeras directas. Un trabajo de los investigadores Damgaard, Elkjaer y Johannsen para el FMI revela que en 2017, Luxemburgo, con 600.000 habitantes, recibi¨® seis billones de d¨®lares de inversiones extranjeras directas, las mismas que EE UU. La mayor parte es inversi¨®n fantasma que supera los 15 billones de d¨®lares en el mundo.
La propuesta estadounidense podr¨ªa acabar con un sistema fiscal europeo, tan irracional como pernicioso que, debido a la regla de la unanimidad, tiene paralizada a la UE. Deber¨ªamos estar esperanzados y recordar que fue la ley FACTA de Obama la que puso fin al secreto bancario en Suiza.
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