El excesivo horario le estalla a las consultoras: ¡°Hay gente que se ahoga¡±
La vigilancia de la inspecci¨®n de trabajo pone en entredicho el sistema de trabajo de las ¡®Big Four¡¯, mientras los sindicatos hablan de pr¨¢cticas ¡°ilegales¡±
Los filtros del sistema para proteger al trabajador frente a abusos por parte de la empresa se han demostrado ineficaces en el sector de las grandes consultoras. Media docena de empleados y exempleados de las llamadas Big Four (PwC, KPMG, EY y Deloitte) contactados por este diario, as¨ª como los sindicatos CC OO y UGT, tildan de ilegales las largas jornadas laborales de los j¨®venes reci¨¦n salidos de la universidad que a?o a a?o engrosan sus plantillas, habitualmente superiores a las 50 horas semanales, con picos de m¨¢s de 80. Y lamentan que el registro de jornada implantado por el Gobierno no ha servido para cambiar un ¨¢pice su modelo de trabajo, que carece de contrapesos por la ausencia de sindicatos.
El asunto lleva tiempo coleando, pero ha vuelto a un primer plano tras informar El Confidencial de que Trabajo llev¨® a cabo en noviembre una macroinspecci¨®n sorpresa para controlar sus horarios laborales. A preguntas de EL PA?S, Deloitte, KPMG y EY rechazan dar su versi¨®n sobre lo sucedido. La patronal AEC pide cautela, se?ala que la inspecci¨®n ¡°a¨²n no ha concluido¡± y reclama ¡°esperar para valorar el resultado¡±.
La red social LinkedIn ofrece un buen term¨®metro de c¨®mo esa presi¨®n reduce el tiempo que resisten antes de buscar otro empleo, en ocasiones en clientes con los que han trabajado, que ofrecen alivio horario y a veces un salario m¨¢s alto. La antig¨¹edad media de sus empleados en Espa?a presentes en dicha red es de 1,7 a?os en el caso de PwC, y de 2 a?os en el de Deloitte y KPMG ¡ªno hay datos de EY¡ª. Por comparar con otras grandes empresas espa?olas, la media en Iberdrola es de 5,7 a?os, en Repsol de 7,4 a?os, y en Telef¨®nica de 7,9 a?os.
Hay casos minoritarios que hacen carrera y que, con el tiempo, multiplican exponencialmente el m¨ªnimo de alrededor de 14.000 euros brutos anuales que cobraba hasta este a?o un reci¨¦n llegado. Un profesional que sali¨® de una de las cuatro grandes tras 16 a?os en auditor¨ªa y varios ascensos reconoce que no se respeta lo suficiente la vida personal, y hay menos derechos que en otras compa?¨ªas, pero a cambio el trabajo puede llegar a ser muy interesante, con acceso a los planes estrat¨¦gicos de las empresas. ¡°Ves c¨®mo son por dentro¡±, explica. En su opini¨®n, una de las claves es ¡°tener suerte con el equipo¡±. ¡°Tuve compa?eros que se fueron porque les toc¨® de jefe un machaca¡±, recuerda. En su ¨²ltimo a?o, al verse excluido de las promociones, empez¨® a atisbar que su adi¨®s se acercaba, por lo que se limit¨® a cumplir su horario sin brindar el plus que hab¨ªa ofrecido hasta entonces, y finalmente prescindieron de ¨¦l. Ahora trabaja en una gran compa?¨ªa del sector cultural.
Pese a la juventud generalizada de las plantillas, muchos dan fe de problemas de salud por la excesiva carga, ya sea en su entorno o en carne propia, lo que acelera la rotaci¨®n. ¡°Conozco gente con insomnio y ansiedad. No est¨¢ hecho para todo el mundo, la exigencia es muy alta y hay gente que se ahoga. Sue?o a menudo con n¨²meros que no encuentro en el Excel¡±, cuenta un empleado de auditor¨ªa que, como el resto de consultados para este texto, elude desvelar su identidad por temor a represalias.
Un exconsultor narra que estuvo de baja por una enfermedad derivada del trabajo, y que de los 20 que entraron con ¨¦l ya solo quedan cinco. ¡°He estado a?os comiendo y cenando fuera de casa a diario sin hacer deporte m¨¢s que los findes, y lo aceptaba como normal. Recuerdo que un mes me qued¨¦ hasta las tres de la ma?ana todos los d¨ªas teniendo que levantarme a las siete. Me dije: ?qu¨¦ estoy haciendo con mi vida?¡±.
