¡®Yo estoy bien, pero las cosas van fatal¡¯
Vivimos en un mundo en el que lo que la gente cree seguramente tenga poco que ver con los hechos
Si la candidatura del presidente Biden para la reelecci¨®n fracasa, una raz¨®n b¨¢sica para ello ser¨¢ la percepci¨®n generalizada de que la econom¨ªa ha ido mal durante su mandato. En un sondeo tras otro, los estadounidenses califican la situaci¨®n econ¨®mica de muy mala y dan a Biden una aprobaci¨®n muy baja por su gesti¨®n econ¨®mica.
Lo extra?o es que estas malas calificaciones persisten a pesar de que la econom¨ªa, seg¨²n cualquier indicador normal, ha ido extremadamente bien. De hecho, acabamos de pasar lo que Goldman Sachs denomina un ¡°verano de aterrizaje suave¡±. La inflaci¨®n se ha reducido en casi dos tercios desde su m¨¢ximo en junio de 2022, y esto ha sucedido sin la recesi¨®n y las enormes p¨¦rdidas de empleo que, seg¨²n muchos economistas insist¨ªan en afirmar, ser¨ªan necesarias. Los salarios reales, sobre todo para los trabajadores no supervisores, son considerablemente m¨¢s altos que antes de la pandemia.
Ah, y para corregir una idea falsa muy extendida: no, estas cifras no excluyen los precios de los alimentos y la energ¨ªa. Es verdad que el Gobierno calcula la inflaci¨®n ¡°subyacente¡± excluyendo esos precios, pero solo con fines anal¨ªticos y pol¨ªticos.
Entonces, ?por qu¨¦ se muestra la gente tan pesimista respecto a una econom¨ªa que, seg¨²n todos los indicadores tradicionales, va muy bien?
Cuando empec¨¦ a escribir sobre la desconexi¨®n entre las percepciones econ¨®micas de la opini¨®n p¨²blica y lo que aparentaba ser la realidad econ¨®mica, experiment¨¦ mucho rechazo, de dos tipos distintos.
En primer lugar, estaba el argumento de que hab¨ªa problemas econ¨®micos reales que justificaban el pesimismo de los ciudadanos. La gente odia realmente la inflaci¨®n, aunque sus ingresos se mantengan, y hace un a?o los salarios reales segu¨ªan estando un tanto hundidos. Pero en este momento la inflaci¨®n ha descendido considerablemente y los salarios reales han aumentado.
En segundo lugar, estaba el argumento de que, en efecto, el cliente siempre tiene raz¨®n: si la gente tiene la impresi¨®n de que le va mal, hay que averiguar por qu¨¦, no sermonearle dici¨¦ndole que deber¨ªa sentirse mejor.
Pero lo curioso es que hay pruebas s¨®lidas de que la gente no cree que le vaya mal personalmente. Por el contrario, tanto las encuestas como el comportamiento de los consumidores dan a entender que, aunque la mayor¨ªa de los estadounidenses piensan que les va bien, creen que la econom¨ªa va mal, donde ¡°la econom¨ªa¡± presumiblemente significa otras personas.
Perm¨ªtanme repasar algunas de estas pruebas.
La Reserva Federal realiza todos los a?os un estudio sobre el bienestar econ¨®mico de los hogares. A finales de 2022, el 73% de las familias afirmaban que ¡°al menos estaban bien financieramente¡±, un porcentaje inferior al del a?o anterior (presumiblemente debido al final de muchos programas de ayuda en respuesta a la pandemia), pero no significativamente por debajo del de 2019. Sin embargo, en 2019, la mitad de la poblaci¨®n pensaba que la econom¨ªa nacional estaba en una situaci¨®n buena o excelente; en 2022 ese n¨²mero se redujo a un mero 18%.
?Sigue y¨¦ndole bien a la gente? Bueno, el gasto de los consumidores ha sido fuerte, lo que indica que las familias estadounidenses no est¨¢n demasiado preocupadas por su situaci¨®n financiera.
?Y qu¨¦ hay de la inflaci¨®n? Seg¨²n un sondeo reciente de The Wall Street Journal, el 74% de los estadounidenses afirma que la inflaci¨®n ha ido por mal camino durante el ¨²ltimo a?o, un resultado que choca sorprendentemente con los datos, que muestran una ca¨ªda de la inflaci¨®n. Pero, ?realmente est¨¢ padeciendo la gente el aumento de los precios?
Resulta que varias organizaciones entrevistan peri¨®dicamente a los consumidores para preguntarles cu¨¢nto prev¨¦n que aumentar¨¢n los precios, y esas expectativas han bajado mucho, lo que contradice por completo las afirmaciones de que la inflaci¨®n est¨¢ empeorando.
Y yo dir¨ªa que las encuestas que no preguntan a las empresas sobre la econom¨ªa nacional, sino sobre sus propios precios o costes, son todav¨ªa mejores.
La Federaci¨®n Nacional de Empresas Independientes pregunta a los propietarios de peque?os negocios si han subido o bajado los precios durante los ¨²ltimos tres meses. Hay m¨¢s empresas que suben los precios que empresas que los bajan, pero la diferencia es mucho menor que el a?o pasado. El Banco de la Reserva Federal de Atlanta pregunta a los negocios cu¨¢nto prev¨¦n que aumentar¨¢n sus costes el pr¨®ximo a?o y la respuesta media es un 2,5%, frente al 3,8% del a?o pasado.
De modo que, cuando a la gente no se le pregunta sobre la econom¨ªa sino sobre su experiencia personal, lo que dice sobre la inflaci¨®n guarda coherencia con los datos oficiales que muestran una r¨¢pida mejora.
La conclusi¨®n es que existe una desconexi¨®n real entre lo que dicen los estadounidenses sobre la econom¨ªa y la realidad, no solo los datos oficiales, sino incluso su propia experiencia. Es rid¨ªculo negar que esta desconexi¨®n existe.
?C¨®mo se explica la negatividad respecto a una buena econom¨ªa? No cabe duda de que el partidismo es un factor: la valoraci¨®n que hacen los republicanos de la econom¨ªa actual coincide aproximadamente con la de junio de 1980, cuando el desempleo era el doble y la inflaci¨®n cuatro veces m¨¢s elevada que ahora. M¨¢s all¨¢ de eso, es posible que los acontecimientos de los ¨²ltimos a?os ¡ª no solo la inflaci¨®n y los tipos de inter¨¦s m¨¢s altos, sino tambi¨¦n los trastornos que caus¨® la covid en la vida de todos y quiz¨¢ la sensaci¨®n de que Estados Unidos est¨¢ vini¨¦ndose abajo desde el punto de vista pol¨ªtico ¡ª hayan engendrado amargura, una renuencia a reconocer las buenas noticias incluso cuando suceden.
Los funcionarios de la administraci¨®n de Biden se esfuerzan ahora por vender sus logros econ¨®micos, como tiene que ser; si no lo hacen ellos, ?qui¨¦n va a hacerlo? ?Pero cambiar¨¢n de opini¨®n los ciudadanos? Nadie lo sabe. Vivimos en un mundo en el que lo que la gente cree seguramente tenga poco que ver con los hechos, incluidos los hechos de sus propias vidas.
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