Ucrania pone a Europa frente al espejo: Bruselas ahora quiere sus propias armas
Bruselas busca aprovechar el aumento del gasto militar para fomentar su industria de guerra, pero no ser¨¢ nada f¨¢cil
La madrugada del 24 de febrero de 2022 no fue el inicio de la guerra en Ucrania. Las Fuerzas Armadas de media Europa ya estaban en alerta desde que, en 2014, los hombrecitos verdes (soldados rusos con uniformes sin insignias) invadieron y ocuparon la pen¨ªnsula de Crimea y partes de las provincias ucranias de Donetsk y Lugansk, manteniendo desde entonces un conflicto armado permanente en el que, seg¨²n Naciones Unidas, perdieron la vida m¨¢s de 14.000 personas. Para los ucranios, la invasi¨®n de febrero no fue sino la confirmaci¨®n definitiva de una amenaza que muchos de ellos consideraban existencial desde su propio d¨ªa de la independencia, hace m¨¢s de 30 a?os.
¡°Hasta 2014, cuando se pensaba en las guerras que los pa¨ªses europeos deb¨ªan luchar, se entend¨ªa que hab¨ªa que luchar contra el terrorismo¡±, explica por tel¨¦fono Lucie B¨¦raud-Sudreau, directora del programa de gasto militar y producci¨®n de armamento del Instituto Internacional de Investigaci¨®n para la Paz de Estocolmo (SIPRI, en sus siglas en ingl¨¦s). ¡°Crimea cambi¨® esas prioridades. De una guerra expedicionaria se pas¨® a otra de defensa territorial. Pero la urgencia se not¨® de maneras distintas. No era lo mismo la que ten¨ªa Espa?a que la que tienen los pa¨ªses fronterizos con Rusia¡±.
Y eso se apreci¨® en el dinero dedicado por los pa¨ªses europeos a sus Fuerzas Armadas. Entre 2014 y 2020, los ej¨¦rcitos de la OTAN aumentaron sus presupuestos en 14.000 millones de d¨®lares; en 2019, el gasto militar en la Alianza Atl¨¢ntica super¨® por primera vez el bill¨®n de d¨®lares, cantidad de la que no ha vuelto a bajar. Y, lo m¨¢s importante: si en 2014 solo 3 de los entonces 28 miembros de la OTAN superaban el 2% del PIB en gasto militar, ese n¨²mero hab¨ªa pasado a 10 (de 30) en 2020. La Comisi¨®n Europea quiere aprovechar este fuerte aumento del gasto militar para desarrollar su propia industria armament¨ªstica, pero el camino no se antoja f¨¢cil.
La puesta en marcha de lo que desde Mosc¨² se ha dado en llamar una ¡°operaci¨®n militar especial¡± (y en la que las estimaciones m¨¢s conservadoras calculan que han muerto m¨¢s de 40.000 personas, entre civiles y militares), no obstante, ha supuesto un salto cuantitativo y cualitativo en la respuesta europea a la ofensiva rusa. Occidente ha respondido enviando dinero, ayuda humanitaria y armamento a Ucrania. Sin embargo, los pa¨ªses de la UE han sido mucho m¨¢s generosos en lo primero que en lo ¨²ltimo. Hasta agosto, seg¨²n el Instituto Kiel para la Econom¨ªa Mundial, los Veintisiete hab¨ªan mandado aproximadamente 7.500 millones de euros en material militar, una tercera parte de lo que ha enviado EE UU.
Y esto es porque la Uni¨®n Europea, en su conjunto, se ha puesto a mirar su capacidad de respuesta ante una operaci¨®n armada contra su territorio. Y aunque estaba sobradamente advertida de ello, lo que ha visto no le ha gustado. ¡°Los ej¨¦rcitos europeos han sido vaciados y descritos como ej¨¦rcitos bons¨¢i: parecen de verdad, pero se han encogido como versiones en miniatura¡±, afirm¨® el mes pasado el alto responsable de la pol¨ªtica com¨²n y seguridad de la UE, Josep Borrell. Citando al jefe del Estado Mayor de la Defensa franc¨¦s, Thierry Burkhard, Borrell record¨® que el Ej¨¦rcito franc¨¦s nunca hab¨ªa sido tan peque?o desde 1945 y que la fuerza a¨¦rea hab¨ªa recortado en un 30% su flota desde 1996.
