Nuevos puntos de vista sobre la econom¨ªa del malestar
Los estadounidenses afirman que las cosas van mal: ?no deber¨ªamos fiarnos de su palabra? La respuesta es: f¨ªjense en lo que hacen, no en lo que dicen
Han pasado casi dos a?os desde que empec¨¦ a tratar de llamar la atenci¨®n de la gente sobre la creciente brecha entre las percepciones econ¨®micas y la realidad econ¨®mica. En aquel momento, el panorama econ¨®mico era mixto, con un crecimiento r¨¢pido del empleo, pero tambi¨¦n un aumento de la inflaci¨®n; incluso teniendo en cuenta ese panorama mixto, la confianza de los consumidores parec¨ªa anormalmente baja.
Creo que es justo decir que recib¨ª muchas cr¨ªticas. A fin de cuentas, la inflaci¨®n segu¨ªa subiendo y muchos economistas advert¨ªan de que ser¨ªa necesaria una recesi¨®n severa para que volviera a bajar.
No ha sido as¨ª. El desempleo sigue cerca de su nivel m¨¢s bajo en 50 a?os, y a pesar de ello, la inflaci¨®n ha descendido r¨¢pidamente; los precios al consumo no subieron nada en octubre, aunque eso fue en parte ruido estad¨ªstico. Muchos economistas que analizan los datos est¨¢n casi aturdidos por lo bien que van las cosas; el ¨²ltimo gran informe de Goldman Sachs (cuyos economistas acertaron con la desinflaci¨®n) se titula ¡°Lo duro ya ha pasado¡±.
Sin embargo, las encuestas sobre la confianza de los consumidores y los sondeos pol¨ªticos siguen mostrando que los estadounidenses tienen una visi¨®n muy negativa de la econom¨ªa durante la presidencia de Joe Biden. A¨²n no hay consenso sobre las razones de esta desconexi¨®n.
Pero hay algunos estudios nuevos que arrojan algo de luz sobre lo que est¨¢ pasando, y yo tengo una nueva forma de ver las cifras que tambi¨¦n puede aclarar las cosas. Empezar¨¦ con Briefing Book, un blog escrito por exfuncionarios. Han elaborado un modelo (en realidad, varios modelos) que establece la relaci¨®n hist¨®rica entre elementos b¨¢sicos como la inflaci¨®n y el desempleo, por un lado, y la confianza de los consumidores, por el otro.
Hasta la pandemia, esta clase de modelos funcionaban bastante bien; pero a estas alturas, los consumidores parecen sentirse mucho m¨¢s pesimistas de lo que ¡°deber¨ªan¡±. Volver¨¦ a la explicaci¨®n que da Briefing Book para la brecha. Pero antes, olvid¨¦monos de las estad¨ªsticas econ¨®micas agregadas: ?qu¨¦ les pasa a los trabajadores?
Durante un tiempo, muchos expertos insistieron en que, independientemente de lo que ocurriera con el producto interior bruto, el hecho era que los salarios no segu¨ªan el ritmo de la inflaci¨®n, lo cual fue cierto durante un tiempo. Pero ya no. Yo ya lo sab¨ªa m¨¢s o menos por el trabajo de Arin Dube, de Amherst, pero un nuevo y exhaustivo an¨¢lisis de Joseph Politano lo confirma. Se mire como se mire, los salarios reales son m¨¢s altos ahora que antes de la pandemia; en el caso de los trabajadores sin funciones de supervisi¨®n, que constituyen la mayor¨ªa de la fuerza laboral, son m¨¢s altos de lo que cabr¨ªa haber predicho a partir de la tendencia anterior a la pandemia.
