EE UU quiere que las grandes empresas paguen el cambio clim¨¢tico

Ah¨ª sigue el carb¨®n. Los esc¨¦pticos temen que el plan estadounidense de recurrir a los mercados voluntarios de carbono para acelerar la transici¨®n energ¨¦tica en los pa¨ªses pobres no sea m¨¢s que un lavado ecol¨®gico. Pero si se hace de la forma correcta, podr¨ªa ayudar a los mercados en desarrollo a cerrar uno de los mayores emisores de carbono del mundo: las centrales el¨¦ctricas alimentadas por carb¨®n. El plan, conocido como el Acelerador de la Transici¨®n Energ¨¦tica (ATE), fue presentado esta semana en la conferencia COP27 de Naciones Unidas por John Kerry, el enviado de Estados Unidos para el clima, en colaboraci¨®n con la Fundaci¨®n Rockefeller y la Bezos Earth Fund.

El premio es considerable. Elizabeth Yee, de la Fundaci¨®n Rockefeller, afirma que sus modelos muestran que se podr¨ªan movilizar hasta 130.000 millones de d¨®lares de aqu¨ª a 2030. Seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, las centrales el¨¦ctricas de carb¨®n producen cada a?o la quinta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, m¨¢s que ninguna otra fuente.

Los mercados voluntarios de carbono, donde las empresas obtienen cr¨¦ditos de emisi¨®n a cambio de canalizar dinero a los pa¨ªses pobres que reducen su producci¨®n de carbono, con frecuencia han estado plagados de fraudes y doble contabilidad. Muchos detractores creen que los pa¨ªses ricos tendr¨ªan que desembolsar ellos mismos el dinero para cerrar las centrales de carb¨®n, o gravar a las empresas de combustibles f¨®siles para obtener ese dinero.

Lamentablemente, conseguir dinero adicional, sobre todo de EE UU, es dif¨ªcil, y lo ser¨¢ a¨²n m¨¢s despu¨¦s de las elecciones al Congreso de esta semana. Por eso tambi¨¦n tiene sentido conseguir aportaciones voluntarias de las grandes empresas para ayudar a cerrar las centrales de carb¨®n, pero solo si reducen sus propias emisiones lo m¨¢s r¨¢pido posible. Bank of America, Microsoft y PepsiCo han mostrado su inter¨¦s.

Los socios del ATE han aprendido la lecci¨®n tras los errores anteriores. Prometen que el dinero se emplear¨¢ en los pa¨ªses que establezcan planes generales para la transici¨®n de sus sectores energ¨¦ticos. Este enfoque ¡°jurisdiccional¡± est¨¢ pensado para impedir que surjan nuevas centrales de carb¨®n donde se hayan cerrado. Nigeria y Chile quieren participar. Pero persisten las dudas. Una de ellas es que el ATE no ha establecido sus criterios sobre qu¨¦ se considera una compensaci¨®n. ?Por qu¨¦ no adherirse a los elevados criterios que est¨¢ desarrollando la Iniciativa de Integridad de los Mercados de Carbono Voluntarios?

Otro motivo de preocupaci¨®n es que el ATE prev¨¦ usar el dinero no solo para cerrar centrales de carb¨®n, sino tambi¨¦n para potenciar las renovables. Los pa¨ªses necesitan dinero barato para acelerar el despliegue de la energ¨ªa solar y e¨®lica. Ahora bien, construir una planta solar no reduce las emisiones en la misma medida que cerrar una planta de carb¨®n.

Los socios del ATE reconocen que su plan no est¨¢ perfilado del todo. Eso es bueno. Si hacen caso a las cr¨ªticas constructivas, su plan podr¨ªa ayudar a hacer realidad la aspiraci¨®n de eliminar totalmente el carb¨®n que se plante¨® en la anterior COP26.

PARA M?S INFORMACI?N: BREAKINGVIEWS.REUTERS.COM. Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducci¨®n es responsabilidad de EL PA?S