Las renuncias son habituales. Otro explica que tuvo que dejar de jugar al f¨²tbol, deporte que practicaba desde ni?o, y que la relaci¨®n con su pareja se deterior¨® por la falta de tiempo. Ni siquiera las vacaciones son a veces un refugio: ¡°La compa?¨ªa da todo el mes de agosto de vacaciones, pero surgi¨® la posibilidad de que desde el cliente nos mandaran trabajo. Nos dijeron que nos fu¨¦ramos y cada ma?ana dir¨ªan a qui¨¦n se precisaba para sacar la tarea. Ten¨ªa pagado un viaje y decid¨ª ir. Si alg¨²n d¨ªa me necesitaban ya me quedar¨ªa en el hotel trabajando. As¨ª que cada ma?ana retrasaba la salida del hotel hasta recibir el WhatsApp que dijese si a m¨ª me tocaba trabajar, para que no me pillase en medio de la ciudad. O sea, est¨¢bamos de guardia estando de vacaciones. Y eso, sin cobrarlo como guardias¡±.
Incumplimiento del convenio
¡°Hay un incumplimiento total de la ley, no es normal que no haya un inspector laboral cuando las luces de la torre Picasso est¨¢n encendidas a las 12 de la noche¡±, afirmaba un consultor que durante varios a?os pas¨® unas 11 horas diarias en la oficina de Deloitte, antes de que saliera a la luz la operaci¨®n nocturna de Trabajo en las Big Four, que puede acabar en sanciones.
El convenio del sector, considerado por los sindicatos anticuado y falto de derechos, marca un m¨¢ximo de 1.800 horas anuales, unas 40 semanales. Pero todos coinciden en se?alar esa barrera como ilusoria, dado que se les asignan proyectos con plazos imposibles, que dejan en papel mojado las estimaciones de tiempo iniciales.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez, secretario general de Servicios de CC OO, califica de ¡°totalmente ilegales¡± las semanas de m¨¢s de 80 horas que llegaron a denunciar ante sus jefes los empleados de auditor¨ªa de segundo a?o en EY Barcelona. Y cree que son las grandes v¨ªctimas de la guerra de precios por atraer negocio. ¡°Los clientes de las consultoras tienden a regatear las horas contratadas para ahorrar costes, y quien lo paga es el trabajador, que hace m¨¢s horas que un reloj porque el trabajo tiene que salir y las horas reales no se pueden facturar porque el cliente dir¨ªa que a ese precio no le compensa¡±.
El sistema es rentable para los clientes, pero tambi¨¦n para las consultoras, que han resistido la pandemia mejor que otras empresas: en 2020 ingresaron un 4% m¨¢s en medio de ca¨ªdas generalizadas del resto, y este 2021 crecieron un 4,1%. Deloitte es la que cuenta con m¨¢s presencia en Espa?a, y tambi¨¦n la que m¨¢s gener¨®: en 2021 su facturaci¨®n nacional fue de 890 millones, un 2,9% m¨¢s, con una plantilla media por encima de los 8.000 empleados. PwC Espa?a ingres¨® 672 millones ese a?o, un alza del 4,6%; EY gener¨® 594 millones, el 3,4% m¨¢s, y por ¨²ltimo KPMG percibi¨® 503 millones, un 6,7% m¨¢s. Estas tres ¨²ltimas rondan los 5.000 empleados, por lo que conjuntamente suman unos 23.000 trabajadores y facturaron 2.659 millones de euros en 2021 solo en Espa?a. ¡°Ninguna consultora peque?a puede competir con alguien que se salta la ley y tiene un ej¨¦rcito a su disposici¨®n¡±, apunta un joven consultor.
La implantaci¨®n del registro de jornada en el a?o 2019 promet¨ªa hacer aflorar miles de horas trabajadas sin contraprestaci¨®n que hasta ahora quedaban ocultas, pero la pandemia ha entorpecido ese prop¨®sito al trasladar el lugar de trabajo al hogar del empleado, y esa barrera se supera recurrentemente sin consecuencias. El representante de CC OO cuestiona su aplicaci¨®n. ¡°En estas empresas no hay nadie que vigile su implementaci¨®n, as¨ª que no se ponen en marcha o son de mentira porque nadie las controla¡±, asegura.
