M¨¢s absentismo, menos productividad
Entre 2014 y 2022 el absentismo europeo aument¨® un 0,6% anual, mientras que el espa?ol lo hizo en 2,1 puntos anuales
Vuelve el debate sobre el absentismo laboral. Las propuestas de reducir jornada y de sustituir las bajas m¨¦dicas por auto-bajas autom¨¢ticas del afiliado (hasta tres d¨ªas) lo han relanzado.
Es un debate encendido. Empresas, patronales, mutuas e institutos vinculados enfatizan la p¨¦rdida de productividad causada por el absentismo. Cierto, pero debe matizarse. En el sentido de que la productividad del factor capital y no la del trabajo es la principal causa del retroceso de la productividad total espa?ola, en un 7,3% desde el inicio de siglo: por la baja inversi¨®n, la preferencia hacia la inmobiliaria sobre la tecnol¨®gica, o la escasez de la dedicada a activos intangibles (Observatorio BBVA/IVIE, enero 2024).
En su l¨ªnea, el ¨²ltimo informe del grupo Adecco (4 de abril) eval¨²a en el 7,2% el absentismo, a final de 2023, contra un 4,1% en 2013. Ello supondr¨ªa un coste de 25.326 millones de euros entre cotizaciones empresariales y pagos de la Seguridad Social. La asociaci¨®n de mutuas AMAT denuncia los ¡°lunes negros¡±, en que 1,5 millones de personas faltar¨ªan a su puesto de trabajo. Y cifra en su informe sobre 2022 los costes de su principal motivo (la incapacidad temporal) en la fara¨®nica cifra de 119.151 millones, sumando el directo, el indirecto y el de oportunidad.
Los sindicatos replican que el coste social del ¡°presentismo¡± es muy superior al econ¨®mico del ¡°absentismo¡±: este supuso una p¨¦rdida de cerca de un 2,5% del PIB europeo en 2010, mientras que aquel fue superior, pues ¡°casi 4 de cada 10 trabajadores europeos acudieron a su puesto estando enfermos¡± (Health and well-being at work, Eurofound).
Argumentan, sobre todo, que hay que diferenciar ¡°ausencia¡± legal y justificada de ¡°absentismo¡±. Y que las bases de las estimaciones realizadas por sus rivales son incorrectas y exageradas, pues suelen referirse a las horas no trabajadas. Incluyendo las que no deben computarse por su pleno respaldo legal y social (vacaciones, permisos por matrimonio, maternidad/paternidad¡).
La aproximaci¨®n m¨¢s solvente se centra en las ausencias por incapacidad temporal, como propone el estudio de Umivale/IVIE (Espa?a lidera el absentismo laboral por incapacidad temporal en Europa, febrero de 2024). Muy severo, pero menos tr¨¢gico que otros, recopila que entre 2014 y 2022 el absentismo europeo aument¨® un 0,6% anual (un total del 30% en ocho a?os), mientras que el espa?ol lo hizo en 2,1 puntos anuales, duplic¨¢ndose en el mismo per¨ªodo, hasta el 4,1%. Y que en el tercer trimestre de 2023 alcanz¨® al 5,5% del total de trabajadores. Induciendo un gasto p¨²blico del 1,4% del PIB anual (solo por debajo de Alemania, Holanda y Suecia), por el 1,2% en el conjunto de la UE.
Quiz¨¢ lo m¨¢s preocupante sea el largo plazo de esas bajas. Durante la covid fueron m¨¢s de 118.000 quienes ¡°faltaron¡± m¨¢s de 100 d¨ªas; al inicio de 2022, bajaron a algo m¨¢s de 62.000; y en 2023 volvieron a superar los 100.000. No se ha trabajado bastante en la exploraci¨®n de las causas de esta alza y en el peso de cada una.
Pero agentes implicados y expertos suelen coincidir en el colapso o largas listas de los servicios m¨¦dico-sanitarios, que tardan en diagnosticar; en el aumento de los problemas de salud mental; en los bajos niveles de seguridad laboral; y en la permanencia de bajas discutibles y a¨²n fraudulentas. El informe de evaluaci¨®n del Pacto de Toledo sobre los a?os 2011 a 2015 estim¨® una horquilla de un 40% a un 45% de bajas irregulares. Hay tarea.
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