Pol¨ªtica de compras
¡°El sistema de adquisici¨®n de la industria europea se ha orientado a satisfacer las capacidades militares asociadas con crisis internacionales y misiones de paz¡±, explica F¨¦lix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano. ¡°La defensa fronteriza no entraba en el planteamiento estrat¨¦gico, as¨ª como las inversiones en defensa territorial¡±.
Con el objetivo definido por la Alianza Atl¨¢ntica en su documento final de la cumbre de Madrid en la mano, los pa¨ªses europeos deben actuar y actuar ahora. El centro del compromiso est¨¢ en ampliar los grupos de respuesta r¨¢pida situados en la frontera rusa de grupos de batalla (m¨¢s o menos del tama?o de un batall¨®n espa?ol) a brigadas, hasta un total de 300.000 efectivos. ¡°Donde y cuando sea necesario, respaldados por refuerzos de confianza r¨¢pidamente disponibles, equipo preposicionado y comando y control mejorados¡±, explica el documento. ¡°Mejoraremos nuestros ejercicios de defensa colectiva para estar preparados para operaciones de alta intensidad y garantizar que podemos reforzar a cualquier aliado en poco tiempo¡±. ¡°Nuestros ej¨¦rcitos deben poder manejar tanto la defensa territorial como la guerra asim¨¦trica fuera de nuestras fronteras¡±, consider¨® en su d¨ªa Borrell. ¡°Tenemos que hacer eso en el marco de la OTAN, de hecho, y m¨¢s cuando casi todos los Estados miembros de la UE ahora son miembros [de la Alianza]¡±.
Todo esto est¨¢ por encima de las capacidades actuales de la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la OTAN, que se han comprometido a compensar el tiempo perdido y a elevar su gasto militar a un 2%, y los que ya destinaban esa cifra han garantizado que aportar¨¢n a¨²n m¨¢s. Algunos, como los pa¨ªses b¨¢lticos, se han puesto como objetivo cumplir con sus planes a finales de este a?o o en el que viene. Otros pretenden llegar all¨ª a finales de esta d¨¦cada, como Espa?a.
No basta, sin embargo, con dinero. ¡°Para ahorrar gastos, muchos ej¨¦rcitos hab¨ªan reducido stocks, especialmente en los equipos m¨¢s caros¡±, recuerda Arteaga. ¡°Mientras hab¨ªa situaciones de misiones internacionales, todos confiaban en que alguien les prestara de su dotaci¨®n. Pero ahora ya no se trata de material para misiones voluntarias, ahora tienen la obligaci¨®n de tener ese equipamiento. La UE ahora va a necesitar hacer un esfuerzo para comprar material moderno¡±.
Adem¨¢s, la Comisi¨®n Europea, como en otros ¨¢mbitos, quiere que el dinero que pone tenga un prop¨®sito. Bruselas ha visto en la respuesta el¨¦ctrica de los pa¨ªses europeos a la invasi¨®n de Ucrania una oportunidad para ejercitar su m¨²sculo geopol¨ªtico. ¡°Tambi¨¦n debemos poder confiar m¨¢s en nosotros mismos y demostrar nuestra responsabilidad estrat¨¦gica cuando nuestros intereses de seguridad est¨¢n en juego en nuestras fronteras y m¨¢s all¨¢¡±, sigui¨® afirmando Borrell. ¡°Esta es la raz¨®n por la cual los Estados miembros de la UE deben invertir mejor y juntos y cooperar mucho m¨¢s en defensa¡±. ¡°El primer movimiento que pretende la Comisi¨®n es reforzar las capacidades estrat¨¦gicas de forma que se pueda enfrentar a unas amenazas que se preve¨ªan y que se han materializado¡±, apunta Jes¨²s S¨¢nchez, presidente y consejero delegado de Thales Espa?a.
Y es m¨¢s: la Comisi¨®n est¨¢ buscando la manera de incorporar esta oleada de gasto militar para reforzar la industria de defensa europea, un negocio que, seg¨²n la patronal continental ASD, factur¨® 119.000 millones de euros en 2020 y daba trabajo directamente a 462.000 personas. Especialmente cuando gran parte de la industria est¨¢ especializada en productos de alta tecnolog¨ªa que son exportables y forman parte de la econom¨ªa del conocimiento y la t¨¦cnica que desde Bruselas se busca impulsar. ¡°Lo que ha demostrado la historia reciente es que todo lo militar siempre es civil, y todo lo civil es tambi¨¦n militar¡±, se?ala por tel¨¦fono ?ngel Escribano, presidente de Escribano Mechanical and Engineering.
