La industria de los cruceros vuelve a coger la ola
Los puertos espa?oles reactivan la demanda este verano gracias a unos precios contenidos tras la pandemia
Hacía tiempo que no se veían en los puertos espa?oles tantas ciudades flotantes de vacaciones con capacidad para 7.000 pasajeros y 2.500 tripulantes. Los cruceros vuelven a atracar en sus amarres con la misma intensidad o más que antes de la pandemia. Durante 2020, Espa?a fue uno de los países que los alejó de sus costas por seguridad sanitaria. “Pudimos operar en Italia, Grecia y Malta y pusimos en marcha un protocolo sanitario que luego sirvió de base a la industria y que seguimos utilizando hoy”, recuerda Fernando Pacheco, director general de MSC Cruceros en Espa?a. “Hasta que en 2021 el Gobierno permitió los cruceros no volvimos a sacar los barcos de los puertos espa?oles, y si en 2020 nuestra facturación fue cero, en 2021 estuvo a un tercio sobre la de 2019″, explica.
Pero este verano las cosas van a ser muy diferentes. La demanda es muy fuerte, sobre todo para las salidas desde Espa?a e Italia, sostiene Pacheco. MSC Cruceros espera saltar de los 60.000 pasajeros que embarcaron en territorio nacional el pasado ejercicio a los 150.000 de 2022. Para ello, la naviera internacional ha programado más salidas desde Espa?a. Ya en invierno lanzó dos desde Barcelona en lugar de una y la clientela respondió; los barcos de 4.000 y 5.000 plazas se llenaron, aunque su capacidad estaba limitada al 70%, indica. Ahora no hay límites, y con una demanda que recobra el pulso previo a la covid la compa?ía ha puesto más barcos en Espa?a (ha sacado cuatro de los astilleros y duplicado sus rutas desde Barcelona y Valencia) y ha abierto más puertos: Málaga, Alicante y Santa Cruz de Tenerife.
“Los resultados están siendo muy buenos. Vendemos más que antes de la pandemia”, asegura Pacheco, que habla de una explosión de la demanda tras la Semana Santa. “Los cruceros por el Mediterráneo, el Adriático y los fiordos se han recuperado muy bien. Sin embargo, los de las capitales bálticas, donde San Pertersburgo es un puerto muy demandado y hemos eliminado del recorrido, se están viendo muy afectados por el conflicto bélico. Y al Caribe todavía le cuesta porque a los europeos les sigue dando miedo coger un avión”, prosigue el director general de MSC, que ha rebajado entre el 10% y el 15% los precios de 2019 (una semana cuesta de media cerca de 1.000 euros por persona en pensión completa) para “despertar la demanda”.
Quiebra de Pullmantur
La quiebra de Pullmantur durante la pandemia y unos precios contenidos, que, al contrario que en casi toda la industria turística, no han subido desde el verano de 2019, según recalcan las navieras, son dos de los ingredientes que están propiciando el buen comportamiento de las firmas de cruceros, multinacionales en su mayoría, que fueron probablemente las empresas turísticas más afectadas por la covid. Y que, a la vista de las dificultades que se están dando en el mar Báltico y en Asia, han desplazado sus macrobuques hacia el Mediteráneo. “La reactivación de la industria de cruceros es una realidad y Espa?a va a desempe?ar un papel fundamental en ella al ser uno de los destinos más demandados de Europa este a?o”, se?ala por correo electrónico Luigi Stefanelli, director general de Costa Cruceros para Espa?a y Portugal.
El sector facturaba antes de la crisis sanitaria 6.000 millones de euros en Espa?a, que es el segundo mercado receptor de Europa y el cuarto emisor, según Alfredo Serrano, director de CLIA (Cruise Lines International Association) en el país. En 2019 se embarcaron en cruceros desde los puertos nacionales 550.000 pasajeros. De acuerdo con las previsiones de Serrano, en 2022 no se recuperarán esas cifras pese al estupendo verano que se prevé; habrá que esperar a 2023.
De los 335 buques cruceros que navegan anualmente por el mundo, más de la mitad lo hacen por aguas mediterráneas y pasan por Espa?a; de hecho, Barcelona es el primer puerto europeo para el sector, con entre 700 y 800 escalas. Y es la base de Royal Caribbean Internacional, donde la multinacional estadounidense “coloca sus mejores barcos, los más grandes y nuevos”, asegura Sergio Arévalo, su responsable de ventas en Espa?a. “Lo que responde a la apuesta de la compa?ía por el mercado espa?ol, que está ganando encanto”, a?ade. De hecho, si hasta ahora las nacionalidades preponderantes de sus pasajeros eran estadounidense, británica y espa?ola, este a?o se han cambiado las tornas y son espa?ola, francesa e italiana. Igual que ocurre en Costa Cruceros.
Royal Caribbean también ha incrementado sus escalas en puertos nacionales, a Barcelona y Palma de Mallorca, y ha sumado Málaga e Ibiza. “El a?o 2022 está siendo especial para las navieras en Europa. El 55% de los viajeros elige el Mediterráneo occidental”, afirma Arévalo, que espera que el número de pasajeros en Espa?a pase de los 40.000 de 2019 a los 60.000 de este a?o. La naviera ha mantenido sus precios previos a la pandemia en unos 140 euros diarios “para ayudar al sector a retomar la actividad”. Y ni siquiera el encarecimiento del combustible se lo está impidiendo por ahora, ya que sus contratos a largo plazo (de 6 a 48 meses) aún no se ven afectados por la escalada. Algo que repite Stefanelli: “El incremento de los precios del petróleo está afectando especialmente a las aerolíneas y los cruceros. Pero, por el momento, hemos conseguido mantener unas tarifas muy competitivas”. Costa Cruceros recibirá 148 escalas en Barcelona este verano, frente a las 38 de 2021. Y Valencia pasará de 6 a 58 escalas.
Odio a las ciudades flotantes
Mientras no había turistas, ha estado latente la turismofobia. Y ahora ha despertado, sostiene el director de CLIA, Alfredo Serrano. A su juicio, achacar a los cruceros el problema de la masificación es un error. “En Barcelona, solo el 8% de los visitantes son cruceristas y aportan más del 20% del gasto. Hay que medir la calidad frente a la masificación y actuar en consecuencia”, dice [en referencia a las críticas de la alcaldesa de Barcelona]. En Baleares, la industria ha acordado con el Gobierno limitar a tres cruceros diarios las escalas en Palma, explica.
El sector, no obstante, está avanzando en eficiencia para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, “con cada barco de nueva generación se gana un 25% de eficiencia”, dice Serrano. Actualmente las navieras, que pretenden llegar a 2050 con emisiones netas cero de carbono, construyen 78 buques en Europa con una inversión de 40.000 millones de euros con vistas a 2027, cuando el 66% de la flota estará equipada para conectarse a la red eléctrica. Más de la mitad serán propulsados por gas natural licuado.
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