Rusia pone a prueba el milagro econ¨®mico de Europa del Este
La entrada en la UE hace 18 a?os ha impulsado el crecimiento en los pa¨ªses del antiguo bloque sovi¨¦tico, pero la invasi¨®n de Ucrania es un foco de gran incertidumbre
Un solo movimiento, la invasi¨®n de Ucrania, decretado por un solo hombre, el aut¨®crata ruso Vlad¨ªmir Putin, ha cambiado el horizonte de expectativas de toda una regi¨®n. Nadie lo ten¨ªa en su hoja de coordenadas hace unos meses, pero lo improbable ya es un hecho. Y Europa Central y del Este, protagonista de uno de los grandes milagros econ¨®micos ¡ªy de convergencia¡ª de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, ya lo sufre. En un oc¨¦ano de incertidumbre, hay al menos dos cosas claras: incluso si Mosc¨² se frena en Ucrania, el milagro de crecimiento perder¨¢ impulso; y la brecha abierta entre los pa¨ªses que entraron a la Uni¨®n Europea en 2004 ¡ªLituania, Letonia, Estonia, Polonia, Hungr¨ªa, Rep¨²blica Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre¡ª y los que se quedaron fuera ¡ªMoldavia, Georgia y la propia Ucrania¡ª crecer¨¢, a merced de una potencia agresiva como Rusia.
El caso que probablemente mejor explique la bifurcaci¨®n de caminos entre los que accedieron a la UE y los que se quedaron literalmente a las puertas es el de Polonia ¡ªel m¨¢s grande de cuantos entraron al club comunitario hace 18 a?os¡ª y Ucrania ¡ªel mayor de los que qued¨® fuera¡ª: ambos ten¨ªan un PIB similar en 1990 y tres d¨¦cadas despu¨¦s, en 2020, el primero triplicaba al segundo a pesar de tener una poblaci¨®n sustancialmente menor. ¡°?Tres veces!¡±, dec¨ªa quien, por aquel entonces, ocupaba la presidencia del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, en una extra?a concesi¨®n para la exaltaci¨®n bajo su inconfundible rictus impasible. En plena crisis financiera y con los movimientos euroesc¨¦pticos empezando a asomar la cabeza, trataba as¨ª de poner en valor la diferencia entre encontrar acomodo bajo el paraguas comunitario o quedarse a la intemperie. Lejos de quedar ah¨ª, la brecha ha seguido creciendo mientras se cerraba su distancia frente al resto de la UE: diez a?os despu¨¦s, la econom¨ªa polaca cuadruplica en tama?o a la ucraniana con seis millones de habitantes menos. ¡°?Por cuatro!¡±, se podr¨ªa decir pidiendo prestadas las exclamaciones al pol¨ªtico belga.
Y en esas ha irrumpido la versi¨®n m¨¢s belicosa del Kremlin. ¡°Todav¨ªa es muy dif¨ªcil de decir qu¨¦ va a pasar, pero cualquier impacto ser¨¢ desfavorable: los altos precios de la energ¨ªa parecen inevitables y un menor comercio con Rusia es una posibilidad real¡±, apunta Andrea Boltho, profesor em¨¦rito del prestigioso Magdalen College. ¡°Tambi¨¦n afectar¨¢n negativamente un consumo y una confianza empresarial menores, sobre todo a los pa¨ªses b¨¢lticos. Es bastante deprimente¡±, a?ade. Lorenzo Codogno, ex director general del Tesoro italiano, avisa de las ¡°tensiones¡± que esto puede desatar en Eslovaquia, Letonia, Lituania, Estonia o Polonia, todos ellos con comunidades de habla rusas nada despreciables, con ¡°enormes consecuencias¡± potenciales sobre el crecimiento.
