A vueltas con la temporalidad de los contratos
Hay que aparcar estereotipos desfasados y afrontar con valent¨ªa un problema real que afecta a todos los espa?oles
El empe?o por derogar la ¨²ltima reforma laboral del Partido Popular de 2012, que daba un paso adelante en la l¨ªnea trazada por la reforma de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero de junio de 2010, parece que se mantiene intacto, aunque hasta el momento ha sido m¨¢s una promesa que una realidad. El Gobierno ha pasado de firmar un acuerdo con Podemos y Bildu para derogar por completo la reforma laboral a plantear un cambio de los aspectos m¨¢s ¡°lesivos¡±, aunque se insista en su derogaci¨®n total antes de fin de a?o. Mientras tanto, se ha aprovechado la flexibilidad de la ley con los expedientes ¡°colectivos¡± de regulaci¨®n temporal de empleo (ERTE), que han ayudado a paliar el tremendo impacto econ¨®mico de la pandemia.
Conviene recordar que en todas las reformas clave del Estatuto de los Trabajadores, desde la de 1994, se han planteado los mismos objetivos: conseguir mayor flexibilidad interna de las empresas para favorecer la competitividad y reducir el n¨²mero de contratos temporales que eviten la excesiva dualidad del mercado de trabajo. La realidad es que se ha logrado una mayor flexibilidad que ha ayudado a superar situaciones de crisis, en cambio, en la temporalidad no ha habido un avance significativo. La temporalidad en nuestro pa¨ªs se mantiene entre el 25% y el 30% con respecto a la totalidad de los contratos, mientras la media europea est¨¢ en torno al 15%. ?Cu¨¢les pueden ser las razones de este exceso de temporalidad?
Es importante aclarar que los contratos temporales existen porque las empresas, tanto p¨²blicas como privadas, tienen necesidades temporales, por lo que est¨¢ plenamente justificada su existencia y en consecuencia deben estar regulados por ley. El empe?o de suprimir este tipo de contratos es una tarea in¨²til, porque en la realidad seguir¨¢n existiendo picos de producci¨®n, momentos puntuales de mayor demanda del mercado, etc¨¦tera. Conocer y asumir esta realidad, nos guste m¨¢s o menos, es el primer requisito que impone el sentido com¨²n, y cualquier proceso sensato de toma de decisiones, mucho m¨¢s, si debe quedar reflejado en una ley.
El problema real no es que existan contratos temporales, sino que el porcentaje sea excesivo y muy superior a la media europea. Hemos dedicado m¨¢s tiempo a criticar el uso y abuso de los contratos temporales que a analizar sus verdaderas causas. La tarea m¨¢s importante, para entender y resolver el problema del exceso de temporalidad, consiste en hacer un buen diagn¨®stico de las causas que lo producen. Para ello, es necesario relacionar de nuevo los dos objetivos clave de las reformas: la temporalidad y la flexibilidad del marco laboral. La verdadera raz¨®n que explica el elevado n¨²mero de contratos temporales, y que hay empe?o en no reconocer, tiene nombre y apellidos: el elevado coste de la indemnizaci¨®n de los contratos indefinidos en Espa?a, superior a la media europea. Por esa raz¨®n, las empresas, con el objetivo de evitar esa indemnizaci¨®n, tienden a realizar un mayor n¨²mero de contratos temporales del necesario. Ese coste no s¨®lo genera el doble de contrataci¨®n temporal de lo que ser¨ªa necesario, sino que, adem¨¢s, frena la creaci¨®n de empleo estable, que es el m¨¢s necesario para nuestro pa¨ªs.
El contrato ¨²nico
El partido pol¨ªtico Ciudadanos, con el prop¨®sito de evitar un debate imposible sobre la reducci¨®n de la indemnizaci¨®n del contrato indefinido, propuso crear un ¨²nico tipo de contrato, que se denomin¨® ¡°contrato ¨²nico¡±. De esta forma, se establec¨ªa una indemnizaci¨®n inferior a la actual para los indefinidos y algo superior para los temporales. Era una manera solapada de igualar a la baja la indemnizaci¨®n de los indefinidos sin crear excesivo ruido. Muerto el perro, del elevado coste de la indemnizaci¨®n por despido, se acab¨® la rabia, de la existencia de contratos temporales. El intento nunca lleg¨® a cristalizar en nada concreto. La resistencia numantina de los sindicatos a aceptar ninguna f¨®rmu?la que suponga una reducci¨®n de la indemnizaci¨®n consigui¨® su prop¨®sito.
La f¨®rmula solapada empleada para soslayar el escollo sindical por parte de los distintos gobiernos, ya fueran del PSOE o del PP, ha sido la de ampliar las causas de despido objetivo, que reduce la indemnizaci¨®n, de 45 d¨ªas antes de la reforma de 2012 y de 33 d¨ªas en la actualidad, a 20 d¨ªas con el tope de un a?o. De esta forma, al utilizar el despido objetivo, la empresa consigue de hecho la posibilidad de reducir la indemnizaci¨®n.
Indemnizaci¨®n y mochila austriaca
Hay que responder a una pregunta si se quiere encontrar de verdad una salida a este conflicto: ?Cu¨¢l es el objetivo de la indemnizaci¨®n por despido? El objetivo no es otro que retribuir los a?os de dedicaci¨®n de la persona cuando no se marcha por su propia decisi¨®n, porque en el caso de que se marche por su propia voluntad no percibe ninguna cantidad, por muchos a?os que haya trabajado en la empresa. Parece una cuesti¨®n de justicia encontrar la forma de que se beneficien todos los trabajadores, independientemente de los motivos por los que abandonen la empresa. Ese es, ni m¨¢s o menos, el objetivo de la famosa mochila austriaca: a cambio de la desaparici¨®n o de una importante reducci¨®n de los costes de despido, cada trabajador puede formar un capital propio a lo largo de su vida profesional, que le sirve de garant¨ªa en los momentos dif¨ªciles y de complemento a su pensi¨®n en el momento de su jubilaci¨®n.
La contrataci¨®n temporal se reduce de forma natural a los casos estrictamente necesarios, y el resto, que ser¨ªan la mayor¨ªa, se convierte en contratos estables. El acuerdo que se concret¨® en Austria a principios de este siglo favorece a todos: aumenta la flexibilidad de la empresa para ajustar sus plantillas sin coste, reduce la temporalidad y se crea una mochila para todos los trabajadores que los acompa?a a lo largo de toda su vida laboral. Una negociaci¨®n abierta y comprometida sobre estos temas no s¨®lo es deseable, sino totalmente necesaria. Hay que aparcar estereotipos desfasados y con una buena dosis de realismo, de valent¨ªa y de sentido com¨²n, afrontar con decisi¨®n un problema real que afecta a todos los trabajadores y a la sociedad espa?ola en su conjunto.
Sandalio G¨®mez L¨®pez Egea, profesor em¨¦rito de IESE Business School.
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