Un consultor de riesgos bancarios empleado de una de las Big Four se muestra decepcionado por el funcionamiento de dicho registro, que cree se ha demostrado in¨²til. El a?o pasado hizo entre 45 y 50 horas extra cada mes. ¡°Con tantos d¨ªas terminando tarde y empezando temprano me planteaba si no ser¨ªa mejor dormir en el banco para ahorrarme el tiempo de transporte p¨²blico¡±.
Los ejemplos con los que este joven ilustra la dureza de estas din¨¢micas son amplios: el servicio de seguridad del banco se acostumbr¨® a que sonara la alarma antirrobo por la presencia de consultores, se convocaban reuniones pasadas las nueve de la noche, y era com¨²n que se encargase nuevo trabajo fuera de horario, con l¨®gicas repercusiones en la vida cotidiana. ¡°Si no vas al Mercadona el finde, sabes que lo m¨¢s probable es que no puedas ir a comprar en toda la semana. Recuerdo m¨¢s de una vez volver cerca de las once de la noche e ir solo al McDonald¡¯s en traje y corbata porque sab¨ªa que en mi casa no ten¨ªa nada para cenar y todos los supermercados estaban cerrados¡±, relata.
El modo en que se recompensa ese tiempo de trabajo adicional var¨ªa. Seg¨²n fuentes de EY, las horas extra se compensan mayoritariamente con periodos de vacaciones, pero si en alg¨²n caso no es posible se gratifican econ¨®micamente. La misma pr¨¢ctica sigue Accenture. En otras, como Deloitte, hay personal que asegura no haber conocido a nadie al que le hayan pagado en dinero una sola hora extra. Y PwC ofrece d¨ªas libres fuera de la busy season, el agotador periodo de varios meses a comienzos de a?o en que se cierran las cuentas anuales de grandes empresas y hay que revisarlas contra reloj antes de la presentaci¨®n de resultados.
Un joven que trabaj¨® para una de las Big Four cuenta que tratar de ce?irse a los horarios puede salir muy caro. ¡°El a?o pasado, despu¨¦s de tres a?os haciendo horas extras y cobrando solo entre un 10% o un 15% de ellas, estaba quemado y un d¨ªa me hart¨¦. 45 minutos despu¨¦s de que se acabase mi jornada laboral le dije al superior que cerraba, que segu¨ªa ma?ana, y cuando me hicieron la evaluaci¨®n me despidieron. Iremos a juicio¡±. La odisea no acab¨® ah¨ª. ¡°Lo peor es que empec¨¦ en un sitio nuevo a trabajar y cuando se enteraron fueron a decir que me hab¨ªan despedido por no querer hacer horas extras. Al menos fueron sinceros¡±, ironiza.
Pese a estas malas experiencias, su poder de captaci¨®n sigui¨® siendo grande durante d¨¦cadas, aunque ahora se ha resentido, algo que las consultoras achacan a que hay menos licenciados en matem¨¢ticas, f¨ªsica, inform¨¢tica o estad¨ªstica. Tras varias crisis, y en un contexto no siempre favorable para encontrar trabajo, ofrecen a los j¨®venes del pa¨ªs con m¨¢s paro juvenil de Europa contratos indefinidos en un entorno de alto nivel donde el aprendizaje es intenso. ¡°Esto es un m¨¢ster pagado¡±, les repiten.
Sin embargo, muchos de estos veintea?eros, titulados universitarios en ADE, Derecho o Econom¨ªa, a veces formados en escuelas de negocios, con m¨¢ster, idiomas y vestidos con trajes impecables para acudir a la oficina, se quejan de que haciendo una simple divisi¨®n se dan cuenta de que su m¨ªnimo de 14.000 euros brutos anuales ¡ªo incluso los 25.000 de los que entran con condiciones mejores¡ª les sit¨²an por debajo de profesiones del sector servicios para las que no se exige tanta formaci¨®n.