El problema fundamental est¨¢ en que la industria europea, salvo excepciones, no est¨¢ acostumbrada a trabajar como tal. ¡°A pesar de que el sector es, por norma general, competitivo, existen lagunas¡±, explicaba un informe acerca de la industria europea de defensa, publicado por la Comisi¨®n en abril. ¡°Las empresas todav¨ªa est¨¢n estructuradas principalmente en el ¨¢mbito nacional, benefici¨¢ndose de una estrecha relaci¨®n con los gobiernos. Esta estructura del mercado, combinada con un bajo gasto de inversi¨®n, ha dado como resultado que varios actores operen en mercados peque?os y, por lo tanto, produzcan vol¨²menes peque?os. Una serie de pasos de consolidaci¨®n nacional y europeo han estado muy por debajo de la consolidaci¨®n industrial estado?unidense¡±.
Hist¨®ricamente, esta independencia se debe a razones de seguridad nacional y, en muchos casos, al orgullo de cada pa¨ªs fabricante. Pero en las ¨²ltimas d¨¦cadas, tambi¨¦n pesa que la producci¨®n de defensa se ha convertido en el ¨²ltimo refugio de sectores industriales que no pueden competir en el mercado civil. Y eso son puestos de trabajo, en algunos casos en regiones deprimidas, y, en consecuencia, una patata caliente pol¨ªtica que los Estados evitan tocar. ¡°Los ministerios no est¨¢n interesados en fomentar la tecnolog¨ªa ni la industria militar, sino las capacidades militares nacionales¡±, afirma Arteaga.
Competencia interna
Adem¨¢s, est¨¢ la competencia que se hace dentro de la propia UE. Seg¨²n ASD, el 80% de la industria est¨¢ concentrada en seis pa¨ªses, cinco de ellos en la Uni¨®n Europea (Alemania, Espa?a, Francia, Italia y Suecia) y otro reci¨¦n salido de ella (Reino Unido). ¡°El problema para las industrias y los Estados es en qu¨¦ eslab¨®n de la cadena de valor quieren estar¡±, apunta Arteaga. ¡°Si hay una competencia por el mercado europeo, ahora mismo los ¨²nicos que est¨¢n en condiciones de competir son las grandes, y todas van a coger el dinero y forrar su cuenta de resultados¡±.
Los seis grandes productores de la UE son los llamados ¡°pa¨ªses de declaraci¨®n de intenciones¡± porque son los que tienen la capacidad de integrarse en consorcios internacionales. Y estos consorcios compiten entre s¨ª. El ejemplo m¨¢s claro en este momento es el de los cazas de sexta generaci¨®n. En 2019, Espa?a se incorpor¨® al programa europeo Futuro Sistema A¨¦reo de Combate, en el que tambi¨¦n est¨¢n empresas alemanas y francesas. Hay otro proyecto, tambi¨¦n llamado Futuro Sistema A¨¦reo de Combate, centrado en el Reino Unido y en el que tambi¨¦n participan Italia y Suecia, miembros de la UE.
¡°Cada pa¨ªs quiere su propio sistema¡±, explica por tel¨¦fono Jan Wille, socio de Strategy&, el equipo de consultor¨ªa estrat¨¦gica global de PwC. ¡°Hay cooperaci¨®n entre empresas, pero esta cooperaci¨®n siempre es temporal. Cortamos los programas en trozos para dar trabajo a cada uno de los socios. El Eurofighter tiene cuatro ordenadores de control de vuelo, y cada uno de ellos, el elemento m¨¢s importante del avi¨®n, se hace en un pa¨ªs distinto¡±.
¡°La beneficiada es la industria estadounidense como Lockheed, porque todos quieren el F-35¡å, se?ala Wille. ¡°La industria europea no se est¨¢ beneficiando de este aumento de los gastos. Por el contrario, est¨¢ fragmentada¡±. La industria estadounidense es el ejemplo, la competencia y la pesadilla de los fabricantes europeos, respaldada por un gigantesco gasto militar, superior en t¨¦rminos absolutos al de cualquier pa¨ªs europeo.
