Crisis energ¨¦tica: una respuesta solidaria y europea para preservar nuestra industria y proteger a los ciudadanos
Inspirarse en el mecanismo SURE para ayudar a los europeos y a los ecosistemas industriales en la crisis actual podr¨ªa ser una de las soluciones a corto plazo
Crisis econ¨®mica, crisis migratoria, pandemia y confinamientos, guerra en Ucrania, interrupci¨®n de las cadenas de suministro mundiales exacerbada por nuestras dependencias energ¨¦ticas y de materias primas... Muchos ejemplos de lo obvio: ante los desaf¨ªos a los que nos enfrentamos, salimos mejor y protegemos mejor a nuestros conciudadanos si somos solidarios.
Tras la a¨²n dolorosa experiencia de la pandemia, de la que salimos gracias al plan de recuperaci¨®n masiva Next Generation EU, al fondo europeo de apoyo al empleo (SURE) y al ¨¦xito de la gesti¨®n conjunta de las vacunas, la actual crisis energ¨¦tica y el creciente descontento social por la inflaci¨®n r¨¦cord y los precios astron¨®micos de la energ¨ªa nos vuelven a poner en una encrucijada. Es una ocasi¨®n para reafirmar, en la voluntad, pero tambi¨¦n en la acci¨®n, los principios de la solidaridad y la acci¨®n com¨²n.
Hemos dado una contundente respuesta europea a la agresi¨®n rusa en Ucrania. Ante el uso de la energ¨ªa por parte de los rusos como arma de guerra, hemos logrado desvincularnos de Rusia diversificando nuestras fuentes de suministro energ¨¦tico y aumentando nuestros niveles de reservas estrat¨¦gicas en un tiempo r¨¦cord. Ahora debemos abordar urgentemente la cuesti¨®n del coste de la energ¨ªa, que afecta en gran medida a los hogares, por supuesto, pero ahora tambi¨¦n a las empresas de todos los Estados miembros.
Para las empresas, debemos continuar nuestros esfuerzos coordinados de apoyo a fin de ayudarlas a preservar su competitividad y sus puestos de trabajo, teniendo mucho cuidado de mantener la igualdad de condiciones dentro de nuestro mercado interior.
En este contexto, el plan de ayudas masivas de 200.000 millones de euros decidido por Alemania (5% del PIB) responde a esta necesidad de sostener la econom¨ªa, lo cual deseamos, pero tambi¨¦n plantea interrogantes. ?C¨®mo pueden los Estados miembros que no tienen el mismo margen de maniobra presupuestario ayudar tambi¨¦n a las empresas y los hogares?
Porque, ahora m¨¢s que nunca, debemos evitar que se fragmente el mercado interior, que se cree una carrera por las subvenciones y que se cuestionen los principios de solidaridad y unidad que son la base del ¨¦xito de nuestro proyecto europeo. Y m¨¢s en un momento en que Estados Unidos est¨¢ tomando, en el marco de la Ley de Reducci¨®n de la Inflaci¨®n, medidas de un atractivo sin precedentes.
Para establecer por nuestra parte una respuesta coordinada, y mientras los 27 tratan de movilizar recursos ¨Ca la vez que recurren al endeudamiento¨C con el fin de hacer frente a la crisis sim¨¦trica de los precios de la energ¨ªa, evaluar su capacidad de endeudamiento sobre la base ¨²nicamente de su deuda financiera ¡°aparente¡± es injusto, o al menos, incompleto.
Porque esta referencia no tiene en cuenta las elecciones pol¨ªticas pasadas, pero estructurales, de cada uno de nuestros Estados sobre elementos clave de inter¨¦s com¨²n para Europa, creando as¨ª una carga asim¨¦trica en los presupuestos nacionales: los esfuerzos no homog¨¦neos realizados para defender el continente; las inversiones insuficientes en infraestructuras, especialmente en energ¨ªa, que deber¨ªan beneficiar a todos; la deuda de carbono m¨¢s d¨¦bil cuando un Estado miembro ha invertido para reducir la proporci¨®n de combustibles f¨®siles en su combinaci¨®n energ¨¦tica. Otras tantas inversiones conjuntas que, cuando se integran por lo que son, reducen los diferenciales de endeudamiento entre Estados y permiten objetivar un debate sobre la gesti¨®n de las finanzas p¨²blicas que a veces tiende a oponer los buenos alumnos a los malos, los virtuosos a los derrochadores. Est¨¢ claro que la realidad es mucho m¨¢s compleja. Hay que tenerlo en cuenta en aras de la justicia y la solidaridad europea. La referencia a la deuda p¨²blica ¡°observada¡± es y seguir¨¢ siendo la piedra angular de nuestras normas fiscales comunes, aunque no es el ¨²nico punto que debe considerarse desde una perspectiva m¨¢s amplia.
Ante los colosales desaf¨ªos que tenemos por delante, solo hay una respuesta posible: la de una Europa solidaria. Para superar las l¨ªneas divisorias inducidas por los diferentes m¨¢rgenes de maniobra de los presupuestos nacionales, debemos pensar en instrumentos compartidos a escala europea. Solo una respuesta presupuestaria europea, respaldando la acci¨®n del Banco Central Europeo, nos permitir¨¢ responder con eficacia a esta crisis y calmar la volatilidad de los mercados financieros. Igual que hicimos durante la crisis de la covid-19, depende de nosotros establecer, colectiva y pragm¨¢ticamente, mecanismos de apoyo justos que mantengan la integridad y la unidad del mercado interior, que protejan a todas las empresas y ciudadanos europeos y que nos permitan avanzar juntos en esta gran crisis. Inspirarse en el mecanismo SURE para ayudar a los europeos y a los ecosistemas industriales en la crisis actual podr¨ªa ser una de las soluciones a corto plazo que allanar¨ªa el camino para un primer paso hacia el establecimiento de un suministro de ¡°bienes p¨²blicos europeos¡± en los sectores energ¨¦ticos y de seguridad, el ¨²nico capaz de dar una respuesta sist¨¦mica a la crisis.
Europa ya ha demostrado que sabe reaccionar con fuerza superando las divergencias excesivas y aunando su fuerza de ataque presupuestaria a escala europea, de manera solidaria y justa. Esta es la esencia de nuestro proyecto europeo.
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