Ayudemos al 66% restante
Los pa¨ªses ricos no solo deben?pagar las vacunas contra la covid, sino?dar subsidios y asistencia t¨¦cnica en su entrega
Lo destacable del aumento del sentimiento nacionalista en los ¨²ltimos a?os en el mundo desarrollado es que se da en un momento en que muchos de los desaf¨ªos m¨¢s apremiantes que enfrentamos ¡ªentre ellos, el cambio clim¨¢tico y la pandemia de la covid-19¡ª son b¨¢sicamente problemas mundiales que exigen soluciones a escala mundial. Y el enojo que acumulan los ciudadanos de los pa¨ªses donde escasean las vacunas ¡ªb¨¢sicamente, los dos tercios de la humanidad que viven fuera de las econom¨ªas avanzadas y de China¡ª podr¨ªa muy pronto volverse en contra de los pa¨ªses m¨¢s pudientes.
Los ambiciosos planes del presidente estado?unidense, Joe Biden, para solucionar la desigualdad en EE UU son bienvenidos, siempre que su gesti¨®n logre cubrir los costes a largo plazo con mayores impuestos o m¨¢s crecimiento¡ Ciertamente, dos grandes interrogantes. Tambi¨¦n lo es el Instrumento de Recuperaci¨®n de la UE ¡ªun programa m¨¢s peque?o, pero de todas formas significativo¡ª que busca ayudar a los miembros de la Uni¨®n Europea, como Italia y Espa?a, que fueron afectados desproporcionadamente por la pandemia.
El 16% de los habitantes del mundo que viven en econom¨ªas avanzadas sufrieron mucho la pandemia, pero prev¨¦n una recuperaci¨®n. China, que representa otro 18% de la poblaci¨®n mundial, fue la primera de las principales econom¨ªas en experimentar un rebote, principalmente gracias a su mejor preparaci¨®n para las epidemias y mayor capacidad estatal para contener al coronavirus.
?Pero qu¨¦ hay de todos los dem¨¢s? Como lo resalt¨® el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe sobre las Perspectivas de la econom¨ªa mundial de abril, hay una peligrosa divergencia en el mundo. La espantosa ola de la covid-19 en la India probablemente sea un anticipo de lo que le espera a gran parte de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, donde estall¨® la pobreza. Es poco probable que la mayor¨ªa de los pa¨ªses puedan volver a sus niveles de producci¨®n previos a la pandemia, al menos hasta fines de 2022.
Hasta ahora la historia del siglo XXI para los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo se basaba en alcanzar a los pa¨ªses desarrollados, mucho m¨¢s de lo que se previ¨® en las d¨¦cadas de 1980 y 1990. Pero la crisis de la covid-19 golpe¨® a los pa¨ªses m¨¢s pobres justo cuando los m¨¢s favorecidos se dan cuenta de que, tanto para contener la pandemia como la cat¨¢strofe clim¨¢tica en ciernes, dependen en gran medida de los esfuerzos de las econom¨ªas en v¨ªas de desarrollo. Eso sin mencionar la cooperaci¨®n que probablemente ser¨¢ necesaria para poner freno a los grupos terroristas y Estados rebeldes en un mundo indignado por las desigualdades que la pandemia dej¨® al descubierto.
Para empeorar a¨²n m¨¢s las cosas, gran parte de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, entre los que se cuentan los mercados emergentes, comenzaron la pandemia con fuertes aumentos de sus deudas externas. Las tasas de inter¨¦s oficiales a un d¨ªa para la pol¨ªtica monetaria pueden ser cero o negativas en las econom¨ªas avanzadas, pero en promedio superan el 4% en los mercados emergentes y las econom¨ªas en v¨ªas de desarrollo. Y el endeudamiento a largo plazo, el que se necesita para el desarrollo, es mucho m¨¢s caro. Varios pa¨ªses, entre los que se cuentan Argentina, Zambia y L¨ªbano, ya incumplieron pagos. Muchos otros podr¨ªan seguir ese camino cuando la recuperaci¨®n desigual impulse al alza las tasas de inter¨¦s en el mundo.
