La vuelta a la oficina se retrasa (otra vez): los continuos cambios de planes generan inestabilidad

¡°Hemos recibido por lo menos una decena de mensajes de la empresa con distintos planes de vuelta a la oficina, cambiando fechas, turnos, burbujas; uno muy loco barajaba incluso una carpa exterior para no usar el comedor¡­¡±. Macarena trabaja en el departamento de marketing de una multinacional industrial y prefiere no usar su nombre para dejar claro su sentir: ¡°Los jefes est¨¢n empe?ados en volver, no se prepararon para un escenario en el que esto no acaba y han ido improvisando¡±. Tras una larga temporada desde el verano 100% presencial, con el pico de contagios su oficina ha vuelto a semanas alternas en remoto. ¡°Yo sigo como si fuese todos los d¨ªas, pagando las extraescolares, sin apuntarme a pilates¡­ Lo peor es no saber cu¨¢nto va a durar el nuevo plan que se les ha ocurrido¡±, dice esta sevillana con tono de hartazgo. El ¨²ltimo correo electr¨®nico que recibi¨® antes de Navidad Esteban, ingeniero en una empresa energ¨¦tica en cuya sede se trabaja con el aforo del 50% (m¨¢ximo tres d¨ªas en remoto) ¡°fue superconfuso¡±. ¡°La rumorolog¨ªa es que han cerrado una planta por un brote, y el mail daba a entender que si quer¨ªas, pod¨ªas irte a casa bajo tu conciencia¡­ Sabemos que a los jefes les gusta que vayas. A m¨ª me da un poco igual ir o no, pero es todo un poco disparatado¡±.

Para muchos trabajadores el ¡°ahora s¨ª, ahora no¡± de la presencialidad se ha convertido en una espada de Damocles que pende sobre sus rutinas. ¡°A corto plazo no qued¨® m¨¢s remedio que improvisar planes de vuelta, otra cosa es seguir improvisando¡­¡±, dice Alfonso Sauquet, profesor del Departamento de Direcci¨®n de Personas y Organizaci¨®n en ESADE. ¡°Estos bandazos aumentan la incertidumbre y acaban poniendo en evidencia a los gerentes; esos mails se convierten en algo sobre lo que ironizar, ya nadie se los cree¡±. El error, dice, ha sido decidir que la vuelta pod¨ªa tener un d¨ªa concreto ¡°cuando eso no depende de nadie¡±: ¡°Afirmar no es liderar, parece que nombran la certidumbre de una fecha para ver si ocurre; si rezamos, igual llueve¡±.

El 10 de enero de 2022 es el ¨²ltimo lunes anunciado en el que no ha llovido. El aumento de contagios por la variante ¨®micron alter¨® los planes de muchas compa?¨ªas estas Navidades, como ya ocurri¨® en oleadas previas. Telef¨®nica, Vodafone, Orange, BBVA, Banco Santander, Mapfre, Google o la Agencia Tributaria han anunciado retoques en sus estrategias, fomentando de nuevo el teletrabajo, instaurando jornadas continuas (para evitar los comedores), rebajando sus ratios de presencialidad, dejando m¨¢s margen a la voluntariedad, o retrasando la fecha de vuelta. De nuevo. Cuatro d¨ªas, dos semanas, un mes. Dependiendo del optimismo la empresa. Seg¨²n una encuesta de la consultora Gartner en Estados Unidos, un 44% de las compa?¨ªas han alterado sus planes ante el avance de la sexta ola. Incluso los directivos m¨¢s reacios al teletrabajo, como James Gorman, consejero delegado de Morgan Stanley ¡ªque en verano amenaz¨® con tener ¡°otro tipo de conversaci¨®n¡± con aquellos que no quisiesen volver a pisar moqueta en septiembre¡ª han reculado. ¡°Me equivoqu¨¦¡±, admiti¨® hace unas semanas en una entrevista sobre su vaticinio: ¡°Qui¨¦n sabe si despu¨¦s de la ¨®micron tendremos pi, theta y ¨¦psilon, o si nos quedaremos sin letras del alfabeto¡±.

¡°El teletrabajo lleg¨® para quedarse¡± es el mantra m¨¢s repetido desde que el virus demostr¨®, a la fuerza, que era posible, pero las estad¨ªsticas se?alan que la inercia cuando bajan los casos es volver a la presencialidad. En 2021, el porcentaje de trabajadores en remoto fue cayendo desde el 11,2% del primer trimestre de 2021, al 8% del tercero (la mitad que en el primer confinamiento y el doble que antes de la pandemia, seg¨²n el INE).