¡°La industria europea es una de las m¨¢s capaces, pero los estadounidenses van por delante porque uno recoge en relaci¨®n con lo que siembra¡±, considera Escribano. ¡°Ellos dicen ¡®vamos a comprar el nuevo veh¨ªculo de combate¡¯, sacan un programa, y gastan millones de d¨®lares. Europa gasta 10 veces menos, por un suponer¡±. Ese potent¨ªsimo gasto militar permite adem¨¢s a las empresas privadas estadounidenses ver el lado de defensa de sus negocios como un respaldo a su negocio civil, y no al rev¨¦s. Boeing pudo entrar de lleno en el negocio de los reactores civiles gracias al respaldo financiero que le supon¨ªa su posici¨®n como fabricante militar. ¡°La mayor parte de las industrias de defensa europea dependen, sobre todo, de su negocio civil, salvo algunas excepciones¡±, recuerda Arteaga. ¡°Si el sector civil se desvincula del militar porque no le resulta atractivo, el proceso de innovaci¨®n puede acabar en fracaso¡±.
Porque Estados Unidos, adem¨¢s, invierte mucho m¨¢s en innovaci¨®n que las Fuerzas Armadas europeas. Y la sinergia con el sector privado y las universidades es uno de los factores de un mecanismo de producci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica que desde Bruselas se ve con admiraci¨®n. ¡°La idea es invertir en espacio, seguridad, defensa, no por los outputs que produce, sino porque en el proceso hay unas sinergias entre el sector industrial y el civil que mejoran la capacidad tecnol¨®gica, aumentan las econom¨ªas de escala y permitir¨ªan desarrollar productos mejores¡±, se?ala Arteaga. ¡°Pero en la industria de defensa ese riesgo es algo que no se quiere asumir, y el sector privado pide compartir riesgos. La Comisi¨®n se ha ofrecido a compartirlos¡±, a?ade.
Sobre todo, las econom¨ªas de escala les permiten tener productos antes y a menor precio que los europeos. Y, en las urgencias provocadas por la invasi¨®n rusa, lo ya disponible es lo m¨¢s valioso. ¡°Muchos pa¨ªses del este compraron armamento estadounidense porque estaba disponible¡±, recuerda B¨¦raud-Sudreau. ¡°Los proyectos europeos son m¨¢s a largo plazo¡±. ¡°Si de lo que se trata es de material ¨²til para Ucrania, lo l¨®gico es comprar lo que est¨¢ en la estanter¨ªa¡±, considera Arteaga. Ante todo esto, los esfuerzos de la Comisi¨®n son un primer paso, pero, seg¨²n los expertos, insuficiente. ¡°La Comisi¨®n ha acertado en el diagn¨®stico, pero las medidas que ha tomado est¨¢n en rodaje o en cuesti¨®n¡±, afirma Arteaga. ¡°Hay una distancia entre lo que se dice y lo que se hace. En el plano operativo, todos esos grandes equipos, todos los multiplicadores, no est¨¢n todav¨ªa en manos europeas¡±.
Integraci¨®n
La integraci¨®n de las empresas es, coinciden todos, fundamental. ¡°Europa cuenta, afortunadamente, con un sector de defensa competitivo en el panorama mundial¡±, apuntan desde Airbus. ¡°Pero el progreso vendr¨¢ condicionado, en ¨²ltima instancia, por nuestra capacidad para forjar unas estrechas alianzas estrat¨¦gicas, sobre las que se han basado los ¨¦xitos de nuestro sector en el pasado¡±.
Una cosa, al menos, es favorable: Estados Unidos, aun con la apuesta industrial de Joe Biden, no quiere desanimar las ambiciones de la industria europea. ¡°El objetivo estadounidense es China¡±, recuerda B¨¦raud-Sudreau. ¡°Quiere que los europeos se pongan de su parte contra Rusia¡±. Una de las esperanzas es que, como se hizo con las vacunas en 2020, Europa apueste por la compra conjunta de material. Pero las expectativas no son muy halag¨¹e?as. ¡°Va a ser poco dinero y hay mucha oposici¨®n de los Estados¡±, apunta Arteaga. ¡°Adem¨¢s, hay mucha renuencia estructural: las empresas de defensa tienen dificultades de acceder a financiaci¨®n¡±. Seg¨²n este experto, las empresas de defensa est¨¢n etiquetadas de tal forma en los ¨ªndices ¨¦ticos (cada vez m¨¢s importantes) que los inversores las ven con recelo.