?C¨®mo pueden entonces los pa¨ªses m¨¢s pobres pagar las vacunas contra la covid-19 y la asistencia, por no hablar de la transici¨®n a una econom¨ªa verde? El Banco Mundial y el FMI est¨¢n sometidos a una enorme presi¨®n para encontrar soluciones y respondieron bien, al menos, para explicar el problema; pero estas organizaciones carecen de la estructura financiera necesaria para atender desaf¨ªos a esta escala. En el corto plazo, una nueva asignaci¨®n de derechos especiales de giro (el activo de reserva del FMI) puede ayudar, pero ese instrumento es demasiado tosco y est¨¢ mal dise?ado como para usarlo de manera rutinaria.
Las instituciones de Bretton Woods creadas a fines de la Segunda Guerra Mundial fueron dise?adas para funcionar principalmente como prestamistas, pero as¨ª como los pa¨ªses ricos dieron a sus propios ciudadanos transferencias directas durante la pandemia, hay que hacer lo mismo con las econom¨ªas en v¨ªas de desarrollo. El aumento de las deudas solo empeorar¨¢ las probables suspensiones de pagos despu¨¦s de la pandemia, sobre todo si consideramos las dificultades para determinar la jerarqu¨ªa de los diversos prestamistas p¨²blicos y privados. Junto a Jeremy Bulow, de la Universidad de Stanford, hace tiempo que sostengo que los subsidios directos son m¨¢s limpios que los instrumentos de pr¨¦stamo y, por lo tanto, preferibles a ellos.
Eliminar el coste
?Qu¨¦ hacer entonces? En primer lugar, los pa¨ªses ricos deben eliminar el coste de las vacunaciones para las econom¨ªas en v¨ªas de desarrollo, en parte financiando por completo la iniciativa multilateral del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax). El coste, de miles de millones de d¨®lares, es m¨ªsero comparado con los billones que los pa¨ªses m¨¢s ricos est¨¢n gastando para mitigar el impacto de la pandemia en sus propias econom¨ªas.
Las econom¨ªas avanzadas no solo deben pagar las vacunas, sino tambi¨¦n proporcionar amplios subsidios y asistencia t¨¦cnica para su entrega. Por muchos motivos, en particular porque habr¨¢ otra pandemia, esta es una soluci¨®n m¨¢s eficaz que apoderarse de la propiedad intelectual de las empresas que desarrollan vacunas. Al mismo tiempo, las econom¨ªas avanzadas que est¨¢n preparadas para gastar miles de millones de d¨®lares en el desarrollo de energ¨ªas renovables locales debieran ser capaces de encontrar un par de cientos de miles de millones al a?o para apoyar esa misma transici¨®n en los mercados emergentes. Esa asistencia se podr¨ªa financiar con impuestos a las emisiones de di¨®xido de carbono cuya intermediaci¨®n, idealmente, estar¨ªa en manos de un Banco Mundial de Carbono, una nueva instituci¨®n centrada en la asistencia a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo para la descarbonizaci¨®n.
Tambi¨¦n es importante que las econom¨ªas desarrolladas sigan abiertas al comercio mundial, principal factor de reducci¨®n de la desigualdad entre pa¨ªses. Los gobiernos debieran abordar la desigualdad en el ¨¢mbito local ampliando las transferencias y la red de seguridad social en vez de erigir barreras comerciales que perjudican a miles de millones de personas en ?frica y Asia. Esa gente tambi¨¦n se beneficiar¨ªa gracias a una expansi¨®n significativa del organismo de asistencia el Banco Mundial, la Asociaci¨®n Internacional de Fomento.
Tal vez solucionar la desigualdad interna sea el imperativo pol¨ªtico del momento, pero abordar las disparidades mucho mayores entre pa¨ªses es la verdadera clave para mantener la estabilidad geopol¨ªtica en el siglo XXI.
Kenneth Rogoff fue economista jefe del Fondo Monetario Internacional, y es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªtica P¨²blica en la Universidad de Harvard. ? Project Syndicate 1995-2021.
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