Los gigantes del autom¨®vil de EE UU afrontan una huelga que marcar¨¢ una ¨¦poca
Los empleados del sector pelean por agarrarse a la clase media en un conflicto que tendr¨¢ repercusiones laborales, industriales y pol¨ªticas de largo alcance
Son las 12 del mediod¨ªa del viernes 22 de septiembre en Ypsilanti (Michigan), a unos 60 kil¨®metros de Detroit. La gran mayor¨ªa de los empleados de ese centro de distribuci¨®n de componentes de General Motors empiezan a abandonar la planta. Se montan en sus coches y salen tocando la bocina y gritando consignas. No se van muy lejos. Aparcan nada m¨¢s salir del recinto, se bajan de sus coches, reparten pancartas y forman un piquete. ¡°Es un momento hist¨®rico¡±, dice Michael Martin, de 59 a?os, responsable de participaci¨®n del centro. Se unen a una huelga llamada a marcar una ¨¦poca con sus repercusiones laborales, industriales y pol¨ªticas de largo alcance. ¡°Desigualdad¡± e ¡°injusticia¡± son las palabras que m¨¢s repiten las decenas de trabajadores en huelga, con los que ha hablado EL PA?S esta semana. Dan la batalla por agarrarse a la clase media.
La escena se repite en otras 37 instalaciones a lo largo y ancho de Estados Unidos. Los trabajadores siguen el llamamiento del l¨ªder del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, que a las 10 de la ma?ana se ha dirigido a ellos por Facebook y YouTube para pedirles que se unan a una huelga hist¨®rica, la primera que golpea a la vez a los Tres Grandes de Detroit. La movilizaci¨®n empez¨® la semana pasada con la paralizaci¨®n de una planta de General Motors en Wentzville (Misuri), que fabrica el GMC Canyon y el Colorado; otra de Ford en Wayne (Michigan), que monta el modelo Bronco y la camioneta Ranger, y una tercera de Jeep, de Stellantis, en Toledo (Ohio), de donde salen los modelos Gladiator y Wrangler.
La huelga se llama Lev¨¢ntate (Stand Up), un eco hist¨®rico de las huelgas Si¨¦ntate (Sit Down) de hace casi un siglo, en plena Gran Depresi¨®n. Arrancaron el 28 de diciembre de 1936 en una planta de carrocer¨ªas de Flint (Michigan) de General Motors ¡ªpor entonces la mayor empresa del mundo¡ª por el despido de dos hermanos. Los trabajadores abandonaron la cadena de producci¨®n y se sentaron en la f¨¢brica. Qued¨¢ndose, evitaban la represi¨®n policial, las presiones externas, las inclemencias del tiempo (aunque no los cortes de calefacci¨®n) y ser sustituidos por esquiroles. Tras 44 d¨ªas de tensi¨®n y algunas batallas campales, GM concedi¨® una subida de sueldos del 5%, permiti¨® a los trabajadores hablar de cuestiones sindicales en el comedor, reconoci¨® su derecho a sindicarse y admiti¨® a la UAW como interlocutor.
Tras ese ¨¦xito, el sindicato pas¨® de 30.000 a 500.000 afiliados en un a?o, extendi¨¦ndose por todo el sector. Uno de los h¨¦roes de aquella huelga fue Walter Reuther, el m¨ªtico sindicalista que se hizo cargo de la UAW en su ¨¦poca dorada. En 1950 firm¨® con General Motors el llamado Tratado de Detroit de Reuther, un convenio colectivo que, a cambio de evitar las huelgas, conced¨ªa cobertura sanitaria, pensiones, derecho a desempleo, m¨¢s vacaciones y subidas salariales. La UAW lleg¨® a acuerdos similares con Ford y Chrysler. Para los trabajadores del autom¨®vil, las puertas de la clase media se abr¨ªan de par en par. En las d¨¦cadas siguientes pudieron permitirse un buen coche, una buena casa con su patio para las barbacoas, enviar a sus hijos a la universidad... Los Tres Grandes, beneficiados por medidas proteccionistas y por una econom¨ªa boyante, pod¨ªan pagarlo.
