Serratosa: el ocaso de la gran saga industrial valenciana
El concurso de acreedores de la antigua Uralita muestra la crisis que atraviesa el otrora imperio familiar
Antes de que Juan Roig se convirtiera en el patr¨®n que es hoy, Emilio y Jos¨¦ Serratosa Ridaura fueron los grandes empresarios valencianos. No proced¨ªan de la alta aristocracia de la burgues¨ªa local ni llegaron a reunir tanto dinero como algunos promotores inmobiliarios, pero su vocaci¨®n industrial, la obsesi¨®n por conservar su independencia en la gesti¨®n de las compa?¨ªas y su inicial acierto inversor hicieron de ambos un referente. La solicitud hace unas semanas del concurso de acreedores por parte de ?Coemac (la antigua Uralita), la ¨²ltima gran empresa industrial de los Serratosa, cierra aquella etapa. Aunque una de las ramas de la familia, encabezada por Pablo Serratosa Luj¨¢n, dirige a trav¨¦s de la sociedad Zriser un pr¨®spero negocio.
Los Serratosa ¡ªEL PA?S se puso en contacto con varios miembros de la familia, pero declinaron participar en este reportaje¡ª empezaron a erigir su imperio hace un siglo. En 1917, Jos¨¦ Serratosa Nadal y su futuro suegro, Rafael Ridaura, fundaron Valenciana de Cementos Portland sobre una antigua f¨¢brica de cal. A principios de los a?os ochenta, la compa?¨ªa se hab¨ªa convertido en la mayor exportadora mundial del producto. Y a finales de esa d¨¦cada, los Serratosa protagonizaron una dur¨ªsima batalla, ya con la siguiente generaci¨®n al frente, representada por los hermanos Emilio y Jos¨¦ Serratosa Ridaura, contra Mario Conde. El presidente de Banesto quer¨ªa sacar a Bolsa una sociedad con las participaciones del banco, entre las que figuraba Valenciana de Cementos. Los Serratosa se opusieron y, en coordinaci¨®n con sus aliados en la empresa, se lanzaron a comprar acciones de la compa?¨ªa, mientras el banco hac¨ªa lo mismo. La familia valenciana gan¨® el pulso y frustr¨® los planes de Conde.
Poco despu¨¦s, los Serratosa se vieron empujados a vender su participaci¨®n en Valenciana de Cementos a Cemex por la crisis de su aliado interno en la empresa, el grupo noruego Aker. Tras la operaci¨®n, los hermanos separaron el patrimonio y sus caminos. Jos¨¦ (figura en la lista de morosos con Hacienda) y sus hijos, los Serratosa Caturla, canalizaron sus inversiones a trav¨¦s de la sociedad Electra. Y Emilio y los suyos, los Serratosa Luj¨¢n, crearon Nefinsa, que tuvo una trayectoria m¨¢s exitosa e hizo que esta rama pasara a ser identificada como los Serratosa.
Hoy tiene 83 a?os y lleva tiempo alejado de los negocios, pero quienes trabajaron a su lado aseguran que Emilio Serratosa sol¨ªa decir que a ¨¦l lo que de verdad le gustaba era entrar en una f¨¢brica. Su preferencia por la producci¨®n industrial, su falta de inter¨¦s por las participaciones sin capacidad de mando y la especulaci¨®n inmobiliaria contribuyeron a definir su altura como empresario. Tambi¨¦n lo llevaron a dar pasos que, vistos con distancia, parecen errores. Unas decisiones en las que influyeron sus descendientes, llegados a los puestos de mando con una filosof¨ªa parecida. ¡°Quer¨ªan demostrar que no eran herederos, sino empresarios gestores, una nueva generaci¨®n de los Serratosa¡±, afirma una persona que trabaj¨® estrechamente con Emilio Serratosa.
Sus hijos recibieron una formaci¨®n excelente. Y Nefinsa busc¨® equipos directivos muy cualificados, encarg¨® planes estrat¨¦gicos a las grandes consultoras e invirti¨® en sectores que en aquel momento eran emergentes, como la telefon¨ªa m¨®vil (Nefitel), la energ¨ªa renovable (Gamesa) y el transporte a¨¦reo regional (Air Nostrum, que lleg¨® a un acuerdo de franquicia con Iberia). En paralelo, vendieron sus participaciones en algunas empresas en las que no ten¨ªan la gesti¨®n aunque eran minas de oro. La principal fue la embotelladora de Coca-Cola Colebega, de la que ten¨ªan un 20%, pero tambi¨¦n se desprendieron de su parte en el Complejo Medioambiental de Andaluc¨ªa, el mayor dep¨®sito de residuos industriales de Espa?a, situado en Nerva (Huelva). Su mayor plusval¨ªa se la proporcion¨® la venta del 21% de Gamesa, con la que ganaron 680 millones de euros.