¡°Vamos demasiado despacio¡±, sentencia Wille. ¡°Promover la cooperaci¨®n es la idea clave. Tras la invasi¨®n de Crimea, la Comisi¨®n se puso como plazo 2032, 18 a?os. Han pasado seis y no hemos avanzado lo suficiente. Necesita ser m¨¢s proactiva y poner m¨¢s presi¨®n¡±. ?C¨®mo se cambia esa din¨¢mica? ¡°La experiencia es que a Bruselas se la escucha cuando pone dinero¡±, comenta Arteaga. ¡°Para una situaci¨®n de guerra como la de Ucrania hace falta una econom¨ªa de guerra. Como no se ha hecho eso ni se va a hacer, especulo que, lo que va a pasar, como se hizo en 2014, las realidades, las elecciones, las situaciones econ¨®micas ser¨¢n las que realmente pesen. Las inversiones reales ser¨¢n principalmente en programas viejos o en compras nacionales. En lugar de producir juntos, cada uno va a intentar sostener su industria. Pero a lo mejor me llevo una sorpresa¡±. ¡°Los obst¨¢culos van a venir de la propia industria¡±, apunta B¨¦raud-Sudreau. ¡°La pregunta es qui¨¦n va a hacer qu¨¦. Deber¨¢ ayudar el que los Estados miembros son en su mayor¨ªa parte de la OTAN¡±.
Un punto de inflexi¨®n con el Gobierno dividido
En 2022, Espa?a cumpli¨® 40 a?os desde su adhesi¨®n a la Alianza Atl¨¢ntica. Originalmente, la pasada cumbre de Madrid ten¨ªa previsto servir de conmemoraci¨®n de la efem¨¦ride ¡ªque, en su momento, fue pol¨ªticamente muy disputada¡ª, pero la eclosi¨®n de la guerra de Ucrania convirti¨® lo que iba a ser un evento importante en uno de los puntos de inflexi¨®n de la historia de la OTAN.
Y, tambi¨¦n, puso el foco en la voluntad y la capacidad de Espa?a de responder a los nuevos desaf¨ªos que la invasi¨®n de Ucrania impone a los socios, tanto de la Uni¨®n Europea como de la Alianza Atl¨¢ntica. La ¨²ltima revisi¨®n de la Estrategia de Seguridad Nacional, aprobada en diciembre del a?o pasado, hace solo una menci¨®n de pasada a la posibilidad de la defensa territorial y a la renovaci¨®n de los arsenales, con otros objetivos, que siguen siendo importantes, como la ciberseguridad y la desinformaci¨®n como prioridades. En ese sentido, Espa?a busc¨® (y, en gran medida, obtuvo) confirmaci¨®n de la OTAN de que, aun con el auge de la amenaza en la frontera oriental, no se descuidar¨ªa el flanco sur, la frontera que corresponde cuidar a Espa?a.
Durante la cumbre, el Gobierno espa?ol prometi¨® aumentar el gasto militar hasta el 2% del PIB hasta 2029, pero la cifra es enga?osa. Hasta que se empiecen realmente a modernizar las Fuerzas Armadas espa?olas, primero hay que rellenar lo que se ha enviado a Ucrania y compensar d¨¦cadas de desinversi¨®n. ¡°Tapar agujeros¡±, respondi¨® a este peri¨®dico un mando militar cuando se le pregunt¨® en qu¨¦ usar¨ªan las Fuerzas Armadas el aumento presupuestario.
Al menos, est¨¢ el consuelo de que no se parte de cero. Seg¨²n la patronal Tedae, el sector en Espa?a factur¨® 11.594 millones de euros en 2021 (de lo que un 47% se exporta) y proporciona casi 50.000 empleos directos. ¡°La situaci¨®n de la industria es evidentemente positiva¡±, explica el presidente de Tedae, Ricardo Mart¨ª Flux¨¢. ¡°El punto de inflexi¨®n fue en los a?os ochenta, cuando entramos en los grandes consorcios internacionales¡±.
