?Por qu¨¦ los republicanos siguen odiando Medicare?
Los congresistas de derechas no son fan¨¢ticos de la guerra cultural, son arribistas que dependen de multimillonarios
Los republicanos que ahora controlan la C¨¢mara pronto intentar¨¢n recortar la Seguridad Social y Medicare. Pretenden conseguirlo tomando como reh¨¦n a la econom¨ªa con la amenaza de provocar una crisis financiera al negarse a elevar el techo de la deuda federal. Las preguntas interesantes son por qu¨¦ quieren hacerlo, considerando que parece suicida desde el punto de vista pol¨ªtico, y c¨®mo responder¨¢n los dem¨®cratas.
Antes de adentrarme en las inc¨®gnitas, perm¨ªtanme empezar se?alando que el complot contra la red de seguridad social no es una teor¨ªa de la conspiraci¨®n. La forma general del plan se ha difundido ampliamente durante meses. La aritm¨¦tica tambi¨¦n est¨¢ clara: no es posible lograr grandes reducciones del d¨¦ficit presupuestario, privando al mismo tiempo a Hacienda de los recursos necesarios para perseguir a los defraudadores fiscales, sin realizar importantes recortes en los programas sociales.
Y aparte de todo esto, ahora lo tenemos en negro sobre blanco. La CNN ha obtenido una captura de pantalla de una diapositiva presentada en la reuni¨®n republicana celebrada el pasado martes a puerta cerrada. El primer punto insta a equilibrar el presupuesto en 10 a?os, lo cual es matem¨¢ticamente imposible sin profundos recortes en la Seguridad Social, Medicare y Medicaid. El segundo pide reformas del ¡°gasto obligatorio¡±, que, en jerga presupuestaria, quiere decir esos mismos programas. El ¨²ltimo punto insta a negarse a elevar el l¨ªmite de la deuda a menos que se cumplan las demandas anteriores.
As¨ª que el plan no es un misterio. Solo a?adir¨ªa que si los republicanos intentan asegurar a los estadounidenses que ahora est¨¢n jubilados que sus prestaciones no se ver¨¢n afectadas, se trata de una promesa irrealizable si hablan en serio de equilibrar el presupuesto en una d¨¦cada.
Pero, ?de d¨®nde sale esta determinaci¨®n de desmantelar programas fundamentales para m¨¢s de 100 millones de estadounidenses? Al fin y al cabo, son servicios que gozan de enorme popularidad, incluso entre los votantes republicanos.
Es verdad que los que se identifican a s¨ª mismos como republicanos se oponen con vehemencia al ¡°socialismo¡±. Pero cuando en una encuesta de The Economist con YouGov se les pregunt¨® qu¨¦ programas consideraban socialistas, ninguno de los m¨¢s caros pas¨® la prueba. ?La Seguridad Social? No es socialista. Medicare tampoco es socialismo.
Por desgracia, la encuesta no preguntaba por Medicaid, un programa dirigido a los estadounidenses con rentas m¨¢s bajas que muchos republicanos consideran una forma de ¡°prestaciones sociales¡±.
Una de las razones por las que incluso los republicanos apoyan los principales sistemas de protecci¨®n social puede ser que el apoyo del Partido Republicano procede en una proporci¨®n dominante de los votantes de m¨¢s edad, y la mayor parte del gasto social de Estados Unidos se destina a los mayores. Esto es as¨ª l¨®gicamente en el caso de la Seguridad Social y Medicare, que entran en vigor cuando se alcanza una edad m¨ªnima. Pero tambi¨¦n lo es en el caso de Medicaid: la mayor¨ªa de sus beneficiarios son j¨®venes, pero casi dos tercios del gasto se destinan a personas mayores y discapacitadas, muchas de las cuales viven en residencias.
La actitud de las bases republicanas parece ser, por tanto, que un gobierno intervencionista es malo, pero cuando vamos a lo concreto, que no te recorten a ti, que no me recorten a m¨ª, que recorten a aquel tipo que pasaba por ah¨ª. Lo cual significa que las prioridades de la nueva mayor¨ªa de la C¨¢mara no coinciden en absoluto con las de sus propios votantes.
Y la historia nos ense?a que los ataques a la red de seguridad tienen un alto precio pol¨ªtico. El intento de George W. Bush de privatizar la Seguridad Social en 2005 seguramente desempe?¨® un papel en la toma del control del Congreso por parte de los dem¨®cratas en 2006, y el intento de Donald Trump de acabar con Obamacare contribuy¨® a que Nancy Pelosi recuperara la presidencia de la C¨¢mara de Representantes en 2018.
?De d¨®nde viene entonces la presi¨®n? Ronald Reagan dej¨® la Casa Blanca hace 34 a?os, el actual Partido Republicano parece mucho menos movido por la ideolog¨ªa de un gobierno no intervencionista que por el deseo de librar una guerra cultural, y no existe necesariamente una conexi¨®n entre guerra cultural y econom¨ªa de derechas. Por ejemplo, la Agrupaci¨®n Nacional de Francia, que es contraria a la inmigraci¨®n, ha adoptado una posici¨®n econ¨®mica un tanto a la izquierda del Gobierno de Macron.
Dig¨¢moslo as¨ª: defender un Estado del bienestar para los blancos podr¨ªa ser eficaz desde el punto de vista pol¨ªtico, pero en Estados Unidos no se opta por ese camino.
Esto es lo que creo que est¨¢ pasando: incluso ahora, muchos republicanos del Congreso, tal vez la mayor¨ªa, no son unos fan¨¢ticos de la guerra cultural. Son m¨¢s bien arribistas que dependen, tanto para las contribuciones de campa?a como para sus perspectivas profesionales tras abandonar el Congreso, de los mismos multimillonarios que han apoyado la ideolog¨ªa econ¨®mica de derechas durante d¨¦cadas. No plantar¨¢n cara a los chiflados ni a los adeptos de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, pero su propio programa sigue consistiendo en recortar impuestos a los ricos y prestaciones a los pobres y a la clase media.
Y los guerreros de la cultura les siguen la corriente porque, en el fondo, no les interesa la esencia de la pol¨ªtica.
No estoy completamente seguro de que este an¨¢lisis sea acertado, pero todo indica que, en alg¨²n momento de este a?o, el Gobierno de Biden tendr¨¢ que hacer frente a un chantaje econ¨®mico a gran escala, la amenaza de hacer que estalle la econom¨ªa a menos que se destruya la red de seguridad. Y me preocupa que los dem¨®cratas todav¨ªa no se tomen esta amenaza lo bastante en serio.
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