Esa precariedad provoca una enorme rotaci¨®n laboral que estas compa?¨ªas tratan de camuflar destacando ¨²nicamente las miles de contrataciones que realizan para suplir esas bajas, obviando la otra cara de la moneda: las salidas. El preacuerdo del nuevo convenio recoge subir el sueldo anual de la categor¨ªa m¨¢s baja a 16.000 euros este a?o y a 17.000 euros en 2024, tras una negociaci¨®n con la patronal AEC, liderada por la exvicepresidenta del Gobierno socialista Elena Salgado. Las conversaciones tomaron velocidad en noviembre, justo el mes de la inspecci¨®n, y se cerraron en enero.
Sin sindicatos
Mientras consultoras tecnol¨®gicas como NTT Data, Capgemini, Atos, Indra y otras muchas s¨ª tienen sindicatos, estos no existen en las Big Four. Su ausencia acent¨²a la vulnerabilidad de auditores y consultores j¨²nior, que han de fiar la defensa de sus derechos a la buena voluntad de los comit¨¦s de ¨¦tica, buzones de sugerencias o la conversaci¨®n cara a cara con los jefes, a los que no siempre es sencillo trasladar descontento dado que puede hacer peligrar futuros ascensos. Para Mart¨ªnez, de CC OO, organizar una representaci¨®n sindical en estas compa?¨ªas ¡°es como vender catecismo en el infierno¡±. ¡°Son estas mismas empresas las que asesoran a sus clientes sobre qu¨¦ hacer para no tener representaci¨®n sindical¡±, a?ade.
Jos¨¦ Luis Maz¨®n, responsable del sector consultoras de UGT, coincide. ¡°Alguna vez he contestado consultas sobre despidos o abusos, pero cuando les he trasladado la posibilidad de crear un comit¨¦ de empresa he visto aut¨¦ntico pavor a hablar de ese tema, como si fuera tab¨²¡±. Para Maz¨®n, ¡°si eres una persona fiel y cumples con los niveles de exigencia, estas empresas te ponen la zanahoria de convertirte en socio, y la gente acepta pasar carros y carretas para ver si alcanza ese olimpo de los dioses¡±.
Sin una puerta que tocar, impera el s¨¢lvese quien pueda. Un exauditor de PwC recuerda que intent¨® poner en marcha un sindicato, e incluso escribi¨® a cerca de un centenar de compa?eros, pero al ver que no consegu¨ªa suficientes voluntarios a sumarse, opt¨® por negociar de forma individual la entrega de un bonus, algo que consigui¨®.
Pese a que la sociedad ha cambiado y cada vez hay mayor demanda de conciliaci¨®n, estas firmas llevan d¨¦cadas funcionando de un modo similar. Las jornadas interminables son un secreto a voces que han vivido con resignaci¨®n muchas generaciones, sabedoras de que era un peaje que les servir¨ªa de trampol¨ªn a un puesto bien pagado en otra compa?¨ªa, lo que les ha valido la denominaci¨®n de ¡°c¨¢rnicas¡±, es decir, empresas que venden consultores al peso. Hay quien se pregunta si merece la pena entregar a?os de vida a cambio de un ¨¦xito cada vez m¨¢s incierto.
Dos cuestiones sobrevuelan la escena. ?Por qu¨¦ no se contrata m¨¢s gente? ¡°El modelo de socio millonario no lo aguanta. No hay muchas empresas que puedan tener gente cobrando lo que cobran socios de una consultora¡±, opina un consultor ya fuera del sector. ?Se puede hacer algo para frenar las largas jornadas? ¡°La ¨²nica forma de evitarlo es que los sistemas operativos queden inhabilitados a partir de las siete de la tarde, los fines de semana y en vacaciones¡±, dice tajante otro joven consultor, este en activo en Deloitte. A esa hora, cuando te¨®ricamente el trabajo debe dar paso a un tiempo de ocio donde hacer deporte, relacionarse y distraer la mente, pocos se atreven a levantarse de su silla.
La complacencia con este sistema, sin embargo, est¨¢ decayendo. ¡°Nuestros padres ten¨ªan otro concepto del trabajo, buscaban una empresa para toda la vida. Eso se ha perdido y ya no nos da miedo cambiar. Ves gente de 40 a?os, sin familia, que no tienen vida fuera de la auditor¨ªa o la consultor¨ªa. Entonces te dices: no quiero esto para m¨ª¡±, sostiene sentado a una terraza junto al parque del Retiro un joven empleado de auditor¨ªa de una de las Big Four.
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