Salto cualitativo
¡°El impacto econ¨®mico es indudablemente negativo para los pa¨ªses de Europa Central y del Este¡±, sentencia Tomas Dvorak, especialista en la regi¨®n de la consultora Oxford Economics. ¡°La inflaci¨®n subir¨¢, tanto por la subida del gas natural como por el encarecimiento de los alimentos importados de Ucrania, y hay un riesgo claro de crisis humanitaria a medida que los civiles ucranianos huyan de su pa¨ªs tras la invasi¨®n¡±. Cinzia Alcidi, jefa de investigaci¨®n del centro de estudios CEPS, por su parte, alude tanto a la cercan¨ªa geogr¨¢fica a Ucrania como al ¡°recuerdo de la URSS¡±, todav¨ªa vivo en la memoria de varias generaciones.
18 a?os de integraci¨®n ininterrumpida, sin embargo, siguen pesando mucho m¨¢s que un presente y un futuro incierto. ¡°Deslumbrante¡±; ¡°historia de ¨¦xito¡±; ¡°mejora importante y significativa de los est¨¢ndares de calidad de vida¡±; ¡°convergencia heterog¨¦nea¡±. Con todas las salvedades que cabe a?adir tras la invasi¨®n de Ucrania por parte de Rusia ¡ªque no son precisamente pocas: solo Vlad¨ªmir Putin sabe qu¨¦ puede pasar a partir de ahora¡ª, la decena de economistas consultados para este reportaje ponen el ¨¦nfasis en todo lo acontecido en el grupo de pa¨ªses que convirtieron su entrada al club comunitario en el trampol¨ªn perfecto para su despegue econ¨®mico. ¡°Su desempe?o ha sido espectacular¡±, valora Fabrizio Coricelli, profesor de la Escuela de Econom¨ªa de Par¨ªs. Tanto que, dice, apenas admite pocos paralelismos con lo acontecido en los ¨²ltimos a?os en otras latitudes. ¡°Es una excepci¨®n remarcable a escala global¡±, enfatiza por correo electr¨®nico. M¨¢s a¨²n, dice, en un momento en el que ¡°no hay evidencia de convergencia entre pa¨ªses pobres y pa¨ªses ricos¡±.
Las cifras apuntalan las palabras del economista italiano: los ocho pa¨ªses que el pr¨®ximo 1 de mayo cumplir¨¢n su mayor¨ªa de edad como miembros de pleno derecho de la UE han pasado de tener una renta per c¨¢pita ¡ªya eliminado el efecto brecha de precios¡ª equivalente al 60% de la espa?ola, a rozar el 100% ¡ª95% en 2020¡ª. Y dos de ellos, Rep¨²blica Checa y Lituania ¡ªo tres, si se suma Eslovenia, en Centroeuropa¡ª, ya han superado ese umbral. Un dato m¨¢s: frente a una expansi¨®n media del PIB de la eurozona solo ligeramente superior al 1% entre 2004 y 2019 ¡ªel a?o anterior a la pandemia¡ª, los pa¨ªses de Europa Central y del Este superaron con creces el 3%. ¡°Se han beneficiado enormemente tanto de su acceso al mercado ¨²nico europeo como de su profunda integraci¨®n en las cadenas de suministro europeas y de los fondos estructurales de la UE¡±, sostiene Dvorak, de Oxford Economics.
Mientras el PIB per c¨¢pita italiano es solo un 25% superior a su nivel de hace dos d¨¦cadas y el espa?ol ha crecido en un 40%, esos ocho pa¨ªses triplican su valor inicial. ¡°Es mucho m¨¢s de lo que cab¨ªa prever y da testimonio de los enormes beneficios que implica la pertenencia a la UE y el de las reformas institucionales que se requieren para la entrada¡±, completa el acad¨¦mico de la Escuela de Econom¨ªa de Par¨ªs, coautor de un reciente estudio que concluye que los beneficios de su entrada en la UE han sido ¡°mucho mayores¡± que los obtenidos por Espa?a o Portugal. Dvorak coincide: ¡°Los resultados est¨¢n ciertamente cerca de las expectativas m¨¢s optimistas que se manejaban durante las negociaciones para la ampliaci¨®n de 2004¡å.
