Retos frente a la pobreza
Junto al ingreso m¨ªnimo vital, son imprescindibles medidas que permitan la vuelta a un empleo a los m¨¢s vulnerables
Nuestro pa¨ªs no presenta un panorama alentador con respecto a los niveles de pobreza de la ciudadan¨ªa: una de cada cinco personas vive en riesgo de pobreza. Esta situaci¨®n contrasta con la de la mayor¨ªa de nuestros vecinos europeos: en Portugal, el riesgo de pobreza afecta al 16%, en Alemania al 15% y en Francia al 14%. Adem¨¢s, el panorama no ha hecho sino empeorar tras la llegada de la pandemia, pues como casi todas las crisis, ha afectado desproporcionadamente a los colectivos m¨¢s vulnerables.
?Pero por qu¨¦ ocurre esto en nuestro pa¨ªs? La primera respuesta, aunque no la ¨²nica, ha de encontrarse en las altas tasas de desempleo que soportamos. Existe una relaci¨®n fuertemente positiva entre no tener empleo y estar en situaci¨®n de pobreza. De hecho, el riesgo de ser pobre se duplica en el caso de las personas en desempleo. Aun as¨ª, con gran preocupaci¨®n, estamos observando c¨®mo desde el inicio de la recuperaci¨®n de la Gran Recesi¨®n, all¨¢ por 2014, algunas personas no consiguen salir de la pobreza incluso aunque logren acceder a un empleo. Esto se debe a la gran precariedad laboral a la que se enfrentan, caracterizada por contratos con un bajo n¨²mero de horas, alta inestabilidad y bajos salarios por hora. Esto tiene mucho que ver, por un lado, con factores productivos, como la poca incidencia del sector industrial o la alta presencia de actividades de bajo valor a?adido en el sector servicios, pero se debe, sobre todo, a factores normativos. Mientras que en otros pa¨ªses, ante cambios en la actividad econ¨®mica, se ajusta la cantidad de trabajadores mediante medidas de flexibilidad interna que preserven en lo posible el empleo, en nuestro pa¨ªs se hace mediante la contrataci¨®n temporal y el despido. Estos ajustes producen una volatilidad perversa pr¨¢cticamente ¨²nica en nuestro entorno que, adem¨¢s, afecta, no ¨²nica pero s¨ª primordialmente, a los colectivos en situaciones de riesgo de pobreza y de exclusi¨®n social.
Para conocer qui¨¦nes son los colectivos m¨¢s pobres en nuestro pa¨ªs, la Fundaci¨®n ISEAK ha elaborado un Observatorio de Pobreza y Desigualdad. Destacan, sobre todo, las personas que carecen de un empleo, inmigrantes, personas con un nivel educativo b¨¢sico y tambi¨¦n quienes residen en hogares monoparentales o con un gran n¨²mero de hijos. Por el contrario, la pobreza afecta en mucha menor medida a colectivos como las personas jubiladas o las parejas que no tienen hijos.
Por otra parte, el desigual reparto de la pobreza tambi¨¦n alcanza la dimensi¨®n territorial. El Observatorio destaca c¨®mo las tasas de pobreza se distribuyen claramente seg¨²n un eje norte-sur, donde el sur se lleva la peor parte. Por dar algunas cifras, en algunas comunidades como Pa¨ªs Vasco y Navarra el riesgo de pobreza afecta al 10% de su poblaci¨®n, mientras que otras como Extremadura, Canarias y Andaluc¨ªa triplican esas tasas. Otro dato muy relevante, y que complementa al anterior, es la intensidad o el grado de pobreza de las personas pobres. Desde un punto de vista social, es importante conocer cu¨¢nto les falta a los colectivos pobres para salir de esta situaci¨®n. En ese sentido, es llamativo que el contraste norte-sur que se observa previamente se desdibuja. Regiones como el Pa¨ªs Vasco y Navarra que destacan por la baja incidencia de la pobreza sufren, sin embargo, una intensidad mayor que otras regiones como Extremadura o Andaluc¨ªa. Esto demuestra que las personas pobres en estas regiones, si bien son pocas, viven en situaciones de clara exclusi¨®n social.
?Y c¨®mo abordamos este preocupante panorama social? No hay recetas m¨¢gicas, el problema es complejo y tiene numerosas dimensiones. Sin duda, la medida m¨¢s urgente es paliar la extrema pobreza de los colectivos m¨¢s vulnerables. Para ello es necesario hacerles llegar una renta que les permita alcanzar unos ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades b¨¢sicas. Este ha sido precisamente el objetivo del Ingreso M¨ªnimo Vital, aprobado en plena pandemia sanitaria. El Observatorio de la Fundaci¨®n ISEAK tambi¨¦n analiza hasta qu¨¦ punto esta herramienta consigue erradicar la extrema pobreza en cada comunidad aut¨®noma. Dado que el nivel de ingresos de cada regi¨®n var¨ªa notablemente y la cantidad otorgada de IMV es la misma en todo el pa¨ªs, su alcance en la erradicaci¨®n de la pobreza tambi¨¦n difiere en cada comunidad aut¨®noma. Por otro lado, la regla con la que se aumenta la cantidad IMV seg¨²n crece el tama?o del hogar es diferente a la utilizada en la literatura acad¨¦mica por la cual se definen los umbrales de pobreza. Por estos dos motivos encontramos que, salvo en Extremadura, donde la gran mayor¨ªa de los hogares que reciben el IMV logran salir de la extrema pobreza, y los hogares m¨¢s peque?os ¡ªespecialmente los monoparentales¡ª de regiones como Andaluc¨ªa, Murcia y Ceuta, en el resto de comunidades el IMV no logra sacar de la extrema pobreza a pr¨¢cticamente ning¨²n tipo de hogar. Si bien es cierto que su grado de pobreza se reduce notablemente, en especial en los hogares de menor tama?o. Ese es, de hecho, su mayor logro.
No queremos finalizar sin destacar la necesidad de acompa?ar este tipo de transferencias con medidas que permitan, en lo posible, la vuelta a un empleo. Una adecuada activaci¨®n a los colectivos vulnerables es el ¨²nico camino para que la pobreza se convierta en un fen¨®meno residual. Este es el gran reto al que nos enfrentamos como sociedad. Nos hallamos ante una transformaci¨®n estructural derivada del cambio tecnol¨®gico y clim¨¢tico que ofrece numerosas oportunidades, pero tambi¨¦n exige retos complejos. Sin duda, uno de ellos pasa por acompasar las transformaciones productivas con un mecanismo eficaz de formaci¨®n, adaptaci¨®n y recualificaci¨®n de la ciudadan¨ªa.
Sara de la Rica, Luc¨ªa Gorj¨®n y Ainhoa Vega pertenecen a la Fundaci¨®n ISEAK
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.