El despertar de la inflaci¨®n
La escalada de costes externos, a¨²n transitoria, afecta al poder adquisitivo de familias y empresas
Tras haber permanecido en hibernaci¨®n en las econom¨ªas avanzadas durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, la inflaci¨®n hace su gran retorno en pleno debate de la salida de la crisis pand¨¦mica. El despertar es particularmente precoz en EE UU, con un IPC de abril por encima del 4% que est¨¢ quitando el sue?o a la Reserva Federal. De este lado del Atl¨¢ntico la onda alcista llega con menos presi¨®n, pero el cambio de ritmo es abrupto: en Espa?a el IPC se increment¨® en abril un 2,2%, casi un punto m¨¢s que en marzo, y en un pa¨ªs tan sensible a esta cuesti¨®n como Alemania, el ¨ªndice se acelera hasta el 2%.
Por si fuera poco, diferentes indicadores apuntan a un encarecimiento adicional de la cesta de la compra, al menos a corto plazo. Las empresas registran una escalada de costes de todo tipo de suministros importados, a la vez que la escasez de componentes tecnol¨®gicos provoca cuellos de botella en sectores clave para la econom¨ªa espa?ola como el autom¨®vil. La factura de la energ¨ªa tambi¨¦n tiende a subir. El incremento del IPC se debe a la subida de los precios de la electricidad y de los carburantes. Pero, habida cuenta de las tendencias recientes y de factores estacionales, la inflaci¨®n podr¨ªa superar el 3% en Europa en los pr¨®ximos meses. El corolario es una p¨¦rdida de poder adquisitivo para hogares y empresas.
La clave est¨¢ en c¨®mo reaccionar¨¢n los bancos centrales, una cuesti¨®n vital para nuestro pa¨ªs que depende de las generosas compras de deuda p¨²blica por parte del BCE. Mucho depende de la cronificaci¨®n del repunte de la inflaci¨®n, es decir de la transmisi¨®n de las presiones externas a los precios internos. De momento, el riesgo es reducido: los salarios est¨¢n contenidos por el miedo a perder el puesto de trabajo que se ha extendido en un contexto de paro elevado; y las empresas espa?olas no pueden f¨¢cilmente trasladar el incremento de costes de importaci¨®n a sus tarifas de facturaci¨®n. Por tanto, lo m¨¢s probable es que, a corto plazo, los agentes absorban el shock. El comportamiento de la inflaci¨®n subyacente (estancada en abril en Espa?a y muy reducida en Alemania), parece avalar esta tesis. Y motivar la aparente impasibilidad del BCE.
Sin embargo, desde EE UU nos llega un mensaje distinto. All¨ª aparecen s¨ªntomas (todav¨ªa confusos) de sobrecalentamiento, como la escasez de personal en los sectores m¨¢s pujantes. Adem¨¢s, el intenso rebote de la econom¨ªa y el multibillonario plan Biden prefiguran una presi¨®n adicional sobre los precios. En un reciente desliz, la Secretaria del Tesoro Janet Yellen evoc¨® la posibilidad de una salida de los est¨ªmulos monetarios. Si bien el anuncio fue desmentido, los ahorradores han reaccionado ante esa eventualidad, exigiendo una remuneraci¨®n m¨¢s elevada de los bonos p¨²blicos.
El resultado se va contagiando a Europa por la interconexi¨®n de los mercados. El tipo de inter¨¦s del bono espa?ol de referencia (con vencimientos a 10 a?os) supera el 0,5%, lo que contrasta con los valores negativos de inicio de a?o. Se trata de un nivel todav¨ªa muy reducido, pero revelador de expectativas orientadas al alza.
A largo plazo, no le vendr¨ªa mal a la econom¨ªa espa?ola un poco m¨¢s de inflaci¨®n, si bien esta deber¨ªa proceder de una din¨¢mica acompasada de precios y costes internos ¡ªy no como ahora de factores externos que restan fuelle a la recuperaci¨®n¡ª.
La inflaci¨®n es un mecanismo potente y poco traum¨¢tico para reducir el peso de la deuda que se cierne sobre nuestro pa¨ªs. Naturalmente, los tipos de inter¨¦s acabar¨ªan por incorporar el alza de la inflaci¨®n, elevando las cargas financieras para el Estado. Pero ese coste ser¨ªa limitado frente al enorme beneficio que aporta la erosi¨®n del valor real de los pasivos, fruto de la inflaci¨®n. Pese a todo ello, est¨¢ por ver si los halcones que vigilan est¨¢n dispuestos a soportar incrementos de IPC por encima del objetivo del 2% durante un tiempo prolongado.
IPC
El ¨ªndice de precios al consumo se increment¨® un 1,2% en abril, lo que equivale al 2,2% respecto a un a?o antes. Esta evoluci¨®n, que ha provocado un diferencial desfavorable frente a la eurozona por primera vez desde 2018, se debe al encarecimiento de los productos energ¨¦ticos. Seg¨²n las previsiones de Funcas, el mantenimiento de fuertes presiones alcistas sobre los costes de los suministros importados, junto con el fin del efecto escal¨®n derivado de la pandemia, deber¨ªa redundar en una inflaci¨®n superior al 2% hasta finales de a?o, en ocasiones rozando el 3%.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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