Pese a las reminiscencias que emanan de los ¨²ltimos acontecimientos, poco queda ya de la Europa del Este de los a?os del tel¨®n de acero; si acaso unas trazas de lo que fue, como el sucio carb¨®n polaco o las moles de viviendas ¡ªcasi todas renovadas¡ª de inconfundible est¨¦tica sovi¨¦tica. Aquel Oriente europeo se ha transformado en algo bien distinto: en tiempo r¨¦cord, la evoluci¨®n de sus capitales es palmaria, tanto en calidad de vida como en la fr¨ªa pero trascendental renta per c¨¢pita.
?Qu¨¦ factores est¨¢n detr¨¢s de este milagro econ¨®mico? La primera explicaci¨®n apunta a la potencia con la que la manguera de dinero europeo ha regado el bloque durante casi dos d¨¦cadas. Varios datos que soportan esta hip¨®tesis. En el anterior periodo presupuestario (2014-2020) las tres rep¨²blicas b¨¢lticas (Lituania, Letonia y Estonia) fueron los Estados miembros que m¨¢s dinero por habitante recibieron de los fondos de cohesi¨®n: m¨¢s de 3.000 euros cada uno. Les sigui¨® Eslovaquia, uno de los ejemplos de mayor ¨¦xito junto con Polonia. Y este ¨²ltimo fue el que m¨¢s recibi¨® en t¨¦rminos agregados: nada menos que 91.300 millones.
¡°Esto ha permitido al pa¨ªs desplegar una inversi¨®n tremenda tanto en infraestructuras como en capital humano. Pero tambi¨¦n los subsidios agrarios [no recogidos en los datos citados] han representado un apoyo masivo¡±, apunta L¨¢szl¨® Andor, excomisario europeo de la familia socialdem¨®crata, h¨²ngaro, y hoy secretario general de la Fundaci¨®n de Estudios Europeos Progresistas. En la otra orilla pol¨ªtica, la del Partido Popular Europeo, otra excomisaria, esta vez polaca, Danuta Hubner, apunta que este dinero ha sido ¡°crucial¡± en la ¡°transformaci¨®n econ¨®mica¡± de su pa¨ªs. Y se?ala que ese dinero va a continuar llegando en el periodo presupuestario abierto: 76.000 millones sin ni siquiera todos los fondos de cohesi¨®n ni lo que corresponder¨ªa por el plan de recuperaci¨®n, ahora frenado por la Comisi¨®n al no aceptar Varsovia modificar las disposiciones adoptadas que atentan contra el Estado de derecho.
Pero desde Bruselas son varias las fuentes que sit¨²an a la misma altura e, incluso por encima, la propia entrada en la Uni¨®n Europea, las reformas que eso requiere, la creaci¨®n de estructuras e instituciones de mercado o la seguridad jur¨ªdica que implica como un elemento decisivo. Sin esta transformaci¨®n, dicen, no solo no habr¨ªan llegado fondos para inversi¨®n p¨²blica sino que tampoco habr¨ªan llegado los necesarios para el cambio de piel del sector privado, como recalca Zsolt Darvas, investigador h¨²ngaro del Instituto Bruegel, el mayor think tank para asuntos europeos. Es lo que en las instituciones comunitarias califican de ¡°buena vecindad¡±, un concepto magm¨¢tico que lo aglutina pr¨¢cticamente todo: desde las condiciones institucionales, hasta las educativas y comerciales.
La inversi¨®n a espuertas tambi¨¦n se ha encontrado con una ventaja significativa: mano de obra formada, con habilidad t¨¦cnica y tradici¨®n para trabajar en los sectores que lo requer¨ªan. Y su anta?o industria pesada, de herencia sovi¨¦tica, ha dado paso a una mucho m¨¢s moderna y perfectamente ensamblada en la cadena de suministros comunitaria y, muy particularmente, alemana, cuyas empresas han visto en el Este una oportunidad de oro para rebajar sus costes laborales sin modificar ni un ¨¢pice sus est¨¢ndares de calidad y sin alejarse mucho de su mercado.
