Gigantes digitales y poder
O Europa act¨²a o el valor de la innovaci¨®n con apoyo p¨²blico terminar¨¢ en las cuentas de empresas globales
Sin duda, uno de los efectos m¨¢s determinantes de la irrupci¨®n de las plataformas digitales es su tendencia a la concentraci¨®n: la ausencia de costes de transacci¨®n y las econom¨ªas de escala sit¨²an a la econom¨ªa digital en un contexto en el que, como habitualmente se se?ala, ¡°el ganador se queda con todo¡±. Y es as¨ª como ocurre. Por poner solo algunos ejemplos, el 75% de las visitas a tiendas de comercio electr¨®nico se dirigen a la plataforma de Amazon. Entre Google y Facebook controlan el 53% de los ingresos por publicidad online en el mundo, el 90% de las b¨²squedas digitales se desarrollan en Google y el 73% del tr¨¢fico generado por las redes sociales se da en Facebook. El 99% de los tel¨¦fonos m¨®viles del mundo llevan un sistema operativo de Apple o de Google.
Las consecuencias sobre la competencia de estos niveles de concentraci¨®n son controvertidas, pues si bien a simple vista podr¨ªa asegurarse que ejercen un dominio de mercado lo suficientemente evidente, no falta quien rebate esta opini¨®n se?alando que siempre existe la posibilidad no de competir en el mercado, sino de competir por el mercado, siguiendo la teor¨ªa que populariz¨® el economista Schumpeter, al promover innovaciones que pudieran sustituir r¨¢pidamente unas empresas por otras. As¨ª, por ejemplo, pocos hubieran dudado del poder de mercado del sistema operativo Symbian, que en 2005 manten¨ªa una cuota del 51% del total de terminales, y que 10 a?os m¨¢s tarde hab¨ªa pr¨¢cticamente desaparecido. En otras palabras, hablar de competencia y poder de mercado en la econom¨ªa digital no es tan f¨¢cil como pudiera parecer.
En cualquier caso, en la actualidad, este poder de mercado existe, y, con ¨¦l, aparecen nuevas f¨®rmulas de extracci¨®n de valor y de abuso de posici¨®n dominante, particularmente cuando hablamos de sistemas operativos que act¨²an como porteros ¡ªgatekeepers¡ª de las aplicaciones que podemos instalar en nuestros dispositivos. Si pr¨¢cticamente el 100% de los terminales utilizan Android o iOS, la consecuencia es que dos firmas ¡ªApple y Google¡ª controlan el acceso a todas las aplicaciones que utilizamos diariamente, al establecer las condiciones de entrada, requisitos de calidad, sistemas de pago y otras muchas caracter¨ªsticas a las aplicaciones que nos encontramos en sus correspondientes stores. Esta posici¨®n de dominio absoluto del mercado es un terreno abonado para pr¨¢cticas de abuso de posici¨®n dominante, como lo son el establecer un precio abusivo por los servicios de transacci¨®n ¡ªhasta un 30% de los ingresos de las aplicaciones¡ª o mantener la obligatoriedad de utilizar sus propios sistemas de pago. Los desarrolladores no tienen m¨¢s remedio que hacer frente a estos peajes abusivos, pues no hay m¨¢s alternativa que utilizar el canal proporcionado por el propio sistema operativo.
Esta situaci¨®n ya ha llamado la atenci¨®n de numerosas autoridades de competencia, as¨ª como del Senado estadounidense. En la Uni¨®n Europea, la Comisi¨®n ya mult¨® a Google por abuso de mercado y en estos momentos se est¨¢ elaborando una legislaci¨®n que tiene como objetivo regular esta funci¨®n de portero para evitar que la posici¨®n dominante incluya pr¨¢cticas abusivas en el mercado de las aplicaciones digitales. Pero si la aprobaci¨®n de la regulaci¨®n del mercado digital ¡ªconocida como DMA por sus siglas en ingl¨¦s¡ª es importante, m¨¢s lo es a¨²n su aplicaci¨®n efectiva: ser¨¢n las autoridades de competencia y los gobiernos nacionales los que deban velar porque las reglas de un acceso justo y transparente a los usuarios se convierta en una realidad. Algo que no siempre ocurre, como en Pa¨ªses Bajos, donde, pese a la multa impuesta por la autoridad de competencia, Apple se las ha ingeniado para mantener gran parte de sus pr¨¢cticas inc¨®lumes. La experiencia en otros pa¨ªses, como Corea del Sur, indica que existen v¨ªas para mitigar los obst¨¢culos que suponen estos cuellos de botella para el desarrollo de nuevas empresas digitales. Tanto la Comisi¨®n Europea como los Estados miembros deben prestar atenci¨®n a este problema. De lo contrario, gran parte del valor generado por a?os de innovaci¨®n y emprendimiento con apoyo p¨²blico y privado terminar¨¢ en las cuentas de empresas globales cuyo m¨¦rito principal es tener las llaves de la puerta que lleva a los clientes.
Jos¨¦ Mois¨¦s Mart¨ªn es economista y consultor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.