En el proceso, los departamentos de recursos humanos han ido ajust¨¢ndose al albur de los contagios, y comunicando con m¨¢s o menos ¨¦xito sus estrategias. ¡°Lo importante es mantener informada a la gente para no volverla loca, anticiparse a lo que puede pasar y tratar de no dar muchos pasos atr¨¢s¡±, dice desde la gerencia de Seguridad y Salud de Enag¨¢s Mar Cuenca. En su compa?¨ªa, explica, estaban ¡°tecnol¨®gicamente preparados¡± porque ya hac¨ªan un d¨ªa de teletrabajo a la semana antes de la pandemia. Ahora son dos d¨ªas en remoto, ¡°aunque es posible que el teletrabajo se extienda voluntariamente por los contagios de enero¡±.

Para Susana Marcos, de la consultora Peoplematters, es comprensible que las empresas vayan modulando sus planes, ¡°eso s¨ª, anticip¨¢ndose lo m¨¢ximo posible¡±. Ya podemos prever por ejemplo, dice, que tras las fiestas aumentan los casos. ¡°En este sentido no es tan mala cosa dar fechas concretas¡±, opina la experta; siempre que se diga claramente que est¨¢n abiertas a la evoluci¨®n de la pandemia: ¡°La gente necesita alguna certeza, muchos empleados est¨¢n deseando volver, el alejamiento tiene un gran coste en los procesos de formaci¨®n, el trabajo en equipo y la salud mental de parte de la plantilla que se puede sentir desapegada o deprimida en casa¡±.

¡°Las empresas que mejor han lidiado con esto son aquellas que han ofrecido periodos largos y flexibles de retorno¡±, opina sin embargo Sauquet, ¡°y en vez de mails masivos con planes muy concretos de los que luego se han desdicho, han creado entornos m¨¢s porosos de comunicaci¨®n con sus plantillas, generando una complicidad incluso mayor que antes¡±. La idea, explica, es admitir con sinceridad ¡°estamos en el mismo barco, pero nosotros tampoco sabemos ni cu¨¢ndo, ni c¨®mo, llegar¨¢ a buen puerto¡±. El profesor opina que es ¡°una oportunidad para un tipo de liderazgo menos r¨ªgido y estrat¨¦gico¡±.

?Por qu¨¦ tanta prisa en que vuelvan? Hay que escuchar a los empleados en vez de empe?arse en que el Tetris de la vuelta funcione a toda costa

Mireia de las Heras, profesora de IESE Business School

¡°En la en¨¦sima vuelta o no vuelta, los virajes solo agotan a la plantilla¡±, dice Mireia de las Heras, profesora de IESE Business School en el Departamento de Direcci¨®n de Personas en las Organizaciones. Propone que la fecha de vuelta no dependa tanto del virus como de las vidas de los empleados. ¡°Hay que dar un tiempo razonable para que la gente reajuste sus rutinas, en Espa?a ser¨ªa el curso acad¨¦mico, as¨ª saben si pueden sacar o no a los ni?os del comedor, contratar servicios de cuidados, planificar suscripciones o alquileres¡­¡±. Y a?ade otra cuesti¨®n de fondo: ¡°?Por qu¨¦ tanta prisa en que vuelvan? Les hemos pedido un esfuerzo sobrehumano para que alteren totalmente sus vidas y ahora parece que no nos fiemos, hay que escuchar a los empleados en vez de empe?arse en que el Tetris de la vuelta funcione a toda costa. Pero a los directivos nos gusta tener a nuestra gente en su puesto de trabajo. Este no es tanto un tema de productividad como de seguridad de nuestros l¨ªderes¡±.