Ventajas competitivas
Esa conexi¨®n con la locomotora alemana ha dado alas a su econom¨ªa, y les ha permitido aprovechar al m¨¢ximo sus ventajas: mano de obra barata y alta cualificaci¨®n t¨¦cnica ¡ªherencia, en buena medida, de la URSS¡ª; una normativa com¨²n con el resto de la UE; y la cercan¨ªa geogr¨¢fica a uno de los mayores ejes de consumo del planeta. Dos pa¨ªses han sacado un r¨¦dito particularmente importante de su cercan¨ªa con el gran polo industrial germano, sobre el que pivota el resto de la UE: Rep¨²blica Checa y Eslovaquia, donde las automotrices han echado ra¨ªces. Otros, como los b¨¢lticos ¡ªLituania, Letonia y, sobre todo, Letonia¡ª han aprovechado su cercan¨ªa geogr¨¢fica y cultural con Suecia y el resto de Escandinavia para integrarse en sus cadenas de valor de alta tecnolog¨ªa, apunta Coricelli. Pero todos han encontrado un buen encaje para el florecimiento de su sector secundario.
Las menos de dos d¨¦cadas de sigilosa transformaci¨®n del bloque habr¨ªan tenido mucho m¨¢s lustre en cualquier otra latitud. Opacada, por un lado, por la rapid¨ªsima y estruendosa explosi¨®n de las econom¨ªas asi¨¢ticas y, por otro, por una Europa cuyo centro de gravedad sigue siendo miope en su excesiva basculaci¨®n hacia el oeste. Cuando en Par¨ªs, en Roma, en Madrid e incluso en Bruselas y Berl¨ªn se piensa en econom¨ªas de r¨¢pido crecimiento, la tentaci¨®n de mirar a los dragones asi¨¢ticos o ?frica es demasiado grande. Tanto que se tiende a pasar por alto lo evidente: que Europa cuenta con buenos ejemplos de desarrollo acelerado. Y que la velocidad de crecimiento exhibida por este en los ¨²ltimos a?os ha sido, en algunos casos, incluso m¨¢s r¨¢pida que en pa¨ªses netamente emergentes, como M¨¦xico o Brasil.
A diferencia de lo ocurrido en el arco mediterr¨¢neo, donde el monocultivo de los servicios ¡ªy, especialmente, el alto peso del turismo¡ª ha elevado el zarpazo econ¨®mico a la m¨¢xima potencia, la regi¨®n est¨¢ saliendo bastante m¨¢s airosa de la pandemia. ?Qu¨¦ explica esta relativa inmunidad tras el inevitable batacazo del confinamiento? En gran medida, su modelo de crecimiento, que descansa en buena parte en las exportaciones ¡ªde bienes, s¨ª, pero tambi¨¦n de servicios que requieren un capital humano de alta cualificaci¨®n¡ª, ha mostrado una capacidad de resistencia mucho mayor.
Su posici¨®n geogr¨¢fica ¨²nica, que a?ade evidentes riesgos desde el punto de vista geopol¨ªtico, con Vlad¨ªmir Putin siempre al acecho, tambi¨¦n le da un plus de futuro: una de las grandes lecciones de la pandemia es que depender mucho de terceros pa¨ªses para el abastecimiento de bienes clave es un error de calado. Y ah¨ª, tanto Europa del Este como Centroeuropa pueden sacar a relucir una de sus mejores credenciales: su cercan¨ªa al cliente ¨²ltimo o, al menos, las etapas finales de los procesos de ensamblaje. Coricelli ve ¡°probable¡± que la pandemia acabe convenciendo a las empresas europeas para traer de vuelta sus f¨¢bricas en Asia a estos pa¨ªses para evitar el riesgo de ruptura de las cadenas de suministro.
Como en Espa?a o Italia, en Europa Central y del Este, la nueva remesa de dinero europeo bien puede ser una segunda oportunidad para afinar su modelo de crecimiento. As¨ª lo cree, al menos, So¨¾a Muzik¨¢rov¨¢, economista jefa del centro de estudios Globsec, con sede en Bratislava, tras varios a?os en el BCE y en la OCDE. ¡°La trayectoria futura depende, en gran medida, de c¨®mo cada pa¨ªs aplique los fondos de recuperaci¨®n¡±, desliza. Su dise?o, con desembolsos condicionados a reformas, dice, obligar¨¢ a su pa¨ªs ¡ªEslovaquia, uno de los que m¨¢s r¨¢pido ha ido cerrando el diferencial de renta con la media europea¡ª y a otros muchos a aprovechar mejor este chute de subvenciones para digitalizaci¨®n, energ¨ªas renovables y proyectos de largo aliento.
