Las tres promesas del nuevo mercado el¨¦ctrico europeo: estabilidad de precios, garant¨ªa de suministro y protecci¨®n al consumidor
Consejo, Parlamento y Comisi¨®n cierran una reforma negociada durante meses. Se refuerza la figura de los mecanismos de capacidad para ayudar a las centrales necesarias cuando la producci¨®n renovable no es suficiente
Casi todo el trabajo estaba hecho desde mediados de octubre, cuando se logr¨® lo m¨¢s dif¨ªcil: el pacto entre los 27 Estados miembro. Superada esa primera prueba de fuego, con importantes concesiones a la nuclear francesa, tocaba poner de acuerdo al Consejo, al Parlamento y a la Comisi¨®n, las tres instancias clave en la arquitectura comunitaria. Con esa luz verde, de madrugada, la reforma que aspira a dotar al mercado el¨¦ctrico comunitario de mayor estabilidad y que durante nueve largos meses pareci¨® inalcanzable, queda ¡ªsalvo sorpresa inesperada en la votaci¨®n en el pleno de la Euroc¨¢mara¡ª esculpida en piedra.
?Qu¨¦ cambia respecto al acuerdo entre gobiernos?
Se mantiene gran parte de la reforma por los Estados. Sobre todo, su esp¨ªritu: la estabilidad de precios sigue siendo lo fundamental, lo que llev¨® a los Veintisiete a abrir el mel¨®n de la reforma por la v¨ªa de urgencia tras el estallido del mercado en 2022 por la escalada del gas. Pero se modifican varias cosas, algunas de ellas importantes y de marcado acento social, que era donde m¨¢s hab¨ªa puesto el foco la Euroc¨¢mara en su propuesta inicial.
Se refuerzan, por ejemplo, los pasos que deben dar las capitales para proteger a los clientes con menores recursos frente a la pobreza energ¨¦tica. Las compa?¨ªas el¨¦ctricas, adem¨¢s, no podr¨¢n cambiar unilateralmente los contratos, como ha sucedido en varios pa¨ªses durante la crisis energ¨¦tica. Y se a?ade, tambi¨¦n, una regulaci¨®n espec¨ªfica para evitar la manipulaci¨®n del mercado el¨¦ctrico y aumentar la transparencia. En los ¨²ltimos a?os, han sido varios los episodios de malas pr¨¢cticas de las empresas energ¨¦ticas analizados por los reguladores nacionales.
?Qui¨¦n declarar¨¢ una crisis y c¨®mo lo har¨¢?
Nadie tiene, ni remotamente, en la cabeza que se repita una situaci¨®n como la del a?o pasado, cuando el gas puso patas arriba el mercado el¨¦ctrico. La reforma, sin embargo, concede a la Comisi¨®n y al Consejo la potestad de declarar una situaci¨®n de crisis si el precio de la luz volviese a dispararse en el mercado mayorista, del que beben en ¨²ltima instancia las tarifas que pagan hogares y empresas.
En ese caso, el Ejecutivo comunitario ser¨ªa el encargado de redactar una propuesta, que luego aprobar¨ªa el ¨®rgano que re¨²ne a los gobiernos nacionales y que facultar¨ªa a los Estados miembro a intervenir. Se pretende, as¨ª, evitar el descontrol del a?o pasado, con medidas unilaterales de cada capital, y se pone el acento en la necesidad de evitar que el mercado se fragmente, el mayor logro de Bruselas. ¡°Los criterios para la declaraci¨®n de una crisis ser¨¢n plenamente objetivables¡±, enfatizan fuentes al tanto de la negociaci¨®n. ¡°Y esto es muy importante, porque har¨¢ que sea pr¨¢cticamente autom¨¢tico¡±.
?Qu¨¦ son los mecanismos de capacidad y por qu¨¦ son importantes?
Son, en palabras del Consejo Europeo, ¡°medidas de apoyo¡± de los Estados ¡ªpagadas, en ¨²ltima instancia, por el sistema el¨¦ctrico; es decir, por los consumidores¡ª a las centrales el¨¦ctricas ¡°con el fin de garantizar la seguridad del suministro de electricidad a medio y largo plazo¡±. En plata: ayudas para aquellas tecnolog¨ªas que, como la nuclear (sobre todo, en Francia), el gas (en Espa?a e Italia) o incluso el carb¨®n (en Alemania y, particularmente, en Polonia), seguir¨¢n siendo importantes en los pr¨®ximos a?os como base y, sobre todo, como respaldo para las renovables.