La competencia de los coches extranjeros, las ineficiencias arrastradas, la falta de innovaci¨®n y el deterioro de la calidad llevaron a los grandes fabricantes estadounidenses a perder cuota de mercado y rentabilidad a marchas forzadas en las d¨¦cadas de 1980 y 1990. En v¨ªsperas de la Gran Recesi¨®n de 2008, su viabilidad ya estaba amenazada y los sindicatos admitieron sacrificios. La crisis financiera provoc¨® la entrada en bancarrota de GM y Chrysler (luego adquirida por Fiat e integrada en Stellantis), el rescate p¨²blico y la reestructuraci¨®n de las compa?¨ªas, con cierres de plantas, recortes de costes y concesiones sindicales. Las compa?¨ªas se han recuperado y han logrado en los ¨²ltimos a?os beneficios multimillonarios que los trabajadores creen que no se han repartido de forma justa.
Hal Jomaa, de 60 a?os, es jefe de grupo en la planta de ensamblaje de Jeep (Stellantis) en Toledo, Ohio, donde lleva trabajando toda la vida, m¨¢s de 40 a?os, pero es la primera vez que est¨¢ en huelga. ¡°Estamos defendiendo nuestro modo de vida, intentando conseguir suficiente dinero para cuidar de nuestras familias y mantenernos en la clase media. Aqu¨ª se trabaja duro, seis d¨ªas a la semana, 10 horas al d¨ªa. No vemos a nuestra familia y tenemos que trabajar m¨¢s horas para ganar lo mismo que hace 20 a?os¡±, denunciaba este viernes a las puertas de la f¨¢brica, vestido de rojo, el color de guerra de los trabajadores en esta huelga.
Shawn Fain, de 54 a?os, es el primer presidente del sindicato elegido en votaci¨®n por todos sus miembros y no a trav¨¦s de delegados. Desde que asumi¨® el cargo en marzo pasado se mostr¨® reivindicativo. Este viernes llamaba a la huelga a trav¨¦s de un v¨ªdeo en directo en el que aparec¨ªa vestido de camuflaje, como una especie de l¨ªder guerrillero, y en el que invitaba a sumarse a los piquetes al propio presidente de Estados Unidos. Joe Biden, que ha recogido el guante y se sumar¨¢ a la protesta del martes en Michigan, seg¨²n ha tuiteado.
Fain ha hecho un gui?o a la historia al llamar la movilizaci¨®n Stand Up, pero ha innovado con su manual de huelga. Lo habitual en la UAW era dar prioridad al convenio de uno de los Tres Grandes, con huelga incluida si hac¨ªa falta, y exigir luego a los otros dos igualar las condiciones. Fain se ha atrevido a ir contra todos a la vez, pero con una huelga selectiva. Empez¨® con una f¨¢brica de cada grupo, con solo unos 13.000 de los casi 150.000 trabajadores afiliados de esas empresas. ¡°Esta estrategia mantendr¨¢ en vilo a las empresas. Dar¨¢ a nuestros negociadores nacionales la m¨¢xima influencia y flexibilidad y, si tenemos que ir a por todas, lo haremos¡±, dijo Fain al explicar su plan.
Esa aproximaci¨®n gradual le permite usar el palo y la zanahoria: este viernes llam¨® a plantarse a cerca de otros 6.000 trabajadores de 28 instalaciones solo de Stellantis y GM, salvando de la quema a Ford por haber mostrado una mayor voluntad negociadora. Al tiempo, preserva su caja de resistencia, un fondo de 845 millones de d¨®lares para compensar con 500 d¨®lares mensuales a los trabajadores en huelga. En las f¨¢bricas elegidas hasta ahora se producen modelos rentables, pero Fain se reserva la posibilidad de parar las plantas de donde salen los superventas de Detroit, como la Ford F-150 y las camionetas Ram de Stellantis, que representan una parte enorme de los ingresos y beneficios de las empresas. Los Tres Grandes y algunos de sus proveedores han despedido a unos 6.000 trabajadores en medidas que dicen estar relacionadas con la huelga y los cuellos de botella que supone.
Los trabajadores parecen dispuestos a seguir el ritmo que marque su l¨ªder: ¡°Es un nuevo d¨ªa. Tenemos que probar nuevas t¨¢cticas. No podemos intentar hacer las mismas cosas y jugar los mismos partidos. Hemos jugado el partido que ellos quer¨ªan y estamos aqu¨ª trabajando, cobrando menos, viviendo de cheque en cheque. No podemos vivir as¨ª, no durante los pr¨®ximos cuatro a?os¡±, se quejaba Michael Martin en la planta de GM en Ypsilanti. ¡°Es estrat¨¦gico¡±, coincid¨ªa Jomaa en la de Stellantis en Toledo. Justin Nelson III, de 48 a?os, que lleva 27 a?os trabajando como pintor en la f¨¢brica de Ford en Wayne, usaba esa misma palabra el jueves. ¡°Parece que a las empresas les molesta¡±, a?ad¨ªa.