Un problema grave
Un ¨²ltimo dato para la reflexi¨®n, Praga y Varsovia superan hoy en PIB por habitante (medido en paridad de poder de compra, una correcci¨®n fundamental para incorporar la diferencia de precios) a la muy burguesa Viena. Tambi¨¦n, y holgadamente, a Madrid y Berl¨ªn, seg¨²n los datos de la oficina estad¨ªstica comunitaria, Eurostat. Y Budapest est¨¢ a la altura de su antigua gemela imperial. Con niveles de desigualdad, eso s¨ª, estratosf¨¦ricos, m¨¢s propios de otras latitudes. ¡°La diferencia entre las grandes ciudades, con sus buenos servicios digitales, sus buenos restaurantes y sus lugares bonitos, y el campo, que claramente se est¨¢ quedando atr¨¢s, es enorme¡±, completa Alcidi, del CEPS. Un perfecto caldo de cultivo para el auge de un populismo autoritario y antiinmigraci¨®n que triunfa en varios pa¨ªses del bloque: ah¨ª est¨¢n los casos m¨¢s conocidos del ultraconservador polaco Andrezj Duda y, sobre todo, del h¨²ngaro Viktor Orban. Pero no solo: el esloveno Janez Jansa es, desde hace dos a?os, el mejor escudero de Orban en las cumbres europeas; y, aunque desalojado del poder por la m¨ªnima en las elecciones de octubre del a?o pasado, el magnate Andrej Babis ha aplicado durante cuatro a?os recetas no tan distintas en la Rep¨²blica Checa.
¡°El desarrollo econ¨®mico [...] ha estado estrechamente ligado a su participaci¨®n en las cadenas de valor mundiales. Su modelo de desarrollo se bas¨® en una ventaja inicial por la mano de obra relativamente cualificada pero de bajo salario, lo que permiti¨® especializarse en actividades de fabricaci¨®n¡±, concluye un reciente estudio de la Comisi¨®n Europea. ¡°Sin embargo, este modelo se enfrenta a un desaf¨ªo porque la convergencia se logra socavando uno de sus cimientos, los costes salariales son bajos. Para cambiarlo, hay que atraer actividades de m¨¢s valor a?adido¡±.
El excomisario h¨²ngaro Andor coincide con los t¨¦cnicos del Ejecutivo comunitario: en Europa Central y del Este, dice, ¡°el di¨¢logo social y la protecci¨®n laboral es mucho m¨¢s d¨¦bil que en la occidental¡±, y ¡°consecuentemente los sueldos tienen un comportamiento peor¡±. Su esperanza, a?ade, es que la directiva de la UE sobre salarios m¨ªnimos ¡°corrija esta situaci¨®n¡±. Parad¨®jicamente, la mayor oposici¨®n a este trascendental cambio normativo proviene de varios Gobiernos de la regi¨®n, que se oponen por una mezcla de ideolog¨ªa y miedo a perder el favor de los inversores. Coricelli niega la mayor: en China y otros pa¨ªses emergentes, dice, est¨¢n creciendo con fuerza y seguir¨¢n haci¨¦ndolo en los pr¨®ximos tiempos. ¡°Ajustados por productividad, los costes laborales son m¨¢s favorables all¨ª que en China¡±, concluye.
