Los recortes de petr¨®leo de la OPEP se interponen en el camino de los bancos centrales
El crudo acumula ya una subida de casi el 20% desde finales de 2023, tanto por los tijeretazos de oferta del cartel como por los ataques ucranios sobre instalaciones petroleras rusas
Todo parece dispuesto para que los dos mayores institutos emisores del mundo, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal, empiecen a bajar los tipos de inter¨¦s en junio tras varios retrasos respecto al calendario inicial. Sin embargo, alguien amaga con interponerse en su camino: la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP), el cartel sectorial, que con sus repetidos recortes artificiales de producci¨®n est¨¢ elevando el precio del crudo muy por encima de donde deber¨ªa estar por fundamentales de oferta y demanda. Un factor a que en las ¨²ltimas se ha sumado otro: los ataques ucranios con drones sobre infraestructuras petroleras rusas, un pa¨ªs que ¡ªaunque sancionado por Occidente¡ª sigue siendo clave en el equilibrio petrolero mundial.
El petr¨®leo es un elemento particularmente peliagudo en el siempre dif¨ªcil cubo de Rubik de los ¨ªndices generales de precios (IPC), los que marcan el diapas¨®n de los bancos centrales a la hora de subir o bajar el precio del dinero. Lo es tanto por condici¨®n de insumo energ¨¦tico clave, con impacto sobre toda la cadena de precios, como por la incapacidad absoluta de modificar su comportamiento en Occidente: con las ¨²nicas excepciones de Estados Unidos, Canad¨¢ y el Noruega, los mayores exportadores de crudo del mundo est¨¢n en Oriente Pr¨®ximo y en Am¨¦rica Latina, y agrupados en torno a la OPEP+, la versi¨®n ampliada del cartel. Aunque el crudo caro se deja sentir en todos los pa¨ªses consumidores ¡ªEE UU y China incluidos¡ª, el golpe es particularmente notable en la eurozona, hist¨®ricamente mucho m¨¢s sensible a lo que ocurre en el bazar mundial del crudo.
Pese a la correcci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas, a la que ha contribuido la petici¨®n de Washington a Kiev para que deje de bombardear instalaciones petroleras rusas en aras de evitar que el precio siga descontrol¨¢ndose (y complicando a la Fed), el brent acumula un alza de casi el 20% en poco m¨¢s de tres meses. Aunque todav¨ªa lejos del m¨¢ximo del a?o pasado, a finales de septiembre ¡ªcuando el crudo lleg¨® a irse a casi 100 d¨®lares¡ª el alza supone una reversi¨®n de la tendencia anterior, en la que todas las partidas energ¨¦ticas ¡ªcrudo incluido¡ª ca¨ªan. Ya no es as¨ª: aunque el gas y, sobre todo, la electricidad, siguen presionando el IPC a la baja, los carburantes han ganado enteros en la lista de preocupaciones del BCE y de la propia Fed. En un momento clave: cuando afrontan la llamada ¨²ltima milla en su lucha contra la inflaci¨®n.
Cualquier aumento en el precio del petr¨®leo se traslada, en cascada, a los precios de pr¨¢cticamente todos los bienes de consumo. Los m¨¢s afectados son, l¨®gicamente, los automovilistas y los usuarios de medios de transporte colectivo con precios no regulados, como el avi¨®n o los autobuses de larga distancia. Pero no solo: el encarecimiento de la gasolina y el di¨¦sel termina alcanzando, tambi¨¦n, al precio final de pr¨¢cticamente todos los lineales ¡ªsobre todo, de los alimentos¡ª justo cuando la cesta de la compra empezaba a dar tregua.
Aunque el petr¨®leo no es ni mucho menos la ¨²nica variable que interact¨²a, el aterrizaje de los precios se ha estancado en EE UU en los dos ¨²ltimos meses, con un descenso menor de lo que anticipaba el mercado. Reviviendo, a su vez, dos voces: la de los halcones moderados ¡ªque apuntan a una inflaci¨®n m¨¢s pegajosa de lo esperado¡ª y la de los halcones radicales ¡ªque siguen estirando el paralelismo con el episodio de los a?os setenta, cuando los previos resurgieron con fuerza cuando los bancos centrales empezaron a aflojar la soga de los tipos¡ª.
Jorge Le¨®n, vicepresidente de la consultora especializada Rystad Energy tras varios a?os en la sala de m¨¢quinas de la OPEP, cree, sin embargo, que la sangre no llegar¨¢ al r¨ªo. Su previsi¨®n pasa por un brent en ¡°niveles a¨²n elevados¡± en la segunda mitad de 2024, ¡°pero sin pasar de los 90 d¨®lares por barril de manera sostenida¡±.
En ese escenario, Le¨®n cree que el impacto sobre la inflaci¨®n ser¨¢ ¡°limitado¡±: pese a las subidas recientes, dice, el precio del petr¨®leo sigue sin ser ¡°particularmente alto, sobre todo si miramos de d¨®nde venimos¡± y, en todo caso, ¡°no suficiente para obligar a cambiar su plan de acci¨®n¡± en las pr¨®ximas decisiones de tipos. Es decir, que la bajada de junio sigue al alcance de la mano y, con ella, el alivio en el bolsillo de los hipotecados. ¡°Para que el crudo tuviera un efecto muy significativo sobre la inflaci¨®n y sobre las decisiones de tipos, el barril se tendr¨ªa que ir de nuevo por encima de los 100 d¨®lares¡±. Algo que pr¨¢cticamente nadie contempla. Al menos por ahora.
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