Tras d¨¦cadas en las que los combustibles f¨®siles y la energ¨ªa at¨®mica han sido pr¨¢cticamente la ¨²nica forma de generar electricidad, la irrupci¨®n de la e¨®lica y la fotovoltaica las est¨¢ desplazando (o ha desplazado ya, como en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica o en Dinamarca) a un discreto segundo plano, reduciendo su retribuci¨®n y alimentando una paradoja: las centrales t¨¦rmicas, de gas o de carb¨®n, operan muchas menos horas. Esta situaci¨®n pone en riesgo su viabilidad financiera, pero siguen siendo necesarias para suministrar electricidad en d¨ªas y horas clave, en las que por condiciones meteorol¨®gicas o porque la demanda aumenta, no basta con la producci¨®n de los aerogeneradores y de los paneles solares. Algo particularmente importante en los pa¨ªses que tienen una mayor producci¨®n renovable: en Espa?a, m¨¢s del 80% de la generaci¨®n ser¨¢ verde en 2030.
¡°Con tanta renovable intermitente, hace falta una mayor firmeza y flexibilidad. Eso, en s¨ª mismo e incluso si no hubiera habido crisis, ya justifica la reforma¡±, esboza Antonio Hern¨¢ndez, socio del ¨¢rea de Sectores Regulados y An¨¢lisis Econ¨®mico de la consultora EY. ¡°Para conseguir firmeza y seguridad de suministro es fundamental desarrollar nuevas fuentes de ingresos para las centrales de gas o para el resto de tecnolog¨ªas. La decisi¨®n que se ha tomado es que los mecanismos de capacidad pasen a ser estructurales y no puntuales, como hasta ahora¡±.
Aunque cada Estado tendr¨¢ la ¨²ltima palabra sobre c¨®mo aterrizar estos mecanismos de capacidad, la reforma suprime su car¨¢cter temporal y simplifica los procesos de aprobaci¨®n. Y deja en papel mojado ¡ªhasta el tramo final de la d¨¦cada¡ª los umbrales m¨¢ximos de emisiones de cada central para que puedan acogerse al apoyo p¨²blico. El carb¨®n, en definitiva, podr¨¢ acceder ¡ªal menos a corto y medio plazo¡ª a los mecanismos de capacidad en igualdad de condiciones, pese a su mucha mayor huella ambiental: una victoria para Berl¨ªn y Varsovia. Tambi¨¦n la nuclear: un tanto que se apunta Francia.
El acuerdo final aboga, tambi¨¦n, por aumentar la flexibilidad de demanda: reducir el consumo en las horas en las que la generaci¨®n renovable cae. Es la forma m¨¢s l¨®gica de adaptarse a la producci¨®n renovable, pero tambi¨¦n m¨¢s dif¨ªcil: ?qui¨¦n reduce su consumo y qu¨¦ incentivos tiene para hacerlo?
?Es un buen acuerdo para Espa?a?
El Gobierno espa?ol llegaba a esta negociaci¨®n en una posici¨®n de dif¨ªcil equilibrio. Por un lado, como titular de la presidencia de turno del Consejo de la UE, ten¨ªa que empujar para que se lograse un acuerdo antes de que terminara el a?o, un objetivo que se ha conseguido. Por otro, su vocaci¨®n prorrenovable le hac¨ªa ser mucho m¨¢s proclive a medidas que garantizasen una correcta retribuci¨®n de las tecnolog¨ªas limpias de almacenamiento (como las centrales de bombeo o las bater¨ªas, llamadas a jugar un papel clave en las pr¨®ximas d¨¦cadas) que a ayudar al carb¨®n o a la nuclear. Madrid tambi¨¦n aspiraba, al menos en un principio, a modificar el actual sistema marginalista de fijaci¨®n de precios, algo que fue descartado por la Comisi¨®n y por la mayor¨ªa de pa¨ªses. En estos flancos, el ¨¦xito es mucho menor: ha importado m¨¢s lograr un acuerdo que el tipo de acuerdo, con cesiones importantes a pa¨ªses como Francia, gran adalid continental de la energ¨ªa at¨®mica.
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