Excedentes empresariales
Pese a la acumulaci¨®n de super¨¢vits, la inversi¨®n productiva sigue rezagada frente a Europa
La inversi¨®n productiva, uno de los principales condicionantes de los niveles de vida de nuestro pa¨ªs, arrastra un d¨¦ficit preocupante desde la crisis financiera. El esfuerzo inversor se sit¨²a sistem¨¢ticamente por debajo de la media europea: el gasto en maquinaria, equipamiento y productos de la propiedad intelectual, es decir la parte m¨¢s transformadora de la inversi¨®n que se obtiene descontando la construcci¨®n, solo alcanza el 9,5% del PIB, un punto menos que la UE (media del periodo 2015 hasta el tercer trimestre del 2022).
Y esto es sin tener en cuenta la inversi¨®n en ¡°intangibles¡±, como la adopci¨®n de m¨¦todos eficientes de gesti¨®n empresarial, donde la brecha es probablemente a¨²n mayor ¡ªsi bien con grandes diferencias entre sectores y empresas¡ª. La tendencia m¨¢s reciente es positiva, con un incremento vigoroso de la inversi¨®n productiva en lo que va de a?o, pero todav¨ªa insuficiente para recuperar el terreno perdido y as¨ª converger en renta per capita con los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros en un horizonte previsible.
Resulta parad¨®jico que persista un d¨¦ficit de inversi¨®n, cuando las empresas gozan de una posici¨®n financiera globalmente saneada tanto en relaci¨®n al pasado como en comparaci¨®n con nuestros socios europeos. Las sociedades no financieras espa?olas en su conjunto encadenan s¨®lidos super¨¢vits desde la crisis financiera, sin que la pandemia ni la crisis energ¨¦tica hayan alterado significativamente este resultado. Su capacidad de financiaci¨®n superar¨¢ este a?o los valores anteriores a la crisis sanitaria. Y la Comisi¨®n Europea vaticina que nuestro excedente ser¨¢ el mayor de toda la UE, solo despu¨¦s de Irlanda e Italia (las cuentas de las empresas alemanas se aproximan al equilibrio, mientras que las francesas registran un ligero d¨¦ficit).
El resultado proviene de la r¨¢pida recuperaci¨®n de los m¨¢rgenes que contrasta con la moderaci¨®n de los salarios, de modo que se prev¨¦ un incremento de la renta disponible de las empresas (diferencia entre m¨¢rgenes y remuneraciones) cercano a 30.000 millones. M¨¢s que suficiente para financiar el aumento del gasto en inversi¨®n, estimado en 11.000 millones.
Dicho de otra forma, las empresas espa?olas disponen de un abultado colch¨®n de liquidez que utilizan actualmente para adquirir activos financieros o reducir pasivos, y no invirtiendo en capital productivo. Una posici¨®n de prudencia en relaci¨®n a lo que cabr¨ªa esperar seg¨²n la teor¨ªa, a saber, que las corporaciones incurran en pr¨¦stamos para complementar la financiaci¨®n propia de los proyectos de inversi¨®n. Este comportamiento podr¨ªa explicarse en parte por el ciclo de desendeudamiento iniciado tras la crisis financiera. El economista Richard Koo se basa en la experiencia japonesa para estimar que este proceso de ¡°desapalancamiento¡± puede ser largo, sobre todo en el actual contexto de subida de tipos de inter¨¦s y de incertidumbre global que lastra la confianza, factor clave en las decisiones de inversi¨®n.
Sin embargo, el actual nivel de deuda roza ya cotas razonables, pr¨®ximas a los niveles previos a la pandemia incluso en los sectores de los servicios m¨¢s afectados por la pandemia, de modo que el desapalancamiento parece cada vez menos racional. Por otra parte, las empresas se enfrentan a la necesidad de invertir para cambiar su modelo energ¨¦tico, aprovechar el tir¨®n del progreso tecnol¨®gico y retener talento.
Con estos mimbres, los fondos europeos podr¨ªan ayudar a desencadenar un ciclo de inversi¨®n, con dos condiciones. Una, que los fondos sirvan de est¨ªmulo adicional, es decir que generen inversiones m¨¢s all¨¢ de las que se hubieran producido sin las ayudas. De producirse este efecto tractor, y solo en ese caso, el plan servir¨¢ de acicate para desencallar los excedentes actualmente colocados en activos financieros sin conexi¨®n con las necesidades de la econom¨ªa real. Dos, es crucial que los proyectos est¨¦n vinculados a la mejora del capital productivo, de lo contrario solo aportar¨¢n un plus fugaz de demanda. Eso, y un shock global de confianza, pero eso no est¨¢ en nuestras manos.
Consumo
El gasto en consumo muestra un comportamiento peculiar, según el indicador de ventas minoristas. En la eurozona, tras el desconfinamiento, el indicador recuperó el nivel que hubiese alcanzado si se hubiera mantenido la tendencia anterior a la crisis sanitaria. Solo en los últimos meses se observa un debilitamiento como consecuencia de la caída de la capacidad adquisitiva de los consumidores. En España, sin embargo, el rebote del consumo ha sido incompleto. Pero a diferencia de lo que sucede en Europa no se aprecia un impacto negativo de la inflación en el indicador.
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