La lista de reivindicaciones es larga, incluida una semana laboral de 32 horas que no parece prioritaria, pero se centra en tres puntos: subida de sueldos y pensiones, eliminaci¨®n de la doble escala salarial por la que los nuevos empleados cobran la mitad (16 d¨®lares por hora) que los m¨¢s antiguos y garant¨ªas en la transici¨®n al coche el¨¦ctrico.
La UAW reclama ajustes en las pensiones por el coste de la vida y una subida salarial del 40% en cuatro a?os, como la que, seg¨²n sus c¨¢lculos, han disfrutado los consejeros delegados de las empresas en sus retribuciones. Los sueldos multimillonarios de los directivos han encendido los ¨¢nimos y son un catalizador de la protesta. Guadalupe P¨¦rez, de 64 a?os, de R¨ªo Bravo, Tamaulipas (M¨¦xico), que trabaja en la l¨ªnea de la planta de ensamblaje de Toledo (Ohio), considera que la empresa les est¨¢ tratando de forma ¡°injusta¡±. ¡°Llevo 40 a?os trabajando aqu¨ª y llevo 10 o 12 a?os sin recibir un aumento y ellos [los ejecutivos] est¨¢n ganando mucho dinero¡±. ¡°Hicimos muchas concesiones en 2008, pero ahora es 2023 y la inflaci¨®n est¨¢ disparada, todo est¨¢ por las nubes y solo pedimos que nos devuelvan algo. Ni siquiera pedimos m¨¢s de lo que ten¨ªamos antes. Solo pedimos lo que hubi¨¦ramos tenido con las cosas en su lugar¡±, explicaba Justin Nelson III.
¡°La desigualdad es un enorme trasfondo de esta huelga, con la brecha entre la remuneraci¨®n de los directivos de la industria automovil¨ªstica y la de los trabajadores como un agravio comprensible¡±, se?ala a EL PA?S Chuck Collins, que dirige el Programa sobre Desigualdad del Instituto de Estudios Pol¨ªticos en Washington. ¡°Tras 40 a?os de estancamiento salarial, y una pandemia en la que los ingresos y el aumento de la riqueza han ido a parar sobre todo al 1% m¨¢s rico, la UAW y otros trabajadores consideran que deben compartir los aumentos de productividad de las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, a?ade.
Seg¨²n el Instituro de Pol¨ªtica Econ¨®mica (EPI), un think tank con 37 a?os de historia, la retribuci¨®n de los primeros ejecutivos de las empresas, los CEO, ha crecido un 1.460% desde 1978, mientras que la del trabajador tipo ha aumentado solo un 18%. Tomando las 350 grandes empresas cotizadas, el jefe gana 399 veces lo que un empleado tipo, cuando esa relaci¨®n era de 20 a 1 en 1965 y de 59 a 1 en 1989. En el caso de los Tres Grandes, un trabajador medio de Stellantis tendr¨ªa que trabajar 365 a?os para acumular el sueldo que gan¨® en 2022 Carlos Tavares, el consejero delegado. La jefa de General Motors (GM), Mary Barra, gana 362 veces m¨¢s que un empleado intermedio. Y en el caso de Ford, su primer directivo, James Farley, logr¨® una retribuci¨®n 281 veces superior al empleado tipo o mediano, el que tiene tantos que cobran m¨¢s que ¨¦l como que cobran menos. Sus sueldos se situaron entre los 20 y los 30 millones de d¨®lares, as¨ª que los trabajadores no quieren o¨ªr ni una palabra de que las subidas salariales son inasumibles.
¡°Tengo entendido que los costes de mano de obra de estos veh¨ªculos son solo del 5% al 6%. Y entiendo que si nos dieran los aumentos que pedimos, no afectar¨ªa al coste del coche. Sin embargo, teniendo en cuenta los 30 millones al a?o de los CEO, definitivamente eso afecta al coste del coche¡±, dec¨ªa en Toledo este viernes Jomaa. ¡°Es una batalla de la clase trabajadora contra los ricos, de los que tienen contra los que no tienen, de la clase multimillonaria contra todos los dem¨¢s¡±, arengaba Fain en uno de sus discursos.