Pero las cifras son lo de menos. Los estadounidenses afirman que las cosas van mal; ?no deber¨ªamos fiarnos de su palabra? Una respuesta es: f¨ªjense en lo que hacen, no en lo que dicen. Resulta que el desplome de la confianza de los consumidores durante los a?os de Biden ha sido similar en magnitud al desplome durante y despu¨¦s de la crisis financiera de 2008, lo que ya es una observaci¨®n sorprendente, teniendo en cuenta que la depresi¨®n posterior a 2008 se prolong¨® durante a?os, mientras que despu¨¦s de la covid volvimos r¨¢pidamente al pleno empleo. Sin embargo, el gasto de los consumidores, que se estanc¨® durante la ¨²ltima crisis, esta vez ha seguido aceler¨¢ndose. De modo que, aunque los consumidores digan que la econom¨ªa es p¨¦sima, su gasto indica que est¨¢n bastante satisfechos con su situaci¨®n financiera personal. Supongo que creen que algo malo est¨¢ pasando, pero solo a los dem¨¢s.
En cualquier caso, los analistas de Briefing Book profundizaron en una de las posibles razones que explicar¨ªan esta desconexi¨®n, sobre la que yo ya hab¨ªa especulado desde el principio, pero ellos han hecho n¨²meros. Ahora es un hecho comprobado que la orientaci¨®n partidista afecta a las opiniones que se expresan sobre la econom¨ªa: los dem¨®cratas se sienten m¨¢s optimistas cuando un dem¨®crata ocupa la Casa Blanca, y los republicanos cuando el presidente es republicano.
Lo que Briefing Book demuestra es que este efecto no es sim¨¦trico: es v¨¢lido para ambos partidos, pero el efecto partidista sobre la confianza es 2,5 veces mayor para los republicanos que para los dem¨®cratas. Y calculan que esta ¡°amplificaci¨®n asim¨¦trica¡±, por s¨ª sola, explica el 30% de la diferencia entre la confianza en la econom¨ªa y los fundamentos econ¨®micos.
Pero esperen, hay m¨¢s. La importancia del partidismo en la formaci¨®n de las percepciones econ¨®micas nos dice que gran parte de lo que la gente dice sobre la econom¨ªa refleja lo que oyen, ya sea en los medios de comunicaci¨®n o en las redes sociales, en lugar de sus propias experiencias. Los economistas con los que hablo bromean sobre el hecho de que incluso a los medios de comunicaci¨®n convencionales les resulta dif¨ªcil hablar bien de la econom¨ªa de Biden. Cuando, por ejemplo, se publica un nuevo informe sobre el empleo, los titulares no suelen decir cosas como ¡°El crecimiento del empleo supera las expectativas¡±, sino m¨¢s bien algo como ¡°El r¨¢pido crecimiento del empleo podr¨ªa ralentizarse pronto, seg¨²n los expertos, lo que plantea problemas para Biden¡±.
Tal vez dir¨¢n que estas cosas no tienen importancia, que la gente sabe lo que pasa en realidad. Pero las pruebas sobre el partidismo y las percepciones dan a entender lo contrario. Ahora bien, no estoy diciendo que esta sea toda la historia. Es posible que la inflaci¨®n se est¨¦ ralentizando, pero los precios han subido mucho en los ¨²ltimos a?os, y eso sigue molestando a la gente, aunque ese enfado no pareci¨® durar despu¨¦s de otros estallidos temporales de la inflaci¨®n anteriores. Y el malestar general por las repercusiones sociales de la pandemia podr¨ªa estar influyendo en lo que la gente dice sobre la econom¨ªa.
Aun as¨ª, podemos reconocer que hay otros factores en juego sin negar dos hechos claros sobre la econom¨ªa: a la mayor¨ªa de los trabajadores estadounidenses les va, en verdad, mejor que en el pasado, y una parte significativa de los comentarios econ¨®micos negativos reflejan sentimientos partidistas, no la realidad. Ah, y una cosa m¨¢s: es posible que el sentimiento econ¨®mico negativo no tenga tanta importancia para las elecciones de 2024 como muchos piensan, ya que gran parte de ¨¦l proviene de personas que jam¨¢s votar¨ªan a un dem¨®crata bajo ninguna circunstancia.
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