A pesar del indiscutible salto econ¨®mico de este conjunto de pa¨ªses, los mercados financieros y los inversores internacionales a¨²n encuadran al bloque Europa Central y del Este bajo el ep¨ªgrafe de ¡°emergente¡±, una etiqueta cada vez m¨¢s discutible. ¡°Eso significa que pa¨ªses como la Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa o Polonia siguen sujetos a choques de confianza, riesgo de salida de capitales y grandes fluctuaciones en el tipo de cambio¡±, apunta el checo Dvorak, de Oxford Economics. Adem¨¢s, a?ade, su vinculaci¨®n con la eurozona es tal ¡ªuna abrumadora mayor¨ªa de sus exportaciones tienen como destino final alguno de los pa¨ªses de la moneda ¨²nica¡ª que el mediocre desempe?o de la UE en los ¨²ltimos tiempos acabar¨¢ filtr¨¢ndose en sus propias econom¨ªas. Ventajas y riesgos de ligar su futuro al de un club en el que la interconexi¨®n entre pa¨ªses es m¨¢xima y la coordinaci¨®n no siempre es la mejor. ¡°La bonanza puede seguir unos a?os, 10 o 20 tal vez. Pero cada vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil mantener este ritmo¡±, avisa Darvas, de Bruegel. ¡°La convergencia no es un proceso autom¨¢tico¡±, recuerda Muzik¨¢rov¨¢m, de Globsec, en una afirmaci¨®n que suena a aviso a navegantes. ¡°Y bien puede revertirse en ausencia de reformas¡±.
El clima pol¨ªtico pone en riesgo los fondos de la UE
Hasta que el jueves pasado Mosc¨² dio la orden de invadir Ucrania por tierra, mar y aire, los riesgos que se ce?¨ªan sobre la senda de convergencia de los pa¨ªses que entraron a la UE en 2004 eran, principalmente, dos: el invierno demogr¨¢fico que se aproxima ¡ªnotablemente m¨¢s g¨¦lido en estos pa¨ªses que en el resto del bloque¡ª y el constante desaf¨ªo al Estado de derecho de un buen n¨²mero de estas capitales, que puede llevar a que el hasta ahora caudaloso r¨ªo de fondos comunitarios meng¨¹e o, en el caso m¨¢s extremo, llegue a secarse. Hay otro, siempre con el permiso del conflicto entre Rusia y Ucrania, del que nadie tiene a¨²n claro su desenlace: el alto coste de la transici¨®n verde en Estados que van uno o varios pasos por detr¨¢s del resto de la Uni¨®n. Polonia es, quiz¨¢, el caso m¨¢s paradigm¨¢tico de este problema: ?c¨®mo har¨¢ para liberarse a corto y medio plazo de la hipoteca del carb¨®n?
¡°Tienen sus propios problemas idiosincr¨¢ticos: inestabilidad pol¨ªtica, baja calidad institucional y una monta?a mucho mayor a escalar en t¨¦rminos de neutralidad de emisiones [de gases de efecto invernadero]¡±, desliza Tomas Dvorak, de Oxford Economics. Incluso cuando, hace ya m¨¢s de una semana, todos los ojos miraban a Putin para saber si iba a invadir Ucrania, una significativa sentencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea se col¨® en los titulares: los jueces daban su visto bueno al mecanismo de condicionalidad que permite a las autoridades comunitarias cerrar el grifo cuando observe derivas autoritarias y ataques al Estado de derecho en alg¨²n pa¨ªs de los 27. Aunque todav¨ªa hay m¨¢s inc¨®gnitas que certezas sobre esta herramienta, el proceso bien puede acabar con el corte de fondos, una decisi¨®n que lastrar¨ªa ¡ªy de qu¨¦ manera¡ª la o las econom¨ªas afectadas.
¡°No est¨¢ claro qu¨¦ suceder¨¢ con el nuevo mecanismo. De hecho, no es la Comisi¨®n quien acaba castigando, sino el Consejo [el foro que re¨²ne a los gobiernos nacionales de la UE], lo que abre la puerta a la politizaci¨®n de los casos¡±, describe el excomisario europeo Laszlo Andor, quien recuerda que su pa¨ªs ¡ªHungr¨ªa¡ª todav¨ªa no ha recibido ni un euro del plan de recuperaci¨®n por el choque del primer ministro Viktor Orb¨¢n con el Ejecutivo comunitario por su negativa a implantar medidas contra la corrupci¨®n. ¡°Acudir al mercado para financiar la econom¨ªa supondr¨¢ pagar m¨¢s intereses por los fondos de lo que se abonar¨ªa con los pr¨¦stamos europeos¡±, reflexiona el socialdem¨®crata en referencia a la segunda pata de las ayudas: subvenciones y cr¨¦ditos.
