La inflaci¨®n en Egipto sabe a burro
La brutal escalada de los precios se ha cebado sobre todo con la carne. Fuentes oficialistas intentan convencer a la poblaci¨®n de ex¨®ticas alternativas
?Qu¨¦ gusto tiene la inflaci¨®n desbocada en Egipto? Para algunos, directamente el sabor amargo de un plato vac¨ªo, y para otros tantos el de una comida m¨¢s barata de la que se pod¨ªan permitir hasta hac¨ªa poco. Pero encontrar productos m¨¢s asequibles no siempre resulta f¨¢cil, tal y como los egipcios est¨¢n teniendo que redescubrir ahora a toda prisa. Y queriendo ayudar, no siempre de forma acertada, se encuentran figuras y agencias progubernamentales.
El ¨²ltimo en sacar tajada en el asunto fue un presentador de una cadena de televisi¨®n oficialista que a principios de marzo lleg¨® a plat¨® creyendo haber dado con la soluci¨®n a los precios cada vez m¨¢s inasumibles de las carnes rojas m¨¢s populares. ¡°?Por qu¨¦ no comemos carne de burro y de caballo?¡±, desliz¨® Tamer Amin, del canal Al Nahar, que adem¨¢s destac¨® que es sana, segura y permitida por la ley isl¨¢mica o halal (algo que muchos corrieron a desmentir).
Antes que ¨¦l fue el Instituto Nacional de Nutrici¨®n egipcio el que se atrevi¨® a recomendar a finales de diciembre otra exquisitez que por la raz¨®n que sea no figura todav¨ªa entre los manjares m¨¢s populares del pa¨ªs: las patas de pollo. No solo son ricas en prote¨ªnas y tienen un n¨²mero de calor¨ªas moderado cuando se prescinde de la piel, aseguraba este organismo, sino que tambi¨¦n son una fuente de vitaminas y de minerales. Incluso los prescriptores de semejante manjar se atrevieron con una receta: a la plancha con un poco de tomillo, pimienta negra molida y un chorrito de aceite de oliva.
Como no podr¨ªa haber sido de otra manera en un pa¨ªs que atraviesa una dura crisis econ¨®mica, las propuestas generaron autom¨¢ticamente una mezcla de cr¨ªticas, rabia y mofas entre muchos egipcios. En febrero, la inflaci¨®n fue del 31,9% (en Espa?a fue del 6,1%), empujada sobre todo por los alimentos y bebidas, que registraron un aumento de precios del 61,5%. En el caso de la carne en concreto, la subida anual ha sido del 95%.
La guerra en Ucrania desat¨® una vertiginosa fuga de capitales en Egipto. Como consecuencia, la moneda perd¨ªa en un a?o la mitad de su valor frente al d¨®lar. En paralelo, la factura de importaciones se ha disparado, lo que supone todo un dolor de cabeza para las autoridades de un pa¨ªs que depende mucho de los alimentos del exterior, incluidos los m¨¢s b¨¢sicos.
En el ¨²ltimo a?o, algunas encuestas han revelado que casi el 75% de la poblaci¨®n ha reducido el gasto en comida, y el producto del que m¨¢s se est¨¢ prescindiendo es precisamente la carne, seguida de otros como el pollo y los huevos. Ante este contexto, las autoridades se est¨¢n apresurando a importar la carne m¨¢s barata que encuentran en el mercado, algo que parece haber generado ciertas reticencias pese a los esfuerzos por convencer a los egipcios de que todo est¨¢ bajo control.
No es tiempo para tiquismiquis
En las ¨²ltimas semanas se han tenido que calmar los ¨¢nimos colectivos despu¨¦s de que algunos pa¨ªses frenaran las importaciones de carne de vacuno de Brasil tras descubrirse un problema sanitario. Pero El Cairo ya dej¨® entrever que no est¨¢ la situaci¨®n como para ponerse tiquismiquis, aunque tambi¨¦n ah¨ª parecen haber hallado una alternativa en los ¨²ltimos d¨ªas: carne procedente de Chad.
Quien no ha querido quedarse al margen en el debate de la cesta de la compra ha sido el presidente, Abdel Fatah al Sisi, quien, descontento con la cobertura de muchos medios, dio un paso al frente a finales de enero y neg¨® la mayor. ¡°?Por qu¨¦ retrat¨¢is a los egipcios como si estuvieran en estado de p¨¢nico por la comida y la bebida?¡±, se pregunt¨® ret¨®ricamente, antes de seguir: ¡°No digo que no sea cierto, pero comer y beber no es el fin del mundo¡±.
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