Compra envenenada
Para entonces, los Serratosa, muy aficionados a la caza, ya se hab¨ªan cobrado la pieza envenenada que ha acabado por golpear en la l¨ªnea de flotaci¨®n de su imperio, Uralita, el grupo de materiales de construcci¨®n fundado en 1909 por el empresario catal¨¢n Josep Maria Roviralta. La fase inicial de la adquisici¨®n, en 2002, fue la primera opa hostil en salir adelante en Espa?a y constituy¨® un ¨¦xito. Nefinsa invirti¨® 200 millones de euros en comprar el 35% de las acciones (reuni¨® el 43%) e inici¨® su reestructuraci¨®n. La segunda fase de la compra result¨®, en cambio, letal. En 2007, Nefinsa desembols¨® 500 millones de euros en una segunda opa y se hizo con el 80% de los t¨ªtulos de Uralita. Meses antes, en una entrevista con este peri¨®dico, Javier Serratosa, presidente del grupo, confiaba en que la estabilidad del mercado europeo y la pujanza del ruso les permitir¨ªa doblar las exportaciones. Poco despu¨¦s estall¨® la crisis financiera y el sector inmobiliario cay¨® por un precipicio arrastrando a Uralita.
El protocolo familiar de Nefinsa estaba considerado un modelo de buenas pr¨¢cticas. Contemplaba, por ejemplo, que antes de incorporarse a la empresa, los miembros de la familia ten¨ªan que haber pasado un tiempo trabajando fuera. Tambi¨¦n preve¨ªa que cualquier miembro del clan pod¨ªa irse en cualquier momento llev¨¢ndose su parte. Esto ¨²ltimo salv¨® de la ca¨ªda a tres de los hijos de Emilio Serratosa, Pablo, Ana y Bego?a, que abandonaron Nefinsa y crearon Zriser. Pero su marcha, por discrepancias sobre la pol¨ªtica de inversiones a las puertas de la segunda opa sobre Uralita, abri¨® un enorme agujero en Nefinsa, que pas¨® a ser propiedad del patriarca y sus hijos Javier (el primog¨¦nito) y Gonzalo (el m¨¢s joven) en el momento en que m¨¢s iba a necesitar capital.
Antes de la crisis, Nefinsa se hab¨ªa desprendido de las empresas de Uralita que no consideraba estrat¨¦gicas, como Energ¨ªa e Industrias Aragonesas. En los a?os siguientes tuvo que vender casi todas las dem¨¢s: las f¨¢bricas de aislantes, fibra de vidrio, yesos y tejas, hasta quedarse ¨²nicamente con el negocio de tuber¨ªas, y ello porque una reclamaci¨®n de Tragsa le impidi¨® cerrar su traspaso. Los Serratosa tambi¨¦n se vieron forzados a vender Air Nostrum, una compa?¨ªa que quer¨ªan especialmente y que se qued¨® Carlos Bertomeu, hasta entonces consejero delegado de la aerol¨ªnea.
Adem¨¢s del hundimiento de la construcci¨®n y la presi¨®n de los bancos que hab¨ªan financiado la segunda opa, Uralita (llamada desde 2015 Coemac) tuvo que afrontar un goteo de condenas por las enfermedades contra¨ªdas por decenas de sus trabajadores expuestos al amianto. El producto cancer¨ªgeno, muy utilizado en Espa?a durante un siglo, fue prohibido en 2002, el mismo a?o en que la familia valenciana se hizo con el control de Uralita. El 30 de enero, Coemac comunic¨® a la CNMV que no pod¨ªa ¡°generar la suficiente liquidez para hacer frente¡± a las condenas ¡ªla ¨²ltima, en noviembre, ascendi¨® a 3,5 millones de euros¡ª y hab¨ªa solicitado el concurso voluntario de acreedores.
Los hermanos que dejaron Nefinsa en 2007 para constituir Zriser, sociedad liderada por Pablo Serratosa, perdieron unos 100 millones de euros con su primera apuesta industrial, la compa?¨ªa de paneles solares Siliken, que no resisti¨® la competencia china y el recorte de las ayudas a las renovables. Pero la sociedad, de la que en 2011 se desvincul¨® Bego?a Serratosa, se recuper¨®. Hoy est¨¢ organizada en cuatro divisiones ¡ª?inmobiliaria, gesti¨®n de fondos, participaciones industriales y tecnol¨®gicas¡ª y en 2018 gan¨® 6,9 millones de euros.
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