¡°El nivel de desigualdad de las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha vuelto absolutamente medieval. Parte del amplio apoyo de los trabajadores de UAW proviene del conocimiento que tiene la gente de c¨®mo la desigualdad extrema ha infectado a Estados Unidos¡±, explica Collins. Multitud de coches y camiones que pasan ante los piquetes muestran su simpat¨ªa con la protesta con un estruendo de bocinas.
Tambi¨¦n enerva a los trabajadores la doble escala salarial, una de las concesiones de los sindicatos en plena crisis financiera. ¡°El abuso de los trabajadores temporales, subsidiarios y de segunda categor¨ªa debe terminar¡±, dice la UAW. ¡°Esta huelga es importante por la igualdad, para hacernos a todos iguales. Una banda, un sonido. Solo queremos justicia¡±, explicaba el viernes Gary Jarano, de 50 a?os, que se ha incorporado este a?o al centro de distribuci¨®n de GM en Ypsilanti. ¡°Es muy injusto¡±, coincid¨ªa Jomaa. ¡°Tienes a otro ser humano trabajando a tu lado ganando la mitad de lo que t¨² ganas y haciendo exactamente el mismo trabajo, construyendo el mismo veh¨ªculo, pero aun as¨ª no tienen derecho a ninguna participaci¨®n en los beneficios, no tienen derecho a ninguna bonificaci¨®n. Eso no es el estilo americano: tener dos personas haciendo lo mismo y no ganar el mismo dinero¡±, explicaba.
Mientras la huelga se extend¨ªa, en Detroit se celebraba esta semana por todo lo alto su Sal¨®n del Autom¨®vil, el m¨¢s importante de Estados Unidos. Entre sus modelos estrella, nuevos veh¨ªculos el¨¦ctricos. Los trabajadores de los piquetes ven esa amenaza como m¨¢s lejana, pero los dirigentes de la UAW la tienen muy presente y reclaman una transici¨®n justa. ¡°Los fabricantes de autom¨®viles est¨¢n cerrando incluso plantas rentables. Los Tres Grandes est¨¢n matando puestos de trabajo y destruyendo comunidades. Esto debe acabar. El Gobierno est¨¢ dando miles de millones de d¨®lares en subvenciones para los veh¨ªculos el¨¦ctricos a los Tres Grandes, pero los trabajadores de sus nuevas plantas de bater¨ªas est¨¢n atrapados en puestos de trabajo de alto riesgo y bajos salarios. La transici¨®n a los veh¨ªculos el¨¦ctricos es una oportunidad hist¨®rica para elevar los est¨¢ndares de los trabajadores del autom¨®vil en lugar de reducirlos¡±, sostiene.
Los directivos sostienen que atender las reivindicaciones laborales de la UAW convertir¨ªa a sus empresas en inviables. Se?alan que ya tienen unos costes laborales mucho m¨¢s altos que los de Tesla (que tiene una enorme ventaja en eficiencia) o los fabricantes extranjeros con plantas en Estados Unidos, cuyos trabajadores no est¨¢n sindicados. Y que el gasto extra les impedir¨ªa acometer las grandes inversiones que requiere la transici¨®n al coche el¨¦ctrico.
La huelga del sector del autom¨®vil llega en un momento de resurgir sindical en Estados Unidos, en parte por la p¨¦rdida de poder adquisitivo derivada de la inflaci¨®n. Trabajadores de Starbucks, Amazon y Apple han empezado a sindicarse pese a las presiones empresariales. Este verano se han marcado r¨¦cords de jornadas perdidas por huelga en lo que va de siglo. El paro del autom¨®vil se suma a la huelga de actores y guionistas en Hollywood, a la de los trabajadores de hoteles de Los ?ngeles y otros conflictos. Los repartidores de UPS y los de los ferrocarriles evitaron la huelga en el ¨²ltimo momento. Como hace casi un siglo, con la huelga Sit Down, los trabajadores de muchos otros sectores est¨¢n atentos a la huelga Stand Up. ¡°Este es el momento decisivo de nuestra generaci¨®n¡±, sostiene Fain.
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Econom¨ªa
- UAW
- Huelgas
- Huelgas sectoriales
- General Motors
- Ford
- Stellantis
- Jeep
- Detroit
- Michigan
- Ohio
- Misuri
- Conflictos laborales
- Desigualdad econ¨®mica
- Clases sociales
- Coches
- Coches el¨¦ctricos
- Sal¨®n Detroit
- Piquetes
- Empresas
- Trabajo
- Industria
- Relaciones laborales
- Estados Unidos
- Am¨¦rica
- Norteam¨¦rica
- Veh¨ªculos el¨¦ctricos