El consumidor espa?ol es diferente
La bajada del ahorro explica el repunte del consumo en un contexto de p¨¦rdida de poder adquisitivo
Tras las ¨²ltimas revisiones del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), fuertemente al alza, el PIB espa?ol habr¨¢ crecido un 5,5% en 2022, lo mismo que el a?o anterior y m¨¢s de lo anticipado habida cuenta del shock inflacionario y de las incertidumbres generadas por la guerra en Ucrania. Con estos ajustes, la econom¨ªa espa?ola se queda a un tris de recuperar el nivel de actividad prepandemia.
La divina sorpresa procede en buena medida del comportamiento de los hogares, que han incrementado su gasto en consumo un 4,3% cuando su renta disponible se reduc¨ªa casi un 5% en t¨¦rminos reales como consecuencia de la inflaci¨®n. La divergencia ha sido posible gracias a la utilizaci¨®n a efectos de gasto en consumo de los excedentes acumulados en a?os anteriores, de modo que la tasa de ahorro ronda el 3,6%, cercano al m¨ªnimo de la serie hist¨®rica (en funci¨®n de la informaci¨®n disponible hasta el tercer trimestre). Este fen¨®meno at¨ªpico se ha repetido en otros pa¨ªses de nuestro entorno, pero en ning¨²n caso de manera tan pronunciada como en el nuestro. Las familias alemanas y francesas, por ejemplo, se han mostrado mucho m¨¢s cautas, en un contexto que sin duda perciben como muy incierto y que les incita a mantener un abultado colch¨®n de liquidez.
El rev¨¦s de la medalla es que el margen de crecimiento basado en el ahorro acumulado se ha agotado, al menos en nuestro pa¨ªs, algo que ya se refleja en el fuerte retroceso del gasto en consumo en el cierre del a?o (un contundente -1,7% en el cuarto trimestre, seg¨²n el dato adelantado del INE). Bien es cierto que la inflaci¨®n se modera, que el mercado laboral aguanta y que los convenios colectivos van incorporando compensaciones parciales por la p¨¦rdida de poder adquisitivo soportada en el ¨²ltimo ejercicio. Pero todo hace presagiar que los consumidores se enfrentan a una realidad menos amable: tendr¨¢n que ajustar su nivel de gasto estrictamente en funci¨®n de la evoluci¨®n de los ingresos reales y del coste de las hipotecas, para aquellos hogares que se han endeudado.
Veremos si sus hom¨®logos de los pa¨ªses vecinos se muestran menos pesimistas y, por tanto, aportan m¨¢s demanda externa a las empresas espa?olas. El est¨ªmulo externo sin duda se notar¨¢, especialmente en concepto de turismo internacional a tenor de las previsiones del sector para la temporada de verano. Otro factor que podr¨ªa compensar la previsible resaca del consumo es la inversi¨®n, al calor de los fondos europeos. Los datos m¨¢s recientes apuntan sin embargo a un debilitamiento en el cierre del a?o (-3,8% en el cuarto trimestre), tras un primer semestre boyante (con un rebote, revisado al alza, de nada menos que el 6,5%). Adem¨¢s, la inversi¨®n es el componente m¨¢s sensible al endurecimiento en marcha de la pol¨ªtica monetaria.
Queda la demanda p¨²blica, es decir, la pol¨ªtica presupuestaria, pero ¨¦sta se ver¨¢ constre?ida por los objetivos de contenci¨®n de los desequilibrios y por el encarecimiento de las cargas financieras como consecuencia de la subida de tipos de inter¨¦s. Todo ello en v¨ªsperas de la reactivaci¨®n de las reglas de vigilancia fiscal europea.
Si bien los resultados pueden sufrir modificaciones importantes en posteriores estimaciones del INE, el balance del conjunto del a?o es de un fuerte crecimiento que obedece en parte a factores que se mantendr¨¢n, como la competitividad de la econom¨ªa espa?ola o el tir¨®n de los fondos europeos. El rebote del consumo, sin embargo, no es sostenible. Y a ello se a?ade el impacto del encarecimiento del dinero, con un Banco Central Europeo (BCE) que no manifiesta ninguna intenci¨®n de querer dar tregua a su giro restrictivo. En conjunto, la demanda interna est¨¢ abocada a la aton¨ªa. La inc¨®gnita proviene de la demanda externa y de un eventual cambio de actitud frente al riesgo por parte de las familias y de las empresas europeas.
PIB
En el cierre del año pasado, el producto interior bruto (PIB) de España se situó un 0,9% por debajo del nivel registrado en el último trimestre de 2019, antes de la pandemia. La industria es, después de la construcción, el sector que más lejos se encuentra de la plena recuperación. Los servicios, sin embargo, ya superan ese umbral. Por otra parte, sin descontar la inflación, las remuneraciones salariales se sitúan un 8,7% por encima del nivel anterior a la crisis sanitaria, mientras que en el caso de los excedentes empresariales el incremento con respecto a la situación previa a la covid alcanza el 16%.
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