Sin embargo, la industria espa?ola es m¨¢s que los consorcios internacionales. Como en otros sectores, las pymes representan un papel fundamental en el sector. El 72% de las empresas son peque?as y medianas y se extienden por todos los ¨¢mbitos, desde turbinas de ¨²ltima generaci¨®n hasta raciones de campa?a, pasando por sistemas de control de artiller¨ªa y calzado. ¡°Los grandes consorcios ayudamos a las peque?as empresas¡±, explica Mart¨ª Flux¨¢. ¡°Uno puede tener un centenar de compa?¨ªas en uno de ellos¡±.
Para F¨¦lix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, la industria nacional sufre de problemas similares a los de los otros grandes pa¨ªses europeos: un mercado muy cerrado, poco financiado y muy fluctuante, dependiente m¨¢s de objetivos pol¨ªticos que militares. ¡°El objetivo es integrarse en cadenas europeas de valor, que liderar¨¢n los grandes campeones nacionales¡±, apunta. ¡°Si ese hueco no se garantiza, los pa¨ªses seguir¨¢n poniendo dinero para mantener empleos y conservar capacidad industrial. Lo que se quiere es integrar empresas en ese tejido. En la pr¨¢ctica, solo entran las que ya est¨¢n integradas¡±. ¡°Necesitamos tener previsibilidad, y eso se ha de reflejar en los Presupuestos¡±, complementa Mart¨ª Flux¨¢. ¡°No solo hay que invertir m¨¢s. Hay que hacerlo mejor¡±. En julio, el Consejo de Ministros aprob¨® un cr¨¦dito extraordinario de 1.000 millones de euros para el Ministerio de Defensa. Pero, para cumplir con esos objetivos, el primer escollo est¨¢ en los Presupuestos Generales del Estado.
Comunicaci¨®n err¨¢tica
Y es aqu¨ª donde entra la principal dificultad: convencer a una buena parte de la ciudadan¨ªa de los efectos positivos del gasto militar, en especial cuando la crisis econ¨®mica marca otras prioridades. ¡°Ni la inflaci¨®n ni el desempleo se van a resolver sembrando Europa con m¨¢s ojivas nucleares o con m¨¢s buques de guerra¡±, afirm¨® en junio en el Congreso de los Diputados Gerardo Pisarello, de En Com¨² Podem, partido que forma parte de la coalici¨®n de gobierno, lo que da se?al de lo complicadas que van a ser las negociaciones.
¡°No hemos sido capaces de comunicar bien lo que hacemos¡±, apunta Mart¨ª Flux¨¢. ¡°Este es un problema com¨²n a pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses europeos. Nuestro sector es resiliente a las crisis. El empleo que creamos es de calidad y est¨¢ bien remunerado¡±. ¡°En Espa?a, el sector de la defensa tiene un inmenso potencial tractor y de generaci¨®n de valor a?adido¡±, consideran por correo electr¨®nico desde Airbus. ¡°El gasto en defensa es ¨²til porque estamos fortaleciendo los valores democr¨¢ticos de Espa?a¡±, explica por tel¨¦fono Francisco Javier Romero, director de Estrategia de Navantia.
¡°Tenemos que quitarnos los prejuicios de pa¨ªs¡±, apunta ?ngel Escribano, presidente de Escribano Mechanical and Engineering. ¡°Hay que empezar a colaborar m¨¢s en serio y creerse m¨¢s las cosas. Todo el mundo se lo tiene que creer¡±, subraya.
Y, sobre todo, como en muchas otras industrias, insistir en que el producto espa?ol es comparable o mejor que otros de fuera. ¡°La mayor fortaleza que tenemos en Espa?a es la capacidad de adaptaci¨®n, la capacidad de colaboraci¨®n, reinventarnos a diario si es necesario¡±, apunta Jes¨²s S¨¢nchez, presidente de Thales Espa?a. ¡°Nuestra debilidad m¨¢s importante es que, siendo capaces de ser de los buenos, despu¨¦s no nos creemos capaces o nos vemos inferiores a otros. Posiblemente, uno de los mayores problemas que podemos tener es que teniendo las generaciones m¨¢s preparadas, no seamos capaces de creernos igual de buenos que los dem¨¢s¡±.
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