Ramona Pineros L¨®pez, que ha negociado desde CC OO los acuerdos de teletrabajo en el sector de las telecomunicaciones, navega la brecha que se abre entre directivos y empleados. Coincide, en l¨ªnea con los sondeos internacionales, que aunque ambos apuestan por modelos h¨ªbridos, unos presionan por m¨¢s tiempo presencial y los otros desean m¨¢s tiempo en remoto. ¡°Y a medida que pasan los meses, las empresas est¨¢n cada vez m¨¢s impacientes por volver¡±. Las causas son m¨²ltiples, de la cultura del presencialismo a la nueva ley que regula el teletrabajo y supone un coste adicional para las empresas. ¡°La productividad no se ha visto afectada, pero no es solo que les guste mandar en vivo¡±, bromea, ¡°el teletrabajo afecta a la sintonizaci¨®n de los equipos, a la salud laboral, f¨ªsica y psicol¨®gica¡­ Adem¨¢s, [los empresarios] tienen raz¨®n en que cargan con todo el peso est¨¦tico de la situaci¨®n, en los bares o los centros comerciales no hay tantas medidas de seguridad como en las oficinas; ni a la sociedad ni a los gobernantes, que no se mojan, se les exige tanto¡±. Aunque ¡°queda mucho camino¡± por negociar, dice la sindicalista, ¡°el teletrabajo se ha convertido en un derecho, ya no puede ser un premio a discreci¨®n¡±.

¡°La presencialidad depende del d¨ªa, la campa?a, el cliente, lo que diga tu jefe directo... Es una loter¨ªa, as¨ª no hay forma de organizarse¡±

Gabriela, teleoperadora

Eso es exactamente sin embargo lo que siente Gabriela, que ahora teletrabaja, salvo cuando la llaman, de un d¨ªa para otro, para ir a la ¡°plataforma¡±, como se refiere a los contact centers de la multinacional Konecta. ¡°Hacerte ir es un castigo, si una semana no cumples los objetivos de tiempo de llamada, rellamadas o satisfacci¨®n, te obligan a ir para ¡®motivarte¡¯. Dicen que as¨ª te contagias del esp¨ªritu de equipo, pero lo que intentas es hacerlo lo mejor posible para no contagiarte de lo otro¡±, sostiene. Desde el verano ¡°ha sido un juego de ahora ven, ahora no¡±: ¡°Depende del d¨ªa, la campa?a, el cliente, lo que diga tu jefe directo... Es una loter¨ªa, as¨ª no hay forma de organizarse¡±, asegura. Un portavoz de Konecta explica que ahora est¨¢n en torno al 20% de trabajo presencial, tras reducirlo de un 60%-40% a ra¨ªz de la ¨®micron. ¡°Nuestra prioridad son las medidas sanitarias en los centros de trabajo, la presencialidad depende de la naturaleza de las campa?as y las demandas de los clientes. Hay que buscar el equilibrio entre el bienestar de la plantilla y el funcionamiento de un negocio que mantiene 20.000 empleos en Espa?a. Recursos humanos est¨¢ en comunicaci¨®n constante con los empleados y este trabajo requiere flexibilidad, algo que en mercados como Latinoam¨¦rica est¨¢ totalmente normalizado¡±, explica. Para Gabriela esa flexibilidad supone que no puede dejar de pagar las extraescolares de sus dos ni?os por si la hacen ir, pero tampoco quitarse internet de casa por si tiene que teletrabajar: ¡°En el confinamiento, el teletrabajo total no era ideal, pero pod¨ªa organizarme mejor con los cuidados; y antes de la pandemia, 100% presencial, sab¨ªa a lo que atenerme, pero con esta incertidumbre de ahora, hay meses que no s¨¦ si me sale a cuenta comprarme un abono mensual de transporte o uno de 12 viajes, y eso, cuando cobras 930 euros, importa. Siento que tengo lo peor de ambos mundos¡±.

Esa es exactamente la frase que usa Esteban, el ingeniero, desde una situaci¨®n vital radicalmente distinta. ¡°Yo no tengo hijos y mi salario est¨¢ muy bien, ir o no a la oficina no afecta a mis rutinas... Pero cuando voy siento que ¡®teletrabajo presencialmente¡¯, porque no hay reuniones f¨ªsicas, ni externos, ni la mitad de mis compa?eros; y, como tampoco teletrabajo de continuo, no puedo hacer planes a largo plazo, como mudarme al campo¡±.

Roberto Carboni, empleado de una filial de IBM, es uno de los afortunados a los que la empresa no le ha cambiado los planes en dos a?os de pandemia. Teletrabaja desde marzo de 2020. ¡°Lo que ocurre¡±, dice parafraseando a John Lennon, ¡°es que mientras las empresas hacen planes para volver o no a la oficina, la vida pasa¡±. ?l ha sacado a los ni?os del comedor, ¡°y as¨ª muchos otros detalles¡±. ?Volver? ¡°Va a costar, porque, queramos o no, ya nos hemos acostumbrado a estar en casa¡±.