A¨²n m¨¢s contundente se muestra la tambi¨¦n excomisaria Danuta H¨¹bner, en este caso polaca: ¡°Si esta sentencia acaba con que Polonia no reciba fondos de recuperaci¨®n [Varsovia tambi¨¦n est¨¢ a la espera] tendr¨¢ un impacto negativo en el desarrollo del pa¨ªs. Pero incluso si hay cambios en la pol¨ªtica del gobierno con el Estado de derecho, hay reformas, los jueces [castigados] vuelven a sus puestos y se aprueba el plan, habremos perdido un a?o respecto a otros pa¨ªses, como Espa?a. Y no hay mucho tiempo para invertir ese dinero¡±, lamenta la ahora eurodiputada del Partido Popular Europeo.
Luego est¨¢ ¡ªde nuevo con el permiso de Rusia¡ª la madre de todas las batallas, que pr¨¢cticamente toda Europa, tal vez con Francia como ¨²nica excepci¨®n, deber¨¢ librar en los a?os venideros: el envejecimiento de su poblaci¨®n y la dram¨¢tica descompensaci¨®n de su pir¨¢mide demogr¨¢fica. Pero, a diferencia del resto, en los pa¨ªses del centro y el oriente del Viejo Continente, este es un proceso acelerado: est¨¢n pasando, en tiempo r¨¦cord, de ser sociedades relativamente j¨®venes a tener grandes cohortes poblacionales a un paso de la jubilaci¨®n o directamente retiradas. En parte, por la emigraci¨®n de d¨¦cadas atr¨¢s; en parte, por el hundimiento de sus tasas de fertilidad, que est¨¢n entre las menores de la Uni¨®n Europea. Esto se ve con claridad al comparar a Espa?a, un pa¨ªs que tambi¨¦n tiene tasas de natalidad rid¨ªculas, y Polonia: a finales del siglo pasado ambos pa¨ªses ten¨ªan unos 40 millones de habitantes; ahora Espa?a tiene algo m¨¢s de 47 millones y Polonia sigue anclada en las cifras de hace d¨¦cadas. Todo, pese a haber recibido bastante inmigraci¨®n desde Ucrania: de los 820.000 extranjeros inscritos en la Seguridad Social polaca en 2021, 600.000 proced¨ªan del vecino del este, cuantifica H¨¹bner.
Pensiones
El invierno demogr¨¢fico tiene dos vectores econ¨®micos indiscutibles. Primero, una presi¨®n extra sobre sus sistemas de pensiones, uno de los talones de Aquiles de sus Estados de bienestar, escu¨¢lidos al lado del de sus socios occidentales. Segundo, una mano de obra cada vez m¨¢s escasa en pa¨ªses que la necesitan para mantener el vigor de sus manufacturas. ¡°Es un factor muy negativo, que lastra su desarrollo futuro¡±, sostiene Cinzia Alcidi, jefa de investigaci¨®n de CEPS.
En la Rep¨²blica Checa, por ejemplo, ya hay m¨¢s vacantes que personas en busca de un empleo. Y eso tiene impacto sobre la competitividad de la que hab¨ªan hecho bandera durante a?os: la escasez de trabajadores subraya Dvorak, mete presi¨®n sobre los salarios y limita la capacidad de su industria para capturar los segmentos de mayor valor a?adido de las cadenas de suministro. La inmigraci¨®n, dice, se erige en ¨²nica alternativa posible a corto plazo. Pero ser¨¢ un camino de espinas: en pa¨ªses en los que los discursos nacional-populistas han encontrado tierra f¨¦rtil, es material inflamable de primera categor¨ªa. Para H¨¹bner, la pol¨ªtica antimigratoria deja a su pa¨ªs, Polonia, ante un panorama ¡°sombr¨ªo¡±. Tambi¨¦n a Hungr¨ªa, que est¨¢ discurriendo por los mismos derroteros. ¡°Repensar¡± esta pol¨ªtica y ampliar las medidas de natalidad es un imperativo: de lo contrario, zanja la eurodiputada conservadora, ¡°la demograf¨ªa ser¨¢ una bomba retardada sobre el futuro¡±.
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