La cumbre empieza hoy
El presidente de Iberdrola defiende que tras la COP26 toca ahora dar un vuelco de forma decidida a las pol¨ªticas energ¨¦ticas
El ma?ana empieza hoy. Ha concluido la Cumbre del Clima y la emergencia clim¨¢tica sigue aporreando nuestras puertas, como golpearon la conciencia del mundo los miles de j¨®venes concentrados en Glasgow las pasadas dos semanas.
La COP 26 ha echado el tel¨®n, pero ahora empieza la verdadera tarea: asumir con acciones precisas nuestro compromiso con las generaciones venideras. Es una tarea que implica a todos, gobiernos, sector privado, ciudadanos¡ y de la que en Espa?a, hasta la fecha, honestamente, podemos sentirnos satisfechos.
El cambio clim¨¢tico est¨¢ dejando impactos cada vez m¨¢s visibles y severos, que son ya perceptibles en todo el planeta. Incluso consecuencias fatales, hechos dram¨¢ticos, que no hubieran existido sin el contexto de calentamiento global en que vivimos. Un ejemplo reciente es la ola de calor que est¨¦ verano sufri¨® Canad¨¢, que dej¨® m¨¢s de 500 muertos. Este pa¨ªs registr¨® un r¨¦cord absoluto de temperaturas, seg¨²n la medici¨®n de la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial. Las insospechadas lluvias torrenciales en Alemania que han devastado grandes superficies del pa¨ªs son otro ejemplo reciente. El temporal Filomena ha supuesto tambi¨¦n un hito de las estad¨ªsticas clim¨¢ticas de nuestro pa¨ªs.
El Bolet¨ªn de Gases de Efecto Invernadero nos sit¨²a ante el espejo de la desidia. Grandes palabras, pero peque?os avances. El no aumento en m¨¢s de 1,5 grados celsius de la temperatura media que nos marcan los cient¨ªficos para fin de siglo se nos atraganta, y podr¨ªa alcanzarse ya en la pr¨®xima d¨¦cada. Por ello hay que actuar con urgencia.
El diagn¨®stico es claro: el uso de combustibles f¨®siles nos est¨¢ colocando al borde del abismo. En la actualidad, el petr¨®leo es la soluci¨®n energ¨¦tica a algo m¨¢s del 30% de la demanda; el carb¨®n supera el 25% y se asoma, todav¨ªa, al 30%, y el gas aporta m¨¢s del 20%. Hay m¨¢s motivos, pero estos no son peque?os.
El abandono de estas fuentes de energ¨ªa es lento y tortuoso. Dependiendo de qu¨¦ latitud, el proceso se hace desesperante. En este punto s¨ª conviene rese?ar la valent¨ªa de nuestro pa¨ªs al apostar por una transici¨®n verde, por la incorporaci¨®n de nuevas energ¨ªas renovables que liberen a nuestros herederos de un irreversible lastre.
El planeta que nos acoge es finito, cerrado, pero los niveles de desigualdad son tan grandes que es comprensible que haya un tropel de pa¨ªses, ciudadanos y empresas a las que esta carrera hacia la descarbonizaci¨®n se les hace m¨¢s cuesta arriba. No hemos de caer en su criminalizaci¨®n, pero s¨ª exigirles que esos procesos de transformaci¨®n se aceleren, protegiendo a los verdaderamente vulnerables.
Tenemos ante nosotros una nueva forma de ser y estar en el mundo. Una nueva manera de relacionarnos con el entorno y entre nosotros. Todos estos cambios obligar¨¢n a los gobiernos a tomar medidas impopulares, pero tambi¨¦n se nos brinda la oportunidad de sumarnos al reto del cambio, a transformar nuestras sociedades. Hay un cambio rotundo de mentalidad, de paradigma. Va a ser necesario cerrar centrales de carb¨®n, minas, pero vamos a necesitar el esfuerzo de todos los ciudadanos, desde el m¨¢s cualificado al menos.
En este envite no nos podemos arredrar. Debemos poner todos los recursos y tecnolog¨ªas a nuestro alcance para conseguir el reto del ¡°cero carbono¡± cuanto antes. Y no, no se trata de equilibrar la balanza, de favorecer medidas que faciliten la integraci¨®n de la energ¨ªa limpia en nuestros hogares. M¨¢s bien, se trata de dar un vuelco de forma decidida en esta d¨¦cada a las pol¨ªticas energ¨¦ticas, porque la sociedad nos lo est¨¢ reclamando y porque no hay un ¡®planeta B¡¯. Todo lo que sea caminar en sentido contrario es persistir en un error que nos conducir¨¢ a da?os irreversibles.
Insisto, es esencial la complicidad de todos: gobiernos, consumidores, proveedores, entidades financieras¡ Uno de los principales problemas que afecta a empresas e inversores es la lentitud de muchos procedimientos hasta lograr que esos proyectos vean la luz. Las rutinas, los cambios inesperados, tambi¨¦n piedras en el camino de esa lucha contra el cambio clim¨¢tico.
Es imprescindible una regulaci¨®n estable y predecible, as¨ª como seguridad jur¨ªdica. Los tres elementos esenciales para convertir en un ¨¦xito la transici¨®n energ¨¦tica est¨¢n en la aceleraci¨®n de la inversi¨®n en energ¨ªas renovables, el almacenamiento y las redes.
En ese reto de alcanzar un mundo m¨¢s sostenible hay que tener luces largas a la hora de acometer los cambios legislativos o administrativos que se precisen. Es imprescindible una regulaci¨®n estable y predecible, seguridad jur¨ªdica para poder atraer las ingentes inversiones que se precisan.
En este contexto s¨ª cabr¨ªa ser optimistas, porque el mundo cuenta con todas las tecnolog¨ªas, el consenso social y los recursos financieros necesarios para conseguir la transici¨®n energ¨¦tica, que tiene unos pilares clave: renovables, redes inteligentes, almacenamiento y eficiencia energ¨¦tica.
Sin duda, pronto transitaremos por nuevos paradigmas en la generaci¨®n de energ¨ªas limpias, a la que se incorporar¨¢n mentes j¨®venes y brillantes, y donde se contar¨¢n por decenas de miles los nuevos empleos del sector en nuestro pa¨ªs.
Entonces s¨ª haremos bueno aquel proverbio que asegura que la tierra no la hemos heredado de nuestros padres, sino que es un pr¨¦stamo tomado de nuestros hijos.
Se hace necesario un impulso rebelde para mantener a una sociedad en continua transformaci¨®n, para estar a la altura de las generaciones futuras y de la propia historia de la humanidad.
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